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viernes, octubre 04, 2024
Terrorista es el estado.
Resguardando el territorio.
Resistir es existir.
La noche que Juan Bosch amenazó con bombardear a Haití.
Por Fitzgerald Tejada Martínez
Desde aquellos tiempos inmemoriales de la colonización, hasta llegar exhaustos a la frágil democracia, pasando por la guerra independentista del 1844; la gesta restauradora del 1863; el derrocamiento de la tiranía, en el 1961; la revolución de abril, en el 1964; y la intervención norteamericana del 1965; la población dominicana, ha protagonizado importantes hazañas escritas con sangre, sacrificio y entrega, por mujeres y hombres heroicos que constituyeron un ejemplo invaluable de abnegación, ayudando a compilar el fascinante libro de la historia que marcó su identidad nacional, como un país libre, independiente y soberano.
En sus páginas gloriosas, plasmada con tinta indeleble sobre un fino lienzo de papel, reposa majestuosa la estampa emblemática de Juan Emilio Bosch Gaviño: un insigne hijo de la patria, cuya conducta decorosa dejó la huella intachable de una vida excepcional, la cual estaba dedicada a luchar por la libertad del pueblo, contra la opresión, la desigualdad y el subdesarrollo, a través de las ideas que guardan relación con un pensamiento democrático enfatizado en valores y principios fundados en la dignidad humana, el imperio de la ley y la justicia social.
Ese inmenso coloso de la literatura y la política universal, ascendió a la presidencia de la República Dominicana, el 20 de diciembre del año 1962; y tomó posesión del cargo, el 27 de febrero del 1963. Pero desgraciadamente, siete meses después, fue depuesto por un golpe militar que cambió el rumbo de la historia, sembrando caos e incertidumbre entre los habitantes que habían padecido amargamente durante tres décadas a causa de la férrea dictadura dirigida por Rafael Leónidas Trujillo Molina.
No obstante, aquel trágico acontecimiento, no impidió que la sociedad dominicana conociera del primer ensayo genuinamente democrático de la historia contemporánea, impulsado por el entonces presidente Juan Bosch, quien consiguió sentar las bases que desterraron a los remanentes trujillistas, tras promulgar la constitución del 1963, la cual propugnaba por una visión progresista de las libertades públicas, consagradas en el respeto a las garantías civiles y el establecimiento de derechos fundamentales.
Asimismo, la reforma laboral, la definición de la propiedad, la prohibición del latifundio, el diseño y la aplicación de políticas, económicas y sociales, focalizadas esencialmente en rescatar a los sectores más vulnerables, dando prioridad a la niñez, los envejecientes y las mujeres, hicieron de la nueva Carta Magna, el más importante e innovador instrumento jurídico para modernizar el Estado. Por consiguiente, Juan Bosch, pudo cumplir en cierto modo con su propósito, ya que hizo posible que una parte importante de sus ideas, se convirtieran en hechos, a favor del bienestar de los dominicanos.
Juan Bosch, no sólo contribuyó con adecentar las simientes de la sociedad, sino también puso de manifiesto su inconmensurable amor por el pueblo que gobernó, ya que, durante su corta estadía en el gobierno, protagonizó un suceso que marcó sensiblemente una parte significativa de la historia, cuando inspirado en el ideario de los padres fundadores de la patria, y los próceres de la Restauración, defendió con gran gallardía, la soberanía que poco antes había jurado proteger.
La noche histórica del 28 de abril del año 1963, en un emotivo discurso a la nación, a través de la radio y la televisión, el entonces presidente constitucional de la República Dominicana, Juan Bosch, reaccionó de manera enérgica ante una agresión incoada por el gobierno haitiano –en aquel instante presidido por el tristemente recordado dictador Joan Claude Duvalier–, dando un ultimátum; y, mientras tanto, procediendo de inmediato a militarizar la frontera territorial.
La razón que originó esa confrontación surgió como consecuencia de la violación, por parte del régimen de Duvalier, a la Convención de Viena, sobre relaciones diplomáticas, adoptada el 18 de abril del año 1961, mediante un tratado internacional que regula los vínculos y la inmunidad del personal diplomático acreditado en cada país.
El conflicto inició cuando la embajada dominicana en Haití, fue cercada por policías de los “Tontón Macoute” que exigían la entrega de un militar haitiano insurrecto (teniente François Benoit) quien supuestamente había encabezado una conjura contra el dictador haitiano, por lo que presuntamente estaba ocultándose en la sede de la misión dominicana.
En respuesta a esa situación, durante una alocución transmitida en vivo para todo el mundo, incluyendo fundamentalmente a las autoridades haitianas, el primer mandatario dominicano, anunció que “daba un plazo de 24 horas, al presidente de Haití, Joan Claude Duvalier, para ordenar el retiro inmediato del cerco militar que estaba apostado frente a la embajada o de lo contrario, pondría punto final al incidente utilizando los medios que estuviesen al alcance del gobierno dominicano”.
A continuación, el presidente Juan Bosch, explicó lo siguiente:
«El pueblo dominicano sabe ya que la embajada y la cancillería de nuestro país, han sido violadas por la policía haitiana. Esa acción simboliza una bofetada en la cara de la República Dominicana, y una afrenta que nosotros no estamos dispuestos a pasar por alto, ya que hemos sufrido con gran paciencia, los ultrajes del gobierno haitiano, pero esos ultrajes tienen que terminar ya de manera terminante».
Enseguida, la reacción de la población no se hizo esperar para proceder en consonancia con la determinación del presidente, y colocarse a tono con la gravedad de aquel suceso ominoso. Es decir, el discurso de Juan Bosch, significó el renacer de la conciencia patriótica de los dominicanos que, inmediatamente, salieron a las calles para respaldar a su gobernante y, junto con él, salvaguardar la integridad de nuestra soberanía.
Juan Bosch, por su lado, siguió siendo enfático y dijo:
“Si no se resuelve por las buenas, lo haremos por los medios que estén a nuestro alcance, incluyendo una invasión militar en Haití. El país que no se hace respetar no tiene derecho a llamarse una nación libre, y la República Dominicana, es una nación libre, por la voluntad de sus fundadores y la sangre de los que la mantuvieron libre y soberana. Lo es, por la voluntad de su pueblo, y por la decisión del gobierno democrático que ese pueblo eligió el 20 de diciembre del 1962″.
“Haití, conspira contra el gobierno dominicano, y le ha faltado el respeto a nuestra nación. Las naciones pequeñas que permiten que esto ocurra, no son dignas de ser naciones, porque lo único que puede mantenernos como país soberano, es la decisión de hacernos respetar de los pequeños y de los grandes, de los que pretenden abusar de nuestra debilidad, y de los que pretendan abusar de su fuerza», concluyó diciendo Juan Bosch.
En consecuencia, la advertencia del presidente dominicano, no sólo quedó en retórica, sino que, además, envió aviones de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD), a sobrevolar la ciudad de Puerto Príncipe, en Haití, con la encomienda de lanzar volantes, en francés y creole, estableciendo claramente un plazo de tres horas al dictador haitiano, para desalojar la embajada, so pena de bombardear el palacio presidencial del gobierno haitiano, en caso de no obtemperar a la referida intimación.
Históricamente, desde que España, en el año 1795, cedió la colonia de Santo Domingo, a Francia, a través del Tratado de Basilea, hemos padecido innumerables atropellos por parte de aquellos que han dirigido a Haití, no obstante, quienes ocupamos la parte oriental de la isla, apaleamos a mantener siempre una política de buen vecino y puertas abiertas.
Desde Toussaint Louverture, en enero del 1801; Jean Jacques Desalines, en febrero del 1805; Jean Pierre Boyer, en febrero del 1822; Charles Hérard, en marzo del 1844; Faustino Soulouque, en marzo del 1849, y luego en noviembre del 1855; hasta llegar a nuestra época, la Republica Dominicana, ha sido invadida, asaltada y vejada, en innumerables ocasiones; primero, por la fuerza y, después, en forma pacífica. Sin embargo, a pesar de haber convivido con esa amenaza constante, nunca hemos blandido la espada de la venganza, para mancillar a nuestros agresores, más que para defender nuestros derechos como nación.
Afortunadamente, aquel lamentable incidente que tensó aún más la maltrecha relación entre ambos países, terminó resolviéndose por la vía pacífica; pero no sin antes haber sentado un precedente como ejemplo de la inquebrantable voluntad, firmeza y determinación del pueblo dominicano, consustanciada con una convicción del deber como guía, liderada estoicamente delante del juicio ineludible de la historia, por la regia autoridad del presidente Juan Bosch.
¡Loor eterno a su memoria y legado!
jueves, octubre 03, 2024
12 de octubre nada que celebrar.
miércoles, octubre 02, 2024
La lucha es de conciencia.
Tambien somos el paramo.
No es América, es Abya Yala.
Ser indigena es amar la naturaleza.
martes, octubre 01, 2024
El agronecio nos mata.
Nos quitaron el miedo.
Mujeres de pollera.
El capitalismo.
Entra compañeros de karate.
Entra compañeros de karate.
Shorinji Ryu, Rep. Dominicana.
Domingoacv2.
Wado Ryu, Rep. Dominicana.
Domingoacv2.
La tambora.
Festival del libro y la poesía, Camila Henriquez, 2024.
lunes, septiembre 30, 2024
COLOR DEL OTOÑO
La noche es un árbol que florece en el mar
sus ramas repentinamente concéntricas
humedecen con sus sombras
todos los confines del universo
sus hojas
pájaros color del otoño
picotean las paredes de la ciudad
que la quimera forró
de fosforescentes mariposas
Domingo Acevedo.
Foto tomada de la red.FLOTA LA LUZ
Flota la luz sobre la tenue oscuridad de la alborada
cantan los gallos
aúllan los perros
se disipan las sombras
despierta el día
sonríe el sol
los pájaros salen de sus nidos y bostezan
en el arado
los hombres reivindican la vida
EN EL ESPEJO DE LA VIDA
Ese niño
que en el espejo de la vida
llora su eternidad de hambre y miseria
tiene estampado en su mirada
mi nombre
Domingo Acevedo.
Guerreros ancestrales a caballo.
Pájaros azules
Entre mis manos crece
tu risa
igual que en el pasto
distante
crece la hierba
eres un destello
breve
súbito
que ilumina de
repente
la abrupta sombra
de mi cuerpo
horizontal
tendido sobre las
tardes
grises de enero
ven
deja que tu nombre
entre mis labios
sea un rayo que hiera
la distancia
deja que mis manos
hagan surcos en tu piel
para sembrar en tu
sexo de flores
la simiente congelada
en mi semen
para que en tu
vientre la vida
igual que el trigo en
los campos
ilumine los ignotos
senderos
de la fantasía
soy un héroe
vencedor de mil
batallas
mas en tus brazos
como un centauro
caigo vencido al amor
y la ternura
atados mis sueños a
tu nombre
ya no voy a ninguna
parte
he anclado mi barca
en la remota soledad
del tiempo
junto a la insondable
desnudez
de tu cuerpo
dormido sobre un
lecho de pétalos
petrificados sobre la
nada
refugio de los
fantasmas
que huyen de la furia
de los minotauros
yo también huyo de la
furia ciega
del amor
mas en tu piel anidan
los pájaros azules de
mis manos
Domingo Acevedo
Foto tomada de la red.
Los humanos estamos condenados a morir de hambre y sed.
Los humanos estamos condenados a morir de hambre y sed, sí antes una guerra
nuclear no arrasa con la vida en la tierra, ya que estamos destruyendo
aceradamente lo que sustenta la vida que es la naturaleza.
Marzo/23
domingo, septiembre 29, 2024
Los indios americanos adoptaron los caballos españoles antes de la colonización europea.
Arqueología
Los indios americanos adoptaron los caballos españoles antes de la colonización europea
Un estudio científico revela que los primeros caballos domésticos de las Grandes Llanuras muestran una fuerte afinidad genética con los españoles.
31 marzo, 2023 10:12 Analía Iglesias
Los autores han optado por analizar directamente las muestras históricas de los primeros ejemplares de caballos, en lugar de basarse en los registros coloniales, con los que hasta ahora se había dado por hecho que los animales se habían disgregado por el oeste americano a finales del siglo XVII.
Los análisis de restos arqueológicos de estos animales, procedentes de las grandes planicies y el norte de las Rocosas, incluyeron pruebas osteológicas, genómicas, isotópicas, radiocarbónicas y paleopatológicas. Los resultados revelaron que los primeros caballos domésticos norteamericanos muestran una fuerte afinidad genética con los españoles, lo que indica un origen europeo.
Los autores han optado por analizar directamente las muestras históricas de los primeros ejemplares de caballos, en lugar de basarse en los registros coloniales, con los que hasta ahora se había dado por hecho que los animales se habían disgregado por el oeste americano a finales del siglo XVII.
Los análisis de restos arqueológicos de estos animales, procedentes de las grandes planicies y el norte de las Rocosas, incluyeron pruebas osteológicas, genómicas, isotópicas, radiocarbónicas y paleopatológicas. Los resultados revelaron que los primeros caballos domésticos norteamericanos muestran una fuerte afinidad genética con los españoles, lo que indica un origen europeo.
Animales de carga
El artículo sugiere que las poblaciones de equinos se habrían expandido hacia el norte desde los asentamientos españoles en el suroeste americano, mucho antes de que llegaran los europeos a la región en el siglo XVIII, durante un tiempo de "cambios sociales perturbadores" entre los nativos. Para conocer sus condiciones de vida en aquella época, SINC ha consultado a William Taylor sobre el vínculo y la función que cumplían los animales de carga entre las etnias locales.
"Nuestro proyecto demuestra que los caballos estaban integrados en las sociedades nativas al menos a principios del siglo XVII en gran parte del oeste de Estados Unidos, y que eran, en su mayoría, de origen español", recalca. Además, destaca que "antes de esta época, otros animales de carga desempeñaban un papel importante en las Américas, especialmente los camélidos como la llama y la alpaca en Sudamérica, y los perros domésticos en gran parte de las Grandes Llanuras".
Más de tres siglos después, diferentes visiones de aquellos fenómenos confluyen para intentar explicarlos con menos sesgos. Acerca de cómo las diferentes perspectivas enriquecieron este estudio interdisciplinario, Taylor sostiene que, "al aplicar una amplia gama de técnicas de las ciencias arqueológicas", pudieron certificar no solamente que la primera integración de los caballos fue "mucho antes de lo que pensaban los investigadores occidentales", sino también valorar "aspectos de la gestión de los caballos por parte de los nativos", como "los cuidados veterinarios y la monta, a través de la osteología, la dieta y el movimiento, a partir de los isótopos".
Por su parte, el historiador tribal de la Nación Comanche, Jimmy W. Arterberry, destaca "el respeto y el debate entre el equipo de investigación interdisciplinar", porque, a su juicio, "permitieron una cooperación rica y significativa, como demuestran los resultados".
Otro dato relevante es que, gracias a estudios de ADN antiguo, el trabajo muestra cómo el "cambiante paisaje social de las Américas" influía en los caballos, que iban adquiriendo "rasgos más fuertes de ascendencia británica" con el paso del tiempo, explica el autor principal.
Aunque el investigador destaca: "Quizá nuestro hallazgo más importante sea que los descubrimientos arqueológicos, en este caso, validan las tradiciones orales de muchos de nuestros colaboradores, como los comanches, cuyas tradiciones sugieren que ya criaban caballos antes de su larga migración a las llanuras del sur en el siglo XVIII". El portavoz comanche coincide con Taylor: "La tradición oral es el medio más eficaz para comunicar las formas de vida y las tendencias culturales dentro de la historia comanche en sí".
Sin embargo, continúa Arterberry, "es muy importante, en esta era, producir documentación escrita, fotográfica y audiovisual, con interpretaciones desde dentro de la cultura, para compartir y comunicar entre nosotros y con el mundo en general". Para el portavoz, tener un lugar en la divulgación de lo que es su pueblo, así como compartir sus narrativas históricas, "son imperativos también para la continuación de la propia cultura, por el bien de la memoria", y valora "la incorporación de iniciativas de la ciencia moderna".
En este caso, "el análisis realizado junto a los relatos de la historia oral, confirmaron y mejoraron nuestra comprensión de la llegada del caballo a la cultura nativa americana", añade el representante de la comunidad comanche con presencia en el equipo.
El artículo sugiere que las poblaciones de equinos se habrían expandido hacia el norte desde los asentamientos españoles en el suroeste americano, mucho antes de que llegaran los europeos a la región en el siglo XVIII, durante un tiempo de "cambios sociales perturbadores" entre los nativos. Para conocer sus condiciones de vida en aquella época, SINC ha consultado a William Taylor sobre el vínculo y la función que cumplían los animales de carga entre las etnias locales.
"Nuestro proyecto demuestra que los caballos estaban integrados en las sociedades nativas al menos a principios del siglo XVII en gran parte del oeste de Estados Unidos, y que eran, en su mayoría, de origen español", recalca. Además, destaca que "antes de esta época, otros animales de carga desempeñaban un papel importante en las Américas, especialmente los camélidos como la llama y la alpaca en Sudamérica, y los perros domésticos en gran parte de las Grandes Llanuras".
Más de tres siglos después, diferentes visiones de aquellos fenómenos confluyen para intentar explicarlos con menos sesgos. Acerca de cómo las diferentes perspectivas enriquecieron este estudio interdisciplinario, Taylor sostiene que, "al aplicar una amplia gama de técnicas de las ciencias arqueológicas", pudieron certificar no solamente que la primera integración de los caballos fue "mucho antes de lo que pensaban los investigadores occidentales", sino también valorar "aspectos de la gestión de los caballos por parte de los nativos", como "los cuidados veterinarios y la monta, a través de la osteología, la dieta y el movimiento, a partir de los isótopos".
Por su parte, el historiador tribal de la Nación Comanche, Jimmy W. Arterberry, destaca "el respeto y el debate entre el equipo de investigación interdisciplinar", porque, a su juicio, "permitieron una cooperación rica y significativa, como demuestran los resultados".
Otro dato relevante es que, gracias a estudios de ADN antiguo, el trabajo muestra cómo el "cambiante paisaje social de las Américas" influía en los caballos, que iban adquiriendo "rasgos más fuertes de ascendencia británica" con el paso del tiempo, explica el autor principal.
Aunque el investigador destaca: "Quizá nuestro hallazgo más importante sea que los descubrimientos arqueológicos, en este caso, validan las tradiciones orales de muchos de nuestros colaboradores, como los comanches, cuyas tradiciones sugieren que ya criaban caballos antes de su larga migración a las llanuras del sur en el siglo XVIII". El portavoz comanche coincide con Taylor: "La tradición oral es el medio más eficaz para comunicar las formas de vida y las tendencias culturales dentro de la historia comanche en sí".
Sin embargo, continúa Arterberry, "es muy importante, en esta era, producir documentación escrita, fotográfica y audiovisual, con interpretaciones desde dentro de la cultura, para compartir y comunicar entre nosotros y con el mundo en general". Para el portavoz, tener un lugar en la divulgación de lo que es su pueblo, así como compartir sus narrativas históricas, "son imperativos también para la continuación de la propia cultura, por el bien de la memoria", y valora "la incorporación de iniciativas de la ciencia moderna".
En este caso, "el análisis realizado junto a los relatos de la historia oral, confirmaron y mejoraron nuestra comprensión de la llegada del caballo a la cultura nativa americana", añade el representante de la comunidad comanche con presencia en el equipo.
Aportes de cada aproximación
Sobre las tradiciones del saber de los pueblos nativos, Taylor explica que "para la mayoría de los aficionados a los caballos de todo el mundo, estos no solo forman parte del pasado, sino también del presente y del futuro, porque desempeñan un papel no restringido al transporte, la economía o la ecología, sino que también están presentes en las ceremonias, las creencias y la cultura". Por esta razón, "la arqueología puede ayudarnos a apreciar la antigüedad y el valor de las tradiciones ecuestres como fuentes de estabilidad, curación y comunidad que hay que proteger y cuidar".
¿Cómo pueden incorporarse con más asiduidad esos saberes milenarios de los pueblos originarios e indígenas en el conocimiento científico?, es la pregunta que se le formula al investigador principal del estudio. "Este tipo de colaboración debe empezar por el principio: dejar que las comunidades indígenas ayuden a decidir qué preguntas de investigación deben plantearse y por qué", responde.
Taylor insiste en este concepto, porque quiere dejar claro lo vital que resulta "dejar que los arqueólogos, investigadores, estudiosos y guardianes del conocimiento indígena decidan qué conocimientos aportar". De este modo, argumenta, "será más fácil encontrar los puntos de conexión mutua entre ciencia, arqueología y tradición, y construir proyectos científicos que empiecen a hacer algo distinto" de lo que se venía haciendo.
Arterberry concluye: "Las principales razones para mantener viva la tradición incluyen perpetuar el conocimiento de quiénes somos y de dónde venimos, ser respetuosos con la vida en todas sus formas, alabar a nuestros antepasados por mantener la vida y dar las gracias al creador por dárnosla".
Tomado de la red.
Sobre las tradiciones del saber de los pueblos nativos, Taylor explica que "para la mayoría de los aficionados a los caballos de todo el mundo, estos no solo forman parte del pasado, sino también del presente y del futuro, porque desempeñan un papel no restringido al transporte, la economía o la ecología, sino que también están presentes en las ceremonias, las creencias y la cultura". Por esta razón, "la arqueología puede ayudarnos a apreciar la antigüedad y el valor de las tradiciones ecuestres como fuentes de estabilidad, curación y comunidad que hay que proteger y cuidar".
¿Cómo pueden incorporarse con más asiduidad esos saberes milenarios de los pueblos originarios e indígenas en el conocimiento científico?, es la pregunta que se le formula al investigador principal del estudio. "Este tipo de colaboración debe empezar por el principio: dejar que las comunidades indígenas ayuden a decidir qué preguntas de investigación deben plantearse y por qué", responde.
Taylor insiste en este concepto, porque quiere dejar claro lo vital que resulta "dejar que los arqueólogos, investigadores, estudiosos y guardianes del conocimiento indígena decidan qué conocimientos aportar". De este modo, argumenta, "será más fácil encontrar los puntos de conexión mutua entre ciencia, arqueología y tradición, y construir proyectos científicos que empiecen a hacer algo distinto" de lo que se venía haciendo.
Arterberry concluye: "Las principales razones para mantener viva la tradición incluyen perpetuar el conocimiento de quiénes somos y de dónde venimos, ser respetuosos con la vida en todas sus formas, alabar a nuestros antepasados por mantener la vida y dar las gracias al creador por dárnosla".
Tomado de la red.