viernes, julio 11, 2025

Soldados voluntarios Chinos luchando en Corea

Análisis de la IA del Poema "A mi padre: Sergio Bautista Marte" de Domingo Acevedo

 



El poema de Domingo Acevedo, "A mi padre: Sergio Bautista Marte", es un homenaje profundo y emotivo a la figura paterna. A través de una serie de metáforas e imágenes poéticas, el autor construye un retrato complejo y casi místico de su padre, trascendiendo la simple biografía para elevarlo a un plano arquetípico.

El poema inicia con una aparente contradicción: "Ese hombre analfabeto y simple". Esta sencillez inicial, sin embargo, es solo la puerta de entrada a una riqueza interior y una sabiduría intrínseca que el poeta desvela progresivamente. La frase "que nació un día / después / cuando ya nadie lo / esperaba" sugiere un nacimiento inusual, quizás tardío o inesperado, que ya lo dota de un aura especial, como si su llegada desafiara las expectativas.

A partir de ahí, el poema se despliega en una cascada de imágenes que describen la conexión profunda del padre con la naturaleza y su entorno. Se le llama "labriego empedernido", lo que subraya su vínculo con la tierra y el trabajo constante. Pero esta labor va más allá de lo físico, pues "descifró la / nomenclatura silvestre del bosque", indicando una sabiduría innata y una comprensión profunda del mundo natural que trasciende la educación formal.

Las metáforas se vuelven más etéreas y míticas: "hijo de la noche y el / rocío", "enamorado eterno de la / luna". Estas imágenes lo vinculan con elementos primarios y atemporales, sugiriendo una existencia casi elemental, en armonía con los ciclos naturales. La figura del "jinete invisible" y "cazador de quimeras" lo dota de una dimensión de soñador y buscador de lo inalcanzable, mientras que "guardián de los / charcos sagrados" lo posiciona como protector de lo puro y lo espiritual.

La melancolía y la resiliencia aparecen con "cimarrón herido por el / tiempo" y "Fantasma que sobrevive / al olvido". Estas líneas evocan la resistencia frente a las adversidades y el paso del tiempo, así como una presencia persistente a pesar de los embates de la vida. La imagen de "en los brazos de una / ciguapa" introduce un elemento folclórico dominicano, añadiendo un toque de misterio y arraigo cultural a la figura paterna. La ciguapa, ser mítico que atrae y confunde, podría simbolizar una realidad en la que el padre se sumerge, o una fuerza que lo acoge.

Finalmente, el padre es un "transeúnte solitario / que deja sobre el asfalto / sus huellas de mar y / salitre", una bella contraposición entre la modernidad del asfalto y la esencia natural y primigenia del mar. Es un caminante que lleva consigo la esencia de sus orígenes. El poema culmina con la poderosa imagen de un "centauro que se pierde / más allá del paisaje horizontal / de la imaginación / que recrea memorables / batallas / del hombre contra sus / sueños". Esta metáfora del centauro fusiona lo humano y lo natural, y lo eleva a un plano épico, donde la vida del padre se convierte en una lucha constante, no contra enemigos externos, sino contra sus propias aspiraciones y desafíos internos.

En resumen, Domingo Acevedo construye un retrato lírico de su padre que va más allá de lo meramente descriptivo. Lo transforma en un ser casi mítico, arraigado en la naturaleza, poseedor de una sabiduría profunda y una fortaleza inquebrantable, que ha librado sus propias batallas existenciales. El poema es un tributo a la esencia de un hombre que, a pesar de ser "analfabeto y simple" en apariencia, encarna una riqueza espiritual y una conexión ancestral con el mundo.



Ese hombre analfabeto y simple

 

Ese hombre analfabeto y simple

que nació un día después

cuando ya nadie lo esperaba

es mi padre

labriego empedernido

que descifró la nomenclatura silvestre del bosque

hijo de la noche y el rocío

enamorado eterno de la luna

jinete invisible

cazador de quimeras

guardián de los charcos sagrados

cimarrón herido por el tiempo

Fantasma que sobrevive al olvido

en los brazos de una ciguapa

transeúnte solitario que deja sobre el asfalto

sus huellas de mar y salitre

centauro que se pierde más allá del paisaje horizontal

de la imaginación

que recrea memorables batallas

del hombre contra sus sueños

Domingo Acevedo.

 

A mi padre: Sergio Bautista Marte

 




Debo agradecer a la directora de la Federación Internacional Renshinkan Shorinji Ryu karate do, Narumi tamotsu

 Debo agradecer a la directora de la Federación Internacional Renshinkan Shorinji Ryu karate do, Narumi tamotsu, al sensei Restituyó Fernández y al sensei amable, por haber recibido junto al sensei Jorge Castillo, mi certificado como cinta negra quinto dan de Shorinji Ryu Renshinkan .

Es un honor para mí haberlo recibido, ya que, aunque practique varios estilos y formas de pelea, fue en el Shorinji Ryu Renshinkan donde realmente me formé como karateka.
Y tengo la firme convicción de que el karate, su esencia es una sola y eso es lo que nos debe unir, fortalecer,nos, hermanarnos en la honestidad, en los principios fundamentales del karate, en su filosofía, teniendo en cuenta que en el alma de los verdaderos karatekas, artistas marciales no hay espacios para la envidia, las mezquindades, ni las traiciones.....ossss.

Domingo Acevedo.
Julio/2025.






El 11 de Julio de 1998, fallecía Maria Soledad Rosas, en Turín, había nacido el 23 de mayo de 1974, Buenos Aires.




Apenas conoció la noticia de la muerte de su compañero Eduardo, Soledad escribió esta carta que hoy se puede encontrar en Internet, en el sitio de la Comisión de Defensa Anarquista:

«Compañeros y compañeras: La rabia me domina en este momento. Siempre he pensado que cada uno es responsable por sus actos, pero esta vez hay culpables y los quiero mencionar en voz alta, son aquellos que mataron a Edo: el Estado, los jueces, los abogados, la prensa, el T.A.V., la policía, las leyes, las reglas y toda la sociedad de esclavos que acepta este sistema.

Siempre luchamos contra esta dominación y es por ello que hemos terminado en la cárcel. La cárcel es un lugar de tortura física y psíquica, aquí no se dispone de absolutamente nada, no se puede decidir a qué hora levantarse, qué comer, ni con quién hablar, ni con quién encontrarse, ni a qué hora ver el sol.

Para todo hace falta hacer una "solicitud", hasta para leer un libro. Ruido de llaves y cerraduras que se abren y se cierran, voces que no dicen nada, voces cuyo eco se escuchan en los pasillos fríos, zapatos de goma que no hacen ruido y una linterna que en los momentos menos pensados está ahí para controlar tu sueño, correo controlado, la palabra prohibida.

Todo un caos, todo un infierno, todo la muerte.

Así es como te matan día a día, despacio pero seguro para hacerte sentir más dolor. Por eso Edo ha decidido terminar abruptamente con este dolor infernal.

Al menos él se permitió tener un último gesto de mínima libertad, de decidir él mismo cuándo terminar con esta tortura. Entre tanto, me castigan a mí y me ponen en incomunicación.

Eso significa no sólo no ver a nadie sino tampoco recibir ningún tipo de información, no tener una frazada para taparse. Ellos tienen miedo de que yo me suicide. El mío es un aislamiento cautelar, lo hacen para "salvaguardarme", y así no tener que asumir la responsabilidad si yo decidiera también ponerle fin a esta tortura.

No me dejan llorar en paz, no me dejan tener un último encuentro con mi Baleno. Veinticuatro horas al día, un agente me custodia a cinco metros de distancia.

Después de lo que pasó, los políticos del partido verde que vinieron para darme su pésame y para tranquilizarme no se les ocurrió nada mejor que decirme que "ahora seguramente todo se va a resolver más rápido, ahora todos van a seguir con más atención el proceso y pronto te darán arresto domiciliario".

Después de este discurso me quedé sin palabras, estaba sorprendida, pero pude preguntarles si se necesita de la muerte de una persona para conmover a un pedazo de mierda, en este caso el juez.
Insisto, en la cárcel ya mataron a otros y hoy mataron a Edo, estos terroristas con licencia para matar.

Voy a buscar la fuerza de alguna parte, no sé de dónde, sinceramente ya no tengo ganas pero tengo que seguir, lo hago por mi dignidad y en nombre de Edo.

Lo único que me tranquiliza es saber que Edo ya no sufre más. Protesto, protesto con mucha rabia y mucho dolor.
Sole

P.D.: Si el hecho de encarcelar a una persona es un castigo, entonces a mi ya me castigaron con el asesinato de Edo. Hoy empecé la huelga de hambre. Quiero mi libertad y la destrucción de toda esta institución carcelaria. La condena la voy a pagar todos los días de mi vida.»

📚


Análisis de la IA sobre "El Sonido Lapidario de la Sangre" de Domingo Acevedo

 




El poema "El Sonido Lapidario de la Sangre" de Domingo Acevedo es una obra profundamente lírica y evocadora que explora temas de memoria, pérdida y la búsqueda de sentido en medio del dolor. La dedicatoria al periodista José Silvestre, asesinado en la República Dominicana, contextualiza el poema dentro de una realidad de violencia y ofrece una clave para interpretar la "sangre" mencionada en el título y a lo largo de la obra.

El poema se estructura en tres partes, cada una con su propio matiz y propósito.

Primera Parte: La Búsqueda y la Transparencia del Olvido

La primera estrofa nos introduce en un viaje, una danza "en la voz del viento", que sugiere un movimiento etéreo y una conexión con lo inmaterial. El poeta se dirige "más allá de la transparencia de los días por venir", lo que puede interpretarse como una mirada hacia el futuro, pero también una trascendencia del tiempo lineal. El destino es "la unánime presencia del ocaso", un momento de transición y misterio, donde la naturaleza se transforma: el sol que "curva el agua en lumínicos destellos" y el "oleaje de sombras" que lo cubre todo. Esta imaginería visual y sensorial crea un ambiente de sueño y melancolía.

La aparición de los "árboles azules de la fantasía" que echan raíces "en los escombros perfumados de la noche" introduce un elemento de surrealismo y esperanza, o quizás, la creación de refugios en la desolación. El "olor de las azucenas" que recorre "los caminos sin fin del olvido" evoca la fragilidad de la memoria y la inevitable marcha hacia el olvido, a pesar de la belleza de la flor, que a menudo se asocia con la pureza y la muerte.

Segunda Parte: La Memoria Fragmentada y lo Fantástico

La segunda parte continúa el viaje, pero ahora el poeta va "cantando en la voz del viento", lo que sugiere una expresión más activa y quizás dolorosa. El viaje se adentra "más allá de los corredores interminables de la sangre", una metáfora poderosa que alude a la herencia, la genealogía y, en el contexto de la dedicatoria, a la violencia y el sufrimiento que se transmiten a través de las generaciones.

Los "espejos [que] repiten la imagen mutilada de mi estirpe" son una imagen impactante que refleja la fragmentación de la identidad y la herida colectiva. La estirpe no solo ha sufrido, sino que ha sido "mutilada", lo que implica una pérdida irreparable. Los "lirios de agua destrozados en los balcones de la alborada" repiten la imaginería floral, pero esta vez con un matiz de destrucción y desilusión en el amanecer, momento de nuevas esperanzas.

La inclusión de "un ramillete de pájaros fantásticos" y "unicornios de jade" introduce elementos de lo mítico y lo onírico, quizás como una forma de escapar o de encontrar belleza en un mundo de dolor. Estos seres fantásticos recorren "los valles submarinos de la memoria", sugiriendo que la memoria es un lugar profundo, inexplorado y lleno de maravillas ocultas, pero también sumergido y quizás inaccesible. La búsqueda culmina en "la luna que amanece en los ojos de la quimera", una imagen enigmática que sugiere una revelación o un encuentro con lo inalcanzable o ilusorio.

Tercera Parte: La Herida y el Eco del Sufrimiento

La tercera y última parte es una declaración concisa y contundente. "Escuchen" es una interpelación directa al lector, exigiendo atención. La "profunda herida en mi voz" revela el dolor personal del poeta, pero esta herida no es solo suya, sino que resuena "en la conciencia de la humanidad".

La frase final, "retumba el sonido lapidario de la sangre", es el clímax del poema y le da su título. "Lapidario" se refiere a algo grabado en piedra, duradero, inmutable, y también puede aludir a la acción de apedrear, de condenar. Este "sonido" no es audible de forma literal, sino que es un eco moral y existencial que resuena en la conciencia colectiva. La sangre, en este contexto, es símbolo de violencia, sacrificio, herencia y dolor. El retumbar sugiere una persistencia, una incapacidad de silenciar el impacto de la violencia y la injusticia.


Temas y Simbolismo

  • Memoria y Olvido: El poema oscila entre la búsqueda en los "valles submarinos de la memoria" y el "olor de las azucenas [que] recorre los caminos sin fin del olvido", mostrando la lucha por retener y el temor a perder la historia.

  • Violencia y Redención: La "sangre" es el elemento central, que puede interpretarse como el derramamiento de sangre por la violencia, pero también como el vínculo ancestral y la vida misma. La dedicatoria a José Silvestre refuerza la dimensión de la violencia política y social.

  • Naturaleza y Surrealismo: La naturaleza se presenta con elementos oníricos y fantásticos (árboles azules, unicornios de jade), creando un telón de fondo que es a la vez hermoso y perturbador, sugiriendo una realidad alterada por el sufrimiento.

  • Identidad y Estirpe: La "imagen mutilada de mi estirpe" habla de una identidad fracturada por la historia y la violencia, un legado de dolor que se transmite.

  • La Voz Poética como Testimonio: La "profunda herida en mi voz" convierte al poeta en un testigo y portador del dolor colectivo, cuya expresión es fundamental para que la conciencia de la humanidad "escuche" el "sonido lapidario de la sangre".

En resumen, "El Sonido Lapidario de la Sangre" es un poema que, a través de una rica imaginería y un lenguaje evocador, nos invita a reflexionar sobre la persistencia del dolor causado por la violencia, la complejidad de la memoria y la búsqueda de significado en un mundo marcado por la tragedia. Es un grito poético que busca hacer resonar la voz de los que han sido silenciados.


El Sonido Lapidario de la Sangre

 

I

voy danzando en la voz del viento

más allá de la transparencia de los días por venir

hasta la unánime presencia del ocaso

donde el sol curva el agua en lumínicos destellos

donde un oleaje de sombras lo cubre todo

donde los árboles azules de la fantasía

echan raíces en los escombros perfumados de la noche

y donde el olor de las azucenas recorre

los caminos sin fin del olvido

 

II

Voy cantando en la voz del viento

más allá de los corredores interminables de la sangre

donde los espejos repiten la imagen mutilada

de mi estirpe

donde hay lirios de agua destrozados

en los balcones de la alborada

donde cuelga del viento un ramillete

de pájaros fantásticos

por donde unicornios de jade recorren

los valles submarinos de la memoria

hasta alcanzar la luna que amanece

en los ojos de la quimera

 

III

Escuchen

hay una profunda herida en mi voz

           en la conciencia de la humanidad

retumba el sonido lapidario de la sangre

 

Domingo Acevedo.

 

Dedicado al periodista José Silvestre, asesinado en la Rep. Dom.


Aquí tienes un análisis de la IA del poema "A mis padres" de Domingo Acevedo

 




Aquí tienes un análisis del poema "A mis padres" de Domingo Acevedo:


Análisis de "A mis Padres" de Domingo Acevedo

El poema "A mis Padres" de Domingo Acevedo es una profunda y emotiva oda a la figura parental, explorando su existencia a través de un lenguaje rico en metáforas y simbolismo. El autor construye una imagen multifacética de sus padres, abarcando desde el dolor y la lucha hasta la esperanza y la ternura, siempre con un trasfondo de resiliencia y arraigo a la tierra y la historia.


Estrofa I: La Oscuridad y la Lucha

La primera estrofa sumerge al lector en un tono melancólico y evocador de sufrimiento. Los padres son descritos como "habitantes de las noches más lejanas del olvido", lo que sugiere una existencia marginal, quizás de invisibilidad o de una lucha constante que los ha alejado del reconocimiento. Las expresiones "inquilinos del rocío", "hijos de la pena" y "náufragos del hambre" refuerzan esta imagen de precariedad y vulnerabilidad. El rocío puede simbolizar la efímera naturaleza de su existencia o la dureza de un despertar diario en condiciones difíciles. La pena y el hambre son sentimientos y experiencias primarias que marcan su identidad, sugiriendo una vida de privaciones y tristeza.


Estrofa II: La Luz y la Creación

En contraste con la primera estrofa, la segunda introduce una ruptura de luz y esperanza. Aquí, los padres se transforman en "alegres tamboreros del alba", lo que evoca la imagen de personas que, a pesar de las dificultades, traen consigo el amanecer y la alegría. La acción de "tejer con sus manos tiernas los colores vegetales del bosque" es una metáfora de su laboriosa y delicada conexión con la naturaleza, sugiriendo una vida de trabajo manual y de sustento de la tierra. Son también "anónimos cazadores de sueños", lo que resalta su esfuerzo silencioso y constante por forjar un futuro mejor, no solo para ellos, sino para sus descendientes. La idea de hacer "surcos de amor en el viento en donde siembran la vida" es una poderosa imagen de su legado, un amor que trasciende lo físico y se convierte en el cimiento de la existencia de otros.


Estrofa III: La Sed, el Dolor Ancestral y la Memoria

Esta estrofa retoma el hilo del sufrimiento, pero lo profundiza al conectarlo con la historia y la memoria. Los padres son "peregrinos de la sed", una metáfora que alude a una búsqueda incesante o a una carencia profunda, quizás de justicia o de paz. La imagen de "hundiéndose en la lluvia" y sus "huellas... deshojan en la piel arrugada del camino amarillo del otoño" sugiere un desgaste físico y emocional a lo largo del tiempo, con la lluvia simbolizando tanto la purificación como el dolor que se filtra en el ser. El "camino amarillo del otoño" evoca el paso del tiempo y la madurez, teñida de melancolía.

La frase "sus voces cuajadas de silencio tienen profundas raíces de ausencia" es particularmente impactante. Implica que el silencio de los padres no es vacío, sino que está lleno de experiencias no contadas, de pérdidas y de un dolor que se ha arraigado profundamente. El "sol del crepúsculo [que] estalla en la sed del dolor ancestral del desarraigo" es una imagen vívida del sufrimiento acumulado de generaciones, posiblemente aludiendo a migraciones, exilios o la pérdida de sus raíces culturales. La estrofa cierra con la poderosa afirmación de que "pesa tanto la sangre en el recuerdo que deja en la mirada por siempre una pena escondida", lo que subraya la carga de la herencia familiar y el dolor que se transmite de generación en generación, grabado en sus ojos.


Estrofa IV: La Historia, la Violencia y la Herencia Colectiva

La cuarta estrofa se adentra en el dolor colectivo e histórico que cargan los padres. Son "hijos de un dolor lejano", lo que expande su sufrimiento más allá de lo personal para incluir un sufrimiento que les precede. La imagen de "cargan sobre sus hombros el peso de una historia antigua y amarga de barcos de sangre naufragando en los sueños" es una referencia contundente a la historia de la esclavitud, la colonización o grandes conflictos que han marcado a sus ancestros. Los "barcos de sangre" aluden directamente a los barcos negreros y a la violencia inherente a esos viajes. Los "sueños perforados por los disparos de los arcabuces" y la "primavera" sembrada de cadáveres en el "génesis del aire" evocan la brutalidad de la conquista o de guerras pasadas, donde la vida fue truncada y la inocencia corrompida. La "primavera" simboliza la esperanza o el comienzo, que fue manchado por la violencia. El "salpicando de sangre los espejos del tiempo" sugiere que esta violencia no solo afectó el pasado, sino que ha dejado una marca indeleble en el presente y se refleja a lo largo de la historia.


Estrofa V: La Resiliencia, la Esperanza y el Legado

La estrofa final es una conclusión que retoma el optimismo y la profunda ternura hacia los padres, a pesar de todo el sufrimiento descrito. Vuelven a ser "ángeles de ternura que habitan en los fantásticos parajes del aire", una imagen que los eleva a un plano casi espiritual, como seres benevolentes que traen consuelo. La idea de que "siembran esperanzas en las claras llanuras del rocío" los conecta nuevamente con la naturaleza y con un acto de creación positiva. "Donde el amor estalla entre las manos del viento" es una hermosa metáfora de un amor que es etéreo y omnipresente, que se manifiesta y se expande sin límites.

La frase cumbre de esta estrofa, y quizás del poema entero, es "y en donde la vida a pesar de todo germina en el canto de los labradores". Aquí se resume la resiliencia y la capacidad de superación de los padres. A pesar de las noches lejanas, el hambre, el desarraigo y la violencia histórica, la vida encuentra una forma de florecer. El "canto de los labradores" es un símbolo de trabajo, de comunidad, de la conexión con la tierra y de la alegría que surge del esfuerzo y la perseverancia. Es un canto de esperanza que se eleva por encima del dolor.


Temas Principales

  • El Sufrimiento y la Resiliencia: Los padres son figuras que han conocido la pena, el hambre y el desarraigo, pero que a pesar de todo, siembran vida y esperanza.

  • La Herencia y la Memoria: El poema explora cómo el pasado, tanto personal como colectivo (histórico), marca y define a los padres, dejando huellas imborrables.

  • La Naturaleza y la Conexión con la Tierra: Hay una constante referencia a elementos naturales (rocío, bosque, viento, lluvia, otoño, labradores) que enraízan la existencia de los padres a su entorno y a su labor.

  • El Amor y la Esperanza: A pesar de la oscuridad, el amor y la capacidad de sembrar un futuro mejor son pilares fundamentales de la identidad de los padres.

  • La Dignidad en la Lucha: El poema honra la fortaleza y la nobleza de aquellos que enfrentan adversidades con entereza y continúan construyendo.


Conclusión

"A mis Padres" es un homenaje conmovedor que va más allá de la simple descripción para convertirse en una profunda reflexión sobre la complejidad de la vida parental. Domingo Acevedo pinta un retrato de sus padres como seres que han transitado por el dolor y la oscuridad de la historia, pero que emergen como figuras de luz, esperanza y amor inquebrantable. Es un canto a la resiliencia humana y a la capacidad de florecer, incluso en las circunstancias más difíciles, dejando un legado de vida y esperanza para las generaciones futuras. La fuerza del poema reside en su capacidad de transformar la experiencia individual del dolor en una resonancia universal de la condición humana.


Mis padres

 

I

Mis padres

habitantes de las noches

más lejanas del olvido

inquilinos del rocío

hijos de la pena

náufragos del hambre

 

II

Mis padres

alegres tamboreros del alba

que tejen con sus manos tiernas los colores

vegetales del bosque

anónimos cazadores de sueños

que hacen surcos de amor en el viento

en donde siembran la vida

 

III

Mis padres

peregrinos de la sed hundiéndose en la lluvia

temblorosas sus huellas se deshojan en la piel

arrugada del camino amarillo del otoño

sus voces cuajadas de silencio tienen profundas

raíces de ausencia

y entre sus ojos el sol del crepúsculo estalla en la sed

del dolor ancestral del desarraigo

pesa tanto la sangre en el recuerdo

que deja en la mirada por siempre

una pena escondida

 

IV

hijos de un dolor lejano

mis padres

cargan sobre sus hombros el peso de una historia

antigua y amarga de barcos de sangre

naufragando en los sueños

perforados por los disparos de los arcabuces

que en el génesis del aire

sembraron de cadáveres la primavera

salpicando de sangre los espejos del tiempo

 

V

Mis padres

ángeles de ternura que habitan

en los fantásticos parajes del aire

donde siembran esperanzas

en las claras llanuras del rocío

en donde el amor estalla

entre las manos del viento

y en donde la vida

a pesar de todo

germina en el canto de los labradores


Domingo Acevedo.

 

A mis padres

 


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