miércoles, diciembre 11, 2024

16 poemas de Alejandra Pizarnik (la última escritora maldita)

 


Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura:15 min.

Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) desarrolló una obra muy particular, enfocada en la muerte, el lenguaje y la búsqueda de identidad, en donde los poemas se convierten en breves espacios de reflexión.

Lo autobiográfico de su escritura la ha hecho trascender como una "poeta maldita", pues sus textos expresan el profundo desasosiego que sintió durante toda su existencia, signada por la depresión y el deseo de morir. Por medio del lenguaje, logró convertir el dolor en creación.

Sólo un nombre

alejandra alejandra
debajo estoy yo
alejandra

La búsqueda de identidad fue una constante en la vida de Alejandra Pizarnik. Al ser hija de inmigrantes judíos-ucranianos y crecer en Argentina, se sintió constantemente debatida por su condición de extranjera. Además, la compleja relación que tuvo con su madre y hermana la hacía sentir excluida del círculo familiar.

De esta manera, decidió indagar sobre la pregunta ¿quién soy? en su poesía, donde el lenguaje se convirtió en su principal herramienta. A través de su obra, planteó la capacidad de las palabras de crear realidad.

En este poema, que en apariencia parece tan simple y sencillo, escribe su nombre para tratar de afirmar su presencia. ¿La definición de sí misma parte con su nombre? ¿algo que no eligió y le fue dado?

13

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

En estos versos se puede ver el estilo que caracterizó a la escritora, que siempre buscó la brevedad y la precisión, en una poética en la que predominó el minimalismo.

Aquí, se encuentra presente la imposibilidad de comunicar ciertos sentimientos a través de las palabras. Hace referencia a sus continuos deseos de morir. Se siente incomprendida ante los demás y busca, a través del lenguaje, lograr expresar aquella sensación que la embarga desde pequeña, esas ansias por alcanzar la muerte que vislumbra como una liberación.

La figura del barco funciona como un símbolo de su angustia, que la aleja del mundo de los demás y la traslada a una realidad paralela de la que quiere escapar, pero no sabe cómo.

La última inocencia

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!

En general, la muerte es parte importante del imaginario poético de Pizarnik, ya que la mayoría de su familia murió durante la Segunda Guerra Mundial, debido a su origen judío.

Además, la autora padeció depresión y en este poema hace alusión a la idea del suicidio. Hace referencia a lo juzgada que se siente por el mundo ("piedras opresoras/ que duermen en la garganta) y al sinsentido de la vida ("no más inercia anonadada"). Por ello, morir significaría una liberación de la angustia y el sufrimiento. En la última línea, se dirige a sí misma para dar el paso definitivo con la frase "arremete, ¡viajera!".

Este texto fue publicado en 1956. 16 años después, en 1972, la escritora se suicidó con una sobredosis de pastillas para dormir.

Silencio

silencio
yo me uno al silencio
yo me he unido al silencio
y me dejo hacer
me dejo beber
me dejo decir

Uno de sus grandes temas fue el silencio, visto como una fuerza enorme que es capaz de consumir al ser humano. Debido a sus problemas de tartamudeo y seguridad, desde niña le fue más fácil expresarse por medio de la palabra escrita y la literatura se convirtió en su refugio.

Así, trabajó poemas breves, al estilo de los haikús japoneses, en los que cada palabra cobra muchísima relevancia y donde es el lector quien debe extraer el significado.

La noche

Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí,
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la conciencia con sus estrellas.
Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.
Tal vez la noche es nada
y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.
Pero la noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella ha de arrojar odio a nuestras miradas
Sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.
Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y grita que algo se fue para siempre
Alguna vez volveremos a ser

Aunque durante su vida fue una gran incomprendida, hoy es considerada una autora de culto, por lograr fusionar el surrealismo y lo concreto en textos en que exploró la infancia, el lenguaje y la muerte.

La noche es otro de los espacios que suelen ser trabajados en la obra de esta poeta. En estos versos, se utiliza como metáfora la oscuridad que siempre inunda sus pensamientos, porque aunque cree que "las palabras sean lo único que existe", el sentimiento de abandono y miseria la ronda incansablemente.

Cold hand blues

y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo

"Cold hand blues" se refiere al lenguaje como aquello que permite resguardar a la hablante de su miedo. A través de las palabras, es capaz de hacer frente a sus inseguridades, angustias y temores. Su poesía es un arma para reinventarse a sí misma y crear un mundo en que puede ser quien quiera.

El despertar

a León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay mounstros
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Còmo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

En 1955 los problemas de ansiedad y autoestima de la escritora aumentaron, por lo que comenzó una terapia con el psicoanalista León Ostrov, a quien le dedica este poema. El psicoanálisis no sólo le sirvió en su vida personal, sino que enriqueció su obra, ya que le permitió indagar en los estados inconscientes y en la expresión subjetiva de sentimientos.

Este poema es uno de los más recordados de la autora. Es uno de los más largos y sigue un ritmo libre, en que la hablante parece mostrar todas sus emociones.

Como si fuese un rezo, se dirige a Dios, pidiéndole guía. Comienza haciendo alusión a una jaula, como se refería de manera metafórica a su vida. Luego de la terapia, logró entender la raíz de sus frustraciones, por lo que ya no se sentía prisionera.

No obstante, el miedo a existir la sigue persiguiendo, por lo que esta "vida liberada" se vuela. A sus escasos veinte años, siente que "todo continuará igual" y, utilizando imágenes surrealistas, explica cómo lo único que desea es la muerte.

Los ojos abiertos

Alguien mide sollozando
la extensión del alba.
Alguien apuñala la almohada
en busca de su imposible
lugar de reposo.

Aquí, la autora alude a la imposibilidad del descanso cuando alguien se encuentra sumido en la tristeza. Una de las principales características de la depresión, es la incapacidad de conciliar el sueño y dormir como corresponde.

Por tanto, la hablante alude a ese momento en que ya se ha hecho de día, y aún no ha logrado desconectarse de la realidad y los fantasmas que la afligen.

La palabra que sana

Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.

En este poema, Pizarnik vuelve a la reflexión sobre el lenguaje. Una de las primeras cosas que destaca es la capacidad de las palabras de crear realidad, pero también el poder subjetivo que poseen, pues "cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa".

De esta manera, alude al carácter connotativo de cada enunciado, especialmente en la poesía, donde algo tan simple como el mar puede funcionar como una metáfora que viene a significar otra cosa.

Propósito de año nuevo

Que este año me sea dado vivir en mí y no fantasear ni ser otras, que me sea dado ponerme buena y no buscar lo imposible sino la magia y extrañeza de este mundo que habito. Que me sean dados los deseos de vivir y conocer el mundo. Que me sea dado el interesarme por este mundo.

"Propósito de año nuevo" no es exactamente un poema, sino que una entrada en su diario de vida, fechada el 1 de enero de 1960. Una de las cosas más interesantes de Pizarnik, es que consideró su diario como parte de su obra, por lo que fue escrito con un afán literario.

Este es una de los textos más citados de la autora. Retomando lo autobiográfico, escribe su deseo para el año que comienza y pide poder estar sana psicológicamente, le pide al universo deseos de vivir.

Presencia

tu voz
en este no poder salirse las cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de fiebres
tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre

Aunque el amor no fue uno de los grandes temas de la autora, se encuentra presente en algunos poemas como este, donde se considera una posibilidad de salvación frente a la tristeza. No alude al amor romántico, sino que a todo tipo de afecto, ya que la poeta mantuvo una estrecha relación con su padre y tuvo grandes amistades como la del escritor argentino Julio Cortázar.

Amantes

una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío

Dentro de su obra, hay muestras de lo erótico, como se puede ver en "Amantes". Se ha discutido bastante sobre la sexualidad de Pizarnik, ya que algunos afirman su homosexualidad, mientras que otros declaran que era bisexual. Sea como sea, en estos versos alude a su placer, ya que se vislumbra como una flor que se abre ante el contacto con el otro.

El corazón de lo que existe

no me entregues
tristísima medianoche,
al impuro mediodía blanco

En estos cortos y simples versos expresa la ansiedad y desesperación que siente alguien que no tiene ganas de enfrentarse al siguiente día. Una persona que pasó toda la noche en vela, porque es incapaz de conciliar el sueño, debido a su angustia.

Encuentro

Alguien entra en el silencio y me abandona.
Ahora la soledad no está sola.
Tú hablas como la noche.
Te anuncias como la sed.

Alejandra Pizarnik tiene una visión bastante sombría sobre la existencia, pues observa la vida como un camino que sólo trae dolor y desesperanza. El amor, que muchas veces puede verse en la literatura como una luz de esperanza, se convierte aquí en un motivo que expande la sensación de soledad.

En esta noche en este mundo

A Martha Isabel Moia

en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerta
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la re-surrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve

¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

Este poema se lo dedicó a su pareja, Martha Isabel Moia, con quien convivió algún tiempo antes de su suicidio. "En esta noche en este mundo" cuestiona la veracidad del lenguaje. Si bien, al comienzo de su obra había visto la escritura como una salvación, ahora duda de su poder.

Define las palabras como simples recreaciones de un mundo que no hace sentido. Se pregunta "si digo agua ¿beberé? / si digo pan ¿comeré?". Por tanto, lo único real de su existencia es el silencio, ninguna palabra podrá salvarla del vacío.

Fiesta

He desplegado mi orfandad
sobre la mesa, como un mapa.
Dibujé el itinerario
hacia mi lugar al viento.
Los que llegan no me encuentran.
Los que espero no existen.

Y he bebido licores furiosos
para transmutar los rostros
en un ángel, en vasos vacíos.

En la obra de Pizarnik se puede observar la desesperanza ante la vida. La poeta se siente sola, huérfana en un mundo que recorre en busca de sustento. Sin embargo, ni las amistades, ni la relaciones, ni la escritura logran entregarle algo de tranquilidad a su alma.

Hay una búsqueda constante por alcanzar ese más allá que le otorgue sentido a una vida que la hablante parece acarrear con desgano.

Ver también

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de

martes, diciembre 10, 2024

Octavio Paz.

 


(Ciudad de México, 1914 - id., 1998) Escritor mexicano. Junto con Pablo Neruda y César Vallejo, Octavio Paz conforma la tríada de grandes poetas que, tras el declive del modernismo, lideraron la renovación de la lírica hispanoamericana del siglo XX. El premio Nobel de Literatura de 1990, el primero concedido a un autor mexicano, supuso asimismo el reconocimiento de su inmensa e influyente talla intelectual, que quedó reflejada en una brillante producción ensayística.


Octavio Paz

Nieto del también escritor Ireneo Paz, los intereses literarios de Octavio Paz se manifestaron de manera muy precoz, y publicó sus primeros trabajos en diversas revistas literarias. Estudió en las facultades de Leyes y de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. Sus preocupaciones sociales también se dejaron sentir prontamente, y en 1937 realizó un viaje a Yucatán con la intención de crear una escuela para hijos de trabajadores. En junio de ese mismo año contrajo matrimonio con la escritora Elena Garro (que le daría una hija y de la que se separaría años después) y abandonó sus estudios académicos para realizar, junto a su esposa, un viaje a Europa que sería fundamental en toda su trayectoria vital e intelectual.

En París tomó contacto, entre otros, con César Vallejo y Pablo Neruda, y fue invitado al Congreso de Escritores Antifascistas de Valencia. Hasta finales de septiembre de 1937 permaneció en España, donde conoció personalmente a Vicente HuidobroNicolás GuillénAntonio Machado y a destacados poetas de la generación del 27, como Rafael AlbertiLuis CernudaMiguel HernándezEmilio Prados y Manuel Altolaguirre. Además de visitar el frente, durante la Guerra Civil española (1936-1939) escribió numerosos artículos en apoyo de la causa republicana.

Tras volver de nuevo a París y visitar Nueva York, en 1938 regresó a México y allí colaboró intensamente con los refugiados republicanos españoles, especialmente con los poetas del grupo Hora de España. Mientras, trabajaba en un banco y escribía diariamente una columna de política internacional en El Popular, periódico sindical que abandonó por discrepancias ideológicas. En 1942 fundó las revistas Tierra Nueva y El Hijo Pródigo.

Desde finales de 1943 (año en que recibió una beca Guggenheim para visitar los Estados Unidos) hasta 1953, Octavio Paz residió fuera de su país natal: primero en diversas ciudades norteamericanas y, concluida la Segunda Guerra Mundial, en París, después de ingresar en el Servicio Exterior mexicano. En la capital francesa comenzó su alejamiento del marxismo y el existencialismo para acercarse a un socialismo utópico y sobre todo al surrealismo, entendido como actitud vital y en cuyos círculos se introdujo gracias a Benjamin Péret y principalmente a su gran amigo André Breton.


Octavio Paz

De nuevo en México, fundó en 1955 el grupo poético y teatral Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició sus colaboraciones en la Revista Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En las publicaciones de esta época defendió las posiciones experimentales del arte contemporáneo. En la década de los 60 volvió al Servicio Exterior, siendo destinado como funcionario de la embajada mexicana en París (1960-1961) y más tarde en la de la India (1962-1968); en este último país conoció a Marie-José Tramini, con la que se casó en 1964. En 1966 editó con José Emilio Pacheco y Homero Aridjis la antología Poesía en movimiento. Cerró su actividad diplomática en 1968, cuando renunció como protesta contra la política represiva del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz frente el movimiento democrático estudiantil, que culminó con la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

Ejerció desde entonces la docencia en universidades americanas y europeas, a la vez que proseguía su infatigable labor cultural impartiendo conferencias y fundando nuevas revistas, como Plural (1971-1976) o Vuelta (1976). En 1990 se le concedió el Nobel de Literatura, coronación a una ejemplar trayectoria ya previamente reconocida con el máximo galardón de las letras hispanoamericanas, el Premio Cervantes (1981), y que se vería de nuevo premiada con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (1993).

La poesía de Octavio Paz

El grueso de la vasta producción de Octavio Paz se encuadra en dos géneros: la lírica y el ensayo. Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre. A grandes rasgos cabe distinguir tres grandes fases en su obra poética: en la primera, el autor pretendía penetrar, a través de la palabra, en un ámbito de energías esenciales que lo llevó a cierta impersonalidad; en la segunda entroncó con la tradición surrealista, antes de encontrar un nuevo impulso en el contacto con lo oriental; en la última etapa de su trayectoria lírica, el poeta dio prioridad a la alianza entre erotismo y conocimiento.

En Libertad bajo palabra (1949), Octavio Paz agrupó diversos libros escritos entre 1935 y 1947. Las primeras composiciones respondían a una estética neorromántica y a fuertes preocupaciones sociales; pero pronto se añadió una temática existencial, que giraba en torno al sentimiento de soledad, los problemas de su tiempo, la comunicación, la posibilidad del amor... Siguiendo ese camino, su poesía devino un instrumento de conocimiento de sí mismo y del mundo; en suma, una poesía de signo metafísico.

Pero pronto el descubrimiento del surrealismo le enseñaría el poder liberador de la palabra y, con la valoración de lo irracional, la posibilidad de devolverle al lenguaje unas dimensiones míticas. Se produjo así, paralelamente y como dijo el propio Octavio Paz, un regreso a la vanguardia y un retorno a la palabra mágica. Ambas direcciones se materializaron en los poemas que van desde ¿Águila o sol? (1949-50) a una extensa y magistral composición titulada Piedra de sol (1957), construida a partir de los mitos aztecas del tiempo circular.

Señalada a menudo como una de sus obras maestras, Piedra de sol se sitúa en una encrucijada de su trayectoria lírica: el poema condensa por un lado sus preocupaciones históricas y existenciales, y anticipa por otro su obra posterior. Se compone de 584 endecasílabos (la misma cifra que los años del calendario azteca) de gran densidad y poderosas imágenes, tras los cuales el poema vuelve al principio. Esta estructura circular no impide el avance de las indagaciones del poeta, referidas al amor, al individuo y al sentido de la historia y del mundo.


Octavio Paz

En Salamandra (1962), que recoge poemas escritos entre 1958 y 1961, Octavio Paz incrementó lo irracional y lo esotérico. Se trata de una poesía que intenta "mostrarnos el otro lado de las cosas", a partir de una exploración sobre nuevos poderes de la palabra. El resultado, salvo en ocasiones, es un hermetismo lleno de sugestiones. Ladera este (1962-1968) es fruto, por una parte, de su interés por la cultura oriental, de la que surgen nuevas dimensiones esotéricas. Por otra parte responde al contacto de Octavio Paz con el estructuralismo lingüístico, que le lleva a fundamentar la creación poética en la misma escritura. Estamos ante la liberación máxima del lenguaje, ante una expresión poética en que las palabras alcanzan una máxima autonomía, desgajadas a veces de todo sustrato lógico.

El poeta experimenta además con nuevos recursos de presentación y de tipografía; buen ejemplo de ello sería el largo poema Blanco (1967), dispuesto en tres columnas que pueden leerse de distintas formas. Por esa vía experimental, Octavio Paz publicó en 1969 dos libros de poesía "espacial" (o visual): Topoemas y Discos visuales. Son intentos de crear una nueva percepción del mensaje cuyos precedentes se remontan a Apollinaire y a las vanguardias de entreguerras.

Muy distinto es Pasado en claro (1975), libro constituido por un único, largo y bellísimo poema, de lenguaje más sobrio (pero de inusitada densidad), destinado a bucear en su conciencia, en su vida y en su palabra. Compendio de sus inquietudes y vivencias creadoras, esta segunda obra maestra condensa en su parte final su visión del lenguaje como "fundador de realidad", como instrumento con el que el hombre crea y se crea: tras su largo periplo a través de las palabras en busca de realidades supremas y de su propia realidad, el poeta se define, en el último verso, como "la sombra que arrojan mis palabras".

De sus libros posteriores cabe destacar Vuelta (1976) y Árbol adentro (1987). Formado por poemas escritos entre 1969 y 1975, el título del primero alude al regreso del poeta a México tras una larga permanencia en Europa y Oriente. Árbol adentro reúne los poemas compuestos por el autor después de la publicación de Vuelta y se divide en cinco partes, algunas de las cuales insisten en sus constantes temáticas: la meditación sobre la muerte (en la tercera) o el amor (en la quinta, que da título al libro).

Obra ensayística

Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Paz se mantuvo siempre en el centro de la discusión artística, política y social del país. Tanto la curiosidad insaciable como la variedad de sus intereses y su aguda inteligencia analítica se hicieron patentes en sus numerosos ensayos, que cubrieron una amplia gama de temas, desde el arte y la literatura hasta la sociología y la lingüística, pasando por la historia y la política. La enjundia, la profundidad y la sutileza caracterizan estos textos.

De tema literario son El arco y la lira (1959), profunda reflexión sobre la creación poética, y Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982), completo estudio sobre la obra y la compleja personalidad de Juana Inés de la Cruz, poetisa mexicana del siglo XVII. La identidad mexicana es en cambio el tema de El laberinto de la soledad (1950) y Posdata (1970).

El mono gramático (1974), que participa a un mismo tiempo de la reflexión y el poema en prosa, indaga en la esencia del lenguaje y constituye un testimonio de su atracción hacia Oriente; el título alude al jefe de los monos Hanuman, uno de los principales personajes del Ramayana. Tiempo nublado (1983) se ocupa de la situación política y social contemporánea. En Los privilegios de la vista (1987) se encuentran sus apreciaciones sobre las artes plásticas.

De sus últimos ensayos cabe destacar La llama doble (1993). La obra recorre la literatura universal en busca de la génesis de la idea poética del amor, el amor cortés provenzal, del que halla precedentes en las milenarias religiones indias y chinas y en el helenismo (con su fusión de Oriente y Occidente). Después de los poetas provenzales, el cristianismo desarboló el amor cortés; la pasión carnal, consumación del amor, fue relegada en favor de la divinización del objeto amado (DantePetrarca y el neoplatonismo).

Según el autor, hubo que esperar a la Revolución Francesa para que el amor recobrase su humanidad en manos de poetas y prosistas. Pero en el mundo moderno, la revolución sexual de 1968 condujo al fin del alma a manos del materialismo científico; dicho de otro modo, el amor ha sido víctima de la crisis de la idea de persona: un pesimismo extremo cierra esta obra. Otros títulos de su abundante producción ensayística son Cuadrivio (1965), Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967), Conjunciones y disyunciones (1969), Los hijos del limo (1974), El ogro filantrópico (1979) y Hombres de su siglo (1984).

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «Biografia de Octavio Paz» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/paz_octavio.htm [página consultada el 10 de diciembre de 2024].

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