Hector Valdez Albizu y los de su clase, en un episodio de esta civilización de espectáculos aberrantes y/o surrealistas
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Hector Valdez Albizu y los de su clase, en un episodio de esta civilización de espectáculos aberrantes y/o surrealistas
Por Miguel Espaillat Grullón
New York, 2 de agosto de 2012
El viernes 11 de mayo de 2012, en la página web Izquierda Digital, se publicó un artículo titulado "Querido señor Presidente: es usted un hijo de puta”
Este artículo, que fue falsamente atribuido a José Luis Sampedro, su cuerpo central está constituido por una carta dirigida al Primer Ministro español, el abogado Mariano Rajoy. El mismo se puede leer completo en el webside:
http://www.forocomunista.com/t20436-carta-a-rajoy-por-jose-luis-sampedro-usted-es-un-hijo-de-puta y en muchos otros.
El artículo en cuestión comienza así:
Querido señor Presidente: es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros.
Perdonen los demás el exabrupto- sigue diciendo la carta- pero es que está demostrado que somos lo que nuestros padres nos han educado, y si usted y sus ministros son como son, es porque sus madres muy bien no lo han hecho. A pesar de los colegios de pago, de pertenecer a la oligarquía de épocas dictatoriales, etc. Verá usted, señor presidente. Lo que más me molesta no es que usted sea un bastardo malnacido, sino un ignorante, y sobre todo un mentiroso.
Se presentó a unas elecciones diciendo que no haría cosas que ahora hace. Dijo hace tiempo que la posibilidad de una amnistía fiscal le parecía injusta y absurda, y no ha tardado ni tres meses en recurrir a esta medida de forma injusta y absurda. Ésa es la democracia que ustedes entienden, ignorar a los representantes de la ciudadanía que no les es afín (fin de la cita).
La autoría de esta carta, atribuida a José Luis Sampedro, fue desmentida por el mismo, manifestando a la vez su descontento y aclarando que ese no es su estilo, que no es el tono de su lenguaje y que no argumenta con insultos.
Pese a todo, la carta sigue circulando por la red, y ha sido leída por millones de personas.
En la sección de opiniones, unos las aprueban totalmente, otros por el contrario, la rechazan.
De esas opiniones, reproduzco más abajo, la que representa la opinión mayoritaria.
“La forma no es suya, eso es cierto, pero el fondo bien podría haber salido de su pluma. No soy partidario del insulto, pero algunas veces cuando los argumentos se estrellan contra las alturas en las que viven los políticos, cuando mucha gente vive el mundo que nos vende la televisión - ¿por qué no decirlo? - Se es cómplice silencioso al vivir de las migajas que nos dejan los que realmente se enriquecen con tanto pelotazo... Quizás el insulto sea la única manera de despertar conciencias.
Puede que en las actuales circunstancias, el insulto sea la manera menos agresiva de todas las posibles formas de protesta que se pueden inflamar en cualquier momento. Y si no, al tiempo”.
Arturo De-León Ortiz · National University of Distance Education
Como vemos, los españoles en el fondo apoyan el contenido y manera de esta carta, y ello porque como dice el señor De León Ortiz, quizás el insulto (provocado) sea la única manera de despertar conciencias y única vía de desahogo ante las tantas atrocidades de los políticos, ya que el camino revolucionario con las armas para desplazar a los barbaros, está cerrada, por lo menos por el momento.
En el caso dominicano, ¿aplicaría esta fórmula para expresar la frustración e indignación, que a manera de desahogo, podría usar cualquier ciudadano o ciudadana, ya irritado e impotente, ante las desvergüenzas y abusos de su clase gobernante, sin que ello derive o implique calificar de vulgares o rastreros, a quienes de manera publica con un escrito, o de manera privada en la conversación intima con amigos o familiares, tacharen de hijos de puta, bastardos y malnacidos, a quienes con sus acciones de robos y saqueos, han llevado a nuestro país, al punto de descalabro moral, político y económico en que está?
Este desahogo, en mi opinión vendría a ser legítimo, si tomamos en cuenta que esta situación se viene dando, desde que en 1844, Pedro Santana le entregó el poder a la peor humanidad de la República, poder hoy en manos de los descendientes de esos usurpadores por heredad. Y digo de esos usurpadores, porque todas las luchas que ha librado nuestro pueblo a lo largo de su historia, no fue para que un grupo se tome para sí la República, que sin rodeos, puedo decir, se la han robado al pueblo, legalizando ese robo a través de un poder ejecutivo, legislativo y judicial y otras instituciones, que ellos han creado para enmascarar con “democracia” un poder que le otorga obscenos y putos privilegios.
José Luis Sampedro, el nonagenario español aludido en este escrito, sostiene que:
“Hay dos tipos de economistas: los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajan para hacer menos pobres a los pobres" la cita en este punto viene al dedillo, pues el Gobernador del Banco Central de la República Dominicana, que nos ocupa, está claro, ejerce su trabajo para hacer más rico a los ricos, función, en la que él, por efecto colateral, también se hace más rico, no importándole en esa dinámica social, el mundo que atañe a los pobres.
Esa arrogancia de Hector Valdez Albizu, rayana en el desprecio por sus congéneres, se concretiza con su elevado sueldo de más de 2 millones de pesos mensuales equivalentes a 53 mil dólares, 20 mil dólares más que el salario del presidente de los Estados Unidos, que a la vez, es el presidente con el salario más alto de todo gobernante en América. Valdez Albizu justifica en su enfermo ego esta obscena remuneración, al creerse por encima de los demás dominicanos y en consecuencia, merecedor de tal privilegio. Este sentimiento patológico, no es solo propio de él, sino también de todos los miembros de esa rancia burguesía depredadora, que tal como establecí, se ha apropiado de la República desde 1844.
La República Dominicana es un país privilegiado, en cuanto a recursos naturales se refiere. Tenemos de todo en abundancia. Aguas, bosques, minas, y tierras cultivables por doquier. Con tantos recursos, la pobreza e injusticias sociales que ostentamos es una aberración rayana en la ignominia, que no tiene más justificación, que en la malignidad de quienes la han gobernado y aún gobiernan.
Otros países con mucho menos recursos, están muy por encima de nosotros en todos los indicadores básicos de desarrollo. Japón, es el paradigma perfecto del caso a referir, a pesar haber sido calcinado con dos bombas atómicas, múltiples terremotos y tsunamis desbastadores.
El hecho de que Hector Valdez Albizu recibe uno 66 (sesenta y seis) mil pesos diarios, mas lo que le entra por la mordida, mientras los empleados públicos y privados (maestros, médicos, enfermeras, guardias, policías, y trabajadores en general), reciben unos 300 pesos diarios, lo que promedia un sueldo de 9 mil pesos mensuales, con lo cual tienen que pagar, transporte caro para llegar al lugar de trabajo, comida, servicio de agua, basura y electricidad, como también el alquiler de la casa, mantener… digamos, a dos o tres niños…, es una situación que explica por sí sola, el por qué del grado de pobreza y sufrimiento de nuestro pueblo, el por qué de las emigraciones, el por qué de los feminicidios, el por qué de tanta desnutrición infantil, el por qué de tanta desigualdad social, el por qué de niños y niñas en las calles, y el por qué, a despecho de los buenos modales, en un momento de irritación, de frustración e indignación suprema, tachemos de hijos de puta, a los que con su indolencia, con su angurria y su avaricia, mantienen a nuestra patria sumida en la pobreza y la ignorancia. Para los emigrantes, este es un sentimiento redoblado, por saber los motivos de la forzada expatriación, y porque penetrados por la nostalgia del lar nativo, esta tachadura de hijos de puta, a los que se arrogan el derecho de propiedad absoluta de aquella media isla, puede ser preconizada por los indignados, estentóreamente, hasta la vociferación.
Por Dios, dígame alguien…corríjame alguien…si este privilegio que entre otros muchos factores genera la situación de pobreza, desigualdad social y sufrimiento que vive nuestro pueblo, genera que el privilegiadoresista la iniciativa que pretende convertir en ley un proyecto que establezca un límite de 500 mil pesos,
en un país pobre y lleno de problemas, argumentando que los fondos y sueldos del organismo que dirige están fuera del control legal y estatal, obviando las razones política, sociales y económicas y hasta morales que sustentan dicha regulación, para tan solo, tener en cuenta su beneficio personal, dígame repito, si semejantes declaraciones no solivianta, provoca e irrita el alma, de cualquier ser con un mínimo de conciencia social y ciudadana. Con un mínimo de decencia, con un mínimo de honradez y sentimiento de amor hacia los suyos, entendiendo por los suyos, a todos los dominicanos, en especial aquellos, que sus vidas están ahogadas en la fatalidad de la pobreza.
Duele tanta injusticia, tanta indolencia, tanta falta de escrúpulos, tantos privilegios, donde parece ser que la vergüenza ya no existe ni siquiera camuflada de hipocresía, porque los desaguisados se cometen a lo público y sin el menor rubor.
En este execrable contexto, circunscribo a todos los que componen el aparato del Estado (presidente, vicepresidente, diputados y senadores, Suprema Corte de Justicia, Tribunal Superior Electoral, Cámara de Cuentas, dueños de bancos y empresarios que usan explotar a sus congéneres, Ministros, opositores felones y cancilleres simuladores como Morales Troncoso que gasta millones en francachelas y politiquería. También caben aquí, personajes siniestros y tenebrosos como el tal Mario Vinicio Castillo y los enriquecidos al vapor sustrayendo del erario, como el millonario Rodriguez Pimentel, el “devoto altagraciano” Amable Aristy Castro y cientos más de “fervientes católicos”, que al estilo del “angel” Pablo Escobar, solo andan detrás de dinero, poder y placer.
En fin, engrosan esta claque, periodistas mercenarios al servicio del mejor postor, cardenales y obispos hipócritas, encubridores de pederastas, quienes han sido aliados tradicionales de los poderes siniestros que se han adueñado de la República para su solo usufructo, todo esto, sin olvidarnos de los curas y pastores evangélicos con aberraciones sexuales, y de todos los que, envilecidos, se han confabulado para hacer de la vida un asco y una tragedia; y de nuestra patria una pocilga y un amasijo de iniquidades de la nación, siempre –repito- a cambio de dinero y poder para el placer.
Dígame usted, si en un acto de catarsis, cuando irritados e indignados, llenos de
desconcierto y de repulsa, hacia esa clase que ejerce el pecado de la codicia y del hurto de manera consuetudinaria, con burla y desprecio hacia su prójimo, si en nuestra impotencia… en un desahogo… mirando al cielo, clamando justicia, pidiésemos , “Señor ayudamos a librarnos de todos estos hijos de puta”, dígame… refiero de nuevo, si a esa suplica, se la puede tachar de obscena y a quien la hace, de vulgar.
Dígame usted, repito, ¿si los que en medio de esta impotencia que consume,
clamasen a Dios en oración pidiéndole “líbranos señor de estos hijos de puta”, se les podría descalificar para escribir artículos, porque se los tache de escribientes vulgares o de chusma, que recurren al insulto, porque no tienen la capacidad para rebatir con argumentos donde prime la decencia y los buenos modales?
Pero como el mundo está al revés y patas arriba, y en esta sociedad (civilización, dicen otros) todo es posible, dejo abierta la posibilidad de que tales suplicantes sean los bastardos malnacidos e ignorantes, y sobre todo los mentirosos y hasta envidiosos, o que, todo sea una representación de mal gusto, donde Hector Valdez Albizu como los demás su clase y los indignados suplicantes a Dios, que en oración piden “líbranos Señor de estos hijos de puta”, que solo estén escenificando un episodio más de los capítulos que conforman las acciones de esta civilización de espectáculo aberrantes y/o surrealistas
Miguel Espaillat Grullón
New York, 2 de agosto de 2012