Poeta
Nadie
entiende tu soledad
poeta
esa
soledad que pregona tu silencio
cuando
caminas despacio por las calles
dejando
huellas inconclusas y fatigadas en tu alma
esa
soledad que destila tu mirada
cuando
el viento en tu interior abre puertas
por
donde se escapan los hombres
proscritos
del tiempo
viejos
violinistas encantados
que
con su sonido de flautas
llenan
tu sangre de prostitutas
y
mendigos
de
molinos de vientos
y
quijotes
de
alondras
y
luciérnagas remotas
que
viajan en tu mente
hacia
un secreto universo de bitácoras
donde
es un espejismo
tu
soledad
un
espacio vacío
un
abismo cósmico
de
fosforescentes longitudes verticales
que
ahondan la angustia de las estatuas colosales
que
miran impávidas al cielo
con
un silencio de salitre y olvido en sus labios petrificados por el tiempo
ellas
lloran
poeta
inadvertidas
suplican y sus lágrimas de rocío
sobre
la hierba reseca
cada
mañana guardan prisioneras las estrellas australes
nadie
sabe de dónde vinieron
pero
están ahí
mudo
testimonio de una civilización de cíclopes
que
se marcharon dejándolas como evidencias
y
aunque posiblemente no volverán
ellas
aún esperan la llegada de los secretos
visitantes del cielo
es
en esa rígida actitud de melancolía
que
ellas se parecen a ti
poeta
a
ti que tienes una herida abierta
por
donde cada tarde se cuelan pájaros
y
mariposas
a
llenar de alas y flores tu mirada
que
vuela tranquila hasta alcanzar la frontera más lejana del universo
ellas
poeta
se
parecen a ti que tienes una edad prehistórica
que
guarda relojes minerales
que
esconden sueños de arena
que
hablan de una historia diluida en un tiempo
que
tiene dedos amargos que se aferran con dolor
al
delirio de los arácnidos que tejen pausadamente
sus
telarañas lumínicas donde atrapan los
insectos
que
pueblan el pensamiento putrefacto
del
hombre moderno
que
no vive
que
agoniza
enloquecido
por el espanto cotidiano de la muerte
intoxicado
por el humo
abrumado
por la prisa
y
en su delirio solo vive para el odio y la guerra
vociferando
que la paz es sólo un sueño de guitarras y palomas
una
canción que los niños olvidaron antes de
nacer
un
discurso hueco
una
palabra fría
nada
y
olvida que él como tal es simplemente excremento
de
un desarrollo que apesta a muerte
un
esclavo de las máquinas
una
cifra estadística
un
número
que
se maneja sin ningún valor humano
con
desprecio
sin
ninguna identidad
ese
es el hombre moderno
viciado
prostituido
deshumanizado
el
que agoniza acorralado por la prisa
en
que el tiempo desvanece los sueños
y
diluye la esperanza entre espejos rotos
el
que no admite que al final del siglo XX
tu
puedas soñar con la paz
y
vestirte de ternura y solidaridad
para
construir con las palabras el amor
para
que la alegría perdure más allá de la profecía
para
que la primavera estremecida por un vuelo horizontal de golondrinas
sea
eterna bajo este cielo infinitamente breve
y
si al final del poema él persiste y se obstina
en
su actitud oscura hacia la vida arrojando al hombre común al vacío
donde
la muchedumbre amotinada
es
triturada por la incertidumbre de un futuro incierto
míralo
despacio y con desprecio
y
en silencio guarda tu soledad en un bolsillo
y
luego sigue tu camino sin prisa hacia la aurora
para
que cuando amanezca tu tristeza sólo sea
un
pájaro que se escapa de tus ojos hacia el olvido
y
para que entre tus manos repletas de sueños
germine
la vida
y
se multiplique la esperanza
Domingo Acevedo.