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sábado, abril 27, 2019
Abril 1965 "el pueblo en armas"
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Intervención norteamericana en Santo Domingo1965-1966. Full color
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
1965: Invasión gringa a República Dominicana y el desagravio que nunca llega
por Matías Bosch (Santo Domingo)
Publicado el 20 junio, 2016 , en Historia - Memoria, Pueblos en lucha
En apenas tres días, Santo Domingo había conocido la pasión y la furia de hombres y mujeres movidos por el ideal de rescatar y defender la democracia y la soberanía popular, frente a “gorilas” y poderosos. La conocida “Batalla del Puente Duarte”, que neutralizó el intento de las fuerzas golpistas de tomar control de la ciudad capital, dio a los y las constitucionalistas una fuerza moral impresionante mientras que causó el efecto totalmente contrario en sus adversarios: soldados diezmados por las bajas, pero también por la desmoralización de estar peleando por su sueldo, bajo las órdenes de rufianes en los que no creían, ni como comandantes ni como buenos dominicanos. El 27 de abril de 1965 ya no quedaba nada del gobierno golpista (“Triunvirato”) presidido por Donald Reid Cabral, ni había en el horizonte quien pudiera detener la victoria popular, impulsada por aquello que Ernesto “Che” Guevara llamaba el factor “X”: la fuerza moral y emocional de un colectivo en lucha. La “junta militar” estaba en el suelo y con notorios conflictos entre los jefes contrarrevolucionarios. En ausencia de los líderes iniciales de la rebelión, los combatientes se aglutinaban en torno a Francisco Alberto Caamaño, quien poco tiempo atrás era conocido como un joven comandante de las fuerzas represivas de la policía y ahora se erguía como jefe de la lucha más hermosa en un siglo de Historia nacional.
Pero aún faltaba por entrar en juego un elemento, sin duda desequilibrante, al que echaron mano los militares “gorilas” y los políticos traidores. La embajada de Estados Unidos en Santo Domingo y la CIA habían estado dando todo el apoyo que podían a los golpistas de 1963 en esa lucha en la que vencía el Pueblo Dominicano. El presidente Johnson y su staff supervisaban directamente el curso de los acontecimientos, aunque al principio les fuera difícil prestar la debida atención por estar involucrados de lleno de los asuntos de la invasión a Vietnam. Ese comportamiento fue variando con las noticias que llegaban desde Santo Domingo, anunciando la supuesta infiltración y creciente liderazgo del “castro-comunismo” en la rebelión que miraban, pero no aceptaban, ni podían ni querían comprender.
El 28 de abril de 1965, a las 6:53 pm, la jefatura de la avanzada naval que EE.UU. tenía frente a las costas dominicanas recibió la orden de iniciar el despliegue de los primeros 500 hombres. El presidente Johnson habló en cadena nacional para explicar que se trataba de una solicitud de la “junta militar dominicana” para proteger la vida de ciudadanos estadounidenses en el país caribeño. Menos de dos semanas después ya habían desembarcado en suelo dominicano 23 mil hombres de los Estados Unidos liderando una “Fuerza Interamericana de Paz” creada oportunamente por la OEA con la participación de los gobiernos dictatoriales de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Brasil y Paraguay, además de Costa Rica que “aportó” 21 hombres. Los Estados miembros de la OEA, encabezados por Estados Unidos, votaron a favor. Tan sólo Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay se opusieron a aquel burdo teatro, más la abstención de Venezuela. Con el alegato de asegurar la “paz” e impedir una “expansión del comunismo”, Estados Unidos, líder de la democracia y el “mundo libre”, ponía la bota militar encima de un país pequeño donde los ciudadanos y los mejores oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía se habían levantado precisamente para defender la democracia, el gobierno electo y la Constitución legítima. Durante cuatro meses las fuerzas rebeldes dominicanas resistieron heroicamente la embestida de la potencia militar más grande de la Tierra y, además, del genocida “Gobierno de Reconstrucción Nacional” creado por los invasores, encabezado por el supuesto “héroe nacional” ya fallecido, Antonio Imbert Barrera.
51 años más tarde, el gobierno dominicano, en ocasión de celebrarse la Asamblea General de la OEA en Santo Domingo, exhortó a una declaración de “desagravio” por parte del organismo regional. Según consta en la prensa, “la declaración, aprobada con el número AG/CG/ 7/16, contiene tres puntos: 1) Lamenta la pérdida de vidas humanas y expresa las condolencias de la organización al pueblo dominicano; 2) Desagravia al pueblo dominicano por las acciones de Abril de 1965 que interrumpieron el proceso de restablecimiento del orden constitucional en la República Dominicana; y 3) Reafirma los principios del derecho internacional, de la Carta de las Naciones Unidas y de la Carta de la OEA”.
Esta resolución no es del todo una novedad. En un discurso pronunciado el 18 de agosto de 2015 en la propia ciudad de Santo Domingo, Luis Almagro, secretario general de la OEA, dijo: “como Secretario General de la OEA deploro los actos de la Organización que validaron en 1965 la invasión a República Dominicana y la intervención en este país, torciendo el camino soberano elegido por su pueblo. Nuestro respeto y nuestra congoja por las víctimas que sufriera República Dominicana de la invasión validada internacionalmente por la OEA y por la intervención que esta aprobara. La historia condena a la OEA por estas víctimas. Este pasado condena a la OEA por haber intervenido torciendo la historia y el destino político soberano de la República Dominicana”.
Si la resolución no es una novedad por parte del organismo continental, que a través de su secretario general ya deploró los desmanes de 1965 y pidió perdón por ellos, tampoco es una novedad -aunque sea plausible acto de virtud- de parte del Estado dominicano ni de su clase política, que tendrían que ir mucho más lejos de lo que ya ha hecho la OEA, por elemental sentido de responsabilidad y deber moral.
Por mucho que la OEA sea importante, es un organismo supeditado a los Estados, fundamentalmente a la mayor potencia económica y militar de la Tierra, que la aloja y la financia de manera principal. La OEA es instrumento y mandataria, no responsable en última instancia de aquello a que sirve y ha sido funcional.
Es Estados Unidos a quien debe reclamarse una petición pública de perdón por haber invadido República Dominicana a partir de las 6:53 pm del 28 de abril de 1965, cuando comenzó la más brutal de las acciones militares cometidas en el siglo XX contra país latinoamericano alguno. Son también Honduras, El Salvador, Nicaragua, Brasil y Paraguay, además de Costa Rica a quienes debe reclamarse disculpas públicas por haber formado parte de la maléfica FIP, mientras que debe honrarse y agradecerse a Chile, Ecuador, México, Perú, Uruguay y Venezuela por no haberse prestado para tal monstruosidad.
Y son el Estado dominicano y la clase política que aplaude hoy de pie este discurso y esta resolución, quienes más deben desagraviar, pedir perdón y reparar el abuso y el crimen gigante que se cometió.
Deben hacerlo otorgando a los veteranos y veteranas constitucionalistas de 1965 la vejez digna que merecen, después de 51 años de espera, y tantos y tantas haber muerto abandonados en la enfermedad y en la miseria más infame.
Deben hacerlo exaltando, como se merecen, tratando con la dignidad del caso, a tantos mártires de Abril enterrados en tumbas destruidas, abandonadas, como si se tratase de hombres y mujeres sin deudos ni agradecimientos merecidos. Deben hacerlo sustituyendo en calles, plazas y avenidas los homenajes a tantos traidores, déspotas y asesinos.
Deben hacerlo quitando del Palacio Nacional las fotos de Donald Reid Cabral y Antonio Imbert Barrera, situados hoy en el mismo sitial de expresidentes constitucionales con que se honra a Francisco Alberto Caamaño y a Juan Bosch.
Deben hacerlo rompiendo, de una vez, con los responsables políticos y militares vivos y muertos -desde Balaguer a Ramiro Matos- que fueron parte del asesinato de la democracia desde el golpe de Estado de 1963 hasta los bárbaros 12 años de dictadura entre 1966 y 1978. Deben hacerlo hallando y persiguiendo a los responsables de las desapariciones y ejecuciones ocurridas en el país, la última en 1994, la de Narciso González, “Narcisazo”. Mientras los asesinados y desaparecidos siguen sin justicia, en este país TODOS los culpables de 1963, 1965 y los Doce Años han vivido en paz y tranquilidad, disfrutando honores y han muerto en su cama.
Deben hacerlo reparando oportunamente, de manera simbólica y de manera material a las víctimas del “Gobierno de Reconstrucción Nacional” que, bajo el mando de Imbert Barrera -hace unos días merecedor de honores de Estado y duelo nacional-, cometió el genocidio brutal en la zona norte de Santo Domingo, sin que aun nadie haya rendido cuentas y ningún acto de reivindicación de los muertos y heridos haya sido hecho. Ni siquiera se sabe cuántos dominicanos perdieron la vida en esa atrocidad.
Deben hacerlo cortando de raíz la relación ignominiosa que ha sostenido la República Dominicana actuando como neocolonia militar, política y financiera de Estados Unidos a lo largo de 51 años, supeditando decisiones y políticas nacionales a la venia, la voz y el voto de la Embajada, la USAID, la DEA, el FBI, la Guardia Costera, los tratados de extradición y el Comando Sur, ejército colonial norteamericano que aún hoy es quien verdaderamente controla y maneja las fronteras terrestre y marítima del país.
En fin: de la OEA se puede esperar todo, que es lo mismo que esperar nada. Hoy la OEA ha sido capaz de decidir por igual en esta Asamblea que hay que investigar la actuación de Almagro por su comportamiento confrontacional frente al gobierno venezolano, como ha aprobado una resolución firmada por 15 delegaciones que le sigue el coro en lo que hace. Se ha votado para sostener una reunión del Consejo Permanente el 21 de junio para validar el camino de diálogo aprobado por ese gobierno, y se ha convocado a otra para dos días más tarde, para apoyar la vía contraria, la de la condena y la presión. La OEA sigue siendo, como dijo Juan Bosch, un organismo que “sobra”, incapaz de contrarrestar el implacable poder de Estados Unidos en su seno… Ese mismo gobierno de Estados Unidos que hace años insiste en defender la democracia y los derechos humanos, el mismo discurso con que invadió República Dominicana, y es el mismo que invadió Iraq en 2003 y Libia en 2011 violando la legalidad internacional que hoy vota por respetar en la resolución sobre Abril de 1965.
Así y todo, la OEA y la delegación de EE.UU. aprobaron el “desagravio” a República Dominicana.
Pero, insistimos: ¿Cuándo va a desagraviar al Pueblo y a la Patria dominicana la clase política nacional? Eso sí que sería toda una novedad.
*Fuente: Radio UdeChile
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Inauguración de la feria Alternativa del libro.
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Lamento Borincano, en la voz de Carolina Cepeda.
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Feria alternativa del libro, Santo Domingo 2019
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martes, abril 23, 2019
Guerra de abril de 1965 en la República Dominicana
La Guerra Civil Dominicana de 1965 constituye uno de los hechos más relevantes en la historiareciente de la República Dominicana. El conflicto se inicia cuando un grupo de oficiales jóvenes se propone restaurar el gobierno constitucional del destituido presidente Juan Bosch, primer gobierno elegido democráticamente en las urnas tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
El profesor Juan Bosch es derrocado siete meses después de haberse juramentado como presidente constitucional de la República (el primer Presidente electo democráticamente luego de los 30 años de la dictadura Rafael Leonidas Trujillo), el 24 de septiembre de 1964, por una facción de las Fuerzas Armadas liderada por Elías Wessin y Wessin [1] . Esto sucede tras la promulgación de la Constitución de 1963, que establecía, entre otras cosas, la libertad religiosa y de expresión, la libertad política, el derecho a la vivienda, la igualdad entre hijos naturales y los nacidos bajo matrimonio, así como el retorno de los disidentes políticos y exiliados durante el régimen trujillista.
Prohibía, además, los monopolios, la apropiación de extensivas tierras y otros tantos proyectos innovadores que provocaron que diversos sectores acusaran al profesor Bosch y a su gobierno de comunistas. Asestado el golpe, Bosch sale al exilio a la Isla de Puerto Rico.
Con el auspicio de los partidos minoritarios que perdieron en las elecciones de diciembre, las fuerzas armadas nombran un triunvirato para gobernar el país presidido por Emilio de los Santos e integrado por los doctores Ramón Tapia Espinal y Manuel Tavares Espaillat.
El 29 de noviembre de 1964 la Agrupación política 14 de junio se levanta en armas en las montañas dominicanas declarando la guerra abierta contra el triunvirato. El 21 de diciembre Manuel Aurelio Tavarez Justo, líder del movimiento y viudo de Minerva Mirabal, asesinada por el régimen trujillista, es fusilado en la sección Las Manaclas en la cordillera central, lo que provoca una gran indignación popular y motiva, por otra parte, la renuncia del presidente del triunvirato, Emilio de los Santos. En el levantamiento guerrillero mueren 32 dirigentes y militantes de la agrupación política 14 de Junio.
Con el ascenso de del Dr. Donald Reid Cabral a la presidencia del triunvirato la situación económica del País se deteriora; se llegan a acuerdos con el Fondo Monetario Internacional mientras que la miseria que sufrían los sectores marginados se agudiza.
Por otro lado la corrupción administrativa motivaron a un grupo de jóvenes oficiales que, bajo la coordinación del brillante y joven oficial Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, se sumieran en actividades conspirativas en los cuarteles con el fin de atender el clamor popular cada vez más poderoso exigiendo la Constitución del 63 sin elecciones, así hicieron sucumbir al triunvirato presidido por el Dr. Reid Cabral.
El campamento militar 16 de agosto, ubicado en la Autopista Duarte, y el 27 de febrero, en la margen oriental, se rebelan contra el gobierno de Reid Cabral. El Dr. José Francisco Peña Gómez, hablando por una emisora de radio, arenga al pueblo a levantarse en armas y lanzarse a las calles en apoyo al golpe de estado perpetrado contra el triunvirato, y de ese modo restablecer el gobierno constitucional de Juan Bosch. Este llamado fue suficiente para que el pueblo se desbordara en las calles proclamando su apoyo a la acción y reclamando el retorno a la constitucionalidad. Un grupo de militares rebeldes leen una proclama donde exhortan al pueblo a respaldarlos. En la noche, Donald Reid Cabral habla al país con el fin de conseguir que los rebeldes depongan las armas.
En las primeras horas de la mañana los militares constitucionalistas entran a la ciudad de Santo Domingo y obligan a renunciar a Reid Cabral. El pueblo se lanza a las calles ocupando el Palacio Nacional en respaldo del contragolpe de estado. En la sede del Palacio Nacional un grupo de militares forma el "Comando Militar Revolucionario" encabezados por los coroneles Vinicio A. Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez Ramírez, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Eladio Ramírez Sánchez y Pedro Bartolomé Benoit, que asume el poder a las 10:30 a.m.
Esa misma noche se traslada el poder a una autoridad civil, en la persona del Dr. Rafael Molina Ureña como presidente provisional y quien había sido el Presidente del Senado durante el Gobierno de Bosch. Momentos después se anuncia el reestablecimiento de la constitución del 1963 y el regreso del profesor Bosch ese mismo día desde Puerto Rico.
Sin embargo, en la base aérea de San Isidro en el llamado "Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA)" los generales Wessin y Wessin y el general Imbert Barreras se oponen al retorno de Juan Bosch y al restablecimiento de la constitución del 1963. De inmediato comienzan los bombardeos y los ametrallamientos aéreos al palacio presidencial y otras posiciones de los constitucionalistas.
Las organizaciones populares exigen que se le entreguen armas al pueblo el cual ya se había volcado a celebrar el retorno de la institucionalidad al país.
Durante toda la mañana continuaron los bombardeos al Palacio Nacional y otras zonas de la ciudad. En la Base Militar de San Isidro a 40 kilómetros de la ciudad capital el General Elías Wessin y Wessin se mantiene firme preparando la entrada de sus tropas a Santo Domingo.
La Marina de Guerra, hasta ese momento neutral en el conflicto, se une a las fuerzas de Wessin, y sus barcos bombardean al palacio presidencial donde se encontraba el Presidente Provisional, Rafael Molina Ureña. La fuerza aérea arrecia sus bombardeos contra la ciudad. Para contrarrestar los bombardeos los constitucionalistas instruyen al pueblo a que ponga espejos encima de las casas para que los reflejos molesten a los aviones.
La presidencia provisional, emite un comunicado: "El Poder Ejecutivo hace de conocimiento público que en virtud de haberse establecido la vigencia de la constitución del 63 que consagra en su articulo 66 la imposibilidad de expulsar del país a ningún dominicano todos los nacionales que fueron arbitrariamente desterrados de la Republica pueden regresar libremente al suelo patrio, se hace observar al ex presidente Joaquín Balaguer que en esos momentos estaba exiliado que podía retornar a la brevedad posible al país para hacerle compañía a su madre que ya estaba en su lecho de muerte".
Ante la gravedad de la situación, el presidente provisional Rafael Molina Ureña y miembros del alto mando constitucionalista entre los que se encontraban los coroneles Vinicio Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez, Rafael Fernández Domínguez entre otros, y varios dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, se dirigen a la Embajada Norteamericana para tratar de conseguir su mediación para lograr un acuerdo con los militares de San Isidro. Luego de una acalorada discusión el embajador Norteamericano William Tapley Bennett[2] el embajador llama por teléfono a Caamaño diciéndole que solo falta él en la reunión, Caamaño respondió Dígale a Wessin que detenga los bombardeos pero él (Bennett) les dice a los constitucionalistas Este no es el momento de negociar, sino de rendirse de inmediato el presidente provisional Rafael Molina Ureña, renunció y procedió a asilarse en la embajada de Colombia.
Igual camino siguieron otros dirigentes constitucionalistas. Cuando todos los oficiales militares salían del despacho del embajador norteamericano, El Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño[3] llegó y se detuvo en la puerta y le dijo: Permítame decirle que seguiremos la lucha suceda lo que suceda.
Al salir de la embajada Caamaño junto a otros colaboradores cercanos, se dirigió al puente Duarte donde las tropas de Wessin avanzaban hacia el centro de la ciudad.
La presencia de Caamaño junto a otros militares en el Puente levantó la moral de los combatientes e hicieron retroceder las fuerzas de Wessin. El profesor Juan Bosch desde Puerto Rico y ante la imposibilidad de regresar al país, delega sus derechos constitucionales al coronel Caamaño, y el congreso se reúne de emergencia y proclaman a Caamaño presidente de la República.
Miércoles 28 de Abril
Con los esfuerzos de la embajada de los Estados Unidos se crea en la base aérea de San Isidro una junta militar presidida por el Coronel Pedro Bartolomé Benoit. En las primeras horas de la mañana, los constitucionalistas comandados por el Coronel Lora Fernández inician el ataque de la fortaleza Ozama, cuartel general de los cascos blancos.
Esa mañana el presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson anuncia el envío de un pequeño contingente de soldados de la infantería Norteamericana a Santo Domingo. Su misión alegada: proteger el perímetro de la embajada estadounidense y salvar la vida de los ciudadanos Norteamericanos y de otras nacionalidades que lo solicitasen
Ese día desembarcaron 400 infantes de la marina norteamericana e iniciaron la evacuación de los ciudadanos norteamericanos y de otras nacionalidades residentes en Santo Domingo.
En la noche del 28 de abril el embajador norteamericano enviaba un cable comentando sobre la situación el cual leía: "The generals at San Isidro were dejected, several were weeping, and one was histerically urging "retreat" (traducción libre: Los generales en San Isidro estaban deshauciados, algunos llorosos, y uno urgía histéricamente a "replegarse"). El embajador agregaba que "elementos castroides" se llevarían la victoria. Con este comentario laadministración norteamericana se posicionaba en contra de la causa rebelde. Se iniciaba una campaña de descrédito para las fuerzas rebeldes al invocar el sentimiento anticomunista.
En la memoria norteamericana aún estaba fresca la crisis de los misiles y el confrontamiento con Cuba y la Unión Soviética, y la opinión pública norteamericana debatía a diario los enfrentamientos en Vietnam.
- Las noticias mundiales estaba enfocadas en la Guerra de Vietnam y en Santo Domingo. Es así que las agencias internacionales de prensacomienzan a difundir el 5 de Mayo una lista de 54 supuestos agentes del comunismo, infiltrados en el movimiento constitucionalista que según el gobierno Norteamericano pretendía convertir la República Dominicana en otra Cuba.
Los constitucionalistas toman por asalto la Fortaleza Ozama, con su arsenal de armamentos y hacen prisioneros a numerosos agentes de la policía. El CEFA y los sectores opuestos a la revolución acusan a las tropas de Caamaño a estar dominadas por comunistas.
Mientras tanto el entonces presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson afirmó "Los Estados Unidos no pueden y no van a permitir el establecimiento de gobiernos comunistas en el hemisferio occidental"
El Presidente Lyndon B. Johnson, acusando a la revolución constitucionalista de comunista ordena el desembarco de 42,420 marines[4] en Santo Domingo con el propósito de controlar la situación.
Las tropas de EU establecieron de inmediato un cordón de seguridad, dividiendo la ciudad en dos zonas, cercando la parte constitucionalista y a todos los combatientes que encontraba en la parte baja de la ciudad en la zona rebelde, denominaron Operación Limpieza al operativo.
Mientras esto sucedía, el Coronel Juan Maria Lora Fernández jefe del estado mayor del gobierno patriota hablando por Radio, alentaba a los combatientes, Desde la trinchera del honor los saludo en este día glorioso en que la patria pequeña se agiganta el enfrentar con sus hombres a la fuerza bruta de los Estados Unidos, pero si grande es nuestro enemigo mayor es nuestro arrojo y decisión de salvar a la patria y de volver limpia sin manchas y bochornos la dignidad de su bandera y la pureza de su escudo
Llegó a Santo Domingo, John Bartlow Martin enviado especial de presidente Johnson bajo cuyos auspicios quedó disuelta la junta militar presidida por Benoit y se creó el Gobierno de Reconstrucción Nacional, bajo la presidencia del General Antonio Imbert Barreras quien de inmediato tomó juramento ante un juez de la Suprema Corte de Justicia y convocó una manifestación de respaldo a su gestión frente al edificio del congreso nacional.
Las palabras de Imbert al tomar posición fueron "Todo el pueblo dominicano sabe que yo no me encuentro dirigiendo el Gobierno de Reconstrucción Nacional por satisfacer las arduas ambiciones de poder, circunstancias ajenas a mi personal situación y a mi personales deseos pero revestidas de enormes trascendencias para el país, me colocaron en la obligación moral de aceptar el cargo que ahora ostento y desempeño, apenas estamos reorganizando las fuerzas armadas para comenzar una campaña ofensiva en contra los comunistas".
Siguiendo los planes de Martin y las tropas estadounidenses, el general Imbert se puso de frente para dirigir la llamada "operación limpieza" en la zona norte de la capital donde se efectuó un riguroso ataque casa por casa contra los combatientes constitucionalistas, obligándolos a replegarse hacia la parte sur de la ciudad donde se encontraban el coronel Caamaño. La lucha por el control de la zona norte dejó un considerable número de bajas en el lado constitucionalista así como en la población civil.
Mientras el conflicto bélico en Santo Domingo se agudizaba, la opinión publica internacional comenzó a condenar la invasión militar norteamericana en República Dominicana, y comenzaron a producirse manifestaciones de protestas en casi todos los países de Latinoamérica. En New York, los dominicanos junto a otros latinoamericanos protestan por la invasión yankee a Santo Domingo, mientras que en las Naciones Unidas la Unión Soviética, convoca de emergencia al consejo de seguridad para tratar el caso dominicano.
En la reunión del Consejo de Seguridad interviene el embajador cubano Pérez Tabío, quien denuncia la agresión norteamericana en la patria de Máximo Gómez. Luego de la reunión el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas ONU, señor U Thang, decide enviar observadores a Santo Domingo para que le informen de la situación. Ante la presión internacional los EE.UU convocan de urgencia a una reunión de la OEA, en la cual solicitan la creación de una fuerza interamericana de Paz para enviarla Santo Domingo. De esta forma la invasión militar yankee en Santo Domingo quedaría internacionalizada y amparada por la bandera de la OEA, disipando la idea de la existencia de una intervención unilateral y ocupación militar norteamericana.
La asamblea de la OEA aprobó el envío de una fuerza interamericana, comandada por el general brasileño Hugo Panasco Alvin e integrada por: 1,250 soldados de Brasil, 250 de Honduras, 170 de Nicaragua, 20 Policías de Costa Rica, y una Representación del Paraguay.
El 6 de Mayo el presidente de Francia De Gaulle criticaba la intervención, urgiendo al retiro de las tropas norteamericanas y anunciaba la posibilidad de reconocer al gobierno rebelde encabezado por Caamaño.
El 19 de mayo un comando constitucionalista intenta tomar por asalto el Palacio Nacional, en ese momento en poder de las tropas del Gobierno de Reconstrucción. Cuando avanzaban hacia su objetivo fueron sorprendidos por francotiradores norteamericanos quienes les abrieron fuego haciendo fracasar la toma del palacio. En el intento de asalto perdieron la vida el Coronel Rafael Fernández Domínguez ministro de interior y policía del gobierno constitucionalista, el Dr. Juan Miguel Román destacado dirigente de la Agrupación Política 14 de Junio, Euclides Morillo quien era un importante cuadro de la Agrupación 14 de Junio y venia de las Guerrillas del 1963, Ilio Capocci entrenador de los hombres ranas y otros constitucionalistas destacados[5] .
El 15 y 16 de junio, fue la mayor ofensiva del las tropas estadounidenses a la zona constitucionalista. Es el presidente Caamaño quien explica lo sucedido: "De una forma sistemática, en horas de la mañana, las tropas americanas intensificaron una ataque abierto por la parte norte, este y sur de la zona del gobierno constitucional. Esto ha sido una genocidio sin precedentes para la historia del país, contamos ante el momento 67 muertos entre hombres mujeres y niños y unos 165 heridos y aun faltan personas que deben estar muertas en sus casas, por las bombas de mortero".
El 28 de junio llegó al país el ex presidente Joaquín Balaguer con un permiso de 72 horas otorgado por el gobierno de Antonio Imbert Barreras para ver a su madre enferma, al término de este, el Dr. Balaguer desafiando al general Imbert se negó a salir del país y manifestó su intención de presentarse como candidato presidencial, cuando todavía no había fecha para elecciones generales ni se sabia si se realizaría. En los días siguientes la prensa norteamericana comenzó a hacerse eco, de las aspiraciones presidenciales del Dr. Balaguer en la Republica Dominicana.
El 12 de julio se cumplían 41 años de la salida en 1924 de las tropas norteamericanas que habían invadido al país en 1916. Por tal motivo el gobierno constitucional y el frente de organizaciones democráticas realizaron una manifestación frente al Altar de la Patria durante el acto se le hizo un homenaje a Gregorio Urbano Gilbert, uno de los héroes de la resistencia armada a la invasión militar norteamericana de 1916. Gilbert siempre se mantuvo firme del lado de los constitucionalistas y condenaba la agresión norteamericana.
En el informe enviado al presidente Lyndon B. Johnson sobre la crisis, Martin afirmó: El gobierno de Imbert no es como se dice que es, nosotros no queremos imponer una solución cualquiera que sea. El gobierno de Imbert presentado a menudo como un gobierno de derecha, no lo es. Primero no es una junta militar, en ese gobierno hay tres civiles conocidos y dos militares que en realidad son liberales. Son gente progresistas que no participarían en una junta militar
A mediados del mes de agosto las negociaciones avanzaron y se perfilaron en un posible acuerdo entre los sectores en conflicto. El 30 de agosto se firmó un acuerdo con los auspicios de una comisión mediadora de la OEA titulada Acta Institucional, mediante el cual se escogió al Dr. Héctor García Godoy como presidente provisional y se acordó la celebración de elecciones presidenciales para el año siguiente. Con la firma del acta institucional quedó finalizada la guerra, se procedió a retirar las trincheras que limitaba la zona constitucionalista y se inició el desarme de la población por parte de las tropas estadounidenses.
El 3 de septiembre Héctor García Godoy asumía la Presidencia Provisional y el mismo día el presidente constitucional Francisco Alberto Caamaño Deño presentaba renuncia ante 25,000 dominicanos que acudieron a una manifestación en la plaza de la Fortaleza Ozama.
El 3 de septiembre en una gigantesca manifestación en la plaza de la constitución, el coronel Caamaño presentó renuncia como presidente constitucional. En una parte de su discurso dijo:
Porque me dio el pueblo el poder, al pueblo vengo a devolver lo que le pertenece. No pudimos vencer, pero tampoco pudimos ser vencidos. Nunca tal vez en la vida de los dominicanos se había luchado con tanta tenacidad contra un enemigo tan superior en número y en armas. Luchamos, sí, con bravura de leyenda, porque íbamos desbrozando con la razón el camino de la Historia. Ante el pueblo dominicano, ante sus dignos representantes que aquí encarnan el Honorable Congreso Nacional, renuncio como Presidente Constitucional de la República. Dios quiera y el pueblo pueda lograrlo, que esta sea la última vez en nuestra historia que un Gobierno legítimo tenga que abandonar el poder bajo la presión de fuerzas nacionales o extranjeras y tengo fe en que así será
Ataque al Hotel Matum
El 19 de diciembre los constitucionalistas se trasladaron a la ciudad de Santiago para participar en un homenaje a la memoria del Coronel Rafael Fernández Domínguez y otros constitucionalistas que cayeron en combate. Finalizado el homenaje fueron atacados por las tropas leales al desaparecido Gobierno de Reconstrucción Nacional. Este ataque al hotel Matum duró alrededor de 5 horas, perdiendo la vida numerosas personas entre ellos el coronel Juan Maria Lora Fernández, finalmente la Fuerza Interamericana de Paz intervino para restaurar el orden.
El 22 de enero de 1966 Caamaño sale a Londres nombrado por el gobierno provisioal como agregado militar, pero en el país crecían las manifestaciones exigiendo la salida de los militares estadounidenses. Entre las consignas estaban:
- ¡Go home yankee!
- ¡Quisqueya unida jamás será vencida!
- ¡Muerte al invasor!
El 9 de febrero agentes policiales ametrallan una manifestación estudiantil frente al palacio nacional que exigía presupuesto para la universidad y la salida de las tropas yankees. En la acción pierden la vida Antonio Santos Méndez, Luís Jiménez Mella, Miguel Tolentino y Amelia Ricart Calventi, resultando con heridas más de 40 estudiantes.
El 1 de junio se celebran las elecciones para elegir un nuevo presidente entre los candidatos Joaquín Balaguer y Juan Bosch, ganando Joaquín Balaguer con el Partido Reformista.
- Caamaño desde Londres afirmó las tropas de ocupación en Santo Domingo en el proceso electoral tiene que haber influido obligatoriamente en las elecciones no pueden haber elecciones libres en un país ocupado por tropas extranjeras
- José Francisco Peña Gómez confirmó que hubo fraude e impugnó las actas en la provincia de Barahona.
- El pueblo se lanza a las calles diciendo que hubo fraude.
Esta intervención terminó el 21 de septiembre de 1966, fecha en que se completó la retirada de tropas de la llamada Fuerza Interamericana de Paz, y con el acenso del Dr. Joaquín Balaguer a la presidencia de la República Dominicana el 1 de junio de 1966
Monografías.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Tierra Roja de Alicia Giordanino
TIERRA ROJA
"El alma es más
fuerte allí donde se ejercita." Aristóteles
Llegando
Se llega despacio
Casi como ángeles
Estoy llegando para luego escribir
La poesía roja
La del suelo
La de la tierra lastimada
Antigua tierra
Poco mencionada
Un canto desparejo
Entre las piedras que acusan
Los signos del desamparo.
Paraje
Aldea
Soledad de la más exquisita
Acá no llega ni el viento
Ni las ambiciones.
Las nubes son amorosas y profundas
Pintan la jornada
De blancura.
Unas horas viviré aquí
Para poetizarlas
Pero no será bastante
No, no será bastante.
Arbolito
Arbusto
Mirando de frente la inmensidad
Estás quieto
Y sabes
Que la lluvia no viene
Que no vienen los gobiernos
Ni las religiones
A acomodar la pobreza.
Sabes que es honda
La carencia de materia
Pero más honda
La ausencia del afecto
Y la proximidad
De todos los prójimos.
Y sigues quieto, dolorido,
Aunque no muerto.
Buscas la música de los pueblos.
Ni Van Gogh
Ni Miguel Angel
Ni el mismo Picasso
Jamás pudieron pintar un cuadro
De tal magnitud
Como el que acá muestras,
Reserva única,
Casi inexplorada.
Colorada tierra de huesos delgados
El verdor viene de adentro
Sin tintes de riego
Solo supervivencia
Que brota con lágrimas
De los que ven irse el tiempo
Y las ansias.
Acá todo es orden
Cosmos perplejo
Ante la belleza virginal del monte.
Me arrodillo entre la pedrada mansa
E invoco a los dioses
A los magos
A las hadas.
Suplico e imploro
Un mundo más justo
Equidad
Paz
Amor.
Que nadie oprima a nadie
Que se levanten las banderas
De la libertad.
La imagen habla
De esos hermanos aborígenes
Los habitantes
Los dueños
Los que nunca tuvieron nada
Los arrebatados
Los heridos
Acá vibran sus voces
Los cantos de medianoche
Junto al fogón.
Me siento cerca del indio
Más que de los civilizados
Soy mujer de tierra adentro
Mi piel ya es un vegetal.
Mercado de durmientes
Donde durmieron los Mercado
Y algunos otros vecinos
Todos compañeros
Todos alzando sus manos
Con la V de la victoria
Cuando llegó la erradicación del rancho.
Más o menos fue otra resistencia
Para vencer la intemperie de nunca acabar
(Ninguna autoridad se entera de la miseria).
Los Mercado aprendieron a degollar gallinas
A hacer el pan y trabajar la algarroba
Poco verde en sus mesas
Nada de frutas tropicales
Con suerte una manzana arenosa y roja como la tierra
Y ellos siguen sin quejas
Descansan y sueñan apilados
Como durmientes en el horizonte
Amanecen latiendo al compás del sol
Y beben el agua que aún mandan
Porque se olvidaron de cortar,
Los señores gobernantes.
Mis amigos
Los asombrados niños
Juegan con mi aparato telefónico
Como si tuvieran la luna en sus manos
Contamos cuentos,
Comemos quesillo de cabra y patay
Tomamos el agua fresca de la única despensa
Que abastece la zona.
Mis amigos
Nunca oyeron hablar de Mc Donals
Ni de una play station
Jamás subieron escaleras mecánicas
Ni tomaron aviones,
Algunos ni conocen La Rioja,
Capital de la provincia.
Ojos renegridos que enternecen
Sonrisa parca
Mixtura de razas
Amerindios nuevos
Sin caprichos
Sin mañas,
O muy pocas.
Y siempre, invariablemente,
Aceptar la tarde larga
La tarde infinita de Los Colorados.
Alicia G, primavera de 2017
Argentina.
Argentina.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
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