Sobre los Bonos de Carbono
Los bonos de carbono son un mecanismo internacional de descontaminación creado para reducir emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que contaminan el medio ambiente y contribuyen al calentamiento global.
Los bonos de carbono se generan por medio de dos clases de proyectos verdes: los que absorben emisiones directamente como en el caso de los proyectos de reforestación, y los que evitan emisiones, como los proyectos de generación de energía solar o de viento. Existen muchos otros tipos de proyectos verdes en México y el resto del mundo.
La "reducción de contaminantes" que se logra con estos proyectos se mide y verifica con mucha precisión por parte de científicos y expertos, y luego se certifica como bonos de carbono. Los bonos de carbono se miden en toneladas o kilos de dióxido de carbono (CO2) y ayudan a contrarrestar las dañinas emisiones de carbono.
Cuando tú obtienes un bono de carbono por medio de EcoTweet, esta "reducción de contaminación" se acredita a tu nombre y reduce tu impacto negativo al medio ambiente.
¡Si acumulas suficientes bonos de carbono podrás llegar a neutralizar totalmente tu impacto y estarás ayudando a combatir el cambio climático!
Para que se logre un verdadero beneficio ambiental es muy importante que empieces por cambiar tus hábitos diarios por otros menos nocivos para el planeta. Puedes caminar o usar tu bicicleta en vez de ir en coche, ahorrar energía apagando las luces que no usas, y muchas otras cosas. Recuerda que ahorrar energía también te ahorra dinero.
EcoTweet te ofrece bonos de carbono que han sido verificados con los estándares de calidad más rigurosos del mercado para garantizar bonos confiables. Necesitamos urgentemente la participación de todas las personas en el mundo para poder lograr nuestra ambiciosa meta…¡Frenar el calentamiento global y salvar el planeta!
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La "reducción de contaminantes" que se logra con estos proyectos se mide y verifica con mucha precisión por parte de científicos y expertos, y luego se certifica como bonos de carbono. Los bonos de carbono se miden en toneladas o kilos de dióxido de carbono (CO2) y ayudan a contrarrestar las dañinas emisiones de carbono.
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domingo, febrero 20, 2011
Sobre los Bonos de Carbono
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
sábado, febrero 19, 2011
2F JORNADAS DE SOLIDARIDAD MUNDIAL CON LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
2F JORNADAS DE SOLIDARIDAD MUNDIAL CON LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
Por Mónica Saiz, Correo del Orinoco
“La solidaridad es la ternura entre los pueblos”
Che Guevara
En el acto de aniversario del 23 de enero, el Presidente Chávez pidió mostrar que Venezuela “hoy tiene más amigos en el mundo que nunca antes jamás”, y convocó a los amigos de la Revolución a manifestarse. Ese día había sido convocada una manifestación mundial contra Chávez, que fracasó rotundamente.
El Congreso Bolivariano de los Pueblos (hacia la Unión Bicentenaria de los Pueblos) y Manos Fuera de Venezuela fueron las primeras organizaciones en responder al llamado del presidente Chávez para organizar la solidaridad y difundir la convocatoria, a la que se sumaron miles de organizaciones hermanas.
Una vez Chávez dijo que si en un país cualquiera, una sola persona levantara una bandera de Venezuela en apoyo a la revolución, eso ya sería importante. Cuánto más significativas son estas reiteradas y crecientes muestras de respaldo popular en todo el mundo.
La primera vez que participamos en una marcha por la revolución bolivariana fue en Buenos Aires, en diciembre de 2001, antes del golpe de abril. En Nuestra América se difundían al revés las noticias de Venezuela, pero los revolucionarios igual nos sabíamos la verdad, aunque todavía no existía Telesur. Organizamos la marcha como Congreso Anfictiónico, movimiento que antecedió al Congreso Bolivariano de los Pueblos y que había fundado el propio presidente Chávez, para trabajar por la Unidad Latinoamericana.
Muchas veces más estuvimos participando en la organización de movilizaciones simultáneas en apoyo a la revolución. Una de las más significativas fue cuando el Comandante Chávez anunció el carácter antiimperialista de la Revolución bolivariana. Otra vez para acompañar al pueblo venezolano en el referendo que ratificó a Chávez el 15 de agosto de 2004. También para las presidenciales de 2006. La anteúltima fue el 26 de septiembre, para respaldar a los candidatos revolucionarios a la Asamblea.
Estas jornadas de solidaridad permiten un fortalecimiento mutuo de la conciencia y la moral revolucionaria, tanto para el pueblo de Venezuela como para las organizaciones populares del mundo. Se despliega un factor determinante: la unidad y la solidaridad de los pueblos.
Este breve recuento sirva como reconocimiento y gratitud a cada uno de esos hombres y mujeres que el 2 de febrero levantaron su bandera, su moral y su lucha por nuestra revolución.
¡Los que quieran Patria, vengan conmigo!
Hugo Chávez
Por la Patria Grande, contra el imperialismo.
Por Mónica Saiz, Correo del Orinoco
“La solidaridad es la ternura entre los pueblos”
Che Guevara
En el acto de aniversario del 23 de enero, el Presidente Chávez pidió mostrar que Venezuela “hoy tiene más amigos en el mundo que nunca antes jamás”, y convocó a los amigos de la Revolución a manifestarse. Ese día había sido convocada una manifestación mundial contra Chávez, que fracasó rotundamente.
El Congreso Bolivariano de los Pueblos (hacia la Unión Bicentenaria de los Pueblos) y Manos Fuera de Venezuela fueron las primeras organizaciones en responder al llamado del presidente Chávez para organizar la solidaridad y difundir la convocatoria, a la que se sumaron miles de organizaciones hermanas.
Una vez Chávez dijo que si en un país cualquiera, una sola persona levantara una bandera de Venezuela en apoyo a la revolución, eso ya sería importante. Cuánto más significativas son estas reiteradas y crecientes muestras de respaldo popular en todo el mundo.
La primera vez que participamos en una marcha por la revolución bolivariana fue en Buenos Aires, en diciembre de 2001, antes del golpe de abril. En Nuestra América se difundían al revés las noticias de Venezuela, pero los revolucionarios igual nos sabíamos la verdad, aunque todavía no existía Telesur. Organizamos la marcha como Congreso Anfictiónico, movimiento que antecedió al Congreso Bolivariano de los Pueblos y que había fundado el propio presidente Chávez, para trabajar por la Unidad Latinoamericana.
Muchas veces más estuvimos participando en la organización de movilizaciones simultáneas en apoyo a la revolución. Una de las más significativas fue cuando el Comandante Chávez anunció el carácter antiimperialista de la Revolución bolivariana. Otra vez para acompañar al pueblo venezolano en el referendo que ratificó a Chávez el 15 de agosto de 2004. También para las presidenciales de 2006. La anteúltima fue el 26 de septiembre, para respaldar a los candidatos revolucionarios a la Asamblea.
Estas jornadas de solidaridad permiten un fortalecimiento mutuo de la conciencia y la moral revolucionaria, tanto para el pueblo de Venezuela como para las organizaciones populares del mundo. Se despliega un factor determinante: la unidad y la solidaridad de los pueblos.
Este breve recuento sirva como reconocimiento y gratitud a cada uno de esos hombres y mujeres que el 2 de febrero levantaron su bandera, su moral y su lucha por nuestra revolución.
¡Los que quieran Patria, vengan conmigo!
Hugo Chávez
Por la Patria Grande, contra el imperialismo.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
sábado, febrero 12, 2011
Ahora que vuelvo, Ton.
Ahora que vuelvo, Ton.
Eras realmente pintoresco, Ton; con aquella gorra de los Tigres del Licey, que ya no era azul sino berrenda, y el pantalón de kaky que te ponías planchadito los sábados por la tarde para irte a juntarte con nosotros en la glorieta del Parque Salvador a ver las paradas de los Boys Scouts en la avenida y a corretear y bromear hasta que de repente la noche oscurecía el recinto y nuestros gritos se apagaban por las calles del barrio. Te recuerdo, porque hoy he aprendido a querer a los muchachos como tú y entonces me empeño en recordar esa tu voz cansona y timorata y aquella insistente cojera que te hacía brincar a cada paso y que sin embargo no te impedía correr de home a primera, cuando Juan se te acercaba y te decía al oído "vamos a sorprenderlos, Ton; toca por tercera y corre mucho". Como jugabas con los muchachos del "Aurora", compartiste con nosotros muchas veces la alegría de formar aquella rueda en el box "¡rosi, rosi, sin bom-ba - Aurora - Aurora - ra- ra- ra!" y eso que tú no podías jugar todas las entradas de un partido porque había que esperar a que nos fuéramos por encima del "Miramar" o "la Barca" para darle "un chance a Ton que vino tempranito" y "no te apures, Ton que ahorita entras de emergente ".
¿Cómo llegaste al barrio? ¿Cuándo? ¿Quién te invitó a la pandilla? ¿Qué cuento de Pedro Animal hizo Toñín esa noche, Ton? ¿Serías capaz de recordar que en el radio en casa de Candelario todas las noches "Mejoral, el calmante sin rival, presenta "Cárcel de mujeres", y entonces alguien daba palmadas desde la puerta de una casa y ya era hora de irse a dormir, "se rompió la taza..."
Yo no sé si tú, con esa manera de mirar con un guiño que tenías cuando el sol te molestaba, podrías reconocerme ahora. Probablemente la pipa apretada entre los dientes me presta una apariencia demasiado extraña a ti, o esta gordura que empieza a redondear mi cara y las entradas cada vez más obvias en mi cabeza, han desdibujado ya lo que podría recordarse de aquel muchacho que se hacía la raya a un lado, y que algunas tardes te acompañó a ver los trainning de Kid Barquerito y de 22-22 en la cancha, en los tiempos en que "Barquero se va para La Habana a pelear con Acevedo" y Efraín, el entrenador, con el bigote de Joaquín Pardavé, "¡Arriba, arriba, así es, la izquierda, el jab ahora, eso es" y tú después, apoyándote en tu pie siempre empinado, "¡can-can-can-can!" golpeando el aire con tus puños, bajábamos por la calle Sánchez, "¡can-can-can! "jugabas la soga contra la pared, siempre saltando por tu cojera incorregible y yo te decía que "no jodas Ton" pero tú seguías y entonces, ya en pleno barrio, yo te quitaba la gorra, dejando al descubierto el óvalo grande de tu cabeza de zeppelin, aquella cabeza del "Ton, Melitón, cojo y cabezón!" con que el Flaco Pérez acompañaba el redoble de los tambores de los Boys Scouts para hacerte rabiar hasta el extremo de mentarle "¡Tumadrehijodelagranputa", y así llegábamos corriendo, uno detrás del otro, hasta la puerta de mi casa, donde, poniéndote la gorra, decías siempre lo mismo "¡a mí no me hables!".
Para esos tiempos el barrio no estaba tan triste Ton, no caía esa luz desteñida y polvorienta sobre las casas ni este deprimente olor a toallas viejas se le pegaba a uno en la piel como un tierno y resignado vaho de miseria, a través de las calles por donde minutos atrás yo he venido inútilmente echando de menos los ojos juntos y cejudos del "búho Pujols", las latas de carbón a la puerta de la casa amarilla, el perro blanco y negro de los Pascual, la algarabía en las fiestas de cumpleaños de Pin Báez, en las que su padre tomaba cervezas con sus amigos sentado contra la pared de ladrillos, en un rincón sombrío del patio, y nosotros, yo con mi traje blanco almidonado; ahora recuerdo el bordoneo puntual y melancólico de la guitarra de Negro Alcántara, mientras alrededor del pozo corríamos y gritábamos y entre el ruido de la heladera el diente careado de Asia salía y se escondía alternativamente en cada grito.
Era para morirse de risa, Ton, para enlodarse los zapatos; para empinarse junto al brocal y verse en el espejo negro del pozo, cara de círculos concéntricos, cabellos de helechos, salivazo en el ojo, y después "mira como te has puesto, cualquiera te revienta, perdiste dos botones, tigre, eso eres, un tigre, a este muchacho, Arturo, hay que quemarlo a golpes"; pero entonces éramos tan iguales, tan lo mismo, tan "fraile y convento, convento sin fraile, que vaya y que venga", Ton, que la vida era lo mismo, "un gustazo: un trancazo", para todos.
Claro que ahora no es lo mismo. Los años han pasado. Comenzaron a pasar desde aquel día en que miré las aguas verdosas de la zanja, cuando papá cerró el candado y mamá se quedó mirando la casa por el vidrio trasero del carro y yo los saludé a ustedes, a ti, a Fremio, a Juan, a Toñín, que estaban en la esquina, y me quedé recordando esa cara que pusieron todos, un poco de tristeza y de rencor, cuando aquella mañana, (ocho y quince en la radio del carro) nos marchamos definitivamente del barrio y del pueblo.
Ustedes quedarían para siempre contra la pared grisácea de la pulpería de Ulises. La puya del trompo haciendo un hoyo en el pavimento, la gangorra lanzada al aire con violenta soltura, machacando a puyazos y cabezazos la moneda ya negra de rodar por la calle; no tendrían en lo adelante otro lugar que junto a ese muro que se iría oscureciendo con los años "a Milita se la tiró Alberto en el callejoncito del tullío" escrito con carbón allí, y los días pasando con una sorda modorra que acabaría en recuerdo, en remota y desvaída imagen de un tiempo inexplicablemente perdido para siempre.
Una mañana me dio por contarles a mis amigos de San Carlos cómo eran ustedes; les dije de Fremio, que descubrió que en el piso de los vagones, en el muelle, siempre quedaba azúcar parda cuando los barcos estaban cargando, y que se podía recoger a puñados y hasta llenar una funda y sentarnos a comerla en las escalinatas del viejo edificio de aduanas; les conté también de las zambullidas en el río y llegar hasta la goleta de tres palos, encallada en el lodo sobre uno de sus costados, y que una vez allí, con los pies en el agua, mirando el pueblo, el humo de la chimenea, las carretas que subían del puerto cargadas de mercancías, pasábamos el tiempo orinan-do, charlando, correteando de la popa al bauprés, hasta que en el reloj de la iglesia se hacía tarde y otra vez, braceando, ganamos la orilla en un escandaloso chapoteo que ahora me parece estar oyendo, aunque no lo creas, Ton.
Los muchachos quedaron fascinados con nuestro mundo de manglares, de locomotoras, de cigüas, de cuevas de cangrejos, y desde entonces me hicieron relatar historias que en el curso de los días yo fui alterando poco a poco hasta llegar a atribuir a ustedes y a mí verdaderas epopeyas que yo mismo fui creyendo y repitiendo, no sé qué día en que quizás comprendí que sería completamente inútil ese afán por mostrarnos de una imagen que, como las viejas fotos, se amarilleaba y desteñía ineludiblemente. La vida fue cambiando, Ton; entonces yo me fui inclinando un poco a los libros y me interné en un extraño mundo mezcla de la Ciencia Natural de Fesquet, versos de Bécquer, y láminas de Billiken; me gustaba el camino al colegio cada mañana bajo los árboles de la avenida Independencia, el rostro de Rita Hayworth, en la pequeña y amarilla pantalla del "Capitolio", me hizo olvidar a Flash Gordon y a los Tres Chiflados. Ya para entonces papá ganaba buen dinero en su puesto de la Secretaría de Educación, y nos mudamos a una casa desde donde yo podía ver el mar y a Ivette, con sus shorts a rayas y sus trenzas doradas que marcaban el vivo ritmo de sus ojos y su cabeza; con ella me acostumbré a Nat King Cole, a Fernando Fernández, los viejos discos de los Modernaires, y aprendía a llevar el compás de sus golpes junto a la mesa de Ping-Pong; no le hablé nunca de ustedes, esa es la verdad, quizás porque nunca hubo la oportunidad para ello o tal vez porque los días de Ivette pasaron tan rápidos, tan llenos de "ven-mira-esta es Gretchen el Pontiac de papi dice Albertico - me voy a Canadá" que nunca tuve la necesidad ni el tiempo para recordarlos.
¿Tú sabes qué fue del Andrea Doria, Ton? Probablemente no lo sepas; yo lo recuerdo por unas fotos del "Miami Herald" y porque los muchachos latinos de la Universidad nos íbamos a un café de Coral Gables a cantar junto a jarrones de cerveza "Arrivederci Roma", balanceándonos en las sillas como si fuésemos en un bote salvavidas; yo estudiaba el inglés y me gustaba pronunciar el "good bay..." de la canción, con ese extraño gesto de la barbilla muy peculiar en las muchachas y muchachos de aquel país. ¿Y sabes, Ton, que una vez pensé en ustedes? Fue una mañana en que íbamos a lo largo de un muelle mirando los yates y vi un grupo de muchachos despeinados y sucios que sacaban sardinas de un jarro oxidado y las clavaban a la punta de sus anzuelos, yo me quedé mirando un instante aquella pandilla y vi un vivo retrato nuestro en el muelle de Macorís, sólo que nosotros no éramos rubios, ni llevábamos zapatos tennis, ni teníamos caña de pescar, ahí se deshizo mi sueño y seguí mirando los yates en compañía de mi amigo nicaragüense, muy aficionado a los deportes marinos.
Y los años van cayendo con todo su peso sobre los recuerdos, sobre la vida vivida, y el pasado comienza a enterrarse en algún desconocido lugar, en una región del corazón y de los sueños en donde permanecerán, intactos tal vez, pero cubiertos por la mugre de los días sepultados bajo los libros leídos, la impresión de otros países, los apretones de manos, las tardes de fútbol, las borracheras, los malentendidos, el amor, las indigestiones, los trabajos. Por eso, Ton, cuando años más tarde me gradué de Médico, la fiesta no fue con ustedes sino que se celebró en varios lugares, corriendo alocadamente en aquel Triumph sin muffler que tronaba sobre el pavimento, bailando hasta el cansancio en el Country Club, descorchando botellas en la terraza, mientras mamá traía platos de bocadillos y papá me llamaba "doctor" entre las risas de los muchachos; ustedes no estuvieron allí ni yo estuve en ánimo, de reconstruir viejas y melancólicas imágenes de paredes derruidas, calles polvorientas, pitos de locomotoras y pies descalzos metidos en el agua lodosa del río, ahora los nombres eran Héctor, Fred, Américo, y hablaríamos del Mal de Parkinson, de las alergias, de los test de Jung y de Adler y también de ciertas obras de Thomas Mann y François Mauriac.
Todo esto deberá serte tan extraño, Ton; te será tan "había una vez y dos son tres, el que no tiene azúcar no toma café " que me parece verte sentado a horcajadas sobre el muro sucio de la Avenida, perdidos los ojos vagos entre las ramas rojas de los almendros, escuchando a Juan contar las fabulosas historias de su tío marinero que había naufragado en el canal de la Mona y que en tiempos de la guerra estuvo prisionero de un submarino alemán, cerca de Curazao. Siempre asumieron tus ojos esa vaguedad triste e ingenua cuando algo te hacía ver que el mundo tenía otras dimensiones que tú, durmiendo entre sacos de carbón y naranjas podridas, no alcanzarías a conocer más que en las palabras de Juan, o en las películas de la guagüita Bayer o en las láminas deportivas de "Carteles".
Yo no sé cuáles serían entonces tus sueños, Ton, o si no los tenías; yo no sé si las gentes como tú tienen sueños o si la cruda conciencia de sus realidades no se lo permiten, pero de todos modos yo no te dejaría soñar, te desvelaría contándote todo esto para de alguna forma volver a ser uno de ustedes, aunque sea por esta tarde solamente. Ahora te diría cómo, años después, mientras hacía estudios de Psiquiatría en España, conocí a Rosina, recién llegada de Italia con un grupo de excursionistas entre los que se hallaban sus dos hermanos, Piero y Francesco, que llevaban camisetas a rayas y el cabello caído sobre la frente. Nos encontramos accidentalmente, Ton, como suelen encontrarse las gentes en ciertas novelas de Françoise Sagan; tomábamos "Valdepeñas" en un mesón, después de una corrida de toros, y Rosina, que acostumbra a hablar haciendo grandes movimientos, levantaba los brazos y enseñaba el ombligo una pulgada más arriba de su pantalón blanco. Después sólo recuerdo que alguien volcó una botella de vino sobre mi chaqueta y que Piero cambiaba sonrisitas con el pianista en un oscuro lugar que nunca volví a encontrar. Meses más tarde, Rosina volvió a Madrid y nos alojamos en un pequeño piso al final de la Avenida Generalísimo; fuimos al fútbol, a los museos, al cine-club, a las ferias, al teatro, leímos, veraneamos, tocamos guitarra, escribimos versos, y una vez terminada mi especialidad, metimos los libros, los discos, la cámara fotográfica, la guitarra y la ropa en grandes maletas, y nos hicimos al mar.
"¿Cómo es Santo Domingo?", me preguntaba Rosina una semana antes, cuando decidimos casarnos, y yo me limitaba a contestarle, "algo más que las palmas y tamboras que has visto en los afiches del Consulado".
Eso pasó hace tiempo, Ton; todavía vivía papá cuando volvimos. ¿Sabes que murió papá? Debes saberlo. Lo enterra-mos aquí porque él siempre dijo que en este pueblo descansaría entre camaradas. Si vieras cómo se puso el viejo, tú que chanceabas con su rápido andar y sus ademanes vigorosos de "muñequito de cuerda", no lo hubieras reconocido; ralo el cabello grisáceo, desencajado el rostro, ronca la voz y la respiración, se fue gastando angustiosamente hasta morir una tarde en la penumbra de su habitación entre el fuerte olor de los medicamentos. Ahí mismo iba a morir mamá un año más tarde apenas; la vieja murió en sus cabales, con los ojos duros y brillantes, con la misma enérgica expresión que tanto nos asustaba Ton.
Por mi parte, con Rosina no me fue tan bien como yo esperaba; nos hicimos de un bonito apartamiento en la avenida Bolívar y yo comencé a trabajar con relativo éxito en mi consultorio. Los meses pasaron a un ritmo normal para quienes llegan del extranjero y empiezan a montar el mecanismo de sus relaciones: invitaciones a la playa los domingos, cenas, a bailar los fines de semanas, paseos por las montañas, tertulias con artistas y colegas, invitaciones a las galerías, llamadas telefónicas de amigos, en fin ese relajamiento a que tiene uno que someterse cuando llega graduado del exterior y casado con una extranjera. Rosina asimilaba con naturalidad el ambiente y, salvo pequeñas resistencias, se mostraba feliz e interesada por todo lo que iba formando el ovillo de nuestra vida. Pero pronto las cosas comenzaron a cambiar, entré a dar cátedras a la Universidad y a la vez mi clientela crecía, con lo que mis ocupaciones y responsabilidades fueron cada vez mayores, en tanto había nacido Francesco José, y todo eso unido, dio un giro absoluto a nuestras relaciones. Rosina empezó a lamentarse de su gordura y entre el "Metrecal" y la balanza del baño dejaba a cada instante un rosario de palabras amargadas e hirientes, la vida era demasiado cara en el país, en Italia los taxis no son así, aquí no hace más que llover y cuando no el polvo se traga a la gente, el niño va a tener el pelo demasiado duro, el servicio es detestable, un matrimonio joven no debe ser un par de aburridos, Europa hace demasiada falta, uno no puede estar pegando botones a cada rato, el maldito frasco de "Sucaril" se rompió esta mañana, y así se fue amargando todo, amigo Ton, hasta que un día no fue posible oponer más sensatez ni más mesura y Rosina voló a Roma en "Alitalia" y yo no sé de mi hijo Francesco más que por dos cartas mensuales y unas cuantas fotos a colores que voy guardando aquí, en mi cartera, para sentir que crece junto a mí. Esa es la historia.
Lo demás no será extraño, Ton. Mañana es Día de Finados y yo he venido a estar algún momento junto a la tumba de mis padres; quise venir desde hoy porque desde hace mucho tiempo me golpeaba en la mente la ilusión de este regreso. Pensé en volver a atravesar las calles del barrio, entrar en los callejones, respirar el olor de los cerezos, de los limoncillos, de la yerba de los solares, ir a aquella ventana por donde se podía ver el río y sus lanchones; encontrarlos a ustedes junto al muro gris de la pulpería de Ulises, tirar de los cabellos al "Búho Pujols", retozar con Fremio, chancear con Toñín y con Pericles, irnos a la glorieta del parque Salvador y buscar en el viento de la tarde el sonido uniforme de los redoblantes de los Boys Scouts. Pero quizás deba admitir que ya es un poco tarde, que no podré volver sobre mis pasos para buscar tal vez una parte más pura de la vida.
Por eso hace un instante he dejado el barrio, Ton, y he venido aquí, a esta mesa y me he puesto a pedir casi sin querer, botellas de cerveza que estoy tomando sin darme cuenta, porque, cuando te vi entrar con esa misma cojera que no me engaña y esa velada ingenuidad en la mirada, y esa cabeza inconfundible de "Ton Melitón cojo y cabezón" mirándome como a un extraño, sólo he tenido tiempo para comprender que tú sí que has permanecido inalterable, Ton; que tu pureza es siempre igual la misma de aquellos días, porque sólo los muchachos como tú pueden verdaderamente permanecer incorruptibles aún por debajo de ese olvido, de esa pobreza, de esa amargura que siempre te hizo mirar las rojas ramas del almendro cuando pensabas ciertas cosas. Por eso yo soy quien ha cambiado, Ton, creo que me iré esta noche y por eso también no sé si decirte ahora quién soy y contarte todo esto, o simplemente dejar que termines de lustrarme los zapatos y marcharme para siempre.
Noviembre 3, 1968, Santo Domingo, R. D.
DE RENE DEL RICO BERMUDEZ.
Eras realmente pintoresco, Ton; con aquella gorra de los Tigres del Licey, que ya no era azul sino berrenda, y el pantalón de kaky que te ponías planchadito los sábados por la tarde para irte a juntarte con nosotros en la glorieta del Parque Salvador a ver las paradas de los Boys Scouts en la avenida y a corretear y bromear hasta que de repente la noche oscurecía el recinto y nuestros gritos se apagaban por las calles del barrio. Te recuerdo, porque hoy he aprendido a querer a los muchachos como tú y entonces me empeño en recordar esa tu voz cansona y timorata y aquella insistente cojera que te hacía brincar a cada paso y que sin embargo no te impedía correr de home a primera, cuando Juan se te acercaba y te decía al oído "vamos a sorprenderlos, Ton; toca por tercera y corre mucho". Como jugabas con los muchachos del "Aurora", compartiste con nosotros muchas veces la alegría de formar aquella rueda en el box "¡rosi, rosi, sin bom-ba - Aurora - Aurora - ra- ra- ra!" y eso que tú no podías jugar todas las entradas de un partido porque había que esperar a que nos fuéramos por encima del "Miramar" o "la Barca" para darle "un chance a Ton que vino tempranito" y "no te apures, Ton que ahorita entras de emergente ".
¿Cómo llegaste al barrio? ¿Cuándo? ¿Quién te invitó a la pandilla? ¿Qué cuento de Pedro Animal hizo Toñín esa noche, Ton? ¿Serías capaz de recordar que en el radio en casa de Candelario todas las noches "Mejoral, el calmante sin rival, presenta "Cárcel de mujeres", y entonces alguien daba palmadas desde la puerta de una casa y ya era hora de irse a dormir, "se rompió la taza..."
Yo no sé si tú, con esa manera de mirar con un guiño que tenías cuando el sol te molestaba, podrías reconocerme ahora. Probablemente la pipa apretada entre los dientes me presta una apariencia demasiado extraña a ti, o esta gordura que empieza a redondear mi cara y las entradas cada vez más obvias en mi cabeza, han desdibujado ya lo que podría recordarse de aquel muchacho que se hacía la raya a un lado, y que algunas tardes te acompañó a ver los trainning de Kid Barquerito y de 22-22 en la cancha, en los tiempos en que "Barquero se va para La Habana a pelear con Acevedo" y Efraín, el entrenador, con el bigote de Joaquín Pardavé, "¡Arriba, arriba, así es, la izquierda, el jab ahora, eso es" y tú después, apoyándote en tu pie siempre empinado, "¡can-can-can-can!" golpeando el aire con tus puños, bajábamos por la calle Sánchez, "¡can-can-can! "jugabas la soga contra la pared, siempre saltando por tu cojera incorregible y yo te decía que "no jodas Ton" pero tú seguías y entonces, ya en pleno barrio, yo te quitaba la gorra, dejando al descubierto el óvalo grande de tu cabeza de zeppelin, aquella cabeza del "Ton, Melitón, cojo y cabezón!" con que el Flaco Pérez acompañaba el redoble de los tambores de los Boys Scouts para hacerte rabiar hasta el extremo de mentarle "¡Tumadrehijodelagranputa", y así llegábamos corriendo, uno detrás del otro, hasta la puerta de mi casa, donde, poniéndote la gorra, decías siempre lo mismo "¡a mí no me hables!".
Para esos tiempos el barrio no estaba tan triste Ton, no caía esa luz desteñida y polvorienta sobre las casas ni este deprimente olor a toallas viejas se le pegaba a uno en la piel como un tierno y resignado vaho de miseria, a través de las calles por donde minutos atrás yo he venido inútilmente echando de menos los ojos juntos y cejudos del "búho Pujols", las latas de carbón a la puerta de la casa amarilla, el perro blanco y negro de los Pascual, la algarabía en las fiestas de cumpleaños de Pin Báez, en las que su padre tomaba cervezas con sus amigos sentado contra la pared de ladrillos, en un rincón sombrío del patio, y nosotros, yo con mi traje blanco almidonado; ahora recuerdo el bordoneo puntual y melancólico de la guitarra de Negro Alcántara, mientras alrededor del pozo corríamos y gritábamos y entre el ruido de la heladera el diente careado de Asia salía y se escondía alternativamente en cada grito.
Era para morirse de risa, Ton, para enlodarse los zapatos; para empinarse junto al brocal y verse en el espejo negro del pozo, cara de círculos concéntricos, cabellos de helechos, salivazo en el ojo, y después "mira como te has puesto, cualquiera te revienta, perdiste dos botones, tigre, eso eres, un tigre, a este muchacho, Arturo, hay que quemarlo a golpes"; pero entonces éramos tan iguales, tan lo mismo, tan "fraile y convento, convento sin fraile, que vaya y que venga", Ton, que la vida era lo mismo, "un gustazo: un trancazo", para todos.
Claro que ahora no es lo mismo. Los años han pasado. Comenzaron a pasar desde aquel día en que miré las aguas verdosas de la zanja, cuando papá cerró el candado y mamá se quedó mirando la casa por el vidrio trasero del carro y yo los saludé a ustedes, a ti, a Fremio, a Juan, a Toñín, que estaban en la esquina, y me quedé recordando esa cara que pusieron todos, un poco de tristeza y de rencor, cuando aquella mañana, (ocho y quince en la radio del carro) nos marchamos definitivamente del barrio y del pueblo.
Ustedes quedarían para siempre contra la pared grisácea de la pulpería de Ulises. La puya del trompo haciendo un hoyo en el pavimento, la gangorra lanzada al aire con violenta soltura, machacando a puyazos y cabezazos la moneda ya negra de rodar por la calle; no tendrían en lo adelante otro lugar que junto a ese muro que se iría oscureciendo con los años "a Milita se la tiró Alberto en el callejoncito del tullío" escrito con carbón allí, y los días pasando con una sorda modorra que acabaría en recuerdo, en remota y desvaída imagen de un tiempo inexplicablemente perdido para siempre.
Una mañana me dio por contarles a mis amigos de San Carlos cómo eran ustedes; les dije de Fremio, que descubrió que en el piso de los vagones, en el muelle, siempre quedaba azúcar parda cuando los barcos estaban cargando, y que se podía recoger a puñados y hasta llenar una funda y sentarnos a comerla en las escalinatas del viejo edificio de aduanas; les conté también de las zambullidas en el río y llegar hasta la goleta de tres palos, encallada en el lodo sobre uno de sus costados, y que una vez allí, con los pies en el agua, mirando el pueblo, el humo de la chimenea, las carretas que subían del puerto cargadas de mercancías, pasábamos el tiempo orinan-do, charlando, correteando de la popa al bauprés, hasta que en el reloj de la iglesia se hacía tarde y otra vez, braceando, ganamos la orilla en un escandaloso chapoteo que ahora me parece estar oyendo, aunque no lo creas, Ton.
Los muchachos quedaron fascinados con nuestro mundo de manglares, de locomotoras, de cigüas, de cuevas de cangrejos, y desde entonces me hicieron relatar historias que en el curso de los días yo fui alterando poco a poco hasta llegar a atribuir a ustedes y a mí verdaderas epopeyas que yo mismo fui creyendo y repitiendo, no sé qué día en que quizás comprendí que sería completamente inútil ese afán por mostrarnos de una imagen que, como las viejas fotos, se amarilleaba y desteñía ineludiblemente. La vida fue cambiando, Ton; entonces yo me fui inclinando un poco a los libros y me interné en un extraño mundo mezcla de la Ciencia Natural de Fesquet, versos de Bécquer, y láminas de Billiken; me gustaba el camino al colegio cada mañana bajo los árboles de la avenida Independencia, el rostro de Rita Hayworth, en la pequeña y amarilla pantalla del "Capitolio", me hizo olvidar a Flash Gordon y a los Tres Chiflados. Ya para entonces papá ganaba buen dinero en su puesto de la Secretaría de Educación, y nos mudamos a una casa desde donde yo podía ver el mar y a Ivette, con sus shorts a rayas y sus trenzas doradas que marcaban el vivo ritmo de sus ojos y su cabeza; con ella me acostumbré a Nat King Cole, a Fernando Fernández, los viejos discos de los Modernaires, y aprendía a llevar el compás de sus golpes junto a la mesa de Ping-Pong; no le hablé nunca de ustedes, esa es la verdad, quizás porque nunca hubo la oportunidad para ello o tal vez porque los días de Ivette pasaron tan rápidos, tan llenos de "ven-mira-esta es Gretchen el Pontiac de papi dice Albertico - me voy a Canadá" que nunca tuve la necesidad ni el tiempo para recordarlos.
¿Tú sabes qué fue del Andrea Doria, Ton? Probablemente no lo sepas; yo lo recuerdo por unas fotos del "Miami Herald" y porque los muchachos latinos de la Universidad nos íbamos a un café de Coral Gables a cantar junto a jarrones de cerveza "Arrivederci Roma", balanceándonos en las sillas como si fuésemos en un bote salvavidas; yo estudiaba el inglés y me gustaba pronunciar el "good bay..." de la canción, con ese extraño gesto de la barbilla muy peculiar en las muchachas y muchachos de aquel país. ¿Y sabes, Ton, que una vez pensé en ustedes? Fue una mañana en que íbamos a lo largo de un muelle mirando los yates y vi un grupo de muchachos despeinados y sucios que sacaban sardinas de un jarro oxidado y las clavaban a la punta de sus anzuelos, yo me quedé mirando un instante aquella pandilla y vi un vivo retrato nuestro en el muelle de Macorís, sólo que nosotros no éramos rubios, ni llevábamos zapatos tennis, ni teníamos caña de pescar, ahí se deshizo mi sueño y seguí mirando los yates en compañía de mi amigo nicaragüense, muy aficionado a los deportes marinos.
Y los años van cayendo con todo su peso sobre los recuerdos, sobre la vida vivida, y el pasado comienza a enterrarse en algún desconocido lugar, en una región del corazón y de los sueños en donde permanecerán, intactos tal vez, pero cubiertos por la mugre de los días sepultados bajo los libros leídos, la impresión de otros países, los apretones de manos, las tardes de fútbol, las borracheras, los malentendidos, el amor, las indigestiones, los trabajos. Por eso, Ton, cuando años más tarde me gradué de Médico, la fiesta no fue con ustedes sino que se celebró en varios lugares, corriendo alocadamente en aquel Triumph sin muffler que tronaba sobre el pavimento, bailando hasta el cansancio en el Country Club, descorchando botellas en la terraza, mientras mamá traía platos de bocadillos y papá me llamaba "doctor" entre las risas de los muchachos; ustedes no estuvieron allí ni yo estuve en ánimo, de reconstruir viejas y melancólicas imágenes de paredes derruidas, calles polvorientas, pitos de locomotoras y pies descalzos metidos en el agua lodosa del río, ahora los nombres eran Héctor, Fred, Américo, y hablaríamos del Mal de Parkinson, de las alergias, de los test de Jung y de Adler y también de ciertas obras de Thomas Mann y François Mauriac.
Todo esto deberá serte tan extraño, Ton; te será tan "había una vez y dos son tres, el que no tiene azúcar no toma café " que me parece verte sentado a horcajadas sobre el muro sucio de la Avenida, perdidos los ojos vagos entre las ramas rojas de los almendros, escuchando a Juan contar las fabulosas historias de su tío marinero que había naufragado en el canal de la Mona y que en tiempos de la guerra estuvo prisionero de un submarino alemán, cerca de Curazao. Siempre asumieron tus ojos esa vaguedad triste e ingenua cuando algo te hacía ver que el mundo tenía otras dimensiones que tú, durmiendo entre sacos de carbón y naranjas podridas, no alcanzarías a conocer más que en las palabras de Juan, o en las películas de la guagüita Bayer o en las láminas deportivas de "Carteles".
Yo no sé cuáles serían entonces tus sueños, Ton, o si no los tenías; yo no sé si las gentes como tú tienen sueños o si la cruda conciencia de sus realidades no se lo permiten, pero de todos modos yo no te dejaría soñar, te desvelaría contándote todo esto para de alguna forma volver a ser uno de ustedes, aunque sea por esta tarde solamente. Ahora te diría cómo, años después, mientras hacía estudios de Psiquiatría en España, conocí a Rosina, recién llegada de Italia con un grupo de excursionistas entre los que se hallaban sus dos hermanos, Piero y Francesco, que llevaban camisetas a rayas y el cabello caído sobre la frente. Nos encontramos accidentalmente, Ton, como suelen encontrarse las gentes en ciertas novelas de Françoise Sagan; tomábamos "Valdepeñas" en un mesón, después de una corrida de toros, y Rosina, que acostumbra a hablar haciendo grandes movimientos, levantaba los brazos y enseñaba el ombligo una pulgada más arriba de su pantalón blanco. Después sólo recuerdo que alguien volcó una botella de vino sobre mi chaqueta y que Piero cambiaba sonrisitas con el pianista en un oscuro lugar que nunca volví a encontrar. Meses más tarde, Rosina volvió a Madrid y nos alojamos en un pequeño piso al final de la Avenida Generalísimo; fuimos al fútbol, a los museos, al cine-club, a las ferias, al teatro, leímos, veraneamos, tocamos guitarra, escribimos versos, y una vez terminada mi especialidad, metimos los libros, los discos, la cámara fotográfica, la guitarra y la ropa en grandes maletas, y nos hicimos al mar.
"¿Cómo es Santo Domingo?", me preguntaba Rosina una semana antes, cuando decidimos casarnos, y yo me limitaba a contestarle, "algo más que las palmas y tamboras que has visto en los afiches del Consulado".
Eso pasó hace tiempo, Ton; todavía vivía papá cuando volvimos. ¿Sabes que murió papá? Debes saberlo. Lo enterra-mos aquí porque él siempre dijo que en este pueblo descansaría entre camaradas. Si vieras cómo se puso el viejo, tú que chanceabas con su rápido andar y sus ademanes vigorosos de "muñequito de cuerda", no lo hubieras reconocido; ralo el cabello grisáceo, desencajado el rostro, ronca la voz y la respiración, se fue gastando angustiosamente hasta morir una tarde en la penumbra de su habitación entre el fuerte olor de los medicamentos. Ahí mismo iba a morir mamá un año más tarde apenas; la vieja murió en sus cabales, con los ojos duros y brillantes, con la misma enérgica expresión que tanto nos asustaba Ton.
Por mi parte, con Rosina no me fue tan bien como yo esperaba; nos hicimos de un bonito apartamiento en la avenida Bolívar y yo comencé a trabajar con relativo éxito en mi consultorio. Los meses pasaron a un ritmo normal para quienes llegan del extranjero y empiezan a montar el mecanismo de sus relaciones: invitaciones a la playa los domingos, cenas, a bailar los fines de semanas, paseos por las montañas, tertulias con artistas y colegas, invitaciones a las galerías, llamadas telefónicas de amigos, en fin ese relajamiento a que tiene uno que someterse cuando llega graduado del exterior y casado con una extranjera. Rosina asimilaba con naturalidad el ambiente y, salvo pequeñas resistencias, se mostraba feliz e interesada por todo lo que iba formando el ovillo de nuestra vida. Pero pronto las cosas comenzaron a cambiar, entré a dar cátedras a la Universidad y a la vez mi clientela crecía, con lo que mis ocupaciones y responsabilidades fueron cada vez mayores, en tanto había nacido Francesco José, y todo eso unido, dio un giro absoluto a nuestras relaciones. Rosina empezó a lamentarse de su gordura y entre el "Metrecal" y la balanza del baño dejaba a cada instante un rosario de palabras amargadas e hirientes, la vida era demasiado cara en el país, en Italia los taxis no son así, aquí no hace más que llover y cuando no el polvo se traga a la gente, el niño va a tener el pelo demasiado duro, el servicio es detestable, un matrimonio joven no debe ser un par de aburridos, Europa hace demasiada falta, uno no puede estar pegando botones a cada rato, el maldito frasco de "Sucaril" se rompió esta mañana, y así se fue amargando todo, amigo Ton, hasta que un día no fue posible oponer más sensatez ni más mesura y Rosina voló a Roma en "Alitalia" y yo no sé de mi hijo Francesco más que por dos cartas mensuales y unas cuantas fotos a colores que voy guardando aquí, en mi cartera, para sentir que crece junto a mí. Esa es la historia.
Lo demás no será extraño, Ton. Mañana es Día de Finados y yo he venido a estar algún momento junto a la tumba de mis padres; quise venir desde hoy porque desde hace mucho tiempo me golpeaba en la mente la ilusión de este regreso. Pensé en volver a atravesar las calles del barrio, entrar en los callejones, respirar el olor de los cerezos, de los limoncillos, de la yerba de los solares, ir a aquella ventana por donde se podía ver el río y sus lanchones; encontrarlos a ustedes junto al muro gris de la pulpería de Ulises, tirar de los cabellos al "Búho Pujols", retozar con Fremio, chancear con Toñín y con Pericles, irnos a la glorieta del parque Salvador y buscar en el viento de la tarde el sonido uniforme de los redoblantes de los Boys Scouts. Pero quizás deba admitir que ya es un poco tarde, que no podré volver sobre mis pasos para buscar tal vez una parte más pura de la vida.
Por eso hace un instante he dejado el barrio, Ton, y he venido aquí, a esta mesa y me he puesto a pedir casi sin querer, botellas de cerveza que estoy tomando sin darme cuenta, porque, cuando te vi entrar con esa misma cojera que no me engaña y esa velada ingenuidad en la mirada, y esa cabeza inconfundible de "Ton Melitón cojo y cabezón" mirándome como a un extraño, sólo he tenido tiempo para comprender que tú sí que has permanecido inalterable, Ton; que tu pureza es siempre igual la misma de aquellos días, porque sólo los muchachos como tú pueden verdaderamente permanecer incorruptibles aún por debajo de ese olvido, de esa pobreza, de esa amargura que siempre te hizo mirar las rojas ramas del almendro cuando pensabas ciertas cosas. Por eso yo soy quien ha cambiado, Ton, creo que me iré esta noche y por eso también no sé si decirte ahora quién soy y contarte todo esto, o simplemente dejar que termines de lustrarme los zapatos y marcharme para siempre.
Noviembre 3, 1968, Santo Domingo, R. D.
DE RENE DEL RICO BERMUDEZ.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Domingo Moreno Jiménes, creador del potumismo
Domingo Moreno Jiménes, creador del potumismo
En este espacio te presentamos la biografía del poeta, escritor, educador y creador del postumismo, Domingo Moreno Jimenes. Es uno de los puntales de la poesía contemporánea.
Nacido en Santiago de los Caballeros el 7 de enero de 1894, fueron sus padres Domingo Moreno Arriaga y María Josefa Jimenes, hija de Juan Isidro Jimenes, Presidente de la República Dominicana en 1899 y 1914.
El destacado poeta, educador y creador del Postumismo, cursó sus estudios básicos en la escuela primaria San Luis Gonzaga y se graduó de Maestro Normal de Segunda Enseñaza en la Escuela de Bachilleres de Santo Domingo dirigida por Federico Henríquez y Carvajal.
Desde muy joven se inició en el magisterio llegando a ser director de la Escuela Primaria Graduada de Sabaneta (Santiago Rodríguez) en dos ocasiones (1918 y 1926) y profesor de la Escuela Normal de San Pedro de Macorís.
También dirigió el Instituto de Poesía Osvaldo Bazil (1950-1970), fundado a instancia suya en San Cristóbal por el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Es uno de los puntales de la poesía contemporánea. Su obra lo presenta como un poeta intuitivo, con graves preocupaciones sobre la existencia del hombre.
Sus inicios revelan un énfasis marcadamente modernista, aunque siempre ajeno al deslumbramiento verbal.
Sus primeros versos fueron divulgados en las revistas Páginas, Renacimiento y Letras. En 1921 junto a Rafael Augusto Zorrilla, Andrés Avelino, Vigil Díaz y Francisco Ulises Domínguez, anunció en la revista La Cuna de América, el nacimiento del Postumismo.
Este movimiento poético que patentizó, mediante el uso de elementos genuinamente nacionales, el versolibrismo fue iniciado por Vigil Díaz en la segunda década del siglo XX.
Domingo Moreno Jimenes mantuvo hasta los últimos días de su vida un espíritu de combate que lo hizo estar presente en todos los acontecimientos literarios de significación, entre ellos Los Nuevos y La poesía sorprendida.
Dirigió El día estético, revista "indo-universal de vanguardia", como también rezaba en la portada. Algunas de sus ediciones se hicieron en San Pedro de Macorís y en Santiago.
Fue condecorado en 1967 por su labor poética que abarcó más de medio siglo.
Entre sus obras se cuentan: Promesa (1916); Vuelos y duelos (1916); Salmos (1921); Del anodismo al Postumismo (1924); Mi vieja se muere (1925); El diario de la aldea (1925); Canto a la ceiba de Colón (1925); Decrecer (1927); Elixiris (1929); Los surcos opuestos (1931); Sésamo (1931); Días sin lumbre (1931); y el Movimiento postumista interplanetario (1932).
Otras obras son: Palabras sin tiempo (1932); Moderno apocalipsis (1934); El poema de la hija reintegrada (1934); El caminante sin camino (1935); América-mundo (1935); Embiste de raza (1936); Nueva cosmogonía americana (1936); Sentir es (la) norma (1939); Fogata sobre el signo (1940); Indice de una vida: Del mar viene todo (1941); y Advenimiento (1941).
También escribió, La religión de América (1941); Canto al Atlántico (1941); Poemario de la cumbre y el mar (1942); Evangelio americano (1942); Cuatro (que se yo) estambres (1942); Antología mínima (1943); Exalté el ideal y sufrí ante la vida (1944); Los milenios del tercer mundo (1945); Palabras en el agua (1945); Emociona-damente (1945); Tres pasos en la sombra (1946); Siete vías poéticas (1947); Burbujas en el vaso de una vida breve (1948); Antología poética (1949); Santa Berta y otros poemas (1959), Del gemido de la fragua: obra poética (1975).
Domingo Moreno Jimenes falleció en Santo Domingo el 23 de septiembre del año 1986.
TOMADO DE EDUCANDO.
En este espacio te presentamos la biografía del poeta, escritor, educador y creador del postumismo, Domingo Moreno Jimenes. Es uno de los puntales de la poesía contemporánea.
Nacido en Santiago de los Caballeros el 7 de enero de 1894, fueron sus padres Domingo Moreno Arriaga y María Josefa Jimenes, hija de Juan Isidro Jimenes, Presidente de la República Dominicana en 1899 y 1914.
El destacado poeta, educador y creador del Postumismo, cursó sus estudios básicos en la escuela primaria San Luis Gonzaga y se graduó de Maestro Normal de Segunda Enseñaza en la Escuela de Bachilleres de Santo Domingo dirigida por Federico Henríquez y Carvajal.
Desde muy joven se inició en el magisterio llegando a ser director de la Escuela Primaria Graduada de Sabaneta (Santiago Rodríguez) en dos ocasiones (1918 y 1926) y profesor de la Escuela Normal de San Pedro de Macorís.
También dirigió el Instituto de Poesía Osvaldo Bazil (1950-1970), fundado a instancia suya en San Cristóbal por el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Es uno de los puntales de la poesía contemporánea. Su obra lo presenta como un poeta intuitivo, con graves preocupaciones sobre la existencia del hombre.
Sus inicios revelan un énfasis marcadamente modernista, aunque siempre ajeno al deslumbramiento verbal.
Sus primeros versos fueron divulgados en las revistas Páginas, Renacimiento y Letras. En 1921 junto a Rafael Augusto Zorrilla, Andrés Avelino, Vigil Díaz y Francisco Ulises Domínguez, anunció en la revista La Cuna de América, el nacimiento del Postumismo.
Este movimiento poético que patentizó, mediante el uso de elementos genuinamente nacionales, el versolibrismo fue iniciado por Vigil Díaz en la segunda década del siglo XX.
Domingo Moreno Jimenes mantuvo hasta los últimos días de su vida un espíritu de combate que lo hizo estar presente en todos los acontecimientos literarios de significación, entre ellos Los Nuevos y La poesía sorprendida.
Dirigió El día estético, revista "indo-universal de vanguardia", como también rezaba en la portada. Algunas de sus ediciones se hicieron en San Pedro de Macorís y en Santiago.
Fue condecorado en 1967 por su labor poética que abarcó más de medio siglo.
Entre sus obras se cuentan: Promesa (1916); Vuelos y duelos (1916); Salmos (1921); Del anodismo al Postumismo (1924); Mi vieja se muere (1925); El diario de la aldea (1925); Canto a la ceiba de Colón (1925); Decrecer (1927); Elixiris (1929); Los surcos opuestos (1931); Sésamo (1931); Días sin lumbre (1931); y el Movimiento postumista interplanetario (1932).
Otras obras son: Palabras sin tiempo (1932); Moderno apocalipsis (1934); El poema de la hija reintegrada (1934); El caminante sin camino (1935); América-mundo (1935); Embiste de raza (1936); Nueva cosmogonía americana (1936); Sentir es (la) norma (1939); Fogata sobre el signo (1940); Indice de una vida: Del mar viene todo (1941); y Advenimiento (1941).
También escribió, La religión de América (1941); Canto al Atlántico (1941); Poemario de la cumbre y el mar (1942); Evangelio americano (1942); Cuatro (que se yo) estambres (1942); Antología mínima (1943); Exalté el ideal y sufrí ante la vida (1944); Los milenios del tercer mundo (1945); Palabras en el agua (1945); Emociona-damente (1945); Tres pasos en la sombra (1946); Siete vías poéticas (1947); Burbujas en el vaso de una vida breve (1948); Antología poética (1949); Santa Berta y otros poemas (1959), Del gemido de la fragua: obra poética (1975).
Domingo Moreno Jimenes falleció en Santo Domingo el 23 de septiembre del año 1986.
TOMADO DE EDUCANDO.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
jueves, febrero 10, 2011
Franklin Mieses Burgos
Franklin Mieses Burgos
(1907 – 1976)
Nació y murió en la ciudad de Santo Domingo. Autor de una breve e intensa producción poética. Resalta por su exactitud a la técnica, su profundo lirismo y conceptos filosóficos de tinte existencial. Mieses Brugos fue uno de los iniciadores del movimiento literario de su país llamado "Poesía Sorprendida". Se determina por el acendrado Surrealismo y por su posición antidictatorial, en este caso, contra el gobierno del dictador Rafael Trujillo. Otros poetas que formaron parte de este grupo otros autores como Freddy Gastón Arce, Aída Cartagena y Gilberto Hernández Ortega, entre otros.
Podemos citar, entre sus múltiples obras poéticas, cronológicamente, las siguientes: Torre de voces (1929 –1936), Trópico íntimo (1930 –1946), Propiedad del recuerdo (1940 – 1942), Clima de eternidad (1944), 12 sonetos y una canción a la rosa (1945 – 1947), Seis cantos para una sola muerte (1947 – 1948), El ángel destruido (1950 –1952) y Al oído de Dios (1954 – 1960). Aquí presentamos un florilegio entresacado de varios de estos libros.
En cuanto a su poesía resumir algunas de las características que se encuentran en su poesía. Escribe al estilo tradicional con la misma facilidad con que escribe de acuerdo a la vena modernista y posmodernista. Al lado de una poesía sumamente elaborada y difícil encontramos poesía de formato popular, extremadamente musical y fácil. Puede seguir los moldes métricos de los antiguos como incurrir en los del momento vanguardista, etc.
Pero lo más admirable es que, bien escriba de una u otra manera, siempre se muestra auténtico en sus metros y temas. Emplea a veces metáforas sorprendentes, hasta llegar a lo audaz. Se nota con frecuencia mucho colorido sensual como substrato de lo onírico y psíquico y surrealista. Pero sobre todo ello, sobresale su apego al trópico: el sol, la vegetación exuberante y el mar. El mar es la marca común de casi todos los poetas isleños.
(1907 – 1976)
Nació y murió en la ciudad de Santo Domingo. Autor de una breve e intensa producción poética. Resalta por su exactitud a la técnica, su profundo lirismo y conceptos filosóficos de tinte existencial. Mieses Brugos fue uno de los iniciadores del movimiento literario de su país llamado "Poesía Sorprendida". Se determina por el acendrado Surrealismo y por su posición antidictatorial, en este caso, contra el gobierno del dictador Rafael Trujillo. Otros poetas que formaron parte de este grupo otros autores como Freddy Gastón Arce, Aída Cartagena y Gilberto Hernández Ortega, entre otros.
Podemos citar, entre sus múltiples obras poéticas, cronológicamente, las siguientes: Torre de voces (1929 –1936), Trópico íntimo (1930 –1946), Propiedad del recuerdo (1940 – 1942), Clima de eternidad (1944), 12 sonetos y una canción a la rosa (1945 – 1947), Seis cantos para una sola muerte (1947 – 1948), El ángel destruido (1950 –1952) y Al oído de Dios (1954 – 1960). Aquí presentamos un florilegio entresacado de varios de estos libros.
En cuanto a su poesía resumir algunas de las características que se encuentran en su poesía. Escribe al estilo tradicional con la misma facilidad con que escribe de acuerdo a la vena modernista y posmodernista. Al lado de una poesía sumamente elaborada y difícil encontramos poesía de formato popular, extremadamente musical y fácil. Puede seguir los moldes métricos de los antiguos como incurrir en los del momento vanguardista, etc.
Pero lo más admirable es que, bien escriba de una u otra manera, siempre se muestra auténtico en sus metros y temas. Emplea a veces metáforas sorprendentes, hasta llegar a lo audaz. Se nota con frecuencia mucho colorido sensual como substrato de lo onírico y psíquico y surrealista. Pero sobre todo ello, sobresale su apego al trópico: el sol, la vegetación exuberante y el mar. El mar es la marca común de casi todos los poetas isleños.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
miércoles, febrero 09, 2011
Ruddy habla de Leopold Sedan
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
sábado, febrero 05, 2011
Acusan a Barrick Gold de intentar bloquear canción en Festival de Viña
Acusan a Barrick Gold de intentar bloquear canción en Festival de Viña
02/05/2011
Santiago, 03 de febrero de 2011. (Radio del Mar)– El escritor y cantante Patricio Manns y ONGs ambientalistas acusaron hoy a la minera Barrick Gold de intentar bloquear una canción que participará en la competencia del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, porque ésta denuncia la destrucción de los glaciares por parte de esta multinacional.
"La empresa canadiense ha reaccionado enviando mensajes a diputados y senadores chilenos para tratar de parar la canción", afirmó este jueves al diario chileno La Nacion, Patricio Manns, autor del tema "De Pascual Lama".
La minera Barrick está imponiendo en la frontera chileno-argentina una mina a tajo abierto para extraer oro, en un lugar donde hay glaciares milenarios. Para esto, ha impuesto un cuestionado tratado minero binacional que debilita leyes nacionales a ambos lados de la cordillera.
"Un día mientras participaba en un Congreso de Filosofía en San Juan, Argentina, estuve en un mitin en que se estaba debatiendo el tema de Pascua Lama. Cuando regresé a Chile decidí escribir una canción que abriera un poco más el debate", dijo Manns a La Nación.
La canción que participa en el Festival de Viña comienza así: "se mueren los glaciares de muerte lenta, el glaciar nació altivo y en agua pura, pero muy pronto el hombre puso la soga en el cuello del agua…",
Frente a la presión de Barrick Gold, el director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), Lucio Cuenca, dijo a Radio del Mar que "no es extraño que Barrick y sus agencias de comunicación en Chile y el mundo, presionen por todos los medios para anular cualquier crítica que la ciudadanía le realice a sus destructivos proyectos de extracción minera".
"Han presionado a gobiernos, a comunidades locales, a organizaciones de medio ambiente y a organismos multilaterales, ahora al parecer viene fuerte la presión a los artistas y productores musicales para que no se escuche esta canción", afirmó el director del OLCA.
Cuenca agregó que "esperemos que la organización del festival, la Municipalidad de Viña del Mar y Chilevisión, no se dejen amedrentar por la matonezca actitud de las agencias de comunicación y lobbystas de Barrick y que los ciudadanos chilenos y latinoamericanos escuchemos la canción contra el proyecto Pascua Lama, en Viña 2011".
La Canción de Patricio Manns será interpretada por la joven cantante Valentina Sepúlveda
Relacionado:
Alarma por grave crisis hídrica causada por Barrick Gold
Vecinos de Punta Colorada responsabilizan a Barrick Gold por escasez de agua en la zona
Exponen sobre irregularidades y "tráfico de influencias" en proyecto Pascua Lama
Vergüenza en Canadá por comportamiento de sus empresas mineras en el mundo
TODOS ELLOS...Y, PARA QUE CADA UNO DE NOSOTROS PODAMOS SACAR NUESTRAS PROPIAS CONCLUSIONES -Se difunde bajo la protección del Art. 19 de la Declaración de Derechos Humanos, que señala: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión". Declaración Universal de los Derechos Humanos; Asamblea General de la ONU el 10.12.1948.
Si al recibir este mensaje Ud. considera que se ha deslizado por error en su casilla de correo y no desea dicha información, responda al mismo con la palabra BAJA en el asunto.
[williamjerez] Acusan a Barrick Gold de intentar bloquear canción en Festival de Viña
02/05/2011
Santiago, 03 de febrero de 2011. (Radio del Mar)– El escritor y cantante Patricio Manns y ONGs ambientalistas acusaron hoy a la minera Barrick Gold de intentar bloquear una canción que participará en la competencia del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, porque ésta denuncia la destrucción de los glaciares por parte de esta multinacional.
"La empresa canadiense ha reaccionado enviando mensajes a diputados y senadores chilenos para tratar de parar la canción", afirmó este jueves al diario chileno La Nacion, Patricio Manns, autor del tema "De Pascual Lama".
La minera Barrick está imponiendo en la frontera chileno-argentina una mina a tajo abierto para extraer oro, en un lugar donde hay glaciares milenarios. Para esto, ha impuesto un cuestionado tratado minero binacional que debilita leyes nacionales a ambos lados de la cordillera.
"Un día mientras participaba en un Congreso de Filosofía en San Juan, Argentina, estuve en un mitin en que se estaba debatiendo el tema de Pascua Lama. Cuando regresé a Chile decidí escribir una canción que abriera un poco más el debate", dijo Manns a La Nación.
La canción que participa en el Festival de Viña comienza así: "se mueren los glaciares de muerte lenta, el glaciar nació altivo y en agua pura, pero muy pronto el hombre puso la soga en el cuello del agua…",
Frente a la presión de Barrick Gold, el director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), Lucio Cuenca, dijo a Radio del Mar que "no es extraño que Barrick y sus agencias de comunicación en Chile y el mundo, presionen por todos los medios para anular cualquier crítica que la ciudadanía le realice a sus destructivos proyectos de extracción minera".
"Han presionado a gobiernos, a comunidades locales, a organizaciones de medio ambiente y a organismos multilaterales, ahora al parecer viene fuerte la presión a los artistas y productores musicales para que no se escuche esta canción", afirmó el director del OLCA.
Cuenca agregó que "esperemos que la organización del festival, la Municipalidad de Viña del Mar y Chilevisión, no se dejen amedrentar por la matonezca actitud de las agencias de comunicación y lobbystas de Barrick y que los ciudadanos chilenos y latinoamericanos escuchemos la canción contra el proyecto Pascua Lama, en Viña 2011".
La Canción de Patricio Manns será interpretada por la joven cantante Valentina Sepúlveda
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TODOS ELLOS...Y, PARA QUE CADA UNO DE NOSOTROS PODAMOS SACAR NUESTRAS PROPIAS CONCLUSIONES -Se difunde bajo la protección del Art. 19 de la Declaración de Derechos Humanos, que señala: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión". Declaración Universal de los Derechos Humanos; Asamblea General de la ONU el 10.12.1948.
Si al recibir este mensaje Ud. considera que se ha deslizado por error en su casilla de correo y no desea dicha información, responda al mismo con la palabra BAJA en el asunto.
[williamjerez] Acusan a Barrick Gold de intentar bloquear canción en Festival de Viña
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martes, febrero 01, 2011
LECTURA DE POEMAS 3
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
video 3
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
jueves, enero 27, 2011
REUNION ESTE DOMINGO.
COMPAÑEROS DE LA BRIGADA CIMARRONA, NO OLVIDEN LA REUNION DE ESTE DOMINGO A LAS TRES DE LA ATRDE EN LA CASA DE RUDDY ESO ES EN EL KM7 DE LA CARRETERA SANCHEZ EL QUE NO SEPA LLEGAR FAVOR DE CONTACTARNOS PARA EXPLICARLES COM OLLEGAR Y DONDE JUNTARNOS.
EN ESTA REUNION VEREMOS ALGUNAS INFORMACIONES IMPORTANTES Y EL PLAN DE TRABAJO DEL AÑO EN CURSO, AFECTOS Y HASTA LUEGO.
EN ESTA REUNION VEREMOS ALGUNAS INFORMACIONES IMPORTANTES Y EL PLAN DE TRABAJO DEL AÑO EN CURSO, AFECTOS Y HASTA LUEGO.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
LECTURA DE POOEMAS EN LA CASA DE MICHAEL MIGUEL HOLGUIN
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
martes, enero 25, 2011
espejismo de luna llena: EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.
espejismo de luna llena: EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.: "EL RASTRO DE UN LÁGRIMA. He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó,..."
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.
EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.
He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó, que fueron a pescar tilapias a la laguna de Manganagua. Ha sido duro el día en el largo trajinar del hambre, la sequía destruyó toda la cosecha y la peste mató a todas las gallinas. El monte achicharrado por el sol de julio resplandece con las primeras estrellas y nuestras miradas se pierden entre las sombras del anochecer a ver si vemos aparecer a nuestros hermanos por el camino real.
Nos preocupa su tardanza, además el hambre ya hace estragos en nuestros estómagos. En la cocina mamá mantiene el fuego encendido, papá aun no regresa del, anda cortando la leña para mañana preparar el horno. Han sido largos todos estos días de hambre, no hay maquey, ni yambí, el monte está desolado con esta prolongada sequía, hasta las aves se han ido a otros lugares para poder sobrevivir.
Desde aquí puedo ver el fuego de la cocina de Popó Candela, Negra su esposa debe estar haciendo la cena. Imagino a Miguela jugando con las sombras de la noche, más allá de las anacahuitas gemelas, bajo los limoncillos florecidos de eternidad, de la tía Tatín. El orgullo nos impide ir a pedir un poco de comida a las casas ajenas, preferimos morirnos de hambre inmersos en nuestra soledad. Desde aquí escuchamos las canciones tristes de la vellonera del negocio de Andrés Longo, cierro los ojos y se me humedecen de estrellas.
No sabemos que horas es, pero presentimos la presencia cercana de nuestros hermanos, oteamos el horizonte, el viento nos trae su olor mezclado con el olor de los pescados, suspiramos tranquilos, ya podemos sentir sus pasos certeros en la oscuridad, silban, para decirnos que ya llegaron, vienen felices, cargados de tilipias y jicoteas. En medio del patio nos abrazamos bajo el cielo infinito de estrellas, mamá sale y también los abraza, nos preparamos debajo de la mata de javey, para quitarles las escamas a los pescados, ellos apartan un poco para llevarlos a sus casas, son muchos no nos lo comeremos todos esta noche. Papá llega, sudoroso, con toda la oscuridad de la noche pegada en la piel, deja a Julia, libre, que se acerca hasta donde nosotros estamos, rebuzna, sacude la cabeza y la estruja contra nuestras espaldas, es su manera de decirnos, yo también estoy aquí, León al ver llegar a mi padre, ladra alegre, corre feliz, salta, nos lame las piernas y luego se acomoda en el suelo junto a nosotros.
Después de limpiar los pescados, buscamos un lugar en el patio donde encender una fogata, nos sentamos alrededor de ella, ya mamá hierve los pescados, hace un cardo con sal, ajo y orégano, no hay nada más, pero será suficiente por el día de hoy, reímos, contamos historias, entonamos viejas canciones ancestrales, León nos mira con asombro y Julia descansa hasta que mi padre la lleve al lugar donde pasa la noche, cerca de la casa debajo de la mata de café cimarrón, ella y León son parte de la familia. Después de comer, Felipe se irá dormir con la tía Aurora y Ñonó, se irá a donde la tía Amantina, ella lo crió desde muy pequeño. Más allá de la alambrada los grillos cantan incesante a las estrella.
Entre mis ojos cabe todo el universo, la noche huele a bosque seco, a luna llena y caldo de pescado, busco el calor de mis dos hermanos mayores, me siento entre ellos y los miro con orgullo, ellos son buenos pescadores y mejores cazadores, un día sueño ser como ellos y podré ir por el monte y llegar más allá de los limites ancestrales y cazar la quimera, para entregarle a mis padres, la felicidad que siempre han anhelado.
Mamá nos llama, es hora de comer, entramos a la casa, en la sala la llama de la lamparita jumeadora danza al compás del viento, por momentos parece que se apagará, para luego renacer de sus cenizas como un ave fénix. Está sabroso el caldo, sólo que la tilapias tienen muchas espinas, hay que comerlas con sumo cuidado para que no se quede una en la garganta, es una pena que no apareció un coco para cocinarlas, nos quedan algunas para mañana y tres sabrosas jicoteas, para los días siguientes, las que podremos compartir con otros vecinos.
Manuel, mí pequeño y solitario amigo hace rato se fue, tal vez con hambre, imagino que vive allá, muy lejos, donde se ve aquella lucecita distante, él nunca ha querido llevarme a su casa.
Ya comimos, es hora de dormir, Felipe y Ñonó se despiden entre abrazos y sueños y me dicen que mañana temprano me llevarán con ellos a las distantes regiones del norte a cazar, que me prepare, que pasarán a las seis de la mañana por mí, cada uno toma el rumbo de su casa, me quedo en el patio hasta que se desvanecen en la oscuridad, miro al cielo y luego me voy a la cama tan feliz que el corazón no me cabe en el pecho, mañana por fin, podré ir cazar.
Nosotros conocemos y amamos cada palmo de nuestra tierra, amamos al viento, las nubes, las aves, los árboles, los animales, las mariposas, la lluvia, la primavera que hace florecer al bosque, cada camino tiene un horizonte que termina en nuestros sueños y en definitiva, nuestro amor por la madre tierra, es el amor por la vida, es el amor a Dios, que lo ha creado todo tan perfecto.
Para mí lo más importante es que se acerca el día en que podré atravesar los límites ancestrales del monte y atrapar la quimera, para entregarles a mis padres la felicidad que inútilmente han buscado
Mientras cierro los ojos, escucho el sonido lejano de los tambores, que invitan para mañana en la noche, ir a bailar la danza de la lluvia, en el patio de la abuela Mamá Tita, para conjurar la sequía.
Dic. 2010
He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó, que fueron a pescar tilapias a la laguna de Manganagua. Ha sido duro el día en el largo trajinar del hambre, la sequía destruyó toda la cosecha y la peste mató a todas las gallinas. El monte achicharrado por el sol de julio resplandece con las primeras estrellas y nuestras miradas se pierden entre las sombras del anochecer a ver si vemos aparecer a nuestros hermanos por el camino real.
Nos preocupa su tardanza, además el hambre ya hace estragos en nuestros estómagos. En la cocina mamá mantiene el fuego encendido, papá aun no regresa del, anda cortando la leña para mañana preparar el horno. Han sido largos todos estos días de hambre, no hay maquey, ni yambí, el monte está desolado con esta prolongada sequía, hasta las aves se han ido a otros lugares para poder sobrevivir.
Desde aquí puedo ver el fuego de la cocina de Popó Candela, Negra su esposa debe estar haciendo la cena. Imagino a Miguela jugando con las sombras de la noche, más allá de las anacahuitas gemelas, bajo los limoncillos florecidos de eternidad, de la tía Tatín. El orgullo nos impide ir a pedir un poco de comida a las casas ajenas, preferimos morirnos de hambre inmersos en nuestra soledad. Desde aquí escuchamos las canciones tristes de la vellonera del negocio de Andrés Longo, cierro los ojos y se me humedecen de estrellas.
No sabemos que horas es, pero presentimos la presencia cercana de nuestros hermanos, oteamos el horizonte, el viento nos trae su olor mezclado con el olor de los pescados, suspiramos tranquilos, ya podemos sentir sus pasos certeros en la oscuridad, silban, para decirnos que ya llegaron, vienen felices, cargados de tilipias y jicoteas. En medio del patio nos abrazamos bajo el cielo infinito de estrellas, mamá sale y también los abraza, nos preparamos debajo de la mata de javey, para quitarles las escamas a los pescados, ellos apartan un poco para llevarlos a sus casas, son muchos no nos lo comeremos todos esta noche. Papá llega, sudoroso, con toda la oscuridad de la noche pegada en la piel, deja a Julia, libre, que se acerca hasta donde nosotros estamos, rebuzna, sacude la cabeza y la estruja contra nuestras espaldas, es su manera de decirnos, yo también estoy aquí, León al ver llegar a mi padre, ladra alegre, corre feliz, salta, nos lame las piernas y luego se acomoda en el suelo junto a nosotros.
Después de limpiar los pescados, buscamos un lugar en el patio donde encender una fogata, nos sentamos alrededor de ella, ya mamá hierve los pescados, hace un cardo con sal, ajo y orégano, no hay nada más, pero será suficiente por el día de hoy, reímos, contamos historias, entonamos viejas canciones ancestrales, León nos mira con asombro y Julia descansa hasta que mi padre la lleve al lugar donde pasa la noche, cerca de la casa debajo de la mata de café cimarrón, ella y León son parte de la familia. Después de comer, Felipe se irá dormir con la tía Aurora y Ñonó, se irá a donde la tía Amantina, ella lo crió desde muy pequeño. Más allá de la alambrada los grillos cantan incesante a las estrella.
Entre mis ojos cabe todo el universo, la noche huele a bosque seco, a luna llena y caldo de pescado, busco el calor de mis dos hermanos mayores, me siento entre ellos y los miro con orgullo, ellos son buenos pescadores y mejores cazadores, un día sueño ser como ellos y podré ir por el monte y llegar más allá de los limites ancestrales y cazar la quimera, para entregarle a mis padres, la felicidad que siempre han anhelado.
Mamá nos llama, es hora de comer, entramos a la casa, en la sala la llama de la lamparita jumeadora danza al compás del viento, por momentos parece que se apagará, para luego renacer de sus cenizas como un ave fénix. Está sabroso el caldo, sólo que la tilapias tienen muchas espinas, hay que comerlas con sumo cuidado para que no se quede una en la garganta, es una pena que no apareció un coco para cocinarlas, nos quedan algunas para mañana y tres sabrosas jicoteas, para los días siguientes, las que podremos compartir con otros vecinos.
Manuel, mí pequeño y solitario amigo hace rato se fue, tal vez con hambre, imagino que vive allá, muy lejos, donde se ve aquella lucecita distante, él nunca ha querido llevarme a su casa.
Ya comimos, es hora de dormir, Felipe y Ñonó se despiden entre abrazos y sueños y me dicen que mañana temprano me llevarán con ellos a las distantes regiones del norte a cazar, que me prepare, que pasarán a las seis de la mañana por mí, cada uno toma el rumbo de su casa, me quedo en el patio hasta que se desvanecen en la oscuridad, miro al cielo y luego me voy a la cama tan feliz que el corazón no me cabe en el pecho, mañana por fin, podré ir cazar.
Nosotros conocemos y amamos cada palmo de nuestra tierra, amamos al viento, las nubes, las aves, los árboles, los animales, las mariposas, la lluvia, la primavera que hace florecer al bosque, cada camino tiene un horizonte que termina en nuestros sueños y en definitiva, nuestro amor por la madre tierra, es el amor por la vida, es el amor a Dios, que lo ha creado todo tan perfecto.
Para mí lo más importante es que se acerca el día en que podré atravesar los límites ancestrales del monte y atrapar la quimera, para entregarles a mis padres la felicidad que inútilmente han buscado
Mientras cierro los ojos, escucho el sonido lejano de los tambores, que invitan para mañana en la noche, ir a bailar la danza de la lluvia, en el patio de la abuela Mamá Tita, para conjurar la sequía.
Dic. 2010
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
sábado, diciembre 25, 2010
MI ORIGEN
MI ORIGEN
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad
hace florecer entre mis ojos lirios de agua
la pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria
como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar
bajo el sol púrpura de nuestro ocaso
Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando miro hacia atrás
se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños
me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía
pero mi vida sigue allá
en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer
empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe
quinientos años después
la mirada triste de la abuela Mamá Tita
me despierta en medio del estruendo de los arcabuces
y los gritos de los hombres que defendían a los suyos
hasta terminar atados a la codicia de unos hombres
que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror
hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres
emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor
yo apenas era menos que un sentimiento
perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido
pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor
donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches
se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad
hace florecer entre mis ojos lirios de agua
la pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria
como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar
bajo el sol púrpura de nuestro ocaso
Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando miro hacia atrás
se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños
me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía
pero mi vida sigue allá
en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer
empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe
quinientos años después
la mirada triste de la abuela Mamá Tita
me despierta en medio del estruendo de los arcabuces
y los gritos de los hombres que defendían a los suyos
hasta terminar atados a la codicia de unos hombres
que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror
hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres
emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor
yo apenas era menos que un sentimiento
perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido
pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor
donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches
se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
TESTAMENTO DE DOLOR.
TESTAMENTO DE DOLOR.
JUNTO AL CAMINO REAL
Nací en la Esperilla junto al camino real en una casita de yagua con piso de tierra
bajo el cielo parpadeante de un amanecer salpicado por el rocío del otoño
impregnado por el olor reciente y vegetal de los hornos que ardían a fuego lento
más allá de los límites de la aurora
fueron las manos luminosas de Belén
las que con asombro me sacaron del vientre tibio y florecido de mi madre
las que lavaron mi piel recién hecha
las que me vistieron de ternura
y me depositaron junto a la hoguera anaranjada del amanecer
para que el frío de los inviernos remotos no salpicara de escarcha mi alma
para que mi piel siempre tibia no se derritiera en las noches
dejando un rastro invisible de mariposas muertas en la dermis arrugada del tiempo
TESTAMENTO DE DOLOR
Los días se dejaron vencer
por los duendes de la lluvia
iluminan el alba los restos podridos
de las mariposas de abril
mayo como un galipote
perdido en el bosque llora
la muerte danza con la miseria
y en el bohío
los niños moribundos
de doña Isabel
escriben con sangre
en los papiros de la memoria
su testamento de dolor
a la humanidad
ENTRE EL AMOR Y LA NOSTALGIA
Nacimos entre las flores y las estrellas
entre el amor y una inmensa nostalgia
donde nuestra alegría no fue más que una utopía
un ritual amargo de tamboras
que hacían crecer nuestras raíces
en noches de cánticos fúnebres
hasta otros amaneceres
donde la realidad no era más que un sendero
en donde nos encontrábamos
con nuestra soledad profética
en la que quedábamos atrapados por siempre
perdidos en un mundo mágico
de fantasmas y duendes
que nos persiguen más allá del tiempo
y yo que he sobrevivido a la muerte
soy el único que escribe con su voz
en las paredes del tiempo
un testamento al olvido
LA TIA AGUSTINA
La tía Agustina todavía permanece
recostada en la ventana del tiempo
mirando hacia el sur
hacia donde el mar Caribe
se alarga hacia lo infinito de su imaginación
salpicando sus ojos de nubes fugaces
y remotos pájaros marinos
petrificados en ámbar celular de su mirada antigua
que todas las tardes se derrite en la distancia
chorreando el horizonte
de fosforescentes mariposas
que vuelan sin pausa tratando de alcanzar el sol
que navega en un espectral océano de colores
hacia ninguna parte
SEÑALES DE HUMO
Era la abuela mamá Tita
la que hilvanaba con los hilos del alma las noches
la que todas las tardes se sentaba a orillas del camino real
a mirar el horizonte
intentando encontrar entre las rosas del crepúsculo
señales de humo que los pieles rojas
habitantes de más allá del mar
envían al azar
en las que dicen que ellos todavía luchan
por recuperar las tierras sagradas
que el hombre blanco hace tiempo les quitó
que no descansarán hasta recuperar las colinas negras
donde reposan los espíritus de los guerreros
que lucharon contra los caras pálidas
cuya crueldad recién estrenaba con ellos el horror
VERTIGO DE NOSTALGIA
Hermano
hace tiempo que partiste
en el carrusel de la inocencia
hacia el inefable laberinto de la nada
te fuiste
a poblar de ángeles la ausencia
pero el llanto irrevocable
aún humedece los recuerdos
y en la memoria
la llovizna pertinaz de entonces
se mezcla con el humo de los fogones
donde la esperanza se consume
y donde fúnebres banderas ondean
en las manos del viento
vértigo de nostalgia
huracán de cenizas
que viste la noche de luto
dagas clavadas en la garganta
ay mis dedos siguen cavando fosas
donde no cabe la angustia
adiós
pero deja hermano mío
deja
que mis lágrimas
aten tu recuerdo a mi corazón
no te quedes callado
rompe tu silencio de abismo sideral
abre los ojos
abrázame con la mirada perenne
de la vida
y si te vas
si te vas llévame contigo
no me dejes
llévame contigo
dolor
llanto
lágrimas
ya no te encontraré
amasando con tus manos recién nacidas
la luz del crepúsculo
ay tu cuerpo horizontal y pálido
tu cuerpo de cristal quebrado
por un haz de luz carnívoro
tus ojos
helados promontorios de estrellas
en la cúspide del universo
tus manos dormidas entre mis manos
tus manos de témpanos morados
tus manos
tu risa
tu risa
tu risa enorme como el viento
cantan los árboles tu nombre
en donde podré esconderme
que la soledad no me atrape
A Guaroita Acevedo
Mi hermano
Ola de sal
El tiempo se ha roto con tu ausencia
dejando un rastro de eternidad en mi voz
a veces la sensación de tu partida
levanta en mis ojos una ola de sal
que destruye las habitaciones del olvido
y todas las noches
la luz
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada
donde los niños
con los dedos tiznados de ternura
escriben tu nombre
Miguel
A Miguel Ángel Acevedo
RUISEÑOR DE LUZ
Pequeño ángel distraído junto al sendero
descalzo sobre la tierra mojada
semidesnudo en medio de la luz cenagosa
de la tarde
amasando con tus manos el barro fosforescente
de la alborada
me miras y sonríes
y de tus manos se escapa un ruiseñor de luz
que atraviesa los salones en penumbra de la sangre
y se posa en el árbol más alto de la memoria
desde donde alumbra con su trino
el lugar donde habitas desde entonces
Miguel
A Miguel Ángel Acevedo
EL AROMA DE TU SOMBRA
Hoy nos llega tu recuerdo
vestido de diamantes y rocío
ya no hay estrellas en tus ojos
ni la luna brilla en tu voz
sólo nos queda tu ausencia
el aroma de tu sombra en cada rincón de la casa
el pley donde se forjaron todas tus ilusiones
los guantes
las pelotas
el bate
los niños que te veneran y te nombran
el sonido de tus pasos que vienen y van
por las calles que cargaron por siempre
todos tus sueños
tu afán
tu cotidiano afán
tu lucha permanente
tu sed de justicia
toda tu ternura se resume
en el irrevocable amor por tu madre
en esos tres lirios que sembraste
en el huerto de la vida
y al final
sólo nos queda tu recuerdo
la grandeza de tu obra
que aplasta la voz agorera de los inicuos
que archivaron en su vientre la maldad
hijos perversos de la mediocridad
que el día de tu muerte
jubilosos alzaron sus copas
y brindaron
ellos tienen nombres y apellidos
y el fétido olor de los traidores
a pesar de su ira
tu creces todos los días
en las tiernas sonrisas de los niños
tu humanidad se multiplica
entre los dedos alfareros del viento
que nos trae tu nombre en su voz
Ay Miguel
como nos duele tu ausencia
como sangra este enero en la piel
A Miguel Ángel Acevedo
La vieja Belén
Este domingo de tristes soles escondiéndose
bajo las piedras amarillas del camino
la lluvia trajo en su vientre
el olor sombrío del musgo que crece entre las grietas
de mis palabras
bosque de almácigos y ceibas
anacahuita de cristal
galope de pájaros fosforescentes en la noche
aviadores imposibles haciendo piruetas
en un cielo crispado de ángeles
y por entre la espinas y las luces
de enero
Isabel
la mamá de Antonio
encarna a la vieja Belén
Hijos póstumos del rocío
Mis padres
hijos póstumos del rocío
crecieron bajo el sombrío reflejo
del relámpago y la lluvia
cuando el trueno iluminaba de misterios
los ignotos rincones de los recuerdos
que se perdieron entre la sangre y las flores
de una primavera truncada por el peso
de las cadenas y los arcabuces
allá
muy lejos en la memoria
una embarcación encalla entre los arrecifes
de los sueños
y bajo el resplandor de una luna de cal
melancólicas tamboras atan mi vida
a la nostalgia
es aquí donde mis padres
un hombre
y una mujer
ignorados leñadores
perdidos en el confín del monte
diseñaron este traje de carne y hueso
que he llevado puesto por tanto tiempo
A mis padres Sergio Bautista
y Cosuelo Acevedo
ANAQUELES DEL ALMA
Mis padres en un éxodo interminable
poblaron las lluviosas regiones del sur
de ellos conservo en los anaqueles de mi alma
las cadenas que ataron su origen al olvido
los recuerdo en las tardes mirando el horizonte
buscando entre las sombras
el sonido de alguna tambora lejana
nunca fueron felices
toda mi alegría es la tristeza que de ellos heredé
y en algún rincón de mi alma
la abuela mamá tita todavía recolecta
los residuos perdido de su pasado
la lluvia como siempre
va dejando huellas de sal sobre las paredes del silencio
teje mantos de sombras con los que se arropa la soledad
y aprisiona en las claras habitaciones del agua
la alegría de ese niño
que detrás de los espejos de mis ojos
no deja de llorar
FELIPE Y PIMPA
Felipe y Pimpa llegaron a la esperilla como de un largo viaje
cuando el camino como un cristal de soles florecidos
se perdía en el horizonte
donde los duendes fabricaban colores
con los que pintan en mis pupilas los crepúsculos de rutina
no recuerdo si era mañana o tarde sólo recuerdo
que llegaron con tantas mariposas en el corazón
que florecían entre sus dedos las estrellas
todo su equipaje era la nada
todos sus sueños era la tierra
llegaron desamparados sin mas cobija que el cielo
desnudos como el rocío
cargando sobre sus hombros todo el peso de su destino
escapaban de un tiempo tan amargo y antiguo
que doblegaba los sentidos llenando la memoria de cruces
junto al camino que se pierde entre los siglos
por eso al verlo la abuela Mamá Tita
tristes y desamparados en su regazo le dio abrigo
y con tablas de palma y yagua
bajo el sol les construyó un tibio bohío
LA TIA JUANITA
La abuela mamá Tita y la tía Juanita
fueron compañeras inseparables
en sus viajes por los caminos polvorientos
de los conucos y las carboneras hacia la utopía
donde forjaron sudorosas sus sueños
e hicieron realidad la fantasía de ser felices
en su mundo residual de flores pájaros lagartos
y hermosos atardeceres
ellas ignoraban que un monstruo avanzaba
lenta y silenciosamente hacia nuestras tierras
devorando entre sus fauces
todo lo que encontraba a su paso
ignoraban que un día la modernidad llegaría hasta las puertas
de nuestros sueños
y arruinarían para siempre nuestras vidas
EBRIOS ARLEQUINES
Calles de insomnio
malecón de ceniza
puerto de sal
río que abraza el mar
mar que besa el cielo
cielo que se traga la ciudad
ciudad amurallada en sus raíces
por sus avenidas de luto
antiguos transeúntes
se pierden en un pantano de luces y sombras
y en los balcones del verano
hermosas prostitutas de porcelana
la noche acorrala
en el conde peatonal
ebrios arlequines danzan bajo las lunas del otoño
y los mendigos atrapados en la telaraña incierta de su destino
se pierden en los cubículos del hambre
y en la soledad absoluta de la indiferencia
un tropel de niños
agonizan escondiéndose detrás de sus sueños
y atrapados en las catedrales del olvido
antiguos fantasmas lloran desconsolados su condena de eternidad
CATO
A cató la guardo en mi corazón
todavía la imagino en las mañanas distantes y grises
junto a los fogones encendidos haciendo café como siempre
fabricando arepas de sueños y conconetes de ternura
no olvido la expresión de sus ojos
siempre llenos de flores azules y mariposas amarillas
creando el alba de mi infancia
en que yo iba hacia su casa
sembrando por todo el camino mis sueños
iba feliz a buscar la leche donde el tío Juan de la Rosa
quien la acompañaba en la senda de los sueños y el amor
recuerdo cuando yo entraba a la cocina
con mi traje de neblina y rocío
y la encontraba intacta entre el fuego de los fogones
y las flores del crepúsculo
fabricando con sus manos colores con que se visten los amaneceres
en el horizonte lejano de nuestra utopía
y le decía madrinita madrinita
y ella me respondía mi ahijaito mi ahijaito
y me daba un poco de café pata ahuyentar los duendes del frío
entonces me iba al potrero donde el tío Juan
junto a chobolo guancho y mañé ordeñaba las vacas
de regreso a casa el recuerdo de Cató aun pone alas a mis pies
LA TIA AURORA
Cuando empezaba a caer la tarde la tía Aurora
solía sentarse junto a la puerta de su casa que daba la camino real
su mirada anochecida se llenaba del rumor de los pájaros fugaces
y el vuelo de las mariposas que salpicaban el broque de colores
que parecían navegar en un océano espectral de girasoles
espigados contra la bruma del ocaso
su mirada se perdía más allá de los límites transitorios de las tardes
prisionera del tiempo nunca la ví sonreír
su tristeza insular había marcado su vida con la angustia residual
de la impotencia de ver morir irremediablemente la primavera
sin que sus manos pudieran hacer nada por salvar las flores
de la furia de los tractores que a su paso por nuestras tierras
lo arruinaban todo
allí en un rincón de la tarde ella permanecía largo tiempo
con su cachimbo de barro antiguo entre sus labios
fumando
mirando hacia atrás
hacia el olvido
tratando de encontrar una salida en el tiempo
a lo que ella sabía inevitable
pero caramba
esta vida de pobre siempre ha sido una falsa
decía
y su tristeza se fue haciendo grande
y con sus manos fabricaba adioses de nostalgia
que guardaba en un rincón de su corazón
de su corazón que a ratos se cansaba y por momento dejaba de latir
y ella sentía sofocada el alma de una ansiedad de muerte
que ya no le asustaba tanto porque más allá de la vida
otra primavera llenaría sus ojos de una paz de lunas y flores
perfumadas sin prisa en las noches tibias de las añoranzas
ella ya no temía a la muerte todo lo contrario hacía tiempo
que se había detenido a esperar la llegada de la hora suprema
de dejar siempre este mundo del carajo
sin embargo se entristecía cuando miraba el camino
que llevaba sin prisa al cementerio
a aquel lugar de misterios y sombras
donde algunas flores exhaustas por el tiempo
crecen descuidadas y tristes junto al mármol y las cruces
que marcan severas la ultima morada de os seres humanos
la tía Aurora nació y envejeció con el siglo
y danzó con él la danza amarga del hambre en noches calientes
bajo el asombro suspicaz del arcturus
el siglo la marcó con su trauma de sangre y miseria
incrementando en ella la tristeza celular de los de su raza
y sus huellas de agua se alejan lentamente
hacia donde la tarde no es más que un espejismo horizontal
de luces y colores donde a pesar del tiempo
ella permanece intacta como un efigie faraónica esculpida en oro viejo
eterna y sencilla como una flor silvestre inadvertida en medio del monte
LAS COSAS MÁS SENCILLAS
Esta noche hemos tomado el camino hacia Borronoso
allá la tía Eufemia siempre nos espera con los brazos abiertos
Pipí nos contará un cuento y seremos felices
contaremos las estrellas
y nos sentaremos junto a la hoguera
hablaremos como siempre de las cosas mas sencillas
tomaremos café y volveremos a casa
con la seguridad que en Borronoso
la tía Eufemia siempre nos esperará con los brazos abiertos
DIEGO Y CANINA
Diego y Canina llegaban por la mañanita a casa
todavía con el olor del rocío en la piel
y en la mirada el fulgor plateado de las últimas estrellas
que aun permanecían intactas
en el cielo anaranjado del amanecer
trazando el camino perdido de la noche
que agonizaba despacio entre la maleza
y los árboles lejanos
dejando tras de sí un rastro sonoro de pájaros fugaces
y mariposas encantadas en la memoria del tiempo
ellos siempre nos encontraban en la cocina
calentándonos junto a los fogones encendidos
tratando de ahuyentar a los duendes del frío
que nos mordían la piel con sus huecos y afilados dientes de plata
siempre nos traían algún recuerdo de nostalgia entre sus manos
y tenían la mágica virtud de calentarnos la piel con tan sólo mirarnos
y nosotros desentumecidos y felices los llevábamos de las manos
por el sendero de flores eternas hasta el camino real
por donde después de beberse una taza de café caliente
seguían su camino hacia los conucos lejanos
donde el tiempo se había detenido
para que la primavera floreciera por siempre
más allá de la fantasía alucinante de nuestros sueños
que era la materia prima con la que fabricábamos los recuerdos
LA TIA GRANDE
Por el camino hacia la casa de Celia la tía grande
ya no hay apasote
ni azucenas
ni arco iris luminosos y distantes
más allá de las tardes lluviosas de los inviernos más grises
de nuestra tierra tropical
en que la lluvia generosa atravesaba el tiempo
y nos envolvía en su vieja ternura
que nos empujaba hacia la tibia dulzura de los fogones encendidos
que en esos días prolongados y fríos nos calentaban el alma
DOMINGOTA
Con la llegada del anochecer
Domingota
después de darse un baño de sombras y estrellas
se encerraba en los cubiculos de los sueños
a perfumaba el alma con el olor de la primavera
para que su piel siempre tierna oliera a flores del campo
EL ABUELO ISMAEL
El abuelo Ismael el padre de mi padre venía de lejos
Julia lo traía sobre su lomo con todo el peso de su edad
veía de tan cerca del mar que podíamos sentir el olor de las olas
en su mirada salpicada de cielo que nos envolvía en su amor ancestral
él siempre llegaba alegre
con la piel manchada de los colores recientes del amanecer insular
con una sonrisa de rocío entraba a la cocina donde mamá hacía café de pilón
y nosotros felices corríamos hacia él gritando
abuelo abuelo
él nos abría sus brazos infinitos
y nos apretaba contra su pecho florecido de ternura
nosotros sabíamos que en su macuto antiguo
siempre nos traía regalos de amor y una historia distinta
que entes de irse al conuco nos contaba
así era el abuelo Ismael
sus manos hacedoras de las lluvias y la primavera
hacían florecer sobre la tierra la esperanza
de la casa al conuco sus huellas son eternas
en mi memoria que recolecta los residuos
de nuestro pasado nublado de olvido
para que la yuca la batata el maíz las habichuelas y el maní congo
se llenen de flores en el alma de los fantasmas que nos visitan cada noche
al caer la tarde el abuelo Ismael partía al trotecito apacible de Julia
y nosotros nos quedábamos parados en el patio del crepúsculo
hasta que él se perdía en la azul sinuosidad del camino
de regreso a su casa ya las piedras y los pájaros lo conocen
y los árboles saben su nombre que el viento lleva entre sus labios
EL MAESTRO
Más allá del horizonte tenue de los atardeceres remotos
en el confín del monte
en la ruta del sol
lejos del camino real
habitaban ellos
él era de origen ingles y tenía la estirpe
de los viejos caballeros andante de la Europa medieval
ella era una mujer antigua
que en su juventud debió ser muy hermosa
de piel color de la aceituna
ojos grandes
mirada profunda
alta y esquiva
de cabellos largos
más allá de los cintura
parecía una indigena de antes de la conquista
tenían seis hijos
tres hembras y tres varones
los varones eran bravos y veloces como gacelas
las hembras eran hermosas y exquisitas
como las mujeres que aparecían en las revistas sociales de la época
que nosotros nunca vimos
ellos eran felices en su mundo residual de pájaros lagartos y flores
corriendo por los caminos inigualables de los días más luminosos de la primavera
tratando de alcanzar las mariposas que huyendo de la noche
cada tarde partían tras el sol para tintar sus alas con la luz inequívoca
del mágico crepúsculo tropical
y hasta que la abuela no descifró el enigma
ellos no pasaron a formar parte de nuestra cotidianidad social
fue un día memorable de junio cuando ella determinó que eran inofensivos
y que podían compartir con nosotros la alegría de vivir
unidos por el lazo fraterno del amor a la tierra
LA TIA AMANTINA
La tía Amantina vivía junto a la lejanía fugaz del ocaso
allá donde el sol todos los días se despedía
en una alegre danza de pájaros y colores
donde las nubes veloces al pasar dibujaban en nuestra memoria
jirafas mandriles leones elefantes orangutanes e hipopótamos
entre otros animales que forman parte de nuestro pasado
un pasado al que nos resistimos renunciar
porqué todavía al mirar hacia atrás
la lluvia nos salpica el alma de nostalgia
y en las noches que guardan celosas el origen sagrado de nuestra raza
el tam tam de los tambores nos junta junto a la hoguera
donde en una danza evocamos nuestro pasado
nuestro origen diluido entre los recuerdos y la sangre
y África como una evidencia late en nuestros corazones
SEÑALES DE HUMO
Era la abuela mamá Tita
la que hilvanaba con los hilos del alma las noches
la que todas las tardes se sentaba a orillas del camino real
a mirar el horizonte intentando encontrar
entre las rosas del crepúsculo señales de humo
que los pieles habitantes de más allá del mar envían al azar
en las que dicen que ellos todavía luchan
por recuperar las tierras sagradas que el hombre blanco
hace tiempo les quitó
que no descansarán hasta recuperar las colinas negras
donde reposan los espíritus de los guerreros
que lucharon contra los caras pálidas
cuya crueldad recién estrenaba con ellos el horror
EL TIO JUAN Y EL TIO ALBERTO
Todavía el tío Juan y el tío Alberto
cabalgan paralelos hacia los pastos
de las distantes regiones del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
arrean a prisa su ganado
hacia los esplendorosos amaneceres de abril
antes que mayo con sus días fatigados bajo la lluvia los alcance
y tienda sobre el mundo su red cristalina y transparente
atrapando en sus delgados hilos de plata el curso inefable del tiempo
entumecido por el hielo reciente del invierno
que bajo el sol implacable de abril se derrite
después de un siglo de olvido
todavía el tío Juan y el tío Alberto cabalgan en el tiempo
erguidos sobre sus monturas van marcando sus huellas
sobre las horas trémulas de estos amaneceres recién hechos
de rocíos y estrellas
van reventando el aire con la furia de sus foetes
cuyo sonido arrincona al ganado en un galope desenfrenado
hacia los pastos de las regiones distantes del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
no son más que fantasmas difuminados en el tiempo
un símbolo errante de nuestro pasado
que bajo los flamboyanes florecidos
todavía se pasean por los caminos perdidos de la memoria
LA UNICA EVIDENCIA
La tía Bertilia y el tío Rafael
se fueron a trabajar a la ciudad lejana
de más allá de la alborada
se quedaron allá para siempre
para toda la vida
se casaron
tuvieron hijos
echaron raíces
y fueron felices
ellos como nosotros nunca renunciaron al pasado
a los recuerdos
que es la única evidencia que nos queda del ayer
el único lazo que a pesar del tiempo y la distancia nos une
LA TIA TATIN
Aún la tía Tatín barre el patio de su utopía
con su escoba arrincona contra las tardes
los recuerdos mas lejanos de nuestra memoria
enciende junto al camino real las hoguera de nuestra ira ancestral
la tía Tatín menuda
frágil
leve
sus pasos cansados por los años se pierden en el tiempo
entre los limoncillos y los mamones florecidos
sus pasos no volverán del olvido
por que una tarde se murió de pana
cuando sintió la aguda ausencia de los pájaros y el trueno
y pregunto por la lluvia
y le dieron que Mamá Tita
se había ido envuelta en un manto de lagrimas
a otras tierras lejanas y extrañas
y las flores
preguntó
la primavera agoniza
le contestaron
con razón la tarde huele a sangre
dijo
y se vistió de tristeza y por la ventana abierta del crepúsculo
miro con ternura por última vez las anacahuitas gemelas
que junto al camino real arañaban el cielo
y que ella amaba tanto
porque en su oquedad junto a sus hijos
ella sobrevivió al ciclón San Zenón
fue aquella tarde cuando por primera vez
sintió el ruido macabro de los tractores destruyendo el bosque
y sintió sobre sus hombros el peso de la primavera que moría
LA TIA AGUSTINA
La tía agustina todavía permanece
recostada en la ventana del tiempo
mirando al sur
hacia donde el mar Caribe
se alarga hacia lo infinito de la imaginación
salpicando sus ojos de cielo y rocío
de remotos pájaros marinos
petrificados en ámbar celular de su mirada antigua
que todas las tardes se derrite en la distancia
chorreando el horizonte
de fosforescentes mariposas
que vuelan sin pausa tratando de alcanzar el sol
que navega en un espectral océano de colores
hacia ninguna parte
ESPECTADORES DEL ALBA
Me abruma la terca agonía
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba
van dejando por donde pasan
el aroma inconfundible del hambre
pasajeros de un tren sin destino
son victimas de una sociedad
que en grandes vasijas de plata
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas
por cinco mil años ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en la Duarte
frente al parque de las palomas
se desnudan y danzan hasta morir
ALBORADA DE MARIPOSAS AZULES
No fui más que un niño que siempre anduvo perdido en sí mismo
en los conucos lejanos del abuelo Ismael
aprendí de la vida todo lo que sé hoy
fueron los potreros del tío Juan mi escuela
y en las lejanas regiones del rocío era donde podía mirarme al espejo
y encontrarme tal cual era
un niño hecho de ceniza y barro
con la mirada torva perdida en el infinito
que escribía todas las tardes en los pergaminos del viento
su historia envejecida en su dolor vegetal
fue toda mi alegría poder correr por el bosque
hasta cansarme y terminar de bruces
entre los arbustos mágicos de las tardes
hablar con los animales y los árboles
pasear en el viento más allá del horizonte
y regresar en las nubes al lugar de donde nunca partí
y encontrarme como siempre arrullado entre los brazos de mis padres
que me cubrían de la lluvia que con su corazón de azucena
iba dejando pedazos de cielo dormidos en mi piel.
todas las tardes mi madre y yo nos sentábamos bajo la sombra del gran árbol azul
a mirar como los pájaros ebrios de clorofila
se escondían detrás de las murallas del horizonte
mientras una peregrinación de mariposas
ancladas en los ventanales del ocaso agonizaban en la mirada quimérica de un ángel.
hoy no hay más alegría que este canto bajo esta luna de jade
por el camino del alba las huellas del rocío se evaporan entre los pies descalzos de un sol precoz
que siempre en noviembre pasa de largo a esconderse entre los matorrales atardecidos de la distancia
alborada de mariposas azules
heridas por los puñales del otoño
todas la mañanas en el fogón doña Lola hierve jengibre que ofrece al paladar
para ahuyentar a los duendes del frío
y en algún lugar perdido en la memoria
Cató todavía fabrica con sus manos de ternura
los colores del amanecer
y en un rincón de mi alma
la abuela Mamá Tita recolecta los residuos perdidos de nuestro pasado
muchas veces ella y yo imaginábamos escuchar en la voz destemplada del viento
el lejano sonido de nostálgicas tamboras
grito de guerra
canto de amor
danza que en las noches aun nos libera del peso de una historia amarga
que escribieron con su sangre nuestros abuelos
para que mi voz
quinientos años después pudiera abrir las puertas que el tiempo creyó haber cerrado para siempre
nací en esta tierra que tiene el color del olor del topacio
donde los colores vegetales de la primavera se levantan como una ola
que inunda todos los rincones del bosque de mariposas
que al morir van dejando un rastro efímero de luz
en la mirada azul de la distancia
arco iris coagulado en una lágrima
por el camino real
el tío Alberto regresa
parece flotar sobre la tenue oscuridad del atardecer
la tía Agustina en la ventana lo ve llegar
espera como siempre que él lleve las vacas a los corrales
se dé un baño
vaya a la ventana
le dé un beso
y luego se sienten todos en la mesa a cenar.
todavía en las noches
mi padre como un fantasma
se pierde entre las sombras hacia las carboneras
a vigilar los hornos
para que el fuego no consuma los sueños
y así poder derrotar el hambre que acecha entre los resquicios de las horas más largas del verano.
primavera insular
caserío perdido junto al bosque del olvido
flamboyán amarillo
anacahuita de cristal
bajo los limoncillos florecidos la tía Tatín con su escoba
arrincona contra los espejos de la tarde
las cenizas que deja el otoño en la mirada de la tía Aurora
que aún busca en su interior el camino de regreso al paraíso que nos robó la modernidad
ignora ella
que morirá arrinconada contra sus sueños
sin volver a ver el sol desde los ventanales primaverales del alba
LAS SOMBRAS DEL INSOMNIO
Salen de mi corazón
y se alejan hacia las brumas del insomnio
por donde se esfuman
dejando una aureola de sangre
en las manos del viento
sus pasos concéntricos
vienen de los oscuros laberintos
de un mundo que los ignora
y los arrincona contra las noches
salitreras del mar caribe
por donde deambulan sonámbulos
escondiéndose en su propia miseria
bosteza el mar
parpadea el viento
languidece el sol
cantan los grillos
dueños de las noches y el dolor
con su tos y su hambre
sin mantas ni cobija
todas las noches
junto al mar se abrazan a la muerte
LOS ABUELOS
He arañado la tierra buscando
entre las ruinas del tiempo muerto una evidencia
un rastro que me lleve lo más lejos posible en el recuerdo
para encontrarme con los abuelos que no conocí
porque la vida se los llevó
por el camino sin retorno de la muerte
a donde no los alcanzo todavía
sólo recuerdo con ternura sus nombres
lo poco que me han dicho de ellos
de mi abuela paterna
mi padre
Sergio Bautista
me ha contado que se llamaba Antonia Marte
y que murió cuando él tan sólo era un niño
dejándolo en una soledad profunda y sola
de mi abuelo materno
la tía Amantina
me ha contado que se llamaba Gregorio Paniagua
que era guapo y mujeriego
que le gustaba el ron y las parrandas
que tuvo muchos hijos
y que venía del sur
de San Juan de la Maguana
de ellos
es lo único que sé
hubiese querido conocerlos
para compartir con ellos
algo más que la vida y los sueños
JULIA
Julia fue la que cargó sobre su lomo todas nuestras ilusiones
la que un día nos llevó por un camino de flores
hasta los parajes del olvido
cerca de los sueños
para que no olvidemos que ella
a pesar del tiempo y la distancia
es nuestra fiel compañera
BAJO LOS TAMARINDOS
Junto al camino trasnochado del agua
más allá del horizonte y las estrellas
bajo los tamarindos florecidos de esmeraldas y lunas
junto a Ramonita vivía doña Lola
fabricando con sus manos rosas
para vestir de ternura la aurora
para que las aves que habitaban en su voz
pudieran todas las tardes
encontrar el camino de regreso a sus nidos
ENTRE EL AMOR Y LA NOSTALGIA
Nacimos entre las flores y las estrellas
entre el amor y una inmensa nostalgia
donde nuestra alegría no fue más que una utopía
un ritual amargo de tamboras
que hacían crecer nuestras raíces
en noches de cánticos fúnebres
hasta otros amaneceres
donde la realidad no era más que un sendero
en donde nos encontrábamos
con nuestra soledad profética
en la que quedábamos atrapados por siempre
pedidos en un mundo mágico
de fantasmas y duendes
que nos persiguen más allá del tiempo
y yo que he sobrevivido a la muerte
soy el único que escribe con su voz
en las paredes del tiempo
un testamento al olvido
LAS COSAS MÁS SENCILLAS
Esta noche hemos tomado el camino hacia Borronoso
allá la tía Eufemia siempre nos espera con los brazos abiertos
Pipí nos contará un cuento y seremos felices
contaremos las estrellas
y nos sentaremos junto a la hoguera
hablaremos como siempre de las cosas mas sencillas
tomaremos café y volveremos a casa
con la seguridad que en Borronoso
la tía Eufemia siempre nos esperará con los brazos abiertos
LAS MUÑECAS DE TRAPO
Era el tiempo de las muñecas de trapo
y los sueños más puros
por el camino Canina viene
en su borriquito de plata
lleno de sueños
cabalgando hacia la noche
donde una luna llena cuelga de mi corazón
destrozado por los recuerdos de un tiempo hermoso
donde mi niñez prisionera de la nostalgia
trata de alcanzar el lucero que todas las tardes
brilla más allá de los corozos florecidos
TESTIMONIO
Yo Domingo Acevedo
nací junto al camino real
entre carboneras conucos y potreros
una amanecer esplendoro de noviembre
envuelto en la melancolía del otoño tropical
lejos del mar y la primavera
lejos de las mariposas de junio
entre la alegría y la esperanza de los de mi raza
raza que junto a la hoguera de los sueños
todavía danza alegre al compás rítmico
del tam tam de los viejos tambores evocadores
de un tiempo diluido entre las cenizas de los siglos
que todavía en el horizonte ensangrentado
de nuestra historia arden bajo los cascos de los caballos
de los conquistadores que en vano intentan
incinerar nuestra memoria
y hoy aquí nosotros en América
orgullosos de nuestra estirpe
evocamos en una danza nuestro pasado
CON ALAS EN LA ESPALDA
Ese niño con alas en la espalda
y el cielo en la mirada
que todas las tardes como testimonio de su breve edad
me trae en su voz de pájaro
un ramillete de flores silvestres
tiene en la sonrisa
alegre la mirada
y un corazón de azúcar derretido en mis palabras
tierna la azucena en sus manos
como un relámpago perfuma el sendero
por donde sus pasos se alejan del ocaso a la aurora
a iluminar de ternura mi alma
A Guaroa Acevedo mi hijo.
ONDULA SU ETERNIDAD
Se que Manuel
mi hijo más pequeño
un día irá tras las huellas del viento
que ondula su eternidad en el tiempo
más allá del horizonte entre mis manos
encontrará una estrella dormida
oct. 2010
A Manuel mi hijo. –
Una flor en el pecho
Hijo
ven a los brazos de tu padre
que hoy está solo
no huyas
ven abrígalo
pon una flor en su pecho
haz florecer en su mejilla
el candor de la aurora
cobíjalo bajo la sombra
del árbol del amor
protégelo del frío
y la soledad
hoy que viejo y cansado
tendido sobre un lecho
de hojas amarillas agoniza
A Randor mi hijo.
INTIFADA
Muy temprano
antes
muy antes
que las campanas del templo
llenen de mariposas las mañanas
los niños
con sus sueños debajo del brazo
se visten de milicianos
y corren hacia el futuro
temprano de la muerte
ondeando felices
la bandera multicolor
de la esperanza
Al pueblo palestino
MI ORIGEN
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad
hace florecer entre mis ojos lirios de agua
la pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria
como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar
bajo el sol púrpura de nuestro ocaso
Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando miro hacia atrás
se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños
me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía
pero mi vida sigue allá
en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer
empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe
quinientos años después
la mirada triste de la abuela Mamá Tita
me despierta en medio del estruendo de los arcabuces
y los gritos de los hombres que defendían a los suyos
hasta terminar atados a la codicia de unos hombres
que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror
hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres
emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor
yo apenas era menos que un sentimiento
perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido
pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor
donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches
se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
TRAMPA ANCESTRAL
Recuerdo a la abuela Mamá tita
mariposas de todas las tardes
que volaba plácida al cielo
para ser la estrella más brillante de nuestras noches de fiestas
la que guiaba nuestros pasos por los caminos de la esperanza
hacia la alegría de compartir la vida y los sueños
en la tierra que conquistaron con su amor nuestros abuelos
donde la primavera entre sus manos
fue junto al camino real una flor
la más hermosa
la que cautivó con su esplendor
a los viajeros que a travesaban nuestras tierras
hacia la ciudad que resplandecía mas allá de la alborada
donde las mujeres alegres y lujuriosas
se entregaban al placer intimo del amor
con los viajeros que podían comprar
con monedas de oro sus afectos
la recuerdo
porque todavía permanece sentada junto a la hoguera
contándonos las hazañas de los días
en que los hombres lucharon contra el tiempo
para hacer eterna la esperanza en nuestros corazones
para que la tristeza nunca nos enturbiara el alma
de una melancolía de antes
ya que su dulce encanto no era más que una trampa ancestral
que debíamos obviar sí queríamos ser felices
recuerdo que en el fondo transparente de sus ojos
las estrellas siempre iluminaron los caminos solitarios
de los inviernos más crudos del trópico
en que nuestras huellas bajo la llovizna helada
no iban a ninguna parte
circulares en el tiempo regresaban junto a la hoguera
donde las noches pegajosas y turbias
se derretían lentamente hasta ser una gota de rocío
en el amanecer
LA INSIGNIFICANTE GRANDEZA
Escribo mucho de mí
de mis ancestros
de la tierra donde nací
quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas.
decir que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer en nuestra memoria los abuelos
construyeron una gran ciudad
que de esa tierra que en mi corazón es un canto
no queda nada
sólo recuerdos
recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia
recuerdos tan enraizados en mis palabras
que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños
que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido
en donde la civilización enterró toda nuestra alegría
ya que en nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada
ambicionaba nuestras tierras
que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros
triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso
que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie
la ciudad resplandecía en todo su esplendor
sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar
las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo
sus pomposos edificios preñados de sueños
sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba
para no morir de pena atrapadas por la soledad
sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris
sus ruidosos automóviles ebrios de distancia
y sobre todo sus noches bulliciosas
con sus casinos
donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles
sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella
donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por los túneles infinitos de la fantasía
el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte
las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder
y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos
y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos
en un mundo ajeno y extraño
como extraño éramos nosotros en ese mundo
y de nuevo volvíamos a nuestras tierras
en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos
andar por los montes maroteando alguna fruta de lástima
arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío
cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida
y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas
de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí
de la crueldad del látigo en sus espaldas
de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad
de sus anhelos por volver al África
y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre
tierra
en que a pesar de todo
siempre serán extraños
al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas
nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto
gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida
al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad
dar un beso a mis padres
pedir su bendición
salir al patio
y bajo las estrellas
darme un baño de inmensidad y rocío
y luego acostarme en mi hamaca
hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza
que perdimos en el duro batallar contra la modernidad
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
TODA MI VIDA
Toda mi vida no podrá resarcir el dolor acumulado en mi interior
Dic, 2010
PESA TANTO EL PASADO
Se me hizo tarde soñando
pesa tanto el pasado en la conciencia
que no se sí podré alcanzar el alba
Dic. 2010
HABRA VALIDO LA PENA VIVIR
muchas veces me he preguntado sí de verdad ha valido la pena vivir
Dic. 2010
CAPULLOS DE LUNA LLENA
Capullos de luna llena adornas las noches del verano
Dic. 2010
LIRIOS DE AGUA
Dos lirios de agua crecen en tus ojos
Dic. 2010
ACORDEON DE NOSTALGIA
Acordeón de los nostalgia
que en las sierras cibaeñas
anuncia la salida del sol
Dic 2010
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
JUNTO AL CAMINO REAL
Nací en la Esperilla junto al camino real en una casita de yagua con piso de tierra
bajo el cielo parpadeante de un amanecer salpicado por el rocío del otoño
impregnado por el olor reciente y vegetal de los hornos que ardían a fuego lento
más allá de los límites de la aurora
fueron las manos luminosas de Belén
las que con asombro me sacaron del vientre tibio y florecido de mi madre
las que lavaron mi piel recién hecha
las que me vistieron de ternura
y me depositaron junto a la hoguera anaranjada del amanecer
para que el frío de los inviernos remotos no salpicara de escarcha mi alma
para que mi piel siempre tibia no se derritiera en las noches
dejando un rastro invisible de mariposas muertas en la dermis arrugada del tiempo
TESTAMENTO DE DOLOR
Los días se dejaron vencer
por los duendes de la lluvia
iluminan el alba los restos podridos
de las mariposas de abril
mayo como un galipote
perdido en el bosque llora
la muerte danza con la miseria
y en el bohío
los niños moribundos
de doña Isabel
escriben con sangre
en los papiros de la memoria
su testamento de dolor
a la humanidad
ENTRE EL AMOR Y LA NOSTALGIA
Nacimos entre las flores y las estrellas
entre el amor y una inmensa nostalgia
donde nuestra alegría no fue más que una utopía
un ritual amargo de tamboras
que hacían crecer nuestras raíces
en noches de cánticos fúnebres
hasta otros amaneceres
donde la realidad no era más que un sendero
en donde nos encontrábamos
con nuestra soledad profética
en la que quedábamos atrapados por siempre
perdidos en un mundo mágico
de fantasmas y duendes
que nos persiguen más allá del tiempo
y yo que he sobrevivido a la muerte
soy el único que escribe con su voz
en las paredes del tiempo
un testamento al olvido
LA TIA AGUSTINA
La tía Agustina todavía permanece
recostada en la ventana del tiempo
mirando hacia el sur
hacia donde el mar Caribe
se alarga hacia lo infinito de su imaginación
salpicando sus ojos de nubes fugaces
y remotos pájaros marinos
petrificados en ámbar celular de su mirada antigua
que todas las tardes se derrite en la distancia
chorreando el horizonte
de fosforescentes mariposas
que vuelan sin pausa tratando de alcanzar el sol
que navega en un espectral océano de colores
hacia ninguna parte
SEÑALES DE HUMO
Era la abuela mamá Tita
la que hilvanaba con los hilos del alma las noches
la que todas las tardes se sentaba a orillas del camino real
a mirar el horizonte
intentando encontrar entre las rosas del crepúsculo
señales de humo que los pieles rojas
habitantes de más allá del mar
envían al azar
en las que dicen que ellos todavía luchan
por recuperar las tierras sagradas
que el hombre blanco hace tiempo les quitó
que no descansarán hasta recuperar las colinas negras
donde reposan los espíritus de los guerreros
que lucharon contra los caras pálidas
cuya crueldad recién estrenaba con ellos el horror
VERTIGO DE NOSTALGIA
Hermano
hace tiempo que partiste
en el carrusel de la inocencia
hacia el inefable laberinto de la nada
te fuiste
a poblar de ángeles la ausencia
pero el llanto irrevocable
aún humedece los recuerdos
y en la memoria
la llovizna pertinaz de entonces
se mezcla con el humo de los fogones
donde la esperanza se consume
y donde fúnebres banderas ondean
en las manos del viento
vértigo de nostalgia
huracán de cenizas
que viste la noche de luto
dagas clavadas en la garganta
ay mis dedos siguen cavando fosas
donde no cabe la angustia
adiós
pero deja hermano mío
deja
que mis lágrimas
aten tu recuerdo a mi corazón
no te quedes callado
rompe tu silencio de abismo sideral
abre los ojos
abrázame con la mirada perenne
de la vida
y si te vas
si te vas llévame contigo
no me dejes
llévame contigo
dolor
llanto
lágrimas
ya no te encontraré
amasando con tus manos recién nacidas
la luz del crepúsculo
ay tu cuerpo horizontal y pálido
tu cuerpo de cristal quebrado
por un haz de luz carnívoro
tus ojos
helados promontorios de estrellas
en la cúspide del universo
tus manos dormidas entre mis manos
tus manos de témpanos morados
tus manos
tu risa
tu risa
tu risa enorme como el viento
cantan los árboles tu nombre
en donde podré esconderme
que la soledad no me atrape
A Guaroita Acevedo
Mi hermano
Ola de sal
El tiempo se ha roto con tu ausencia
dejando un rastro de eternidad en mi voz
a veces la sensación de tu partida
levanta en mis ojos una ola de sal
que destruye las habitaciones del olvido
y todas las noches
la luz
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada
donde los niños
con los dedos tiznados de ternura
escriben tu nombre
Miguel
A Miguel Ángel Acevedo
RUISEÑOR DE LUZ
Pequeño ángel distraído junto al sendero
descalzo sobre la tierra mojada
semidesnudo en medio de la luz cenagosa
de la tarde
amasando con tus manos el barro fosforescente
de la alborada
me miras y sonríes
y de tus manos se escapa un ruiseñor de luz
que atraviesa los salones en penumbra de la sangre
y se posa en el árbol más alto de la memoria
desde donde alumbra con su trino
el lugar donde habitas desde entonces
Miguel
A Miguel Ángel Acevedo
EL AROMA DE TU SOMBRA
Hoy nos llega tu recuerdo
vestido de diamantes y rocío
ya no hay estrellas en tus ojos
ni la luna brilla en tu voz
sólo nos queda tu ausencia
el aroma de tu sombra en cada rincón de la casa
el pley donde se forjaron todas tus ilusiones
los guantes
las pelotas
el bate
los niños que te veneran y te nombran
el sonido de tus pasos que vienen y van
por las calles que cargaron por siempre
todos tus sueños
tu afán
tu cotidiano afán
tu lucha permanente
tu sed de justicia
toda tu ternura se resume
en el irrevocable amor por tu madre
en esos tres lirios que sembraste
en el huerto de la vida
y al final
sólo nos queda tu recuerdo
la grandeza de tu obra
que aplasta la voz agorera de los inicuos
que archivaron en su vientre la maldad
hijos perversos de la mediocridad
que el día de tu muerte
jubilosos alzaron sus copas
y brindaron
ellos tienen nombres y apellidos
y el fétido olor de los traidores
a pesar de su ira
tu creces todos los días
en las tiernas sonrisas de los niños
tu humanidad se multiplica
entre los dedos alfareros del viento
que nos trae tu nombre en su voz
Ay Miguel
como nos duele tu ausencia
como sangra este enero en la piel
A Miguel Ángel Acevedo
La vieja Belén
Este domingo de tristes soles escondiéndose
bajo las piedras amarillas del camino
la lluvia trajo en su vientre
el olor sombrío del musgo que crece entre las grietas
de mis palabras
bosque de almácigos y ceibas
anacahuita de cristal
galope de pájaros fosforescentes en la noche
aviadores imposibles haciendo piruetas
en un cielo crispado de ángeles
y por entre la espinas y las luces
de enero
Isabel
la mamá de Antonio
encarna a la vieja Belén
Hijos póstumos del rocío
Mis padres
hijos póstumos del rocío
crecieron bajo el sombrío reflejo
del relámpago y la lluvia
cuando el trueno iluminaba de misterios
los ignotos rincones de los recuerdos
que se perdieron entre la sangre y las flores
de una primavera truncada por el peso
de las cadenas y los arcabuces
allá
muy lejos en la memoria
una embarcación encalla entre los arrecifes
de los sueños
y bajo el resplandor de una luna de cal
melancólicas tamboras atan mi vida
a la nostalgia
es aquí donde mis padres
un hombre
y una mujer
ignorados leñadores
perdidos en el confín del monte
diseñaron este traje de carne y hueso
que he llevado puesto por tanto tiempo
A mis padres Sergio Bautista
y Cosuelo Acevedo
ANAQUELES DEL ALMA
Mis padres en un éxodo interminable
poblaron las lluviosas regiones del sur
de ellos conservo en los anaqueles de mi alma
las cadenas que ataron su origen al olvido
los recuerdo en las tardes mirando el horizonte
buscando entre las sombras
el sonido de alguna tambora lejana
nunca fueron felices
toda mi alegría es la tristeza que de ellos heredé
y en algún rincón de mi alma
la abuela mamá tita todavía recolecta
los residuos perdido de su pasado
la lluvia como siempre
va dejando huellas de sal sobre las paredes del silencio
teje mantos de sombras con los que se arropa la soledad
y aprisiona en las claras habitaciones del agua
la alegría de ese niño
que detrás de los espejos de mis ojos
no deja de llorar
FELIPE Y PIMPA
Felipe y Pimpa llegaron a la esperilla como de un largo viaje
cuando el camino como un cristal de soles florecidos
se perdía en el horizonte
donde los duendes fabricaban colores
con los que pintan en mis pupilas los crepúsculos de rutina
no recuerdo si era mañana o tarde sólo recuerdo
que llegaron con tantas mariposas en el corazón
que florecían entre sus dedos las estrellas
todo su equipaje era la nada
todos sus sueños era la tierra
llegaron desamparados sin mas cobija que el cielo
desnudos como el rocío
cargando sobre sus hombros todo el peso de su destino
escapaban de un tiempo tan amargo y antiguo
que doblegaba los sentidos llenando la memoria de cruces
junto al camino que se pierde entre los siglos
por eso al verlo la abuela Mamá Tita
tristes y desamparados en su regazo le dio abrigo
y con tablas de palma y yagua
bajo el sol les construyó un tibio bohío
LA TIA JUANITA
La abuela mamá Tita y la tía Juanita
fueron compañeras inseparables
en sus viajes por los caminos polvorientos
de los conucos y las carboneras hacia la utopía
donde forjaron sudorosas sus sueños
e hicieron realidad la fantasía de ser felices
en su mundo residual de flores pájaros lagartos
y hermosos atardeceres
ellas ignoraban que un monstruo avanzaba
lenta y silenciosamente hacia nuestras tierras
devorando entre sus fauces
todo lo que encontraba a su paso
ignoraban que un día la modernidad llegaría hasta las puertas
de nuestros sueños
y arruinarían para siempre nuestras vidas
EBRIOS ARLEQUINES
Calles de insomnio
malecón de ceniza
puerto de sal
río que abraza el mar
mar que besa el cielo
cielo que se traga la ciudad
ciudad amurallada en sus raíces
por sus avenidas de luto
antiguos transeúntes
se pierden en un pantano de luces y sombras
y en los balcones del verano
hermosas prostitutas de porcelana
la noche acorrala
en el conde peatonal
ebrios arlequines danzan bajo las lunas del otoño
y los mendigos atrapados en la telaraña incierta de su destino
se pierden en los cubículos del hambre
y en la soledad absoluta de la indiferencia
un tropel de niños
agonizan escondiéndose detrás de sus sueños
y atrapados en las catedrales del olvido
antiguos fantasmas lloran desconsolados su condena de eternidad
CATO
A cató la guardo en mi corazón
todavía la imagino en las mañanas distantes y grises
junto a los fogones encendidos haciendo café como siempre
fabricando arepas de sueños y conconetes de ternura
no olvido la expresión de sus ojos
siempre llenos de flores azules y mariposas amarillas
creando el alba de mi infancia
en que yo iba hacia su casa
sembrando por todo el camino mis sueños
iba feliz a buscar la leche donde el tío Juan de la Rosa
quien la acompañaba en la senda de los sueños y el amor
recuerdo cuando yo entraba a la cocina
con mi traje de neblina y rocío
y la encontraba intacta entre el fuego de los fogones
y las flores del crepúsculo
fabricando con sus manos colores con que se visten los amaneceres
en el horizonte lejano de nuestra utopía
y le decía madrinita madrinita
y ella me respondía mi ahijaito mi ahijaito
y me daba un poco de café pata ahuyentar los duendes del frío
entonces me iba al potrero donde el tío Juan
junto a chobolo guancho y mañé ordeñaba las vacas
de regreso a casa el recuerdo de Cató aun pone alas a mis pies
LA TIA AURORA
Cuando empezaba a caer la tarde la tía Aurora
solía sentarse junto a la puerta de su casa que daba la camino real
su mirada anochecida se llenaba del rumor de los pájaros fugaces
y el vuelo de las mariposas que salpicaban el broque de colores
que parecían navegar en un océano espectral de girasoles
espigados contra la bruma del ocaso
su mirada se perdía más allá de los límites transitorios de las tardes
prisionera del tiempo nunca la ví sonreír
su tristeza insular había marcado su vida con la angustia residual
de la impotencia de ver morir irremediablemente la primavera
sin que sus manos pudieran hacer nada por salvar las flores
de la furia de los tractores que a su paso por nuestras tierras
lo arruinaban todo
allí en un rincón de la tarde ella permanecía largo tiempo
con su cachimbo de barro antiguo entre sus labios
fumando
mirando hacia atrás
hacia el olvido
tratando de encontrar una salida en el tiempo
a lo que ella sabía inevitable
pero caramba
esta vida de pobre siempre ha sido una falsa
decía
y su tristeza se fue haciendo grande
y con sus manos fabricaba adioses de nostalgia
que guardaba en un rincón de su corazón
de su corazón que a ratos se cansaba y por momento dejaba de latir
y ella sentía sofocada el alma de una ansiedad de muerte
que ya no le asustaba tanto porque más allá de la vida
otra primavera llenaría sus ojos de una paz de lunas y flores
perfumadas sin prisa en las noches tibias de las añoranzas
ella ya no temía a la muerte todo lo contrario hacía tiempo
que se había detenido a esperar la llegada de la hora suprema
de dejar siempre este mundo del carajo
sin embargo se entristecía cuando miraba el camino
que llevaba sin prisa al cementerio
a aquel lugar de misterios y sombras
donde algunas flores exhaustas por el tiempo
crecen descuidadas y tristes junto al mármol y las cruces
que marcan severas la ultima morada de os seres humanos
la tía Aurora nació y envejeció con el siglo
y danzó con él la danza amarga del hambre en noches calientes
bajo el asombro suspicaz del arcturus
el siglo la marcó con su trauma de sangre y miseria
incrementando en ella la tristeza celular de los de su raza
y sus huellas de agua se alejan lentamente
hacia donde la tarde no es más que un espejismo horizontal
de luces y colores donde a pesar del tiempo
ella permanece intacta como un efigie faraónica esculpida en oro viejo
eterna y sencilla como una flor silvestre inadvertida en medio del monte
LAS COSAS MÁS SENCILLAS
Esta noche hemos tomado el camino hacia Borronoso
allá la tía Eufemia siempre nos espera con los brazos abiertos
Pipí nos contará un cuento y seremos felices
contaremos las estrellas
y nos sentaremos junto a la hoguera
hablaremos como siempre de las cosas mas sencillas
tomaremos café y volveremos a casa
con la seguridad que en Borronoso
la tía Eufemia siempre nos esperará con los brazos abiertos
DIEGO Y CANINA
Diego y Canina llegaban por la mañanita a casa
todavía con el olor del rocío en la piel
y en la mirada el fulgor plateado de las últimas estrellas
que aun permanecían intactas
en el cielo anaranjado del amanecer
trazando el camino perdido de la noche
que agonizaba despacio entre la maleza
y los árboles lejanos
dejando tras de sí un rastro sonoro de pájaros fugaces
y mariposas encantadas en la memoria del tiempo
ellos siempre nos encontraban en la cocina
calentándonos junto a los fogones encendidos
tratando de ahuyentar a los duendes del frío
que nos mordían la piel con sus huecos y afilados dientes de plata
siempre nos traían algún recuerdo de nostalgia entre sus manos
y tenían la mágica virtud de calentarnos la piel con tan sólo mirarnos
y nosotros desentumecidos y felices los llevábamos de las manos
por el sendero de flores eternas hasta el camino real
por donde después de beberse una taza de café caliente
seguían su camino hacia los conucos lejanos
donde el tiempo se había detenido
para que la primavera floreciera por siempre
más allá de la fantasía alucinante de nuestros sueños
que era la materia prima con la que fabricábamos los recuerdos
LA TIA GRANDE
Por el camino hacia la casa de Celia la tía grande
ya no hay apasote
ni azucenas
ni arco iris luminosos y distantes
más allá de las tardes lluviosas de los inviernos más grises
de nuestra tierra tropical
en que la lluvia generosa atravesaba el tiempo
y nos envolvía en su vieja ternura
que nos empujaba hacia la tibia dulzura de los fogones encendidos
que en esos días prolongados y fríos nos calentaban el alma
DOMINGOTA
Con la llegada del anochecer
Domingota
después de darse un baño de sombras y estrellas
se encerraba en los cubiculos de los sueños
a perfumaba el alma con el olor de la primavera
para que su piel siempre tierna oliera a flores del campo
EL ABUELO ISMAEL
El abuelo Ismael el padre de mi padre venía de lejos
Julia lo traía sobre su lomo con todo el peso de su edad
veía de tan cerca del mar que podíamos sentir el olor de las olas
en su mirada salpicada de cielo que nos envolvía en su amor ancestral
él siempre llegaba alegre
con la piel manchada de los colores recientes del amanecer insular
con una sonrisa de rocío entraba a la cocina donde mamá hacía café de pilón
y nosotros felices corríamos hacia él gritando
abuelo abuelo
él nos abría sus brazos infinitos
y nos apretaba contra su pecho florecido de ternura
nosotros sabíamos que en su macuto antiguo
siempre nos traía regalos de amor y una historia distinta
que entes de irse al conuco nos contaba
así era el abuelo Ismael
sus manos hacedoras de las lluvias y la primavera
hacían florecer sobre la tierra la esperanza
de la casa al conuco sus huellas son eternas
en mi memoria que recolecta los residuos
de nuestro pasado nublado de olvido
para que la yuca la batata el maíz las habichuelas y el maní congo
se llenen de flores en el alma de los fantasmas que nos visitan cada noche
al caer la tarde el abuelo Ismael partía al trotecito apacible de Julia
y nosotros nos quedábamos parados en el patio del crepúsculo
hasta que él se perdía en la azul sinuosidad del camino
de regreso a su casa ya las piedras y los pájaros lo conocen
y los árboles saben su nombre que el viento lleva entre sus labios
EL MAESTRO
Más allá del horizonte tenue de los atardeceres remotos
en el confín del monte
en la ruta del sol
lejos del camino real
habitaban ellos
él era de origen ingles y tenía la estirpe
de los viejos caballeros andante de la Europa medieval
ella era una mujer antigua
que en su juventud debió ser muy hermosa
de piel color de la aceituna
ojos grandes
mirada profunda
alta y esquiva
de cabellos largos
más allá de los cintura
parecía una indigena de antes de la conquista
tenían seis hijos
tres hembras y tres varones
los varones eran bravos y veloces como gacelas
las hembras eran hermosas y exquisitas
como las mujeres que aparecían en las revistas sociales de la época
que nosotros nunca vimos
ellos eran felices en su mundo residual de pájaros lagartos y flores
corriendo por los caminos inigualables de los días más luminosos de la primavera
tratando de alcanzar las mariposas que huyendo de la noche
cada tarde partían tras el sol para tintar sus alas con la luz inequívoca
del mágico crepúsculo tropical
y hasta que la abuela no descifró el enigma
ellos no pasaron a formar parte de nuestra cotidianidad social
fue un día memorable de junio cuando ella determinó que eran inofensivos
y que podían compartir con nosotros la alegría de vivir
unidos por el lazo fraterno del amor a la tierra
LA TIA AMANTINA
La tía Amantina vivía junto a la lejanía fugaz del ocaso
allá donde el sol todos los días se despedía
en una alegre danza de pájaros y colores
donde las nubes veloces al pasar dibujaban en nuestra memoria
jirafas mandriles leones elefantes orangutanes e hipopótamos
entre otros animales que forman parte de nuestro pasado
un pasado al que nos resistimos renunciar
porqué todavía al mirar hacia atrás
la lluvia nos salpica el alma de nostalgia
y en las noches que guardan celosas el origen sagrado de nuestra raza
el tam tam de los tambores nos junta junto a la hoguera
donde en una danza evocamos nuestro pasado
nuestro origen diluido entre los recuerdos y la sangre
y África como una evidencia late en nuestros corazones
SEÑALES DE HUMO
Era la abuela mamá Tita
la que hilvanaba con los hilos del alma las noches
la que todas las tardes se sentaba a orillas del camino real
a mirar el horizonte intentando encontrar
entre las rosas del crepúsculo señales de humo
que los pieles habitantes de más allá del mar envían al azar
en las que dicen que ellos todavía luchan
por recuperar las tierras sagradas que el hombre blanco
hace tiempo les quitó
que no descansarán hasta recuperar las colinas negras
donde reposan los espíritus de los guerreros
que lucharon contra los caras pálidas
cuya crueldad recién estrenaba con ellos el horror
EL TIO JUAN Y EL TIO ALBERTO
Todavía el tío Juan y el tío Alberto
cabalgan paralelos hacia los pastos
de las distantes regiones del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
arrean a prisa su ganado
hacia los esplendorosos amaneceres de abril
antes que mayo con sus días fatigados bajo la lluvia los alcance
y tienda sobre el mundo su red cristalina y transparente
atrapando en sus delgados hilos de plata el curso inefable del tiempo
entumecido por el hielo reciente del invierno
que bajo el sol implacable de abril se derrite
después de un siglo de olvido
todavía el tío Juan y el tío Alberto cabalgan en el tiempo
erguidos sobre sus monturas van marcando sus huellas
sobre las horas trémulas de estos amaneceres recién hechos
de rocíos y estrellas
van reventando el aire con la furia de sus foetes
cuyo sonido arrincona al ganado en un galope desenfrenado
hacia los pastos de las regiones distantes del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
no son más que fantasmas difuminados en el tiempo
un símbolo errante de nuestro pasado
que bajo los flamboyanes florecidos
todavía se pasean por los caminos perdidos de la memoria
LA UNICA EVIDENCIA
La tía Bertilia y el tío Rafael
se fueron a trabajar a la ciudad lejana
de más allá de la alborada
se quedaron allá para siempre
para toda la vida
se casaron
tuvieron hijos
echaron raíces
y fueron felices
ellos como nosotros nunca renunciaron al pasado
a los recuerdos
que es la única evidencia que nos queda del ayer
el único lazo que a pesar del tiempo y la distancia nos une
LA TIA TATIN
Aún la tía Tatín barre el patio de su utopía
con su escoba arrincona contra las tardes
los recuerdos mas lejanos de nuestra memoria
enciende junto al camino real las hoguera de nuestra ira ancestral
la tía Tatín menuda
frágil
leve
sus pasos cansados por los años se pierden en el tiempo
entre los limoncillos y los mamones florecidos
sus pasos no volverán del olvido
por que una tarde se murió de pana
cuando sintió la aguda ausencia de los pájaros y el trueno
y pregunto por la lluvia
y le dieron que Mamá Tita
se había ido envuelta en un manto de lagrimas
a otras tierras lejanas y extrañas
y las flores
preguntó
la primavera agoniza
le contestaron
con razón la tarde huele a sangre
dijo
y se vistió de tristeza y por la ventana abierta del crepúsculo
miro con ternura por última vez las anacahuitas gemelas
que junto al camino real arañaban el cielo
y que ella amaba tanto
porque en su oquedad junto a sus hijos
ella sobrevivió al ciclón San Zenón
fue aquella tarde cuando por primera vez
sintió el ruido macabro de los tractores destruyendo el bosque
y sintió sobre sus hombros el peso de la primavera que moría
LA TIA AGUSTINA
La tía agustina todavía permanece
recostada en la ventana del tiempo
mirando al sur
hacia donde el mar Caribe
se alarga hacia lo infinito de la imaginación
salpicando sus ojos de cielo y rocío
de remotos pájaros marinos
petrificados en ámbar celular de su mirada antigua
que todas las tardes se derrite en la distancia
chorreando el horizonte
de fosforescentes mariposas
que vuelan sin pausa tratando de alcanzar el sol
que navega en un espectral océano de colores
hacia ninguna parte
ESPECTADORES DEL ALBA
Me abruma la terca agonía
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba
van dejando por donde pasan
el aroma inconfundible del hambre
pasajeros de un tren sin destino
son victimas de una sociedad
que en grandes vasijas de plata
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas
por cinco mil años ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en la Duarte
frente al parque de las palomas
se desnudan y danzan hasta morir
ALBORADA DE MARIPOSAS AZULES
No fui más que un niño que siempre anduvo perdido en sí mismo
en los conucos lejanos del abuelo Ismael
aprendí de la vida todo lo que sé hoy
fueron los potreros del tío Juan mi escuela
y en las lejanas regiones del rocío era donde podía mirarme al espejo
y encontrarme tal cual era
un niño hecho de ceniza y barro
con la mirada torva perdida en el infinito
que escribía todas las tardes en los pergaminos del viento
su historia envejecida en su dolor vegetal
fue toda mi alegría poder correr por el bosque
hasta cansarme y terminar de bruces
entre los arbustos mágicos de las tardes
hablar con los animales y los árboles
pasear en el viento más allá del horizonte
y regresar en las nubes al lugar de donde nunca partí
y encontrarme como siempre arrullado entre los brazos de mis padres
que me cubrían de la lluvia que con su corazón de azucena
iba dejando pedazos de cielo dormidos en mi piel.
todas las tardes mi madre y yo nos sentábamos bajo la sombra del gran árbol azul
a mirar como los pájaros ebrios de clorofila
se escondían detrás de las murallas del horizonte
mientras una peregrinación de mariposas
ancladas en los ventanales del ocaso agonizaban en la mirada quimérica de un ángel.
hoy no hay más alegría que este canto bajo esta luna de jade
por el camino del alba las huellas del rocío se evaporan entre los pies descalzos de un sol precoz
que siempre en noviembre pasa de largo a esconderse entre los matorrales atardecidos de la distancia
alborada de mariposas azules
heridas por los puñales del otoño
todas la mañanas en el fogón doña Lola hierve jengibre que ofrece al paladar
para ahuyentar a los duendes del frío
y en algún lugar perdido en la memoria
Cató todavía fabrica con sus manos de ternura
los colores del amanecer
y en un rincón de mi alma
la abuela Mamá Tita recolecta los residuos perdidos de nuestro pasado
muchas veces ella y yo imaginábamos escuchar en la voz destemplada del viento
el lejano sonido de nostálgicas tamboras
grito de guerra
canto de amor
danza que en las noches aun nos libera del peso de una historia amarga
que escribieron con su sangre nuestros abuelos
para que mi voz
quinientos años después pudiera abrir las puertas que el tiempo creyó haber cerrado para siempre
nací en esta tierra que tiene el color del olor del topacio
donde los colores vegetales de la primavera se levantan como una ola
que inunda todos los rincones del bosque de mariposas
que al morir van dejando un rastro efímero de luz
en la mirada azul de la distancia
arco iris coagulado en una lágrima
por el camino real
el tío Alberto regresa
parece flotar sobre la tenue oscuridad del atardecer
la tía Agustina en la ventana lo ve llegar
espera como siempre que él lleve las vacas a los corrales
se dé un baño
vaya a la ventana
le dé un beso
y luego se sienten todos en la mesa a cenar.
todavía en las noches
mi padre como un fantasma
se pierde entre las sombras hacia las carboneras
a vigilar los hornos
para que el fuego no consuma los sueños
y así poder derrotar el hambre que acecha entre los resquicios de las horas más largas del verano.
primavera insular
caserío perdido junto al bosque del olvido
flamboyán amarillo
anacahuita de cristal
bajo los limoncillos florecidos la tía Tatín con su escoba
arrincona contra los espejos de la tarde
las cenizas que deja el otoño en la mirada de la tía Aurora
que aún busca en su interior el camino de regreso al paraíso que nos robó la modernidad
ignora ella
que morirá arrinconada contra sus sueños
sin volver a ver el sol desde los ventanales primaverales del alba
LAS SOMBRAS DEL INSOMNIO
Salen de mi corazón
y se alejan hacia las brumas del insomnio
por donde se esfuman
dejando una aureola de sangre
en las manos del viento
sus pasos concéntricos
vienen de los oscuros laberintos
de un mundo que los ignora
y los arrincona contra las noches
salitreras del mar caribe
por donde deambulan sonámbulos
escondiéndose en su propia miseria
bosteza el mar
parpadea el viento
languidece el sol
cantan los grillos
dueños de las noches y el dolor
con su tos y su hambre
sin mantas ni cobija
todas las noches
junto al mar se abrazan a la muerte
LOS ABUELOS
He arañado la tierra buscando
entre las ruinas del tiempo muerto una evidencia
un rastro que me lleve lo más lejos posible en el recuerdo
para encontrarme con los abuelos que no conocí
porque la vida se los llevó
por el camino sin retorno de la muerte
a donde no los alcanzo todavía
sólo recuerdo con ternura sus nombres
lo poco que me han dicho de ellos
de mi abuela paterna
mi padre
Sergio Bautista
me ha contado que se llamaba Antonia Marte
y que murió cuando él tan sólo era un niño
dejándolo en una soledad profunda y sola
de mi abuelo materno
la tía Amantina
me ha contado que se llamaba Gregorio Paniagua
que era guapo y mujeriego
que le gustaba el ron y las parrandas
que tuvo muchos hijos
y que venía del sur
de San Juan de la Maguana
de ellos
es lo único que sé
hubiese querido conocerlos
para compartir con ellos
algo más que la vida y los sueños
JULIA
Julia fue la que cargó sobre su lomo todas nuestras ilusiones
la que un día nos llevó por un camino de flores
hasta los parajes del olvido
cerca de los sueños
para que no olvidemos que ella
a pesar del tiempo y la distancia
es nuestra fiel compañera
BAJO LOS TAMARINDOS
Junto al camino trasnochado del agua
más allá del horizonte y las estrellas
bajo los tamarindos florecidos de esmeraldas y lunas
junto a Ramonita vivía doña Lola
fabricando con sus manos rosas
para vestir de ternura la aurora
para que las aves que habitaban en su voz
pudieran todas las tardes
encontrar el camino de regreso a sus nidos
ENTRE EL AMOR Y LA NOSTALGIA
Nacimos entre las flores y las estrellas
entre el amor y una inmensa nostalgia
donde nuestra alegría no fue más que una utopía
un ritual amargo de tamboras
que hacían crecer nuestras raíces
en noches de cánticos fúnebres
hasta otros amaneceres
donde la realidad no era más que un sendero
en donde nos encontrábamos
con nuestra soledad profética
en la que quedábamos atrapados por siempre
pedidos en un mundo mágico
de fantasmas y duendes
que nos persiguen más allá del tiempo
y yo que he sobrevivido a la muerte
soy el único que escribe con su voz
en las paredes del tiempo
un testamento al olvido
LAS COSAS MÁS SENCILLAS
Esta noche hemos tomado el camino hacia Borronoso
allá la tía Eufemia siempre nos espera con los brazos abiertos
Pipí nos contará un cuento y seremos felices
contaremos las estrellas
y nos sentaremos junto a la hoguera
hablaremos como siempre de las cosas mas sencillas
tomaremos café y volveremos a casa
con la seguridad que en Borronoso
la tía Eufemia siempre nos esperará con los brazos abiertos
LAS MUÑECAS DE TRAPO
Era el tiempo de las muñecas de trapo
y los sueños más puros
por el camino Canina viene
en su borriquito de plata
lleno de sueños
cabalgando hacia la noche
donde una luna llena cuelga de mi corazón
destrozado por los recuerdos de un tiempo hermoso
donde mi niñez prisionera de la nostalgia
trata de alcanzar el lucero que todas las tardes
brilla más allá de los corozos florecidos
TESTIMONIO
Yo Domingo Acevedo
nací junto al camino real
entre carboneras conucos y potreros
una amanecer esplendoro de noviembre
envuelto en la melancolía del otoño tropical
lejos del mar y la primavera
lejos de las mariposas de junio
entre la alegría y la esperanza de los de mi raza
raza que junto a la hoguera de los sueños
todavía danza alegre al compás rítmico
del tam tam de los viejos tambores evocadores
de un tiempo diluido entre las cenizas de los siglos
que todavía en el horizonte ensangrentado
de nuestra historia arden bajo los cascos de los caballos
de los conquistadores que en vano intentan
incinerar nuestra memoria
y hoy aquí nosotros en América
orgullosos de nuestra estirpe
evocamos en una danza nuestro pasado
CON ALAS EN LA ESPALDA
Ese niño con alas en la espalda
y el cielo en la mirada
que todas las tardes como testimonio de su breve edad
me trae en su voz de pájaro
un ramillete de flores silvestres
tiene en la sonrisa
alegre la mirada
y un corazón de azúcar derretido en mis palabras
tierna la azucena en sus manos
como un relámpago perfuma el sendero
por donde sus pasos se alejan del ocaso a la aurora
a iluminar de ternura mi alma
A Guaroa Acevedo mi hijo.
ONDULA SU ETERNIDAD
Se que Manuel
mi hijo más pequeño
un día irá tras las huellas del viento
que ondula su eternidad en el tiempo
más allá del horizonte entre mis manos
encontrará una estrella dormida
oct. 2010
A Manuel mi hijo. –
Una flor en el pecho
Hijo
ven a los brazos de tu padre
que hoy está solo
no huyas
ven abrígalo
pon una flor en su pecho
haz florecer en su mejilla
el candor de la aurora
cobíjalo bajo la sombra
del árbol del amor
protégelo del frío
y la soledad
hoy que viejo y cansado
tendido sobre un lecho
de hojas amarillas agoniza
A Randor mi hijo.
INTIFADA
Muy temprano
antes
muy antes
que las campanas del templo
llenen de mariposas las mañanas
los niños
con sus sueños debajo del brazo
se visten de milicianos
y corren hacia el futuro
temprano de la muerte
ondeando felices
la bandera multicolor
de la esperanza
Al pueblo palestino
MI ORIGEN
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad
hace florecer entre mis ojos lirios de agua
la pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria
como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar
bajo el sol púrpura de nuestro ocaso
Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando miro hacia atrás
se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños
me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía
pero mi vida sigue allá
en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer
empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe
quinientos años después
la mirada triste de la abuela Mamá Tita
me despierta en medio del estruendo de los arcabuces
y los gritos de los hombres que defendían a los suyos
hasta terminar atados a la codicia de unos hombres
que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror
hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres
emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor
yo apenas era menos que un sentimiento
perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido
pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor
donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches
se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
TRAMPA ANCESTRAL
Recuerdo a la abuela Mamá tita
mariposas de todas las tardes
que volaba plácida al cielo
para ser la estrella más brillante de nuestras noches de fiestas
la que guiaba nuestros pasos por los caminos de la esperanza
hacia la alegría de compartir la vida y los sueños
en la tierra que conquistaron con su amor nuestros abuelos
donde la primavera entre sus manos
fue junto al camino real una flor
la más hermosa
la que cautivó con su esplendor
a los viajeros que a travesaban nuestras tierras
hacia la ciudad que resplandecía mas allá de la alborada
donde las mujeres alegres y lujuriosas
se entregaban al placer intimo del amor
con los viajeros que podían comprar
con monedas de oro sus afectos
la recuerdo
porque todavía permanece sentada junto a la hoguera
contándonos las hazañas de los días
en que los hombres lucharon contra el tiempo
para hacer eterna la esperanza en nuestros corazones
para que la tristeza nunca nos enturbiara el alma
de una melancolía de antes
ya que su dulce encanto no era más que una trampa ancestral
que debíamos obviar sí queríamos ser felices
recuerdo que en el fondo transparente de sus ojos
las estrellas siempre iluminaron los caminos solitarios
de los inviernos más crudos del trópico
en que nuestras huellas bajo la llovizna helada
no iban a ninguna parte
circulares en el tiempo regresaban junto a la hoguera
donde las noches pegajosas y turbias
se derretían lentamente hasta ser una gota de rocío
en el amanecer
LA INSIGNIFICANTE GRANDEZA
Escribo mucho de mí
de mis ancestros
de la tierra donde nací
quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas.
decir que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer en nuestra memoria los abuelos
construyeron una gran ciudad
que de esa tierra que en mi corazón es un canto
no queda nada
sólo recuerdos
recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia
recuerdos tan enraizados en mis palabras
que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños
que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido
en donde la civilización enterró toda nuestra alegría
ya que en nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada
ambicionaba nuestras tierras
que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros
triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso
que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie
la ciudad resplandecía en todo su esplendor
sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar
las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo
sus pomposos edificios preñados de sueños
sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba
para no morir de pena atrapadas por la soledad
sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris
sus ruidosos automóviles ebrios de distancia
y sobre todo sus noches bulliciosas
con sus casinos
donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles
sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella
donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por los túneles infinitos de la fantasía
el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte
las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder
y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos
y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos
en un mundo ajeno y extraño
como extraño éramos nosotros en ese mundo
y de nuevo volvíamos a nuestras tierras
en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos
andar por los montes maroteando alguna fruta de lástima
arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío
cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida
y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas
de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí
de la crueldad del látigo en sus espaldas
de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad
de sus anhelos por volver al África
y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre
tierra
en que a pesar de todo
siempre serán extraños
al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas
nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto
gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida
al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad
dar un beso a mis padres
pedir su bendición
salir al patio
y bajo las estrellas
darme un baño de inmensidad y rocío
y luego acostarme en mi hamaca
hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza
que perdimos en el duro batallar contra la modernidad
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
TODA MI VIDA
Toda mi vida no podrá resarcir el dolor acumulado en mi interior
Dic, 2010
PESA TANTO EL PASADO
Se me hizo tarde soñando
pesa tanto el pasado en la conciencia
que no se sí podré alcanzar el alba
Dic. 2010
HABRA VALIDO LA PENA VIVIR
muchas veces me he preguntado sí de verdad ha valido la pena vivir
Dic. 2010
CAPULLOS DE LUNA LLENA
Capullos de luna llena adornas las noches del verano
Dic. 2010
LIRIOS DE AGUA
Dos lirios de agua crecen en tus ojos
Dic. 2010
ACORDEON DE NOSTALGIA
Acordeón de los nostalgia
que en las sierras cibaeñas
anuncia la salida del sol
Dic 2010
Domingo Acevedo.
Rep. Dom.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
jueves, diciembre 23, 2010
Nuevamente la DNCD (policía antidroga) tiñen de sangre las calles de Capotillo.
BRIGADA CIMARRONA SEBASTIAN LEMBA.
Ecologica, social y progrsista.
Nuevamente la DNCD (policía antidroga) tiñen de sangre las calles de Capotillo.
Nuevamente la DNCD (policía antidroga) tiñen de sangre las calles de Capotillo en operativo antidrogas, en que como siempre llegan a los barrios pobres a tiro limpio, porque ellos tienen la firme convicción de que todos los que vivimos en los barrios marginados somos delincuentes. Dos muertos, un joven de 24 años y un señor de 60 años, asesinados por quienes debieran garantizar la vida de los civiles, sin embargo ahora justifican las muertes de esos dos ciudadanos, en que murieron en un intercambio de disparo, sin embargo ese es un argumento falso, que usan para justificar los crímenes cometidos contra los civiles indefensos y que generalmente viven en los barrios pobres del país, los hijos de papi y mami no mueren en intercambio de disparos.
En nuestras Fuerzas Armadas y la Policía Nacional reina la cultura de la muerte, el desprecio a la vida. Ellos creen que el uniforme y el arma que portan les dan el poder para decidir quien vive y quien muere, son intocables, la justicia no los toca ultrajan, vejan, violan los derechos de los ciudadanos, matan, y nada les pasa, no se hasta cuando el pueblo dominicanos soportará tantos abusos, de quienes debieran imponer el orden y hacer respetar las leyes.
En los barrios las redadas abusivas y violatorias de todos los derechos ciudadanos, son cotidianas y es una práctica frecuente de la DNCD ponerles drogas a los muchachos. En los barrios pobres de la República Dominicana vivimos acorralados: por un lado la delincuencia y por el otro lado la policía corrupta que apadrina esa delincuencia y reprime a los jóvenes serios y trabajadores, a los que no dejan en paz, ya que para ellos es un negocio llevarse jóvenes presos, porque en el destacamento hay que negociar con ellos para poder liberarlos.
Pienso que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos debiera pedir a amnistía internacional hacer una investigación por la cantidad de asesinatos extrajudiciales cometidos por nuestra Policía Nacional.
Nuevamente pedimos el desmantelamiento de esa Policía Nacional, represiva y criminal, y organizar otra policía civil y profesional y profesional.
Basta ya de tantos muertes sumarias, no a las torturas, no a las redadas y los retenes, si a la vida, si al respeto a los derechos humanos.
Comunícate con nosotros al teléfono: 829 494 0819,
en el correo, laesperillasos@hotmail.com,
y visita nuestro blog, www.brigadacimarronaseastianlemba.blogspot.com
y www.bcsl.waju.com.ve
Ecologica, social y progrsista.
Nuevamente la DNCD (policía antidroga) tiñen de sangre las calles de Capotillo.
Nuevamente la DNCD (policía antidroga) tiñen de sangre las calles de Capotillo en operativo antidrogas, en que como siempre llegan a los barrios pobres a tiro limpio, porque ellos tienen la firme convicción de que todos los que vivimos en los barrios marginados somos delincuentes. Dos muertos, un joven de 24 años y un señor de 60 años, asesinados por quienes debieran garantizar la vida de los civiles, sin embargo ahora justifican las muertes de esos dos ciudadanos, en que murieron en un intercambio de disparo, sin embargo ese es un argumento falso, que usan para justificar los crímenes cometidos contra los civiles indefensos y que generalmente viven en los barrios pobres del país, los hijos de papi y mami no mueren en intercambio de disparos.
En nuestras Fuerzas Armadas y la Policía Nacional reina la cultura de la muerte, el desprecio a la vida. Ellos creen que el uniforme y el arma que portan les dan el poder para decidir quien vive y quien muere, son intocables, la justicia no los toca ultrajan, vejan, violan los derechos de los ciudadanos, matan, y nada les pasa, no se hasta cuando el pueblo dominicanos soportará tantos abusos, de quienes debieran imponer el orden y hacer respetar las leyes.
En los barrios las redadas abusivas y violatorias de todos los derechos ciudadanos, son cotidianas y es una práctica frecuente de la DNCD ponerles drogas a los muchachos. En los barrios pobres de la República Dominicana vivimos acorralados: por un lado la delincuencia y por el otro lado la policía corrupta que apadrina esa delincuencia y reprime a los jóvenes serios y trabajadores, a los que no dejan en paz, ya que para ellos es un negocio llevarse jóvenes presos, porque en el destacamento hay que negociar con ellos para poder liberarlos.
Pienso que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos debiera pedir a amnistía internacional hacer una investigación por la cantidad de asesinatos extrajudiciales cometidos por nuestra Policía Nacional.
Nuevamente pedimos el desmantelamiento de esa Policía Nacional, represiva y criminal, y organizar otra policía civil y profesional y profesional.
Basta ya de tantos muertes sumarias, no a las torturas, no a las redadas y los retenes, si a la vida, si al respeto a los derechos humanos.
Comunícate con nosotros al teléfono: 829 494 0819,
en el correo, laesperillasos@hotmail.com,
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y www.bcsl.waju.com.ve
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
NO HAY NADA MAS TRISTE QUE LA NAVIDAD.
BRIGADA CIMARRONA SEBASTIAN LEMBA.
Ecológica, social y progresista.
NO HAY NADA MAS TRISTE QUE LA NAVIDAD.
No hay nada más cursi y más hipócrita que decir feliz navidad, felicidad en un país en un mundo donde la mayoría de las personas viven abrumadas por la pobreza y el hambre, por las desigualdades económicas, religiosas y raciales.
En las navidades es cuando más se evidencian las desigualdades sociales, los ricos exhiben sus riquezas y los pobres exhiben su pobreza, se ponen de manifiesto los dos extremos, los ricos adornan sus casas con luces de colores espectaculares que adornan las noches de fantasía y los pobres hacen hasta lo imposible por encender alguna luz en la oscuridad de su miseria, los ricos el 24 de diciembre exhiben su opulencia con suculentos manjares, chocolates y dulces caros, frutas exóticas y sabrosas golosinas de colores y los pobres de cena hacen espaguetis con telera, hay otros, los más pobres miran pasar con pena ese día a través del cristal de su hambre, los ricos estrenan trajes caros y los pobres sus andrajos, los ricos son felices por lo que gastaron, los pobres son infelices por los días que vendrán.
Esa es la navidad, la celebraron de una gran mentira, porque el niño Jesús no nació en esa época y porque él además no hubiese querido ser el motivo de tanta infelicidad.
Comunícate con nosotros al teléfono: 829 494 0819,
en el correo, laesperillasos@hotmail.com,
o escríbenos a, km8, carretera Sánchez, calle16 # 42 , Santo Domingo R.D.
y visita nuestro blog, www.brigadacimarronaseastianlemba.blogspot.com
y www.bcsl.waju.com.ve
Navidad
Navidad
sangre de distancia
muerta
sueños de luces
fantasía de colores
ruidos
y risas
y aquí
en nuestra mesa
tú
y
yo
simplemente
compartimos
la desnudez
del hambre
Domingo Acevedo.
Ecológica, social y progresista.
NO HAY NADA MAS TRISTE QUE LA NAVIDAD.
No hay nada más cursi y más hipócrita que decir feliz navidad, felicidad en un país en un mundo donde la mayoría de las personas viven abrumadas por la pobreza y el hambre, por las desigualdades económicas, religiosas y raciales.
En las navidades es cuando más se evidencian las desigualdades sociales, los ricos exhiben sus riquezas y los pobres exhiben su pobreza, se ponen de manifiesto los dos extremos, los ricos adornan sus casas con luces de colores espectaculares que adornan las noches de fantasía y los pobres hacen hasta lo imposible por encender alguna luz en la oscuridad de su miseria, los ricos el 24 de diciembre exhiben su opulencia con suculentos manjares, chocolates y dulces caros, frutas exóticas y sabrosas golosinas de colores y los pobres de cena hacen espaguetis con telera, hay otros, los más pobres miran pasar con pena ese día a través del cristal de su hambre, los ricos estrenan trajes caros y los pobres sus andrajos, los ricos son felices por lo que gastaron, los pobres son infelices por los días que vendrán.
Esa es la navidad, la celebraron de una gran mentira, porque el niño Jesús no nació en esa época y porque él además no hubiese querido ser el motivo de tanta infelicidad.
Comunícate con nosotros al teléfono: 829 494 0819,
en el correo, laesperillasos@hotmail.com,
o escríbenos a, km8, carretera Sánchez, calle16 # 42 , Santo Domingo R.D.
y visita nuestro blog, www.brigadacimarronaseastianlemba.blogspot.com
y www.bcsl.waju.com.ve
Navidad
Navidad
sangre de distancia
muerta
sueños de luces
fantasía de colores
ruidos
y risas
y aquí
en nuestra mesa
tú
y
yo
simplemente
compartimos
la desnudez
del hambre
Domingo Acevedo.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
LA REPUBLICA DOMINICANA, DEBE DACLARAR A SONIA PIE, PERSONA NO GRATA.
BRIGADA CIMARRONA SEBASTIAN LEMBA.
Ecológica, social y progresista.
LA REPUBLICA DOMINICANA, DEBE DACLARAR A SONIA PIE, PERSONA NO GRATA.
Lo primero que debemos decir de esa señora llamada Sonia Pie, es que ella no es dominicana porque no lo siente así, además la campaña de descrédito que ella permanentemente mantiene en foros internacionales contra el país por el supuesto maltrato a sus compatriotas nos evidencia que en lo más profundo de su ser, ella vive resentida contra el país que la vio nacer y que la ha acogido como una dominicana más.
Sonia Pie de ser una pobre diabla, ahora anda en un jeepeton, exhibiendo ropas caras y dándose la buena vida, a costa de hablar mal de país, pero no hemos visto ninguna acción de esa señora a favor de los haitianos que en su país fueron afectados por el terremoto y ahora por el cólera, claro eso no renta, es todo lo contrario eso haitianos no interesan nadie, por eso agonizan ante la mirada indiferente de un mundo cada vez más deshumanizado.
Sonia Pie, es una ingrata, una resentida que odia a los dominicanos y una mentirosa, ya que no dice la verdad sobre la realidad de los bateyes dominicanos, ya que en esos lugares, después de la caída de la industria azucarera, dominicanos y haitianos conviven hermanados en la más absoluta pobreza, compartiendo las mismas miseria, la misma hambre, las mismas enfermedades, el mismo abandono. Lo que ella no dice es, que también nosotros somos un país pobre, que no podemos cargar con el pesado fardo de la pobreza haitiana, que a quienes hay que presionar es a los que crearon la crisis haitiana, Francia, Canadá y los Estados Unidos de Norte América. Ellos deben asumir la responsabilidad histórica, ahora más que nunca que después del terremoto sucumben en el más absoluto abandono, sin que la ayuda internacional llegue. A casi un año de la tragedia, todavía los escombros no han sido removidos y no se vislumbra la construcción de viviendas para los habitantes de los refugios, Haití es un pueblo que languidece en el olvido.
Y sobre los niños dominicos haitianos, que no tienen acta de nacimiento sí, es un problema que la Junta Central Dominicana debe resolver y no sólo el de ellos, sino también el de los miles de dominicanos (de todas las edades) que carecen de ese importante documento y estamos de acuerdo en que a todos los inmigrantes incluyendo a nuestros hermanos haitianos, hay que darle un trato humanitario, por que así lo pedimos para los dominicanos que viven en otros países (legales e ilegales) especialmente en Puerto Rico, Estados Unidos de Norte América y España, en Puerto Rico se trata muy mal a los dominicanos.
El otro problema con nuestros hermanos haitianos es que ellos son haitianos estén donde estén y nazcan donde nazcan, así lo establece su constitución, el caso de los que han nacido aquí, de padres haitianos, serán dominicanos sí ellos en lo más profundo de su ser lo sienten así, de lo contrario hay que respetarle el derecho de ser haitianos.
Aquí se calcula que hay más de un millón de haitianos y con el terremoto esa cantidad ha aumentado con creces, ya de por sí la cantidad de haitianos es abrumadora para un país como el nuestro con una economía pobre, con deficiencia en educación, salud y empleos y la tendencia es a que esa cantidad siga aumentando en la medida que la crisis se agudice en el hermano país, lo que crearía un estado de incertidumbre e inestabilidad.
El otro problema es que cuando el país empieza a deportar a los haitianos ilegales comienzan las Ongs y los organismos internacionales a protestar, porque parece que el único país que no tiene derecho a deportar a los ilegales es en el nuestros y ese es un derecho que asiste a todos los países, sino pregúntenle a los Gringos que hacen ellos con los ilegales o España, lo que pasa es que existe un plan de unificar la isla y que nosotros carguemos con la problemática de la hermana república de Haití, pero eso es un sueño imposible de realizar, ya que Haití y República Dominicana son dos países, que aunque compartimos una misma isla, somos diametralmente opuestos, idiomas diferentes, cultura diferente, religión diferente, además hay barreras históricas que nos separan.
Lo que Haití necesita ahora, es que la comunidad internacional invierta los recursos necesarios para su desarrollo como país.
SONIA PIE ES ANTI DOMINICANA.
Comunícate con nosotros al teléfono: 829 494 0819,
en el correo, laesperillasos@hotmail.com,
o escríbenos a, km8, carretera Sánchez, calle16 # 42 , Santo Domingo R.D.
y visita nuestro blog, www.brigadacimarronaseastianlemba.blogspot.com
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Ecológica, social y progresista.
LA REPUBLICA DOMINICANA, DEBE DACLARAR A SONIA PIE, PERSONA NO GRATA.
Lo primero que debemos decir de esa señora llamada Sonia Pie, es que ella no es dominicana porque no lo siente así, además la campaña de descrédito que ella permanentemente mantiene en foros internacionales contra el país por el supuesto maltrato a sus compatriotas nos evidencia que en lo más profundo de su ser, ella vive resentida contra el país que la vio nacer y que la ha acogido como una dominicana más.
Sonia Pie de ser una pobre diabla, ahora anda en un jeepeton, exhibiendo ropas caras y dándose la buena vida, a costa de hablar mal de país, pero no hemos visto ninguna acción de esa señora a favor de los haitianos que en su país fueron afectados por el terremoto y ahora por el cólera, claro eso no renta, es todo lo contrario eso haitianos no interesan nadie, por eso agonizan ante la mirada indiferente de un mundo cada vez más deshumanizado.
Sonia Pie, es una ingrata, una resentida que odia a los dominicanos y una mentirosa, ya que no dice la verdad sobre la realidad de los bateyes dominicanos, ya que en esos lugares, después de la caída de la industria azucarera, dominicanos y haitianos conviven hermanados en la más absoluta pobreza, compartiendo las mismas miseria, la misma hambre, las mismas enfermedades, el mismo abandono. Lo que ella no dice es, que también nosotros somos un país pobre, que no podemos cargar con el pesado fardo de la pobreza haitiana, que a quienes hay que presionar es a los que crearon la crisis haitiana, Francia, Canadá y los Estados Unidos de Norte América. Ellos deben asumir la responsabilidad histórica, ahora más que nunca que después del terremoto sucumben en el más absoluto abandono, sin que la ayuda internacional llegue. A casi un año de la tragedia, todavía los escombros no han sido removidos y no se vislumbra la construcción de viviendas para los habitantes de los refugios, Haití es un pueblo que languidece en el olvido.
Y sobre los niños dominicos haitianos, que no tienen acta de nacimiento sí, es un problema que la Junta Central Dominicana debe resolver y no sólo el de ellos, sino también el de los miles de dominicanos (de todas las edades) que carecen de ese importante documento y estamos de acuerdo en que a todos los inmigrantes incluyendo a nuestros hermanos haitianos, hay que darle un trato humanitario, por que así lo pedimos para los dominicanos que viven en otros países (legales e ilegales) especialmente en Puerto Rico, Estados Unidos de Norte América y España, en Puerto Rico se trata muy mal a los dominicanos.
El otro problema con nuestros hermanos haitianos es que ellos son haitianos estén donde estén y nazcan donde nazcan, así lo establece su constitución, el caso de los que han nacido aquí, de padres haitianos, serán dominicanos sí ellos en lo más profundo de su ser lo sienten así, de lo contrario hay que respetarle el derecho de ser haitianos.
Aquí se calcula que hay más de un millón de haitianos y con el terremoto esa cantidad ha aumentado con creces, ya de por sí la cantidad de haitianos es abrumadora para un país como el nuestro con una economía pobre, con deficiencia en educación, salud y empleos y la tendencia es a que esa cantidad siga aumentando en la medida que la crisis se agudice en el hermano país, lo que crearía un estado de incertidumbre e inestabilidad.
El otro problema es que cuando el país empieza a deportar a los haitianos ilegales comienzan las Ongs y los organismos internacionales a protestar, porque parece que el único país que no tiene derecho a deportar a los ilegales es en el nuestros y ese es un derecho que asiste a todos los países, sino pregúntenle a los Gringos que hacen ellos con los ilegales o España, lo que pasa es que existe un plan de unificar la isla y que nosotros carguemos con la problemática de la hermana república de Haití, pero eso es un sueño imposible de realizar, ya que Haití y República Dominicana son dos países, que aunque compartimos una misma isla, somos diametralmente opuestos, idiomas diferentes, cultura diferente, religión diferente, además hay barreras históricas que nos separan.
Lo que Haití necesita ahora, es que la comunidad internacional invierta los recursos necesarios para su desarrollo como país.
SONIA PIE ES ANTI DOMINICANA.
Comunícate con nosotros al teléfono: 829 494 0819,
en el correo, laesperillasos@hotmail.com,
o escríbenos a, km8, carretera Sánchez, calle16 # 42 , Santo Domingo R.D.
y visita nuestro blog, www.brigadacimarronaseastianlemba.blogspot.com
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