Dos prólogos a Apología del Tiempo.
Fue en la primavera del 2002 cuando conocí al poeta Domingo Acevedo. Él había publicado su libro “Espejismo de Luna Llena”, el cual yo acababa de leer. Esa misma sensibilidad, amor hacia los demás, ternura…y preocupación social que se mostraba en la poesía que yo había tenido el honor de re–crear, era un reflejo de la personalidad del poeta que me hablaba de mamá Tita la que hilvanaba / con los hilos del alma la noche, del que vio al abuelo Ismael que venía de tan cerca del mar / que podíamos sentir el olor de las olas en su mirada salpicada de cielo.
Seguimos conversando
acerca de su tierna y fina poesía, mientras observábamos el viento mágico / coloreando de lirios y mariposas el horizonte. En
ese mismo lugar escuché su canto invitando a la amada a recorrer el universo de
su poesía: para desde allí ver hundirse
el sol / en el manso océano de tus ojos. Y viajó en sus brazos, hasta
trepar por las paredes de la soledad y decirle te toco y entre mis manos la primavera / se deshace salpicando de
colores tu piel. Como un guaraguao incansable que dibuja maravillas en el
aire, su vuelo no se detuvo. Cuando la ciudad lo encaminó por sus esquinas
regadas de tristeza y alegría, tomó el control de su sueño, esparciendo en el
aire su voz: y me embriago de luces y
neón / y vomito lunas y estrellas / lirios y caracoles. Cuando terminó su
recorrido por el mundo, dijo a la multitud: y
en nuestros pensamientos todavía florecen lirios y azucenas.
Los escritores aspiran a
que sus obras venzan al tiempo. Son muchas las que a medida que pasan los años
se hacen más interesantes, van ganando brillantez y admiración, pero no es que
han vencido al tiempo, es que al gran Cronos le ha placido convertirlas en
deidades, dándoles cetros y leyes sobre mortales e inmortales. Entonces, es
mejor exaltar al Tiempo y no rebelarse contra él. Todos los seres agonizan en
los brazos del tiempo, este sigue siendo el mismo:
Mi voz
húmeda
antes
prehistoria de la vida
cabalga
sobre el potro
indomable
del tiempo
Mientras se preocupan
porque el tiempo va pasando rápido, son ellos los que pasan y desesperados
mueren bajo sus pies:
Sabía que
detrás del tiempo
un
fantasma agoniza
Aquí se nota airado
contra el tiempo, pero ¿es él quien desobedece las órdenes del Tiempo? El sabe
que es inútil luchar contra éste. En el sueño ha viajado a una tierra prometida donde habitan los
inmortales, pero reconoce que pronto descenderá a la realidad.
Donde me
enfrento en sus calles
(…)
con los
duendes invisibles del tiempo
en un
duelo rutinario e inútil
sabiendo
que mañana
frente al
espejo
volveré a
ser yo
El dolor humano es
trabajado frecuentemente y con lucidez en la poesía de Domingo Acevedo. A veces
relaciona lo divino con lo humano para expresar la condición en que viven
muchas personas olvidadas.
Caído un
ángel
tirado en
el asfalto
la piel
mutilada
rota sus
alas
(…)
Miles de voces se
fortifican en la voz del poeta para denunciar el dolor en que se embriaga la
existencia:
Soy nada
regreso
cansado del olvido
nadie me
recuerda
como un
serafín herido
tengo el
horizonte
pegado en
la piel
Al leer el poema pájaros
de marfil recordamos los campos dominicanos, donde los obreros trabajan
alegres, tarareando canciones. Aunque aquí se refiere al batey, donde los
obreros después de la zafra en una danza
milenaria y sensual / rompen sus cadenas, el poeta nos traslada a los
conucos para mostrarnos un obrero que empieza su jornada:
Tiene la
mirada hueca
sumergido
en una gota
amarga de rocío
El labriego espera la tarde, el fin de semana o
la quincena para disfrutar con alegría
el pago miserable de su fuerza.
La sociedad desigual
como un Leviatán que somete a las serpientes a pagar eternamente el castigo de
su rebeldía, hace que muchas mujeres tomen las esquinas para vender sus
cuerpos. El poeta comparte con ellas
tristeza y alegría. Le canta en la
soledad:
Solitarias
y sombrías
naufragan
bajo las luces últimas
del
amanecer
Nos muestra una sociedad
donde los hombres viven como máquinas alquiladas al consumismo y la ambición de un sistema
corrompido, donde se han perdido los valores humanos, lo que hace a los hombres
vivir bajo desesperación, miedo e intranquilidad:
La
humanidad prisionera
de sus
propios sueños
sucumbía
Amante de la historia y
promotor de la igualdad de derechos, invita a la amada a celebrar las gestas de
Lemba:
Ven aquí
negra mía
y deja que
la luna
de seda y
de ternura
te vista
la piel
Cuando el amor reine en
el corazón de los hombres, no será necesario luchar contra la pobreza, ni
promover campañas contra el hambre y la delincuencia, porque todo esto es fruto
de la ausencia de un verdadero amor. Reconociendo esto, el poeta llama a las
familias a vivir por amor, porque es allí donde debe nacer para luego
desarrollarse en la sociedad.
Y haz
florecer en sus mejillas
el candor
de la aurora
cobíjalo
bajo la sombra
del árbol
del amor
y
protégelo del frío
y la
soledad
Fundiendo ternura y
erotismo le dice a la amada que es un
héroe vencedor de mil batallas, pero en sus manos no es más que un hombre
enamorado que necesita su amor:
Deja que
mis manos hagan surcos en tu piel
para
sembrar en tu sexo de flores
la
simiente congelada…
(…)
Yo también
huyo de la furia ciega del amor
mas en tu
piel anidan
los
pájaros azules de mis manos.
Aunque en su época
Tablada notó que el haiku se había convertido en lugar común en Hispanoamérica,
digo –sin temor a equivocarme- que muchas personas desconocen no sólo su
técnica, sino al propio haiku. Domingo Acevedo nos trae una muestra de sus
conversaciones con Basho, Ryota, Yssa, Shiki, Kyoshi…, Buson y consigo mismo.
por el
sendero
un caracol
intenta
ser
horizonte
El poeta Domingo Acevedo
capta la realidad y la expresa mediante las palabras salpicadas de misterio,
dejándonos en el papel la seducción vibrante de su poesía. Sólo nos queda
seguir leyendo sus poemas.
Hermes de Paula
La brevedad y el abismo insondable de la poesía
Espejismo
de luna llena” primer libro publicado
por Domingo Acevedo nos brindó un poeta de vuelo primario, aunque profundo; ahora este nuevo texto poético nos trae a un
Domingo Acevedo mucho más maduro con una poesía de contenido filosófico, bordeando la metafísica, en esa búsqueda existencial que ha acompañado
al hombre desde sus orígenes y que ha formado parte de sus crisis.
La búsqueda permanente del yo, del propio ser se encuentra con la dualidad
de un yo externo y un yo interior,
Domingo busca ese yo desde esa acuciosa,
incisiva y profunda interrogante de quien soy si soy y no soy nada, que el hombre se ha formulado siempre y que
es el principio para iniciar el descubrimiento de sí mismo.
A medida que el poeta crece y madura
su poesía es más breve, limpia y
hermosa. La brevedad es señal de buen
poeta, pues decirlo todo en un breve
poema es contener al universo en unas
cuantas palabras.
Afirmo que hay un salto en el
poeta, desde Espejismo de Luna Llena
hasta este texto tuvo que haber un proceso de crecimiento, de maduración, de concienciación del fenómeno poético, porque de un poema a otro, así como de un libro a otro, hay un abismo insondable, amplio y profundo que debe dar un fruto mucho más acabado como este que
tenemos ahora en nuestras manos
Prof.
Sixto Gabín
Poeta
y Ensayista
Capítulo
I
Apología de tiempo
Soy el
eco unicelular
del
viento
mi voz
húmeda
antes
prehistoria de la vida
cabalga
sobre el potro
indomable
del tiempo
espada
en ristre
decapitando
siluetas
cuyas
cabezas líquidas
estallan
al tocar la tierra
salpicando
las noches
de
lirios y azucenas
DETRÁS DE LA NOCHE
Detrás de la noche
un
ojo ancestral
llora
el dolor del mundo
Las orquídeas
He
visto los barcos
anclar
apacibles
en la
alborada lunar
de la
nada
parecen
flotar
en la
fina neblina del tiempo
el mar
distante
arremolina
en su interior
todo
el universo en una estrella
mientras
que en el cielo
los
peces como en un espejo
se
quedan petrificados
no van
a ninguna parte
su
rubor plateado
refulge
en la noche
indiferente
a la soledad
de las
orquídeas
que
crecen como una ola
que
salpica de colores
la
piel azul distante
del
bosque
La máscara
Volveré
a ser yo
cuando
mañana me mire al espejo
y vea
a las bailarinas muertas
orinándose
de asco
en
medio de la noche
bajo
una luna de plata
que
alumbra la ciudad de mis sueños
donde
me enfrento en sus calles
a los
duendes invisibles del tiempo
en un
duelo rutinario e inútil
sabiendo
que mañana
frente al espejo
volveré
a ser yo
cuando
me quite la máscara
y ya
no me conozca
Solitarias
estatuas
Soy
no soy
nada
regreso
cansado del olvido
nadie
me recuerda
como
un serafín herido
tengo
el horizonte
pegado
en la piel
y en
los ojos un sol oscuro
ilumina
el sendero
ensangrentado
de flores
regreso
cansado
tengo
las manos repletas
de
eternidad
llamaradas
de mariposas
vuelan
hacia el ocaso
donde
solitarias estatuas
abandonadas
al azar
me
miran con lástima
soy
no soy
nada
detrás
de las puertas del tiempo
siempre
abiertas
un
cementerio de estrellas
un
lirio roto
soy
no soy
nada
El azar y la nostalgia
Vivo
perdido entre el azar
y la
nostalgia
sonámbulo
desando
los
senderos de la ausencia
ciego
me enfrento a la nada
vencido
como un dragón
sucumbo
a la soledad
Mi niñez
He
mirado hacia dentro de mí
el
pasado
como
una cortina rota por el dolor
se
abre
y en
un rincón del tiempo
mi
niñez herida aun agoniza
El viento
Esta
noche
el
viento tocó mi puerta
su
vago olor a distancia
inundó
la casa
tam
tam
insistió
el viento
mas no
abrí
sabía
que detrás del tiempo
un
fantasma agoniza
Perros invisibles
I
Perros
invisibles
huyen
de mi voz
tratan
de morder
el
horizonte
donde
todas las tardes
en su
oquedad anida el sol
Perros invisibles
II
Detrás
de los espejos
perfumados
de mis ojos
habita
un fantasma
que
ama a los perros
invisibles
de mi voz
todas
las tardes
los
lleva a pasear
más
allá del horizonte
donde
el sol y las aves
juegan
a la escondida
con
la noche
Matrix
Yo que
no era
ni soy
si seré
que me
miro a mí mismo
desde
mi ausencia
que
habita en mi inhumanidad
hecha
de piedra y metal
soy
como un tótem
que
los dioses erigieron
como
testimonio
evidencia
de que en la tierra
se
había perdido en los hombres
la
esperanza del amor
y las
máquinas dueñas del futuro
como
una visión trágica
iniciaban
su reinado
en un
mundo indiferente
a su
propia realidad
una
realidad tan avasalladora
que
cuando los hombres despertaron
era
tarde
la
humanidad prisionera
de sus
propios temores
sucumbía
En el umbral del tiempo
En
el umbral del tiempo
cinco
fantasmas
tocan
la puerta de mi memoria
un
ángel les abre
y
les pregunta
- qué quieren
- entrar
el
ángel los mira
y
en silencio
vuelve
a cerrar la puerta
mientras
murmura
para
sus adentros
- pobrecitos
ignoran
que ya no hay espacio
para
más recuerdos
Fúnebres banderas
Fúnebres
banderas
ondean
en mi corazón
herida
que no cierra
sangre
que no cesa
muerte
que me llama
Perdido en el tiempo
Vago
perdido por el tiempo
busco
en los umbrales de la nada
a
un fantasma que agoniza
en
mi corazón
Ausencia
Mis
ojos en cada lágrima
vomitan
la distancia
mi
corazón en cada latido
va
sepultando la alegría
y
esta ausencia
honda
como una ola
rompe
los cristales de mi alma
Sangre Regocijada
Relámpago
cegador
hogueras
que se apagan
sangre
regocijada
lirios
rotos contra el espejo
de
la tarde
abandonado
al azar
entre
mis manos
el
mundo agoniza
Danza de cuchillos
Canto
esta danza de cuchillos
que
brota de mis labios gitanos
desnuda
baila la luna mi canto
canto
que hiere la distancia
distancia
que agoniza bajo la luna
luna
que coqueta y desnuda baila
al
compás de mi canto
Saeta de flores
Atrapado
en la arena movediza
de
mi inconsciente
no
tengo alas
la
utopía
certera
saeta de flores
salpicó
de colores
la
espesura azul distante de mis ojos
Anochecía
El
lucero estaba ahí
anochecía
no
me había dado cuenta
lo
tarde que era
en
la distancia
sobre
una tumba
un
jazmín
El mar Caribe
Látigo
de viento y salitre
el
mar Caribe
guarda
en su horizontalidad
el
origen mineral de mi voz
Una espiga
Crece
en mi pecho
una
espiga de dolor
Cuando los años pasan
Dubitativos
los años pasan
frente
a los umbrales de mis ojos
se
van
pero
siempre se quedan
pintando
de blanco
con
sus dedos mis cabellos
Erupción
Dos
pájaros se fugan
de
mis ojos
cristalinos
destellos
del
dolor
raíces
permanentes
de
la angustia
erupción
inevitable
del
que sufre
Las puertas del
silencio
He
tocado las puertas
del
silencio
hoy
esta
tarde
que
la lluvia desnuda
corre
por el sendero
como
un niño solitario
y
mi voz
como
un puñal
traspasa
el tiempo
que
sangra relojes
que
marcan un horario
de
ternura
Ronda mi casa
La
muerte ronda mi casa
hermosa
y seductora
se
para frente a mi portal
invisible
y desnuda
se
atreve
toca
mi puerta
la
ignoro
mas
temo
tengo
miedo
que
un día necesario
dormido
me quede
en
sus brazos
Hoy llamé la muerte
Hoy
llamé la muerte
la
invité a mi casa
la
senté en mi mesa
compartí
con ella
el
pan y el vino
después
ebrios
bailamos
sin fin
al
compás de la noche
aturdidos
y felices
terminamos
en un sofá
haciendo
el amor
complacida
antes
de salir el sol
se
fue
sin
decirme adiós
Mi voz
Mi
voz lapida
el
eco del silencio
espada
redentora
que
divide la sangre
del
amor
Humano
Ya
no quiero ser más
el
humano
apenado
me
sumerjo en los túneles
secretos
de la noche
busco
entre los escombros
del
tiempo
la
perdida humanidad
del
hombre
Cuando todos se vayan
Un
día todos se irán
y
me quedaré solo
diré
adiós
con
las manos arrugadas
por
los años
después
me sentaré
en
un rincón de la tarde
hasta
que el lucero
ilumine
la memoria
luego
cruzaré el sendero
de
la noche
abriré
la puerta del tiempo
voltearé
el rostro
y
miraré con nostalgia
como
los sueños
se
desvanecen en la nada
Una flor en el pecho
Hijo
ven a
los brazos de tu padre
que
hoy está solo
no
huyas
ven
abrígalo
pon
una flor en su pecho
haz
florecer en su mejilla
el
candor de la aurora
cobíjalo
bajo la sombra
del
árbol del amor
protégelo
del frío
y la
soledad
hoy
que viejo y cansado
tendido
sobre un lecho
de
hojas amarillas agoniza
A Randor
Ezequiel mi hijo.
Vértigo de nostalgia
Hermano
hace tiempo que partiste
en
el carrusel de la inocencia
hacia
el inefable laberinto de la nada
te
fuiste
a
poblar de ángeles la ausencia
pero
el llanto irrevocable
aún
humedece los recuerdos
y
en la memoria
la
llovizna pertinaz de entonces
se
mezcla con el humo de los fogones
donde
la esperanza se consume
fúnebres
banderas ondean
en
las manos del viento
vértigo
de nostalgia
huracán
de cenizas
que
viste la noche de luto
dagas
clavadas en la garganta del silencio
ay
mis
dedos siguen cavando fosas
donde
no cabe la angustia
adiós
pero
deja hermano mío
deja
que
mis lágrimas
aten
tu recuerdo a mi corazón
no
te quedes callado
rompe
tu silencio de abismo sideral
abre
los ojos
abrázame
con la mirada perenne
de
la vida
y
si te vas
si
te vas llévame contigo
no
me dejes
llévame
contigo
dolor
llanto
lágrimas
ya
no te encontraré
amasando
con tus manos
recién
nacidas
la
luz del crepúsculo
ay
tu
cuerpo horizontal y pálido
tu
cuerpo de cristal quebrado
por
un haz de luz carnívoro
tus
ojos
helados
promontorios de estrellas
en
la cúspide del universo
tus
manos dormidas entre mis manos
tus
manos de témpanos morados
tus
manos
tu
risa
tu
risa
tu
risa enorme como el viento
cantan
los árboles tu nombre
en
donde podré esconderme
que
la soledad no me atrape
A Guaroita Acevedo
Mi hermano
Nací frente al mar
Nací
frente al mar
en una
ciudad ilusoria
atestada
de fantasmas
que
corren y danzan alegres
por
calles anegadas
de
algas peces y corales
que florecen
todo el año
Iluminando
los rincones
de las
casas invisibles
donde
habitan las sirenas
que
atraen con su canto
a
viejos marineros
con
sueños de piratas
que
navegan perdidos
por
lugares remotos
donde
el olor estancado
de
lunas florecidas
deja
un rastro lumínico
de
pétalos dormidos
sobre
los mares
del
tiempo perdido
donde
peces gigantescos
y
monstruos marinos
devoran
los barcos
con la
tripulación adentro
esa
ruta de naufragio
lleva
a lejanos puertos
de
babilónicas ciudades
donde
hermosas sirenas
disfrazadas
de doncellas
reciben
a los viajeros
con
guirnaldas de estrellas
música
de ángeles
banquetes
faraónicos
y
amplios salones
decorados
sin prisa
donde
marineros decrépitos
y
hermosas sirenas
disfrazadas
de doncellas
bailan
sin descanso
música
triste de otros tiempos
Capitulo
II
Mariposas desnudas
Mariposas
desnudas
navegan
sobre las olas
inmensas
del viento
mientras
por el camino retorcido
del
otoño
noviembre
va perdiendo
su
encanto de niño travieso
sus
huellas sobre el hielo
reciente
de los inviernos remotos
sin
prisa se van esfumando
por
los oscuros laberintos
de un
mundo cimentado
sobre
mentiras celestiales
Estatua de sal
Entre
tus párpados
azul
claro un trozo de cielo
invisibles
gorriones
juegan
a la escondida en tu cabeza
mientras
un violín hueco
imita
tu voz
de tus
labios gotea un ruiseñor
que
despierta con su trino
la
mañana
flores
amarillas
inundan
la transparencia
de los
días de junio
abandonada
junto al camino
una
estatua de sal
Un Ángel
Caído
un ángel
tirado
en el asfalto
la
piel mutilada
rotas
sus alas
la
vida humedecida
cien
mariposas heridas
atolondradas
vuelan
sonámbulas
ciegas
como
lágrimas huecas
y
profundas
como
el eco desgarrador
y
distante del llanto
vuelan
vuelan
sin tiempo
vuelan
sin rumbo
vuelan
caído
un ángel
la
piel mutilada
rotas
sus alas
lacerado
el corazón
herido
por un rayo
ya no
puede volar
Barcos piratas
Barcos
cargados de distancia
navegan
sonámbulos
por
los mares remotos
de la
ausencia
hacia
las heladas regiones australes
más
allá de la tierra del fuego
donde
el sol permanece
petrificado
tras el cristal
del
invierno
Oscurece
Oscurece
una
colmena de pájaros
azuldistante
revolotea
alrededor
de la
primera estrella
Anoche
Anoche
me senté
a
escribir un poema
y me
quedé dormido
cuando
desperté
estaba
muerto
me
hirió la pluma
el
corazón de la sangre
y
naufragó la vida
en el
mar de las palabras
Canción de cuna para dormir la luna
I
Cantan
los
grillos cantan
cantan
bajo
un sin fin
de
estrellas
II
Cantan
réquete
cantan
cantan
los grillos
cantan
III
Cantan
como
gitanos
cantan
a la
luna
luna
Sol de verano
Airado
el sol del verano
clava
sus puñales en la tierra
Mutación
Atardece
llovizna
el
sol se muta
un
arco iris
No tiene memoria
No
tiene memoria la sangre
que
al tocar la tierra
danza
desnuda
al
compás del dolor
Agonía
Honda
en su eterna agonía
la
sangre no cesa
El mar muerto
Apenado
el viento se detuvo
en
medio de la noche
y preguntó a las estrellas
por
qué no le avisaron
que
el mar había muerto de sed
Sal y arena
Ahí
está el mar
contándonos
la historia
del
mundo
la
escribe con sal y arena
sobre
los pergaminos del viento
La memoria
La
memoria del mar
es
el viento
que
guarda en sus orígenes
el
vuelo horizontal
de
los pájaros
Tsunami
El
mar cuando se irrita
vomita
peces
sus
eructos
siembran
por el mundo
el
dolor
Pesadumbre
Anoche
los perros
ladraron
tanto
que la
luna
en su
pesadumbre
se
ahogó en el rocío
De oro y seda
Hermoso
traje
tiene
la noche
de oro
y seda
siempre
vestida
Canto de sirena
La
ciudad difusa
se
esconde tras la brisa
limpia
y perfumada
del
invierno
pequeños
hombrecitos dorados
pintan
de colores el horizonte
mientras
en el cielo
pausadas
las estrellas
se van
agrupando como potros
doblegados
en un corral
con
una tranquilidad celestial
serenas
las luces van despertando
llenando
de luciérnagas
los
remotos rincones de la ciudad
que
esconde tras las vidrieras
un
mundo subterráneo
donde
mujeres prisioneras
en el
ámbar de la nada
venden
placeres a hombres
azorados
y tristes
que
fascinados no sobreviven
al
canto de las sirenas
y sus
cadáveres sonámbulos
flotan
tranquilos sobre un océano
de
lunas derretidas
mientras
el viento
los va
juntando más allá del horizonte
cenagoso
del amanecer
el
viento que también agoniza
herido
por un concierto
de
pájaros funerarios
que se
alimentan de la carne
hueca
y perfumada
de los
hombres que sedientos
mueren
huérfanos de amor
en
brazos de las mujeres
que
vestidas de lunas y estrellas
florecen
y se multiplican
bajo
los faroles del tiempo
Capitulo
III
Sol de Cristal
El
viento
como
un ruiseñor herido huye
trata de
esconderse
tras
el horizonte
al que
nunca llega
bajo
mi piel la noche se esconde
con un
rumor de siglos
las
estrellas afloran
entre
mis ojos húmedos
de
distancia
veloces
unicornios galopan
hacia
los insólitos rincones
de la
memoria
donde
tu recuerdo
bajo
un sol de cristal
como
una bandera victoriosa ondea
A donde va la luna
I
A
dónde va la luna
vestida
como una diosa
II
En
busca de un amor
tan
alto como el sol
III
Por
qué siente celos
la
tierra de ella
IV
Por
qué sueñan las dos
con el
mismo amor
Virgen en pecado
I
Ven
ebria
de soledad
a mis
brazos
II
Ven
sedienta
como
un cascabel
mudo
de sonidos
III
Ven
vacía
como un cántaro
roto
por la eternidad
IV
Ven
y
grita mi nombre
en la
insondable noche
del olvido
y la muerte
V
Ven
y
búscame
entre
la multitud de ángeles
que
habitan en tus sueños
Piel de Sándalo
Piel
de sándalo
cabellos
de lianas dormidas
sobre
los árboles de la selva
ojos
de mar insondable y sereno
pezones
erectos y tibios
entre
mis manos
labios
que saben mi nombre
labios
que besan y ríen
lengua
apasionada y sedienta
cintura
de anillo nupcial
ombligo
de caramelo en mi boca
largas
piernas
sexo
de fuego
pies
descalzos
sobre
la alborada de mis sueños
ven
mujer
traspasa
el tiempo y la distancia
desnúdate
y
danza para mí bajo la luna
Dios te creó
I
Dios
te creó
yo
te hice
mis
manos de alfarero
moldearon
tu cuerpo
II
Dios
te dio la vida
Yo
te di el amor
Pequeña
mujer
Hecha
de rocío y de luz
Quise huir
I
No
hay donde esconderse
II
Hoy
la
alegría sonora
de
los amantes clandestinos
me
delató
III
Me
sorprendió agachado
detrás
de las murallas
del
horizonte
IV
Quise
huir
pero
al intentarlo
me
hirió el alma
el
llanto de un niño
recién
nacido
V
Petrificado
entre
las pestañas de la brisa
mi
cuerpo hecha raíces
Me atan cadenas
No
podré ir a tu lado
ahora
que te amo
ahora
que guardo en mi corazón
para
ti
un
quetzal de cristal
ahora
que soy joven y tierno
como
un sauce
ahora
que mis sueños
pueden
volar tan alto
como
un cóndor sobre los andes
II
Me
quedaré aquí
no
quiero
pero
me atan cadenas
las
cadenas de la distancia
me
atan a la ausencia
III
OH
amor
honda
es la pena de quedarme
de
no ir a tu lado
de
morir tan lejos de la aurora
El secreto amor
El
júbilo sempiterno de los sapos
el
agua serena del estanque
las
estrellas dormidas en tus ojos
y el
secreto amor que no llega
La luz
La
luz atravesando
el
prisma de tus ojos
mil
mariposas
Rota la luz
Rota
la luz
en la
inefable quietud
de tus
ojos
en tu
mirada se condensan
los
colores del arco iris
Tu mirada
He
desenterrado la luz
que
los dioses
enterraron
en la noche
ignoraban
ellos
que la
luz
como
tu mirada
no
caben en la nada
Sublime ritual
Noches
estremecidas
por
los quejidos húmedos
que
brotan de tus labios
nuestros
cuerpos
horizontalmente
desnudos
hacen
del acto del amor
un
sublime ritual
Atesoro
Atesoro
entre mis manos
el
estridente perfume de tu piel
fuego
que enciende mi tacto
cuando
la humedad digital
de
tu sexo en mis labios
endulza
todos mis sentidos de placer
Profecía
Perdí
tu amor hace siglo
entre
la soledad muda de los libros
y las
cenizas ensangrentadas
y
calientes
de las
batallas inacabables
de
imposibles victorias
que en
el fragor de las noches inciertas
azotadas
por un viento lúgubre
siempre
torturaron mi alma
de
soldado vencido
pero a
pesar de mi soledad profética
no
puedo renunciar a ti
aun
sabiendo que soy un hombre
marcado
por la tristeza milenaria
de los
milicianos que fueron a la guerra
a
morir por un extraño idealismo
que
los fanatizó de tal manera
que
nunca alcanzaron a entender
que en
esa vorágine eterna
de
sangre y metralla
perdían
su humanidad
y se
morían lejos
en la
soledad de su crueldad
consumidos
por el fuego helado
de un
invierno eterno
que
aún guarda congelado
el
rostro de miedo
de los
soldados muertos
en la
última batalla
de la
guerra del fin del mundo
y yo
que sobrevivo a los designios
me
resisto a perderte
Y te
busco más allá de la profecía
entre
los espejos rotos
de los
aposentos imaginarios
donde
mi infancia
diluida
entre la sangre
y los
laureles
agoniza
tras la ambarina
levedad
de tus ojos
que me
miran desde el olvido
más
puro de tu alma
A pesar de los pesares
I
Te amo
desde la plenitud
de mi
soledad
en
ella naufragaron barcos invisibles
sus
tripulantes remotos
se
resisten a morir
ahogados
en el tiempo
y
chapalean desesperados
en la
nada
tratando
de sobrevivir
al
canto sublime de las sirenas
que en
silencio los seduce
II
Te amo
y este siglo que palidece
al
borde del abismo
me
arrastra hacia un ocaso
de
mariposas muertas
donde
el hielo de la noche
guarda
el rostro azorado
de los
niños muertos
por el
furor milenario
de un
hambre atroz
que
tritura los sueños
de las
breves prostitutas
III
Que en
una ciudad junto al mar Caribe
en un
frío malecón
por
unas monedas venden ternura
a
hombres solitarios y tristes
que se
deshacen de placer
en el
sexo muerto de las niñas pálidas
que en
las noches lívidas
del
último otoño
hacen
turno para morirse de sed
ahogadas
en las sombras
de una
ciudad diluida
entre
caricias fingidas
y
túneles infinitos y estrechos
por
donde se les escapa la vida
a
gotas de sangre y semen
IV
Te amo
a pesar del odio
de los
hombres que me apartan de ti
y me
atan al olvido
y me
empujan al vacío
de un
siglo casi muerto
donde
soy testigo de mi propia soledad
y
donde se mueren las flores
marchitas
por el peso
de una
primavera de sangre
Pájaros azules
Entre
mis manos crece tu risa
igual
que en el pasto distante
crece
la hierba
eres
un destello breve
súbito
que
ilumina de repente
la
abrupta sombra
de mi
cuerpo horizontal
tendido
sobre las tardes
grises
de enero
ven
deja
que tu nombre entre mis labios
sea un
rayo que hiera la distancia
deja
que mis manos hagan surcos en tu piel
para
sembrar en tu sexo de flores
la
simiente congelada en mi semen
para
que en tu vientre la vida
igual
que el trigo en los campos
ilumine
los ignotos senderos
de la
fantasía
soy un
héroe
vencedor
de mil batallas
mas en
tus brazos como un centauro
caigo
vencido al amor y la ternura
atados
mis sueños a tu nombre
ya no
voy a ninguna parte
he
anclado mi barca
en la
remota soledad del tiempo
junto
a la insondable desnudez
de tu
cuerpo
dormido
sobre un lecho de pétalos
petrificados
sobre la nada
refugio
de los fantasmas
que
huyen de la furia
de los
minotauros
yo
también huyo de la furia ciega
del
amor
mas en
tu piel anidan
los pájaros
azules de mis manos
Capítulo
IV
Antiguos rinocerontes
Antiguos
rinocerontes
se
pasean orondos
por
las praderas fabulosas
del
olvido
se
alejan de la primavera
ya no
volverán a abrevar
bajo
las estrellas
se van
perdiendo
por
los caminos polvorientos
del
verano
hacia
la inmensa soledad del tiempo
donde
agonizan
tirados
sobre las cenizas de su origen
segado
por las manos
imperiosas
del odio
un
odio que espanta
a las
luciérnagas petrificadas
en el
silencio súbito
de las
mañanas vegetales
de los
primeros días de mayo
Antiguas Prostitutas
Bajo
los escombros de la noche
a esta
hora la ciudad
parece
abandonada
sólo
algunos autos iracundos y veloces
se
pierden en la oscuridad
antiguas
prostitutas
solitarias
y sombrías
naufragan
bajo las luces últimas
del
amanecer
sus
cadáveres angustiados
flotan
sobre los altos edificios
espejismo
de un mundo absurdo
en el
que habito
Mas allá
Más
allá de un sonoro horizonte
de
luciérnagas
las
tamboras anuncian la alborada
Pájaros de Marfil
Tiene
la mirada larga y hueca
sumergida
en una gota
amarga
de rocío
en su
pecho una tambora
anuncia
la vida
y
entre sus labios
prisioneros
pájaros de marfil
sonoros
y fugaces
muerden
el horizonte
en su
cabellera llena de alambres
una
corona hecha de retazos
de
melancolía y sueños
y por
el camino no se sabe
si
viene o se va
siempre
alegre en el batey
después
de la zafra
bajo
las estrellas
en una
danza milenaria y sensual
rompe
sus cadenas
Negra Antillana
I
Negra
Antillana
en tu
sangre llevas el ritmo tropical
del
Caribe imperial
reina
del mar y los caracoles
reina
del amor y la ternura
reina
de la melaza y del guarapo
II
Negra
majestuosa
alegre
y sensual
amo tu
piel color aceituna
de la
que te sientes orgullosa
porque
sabes que es hermosa
de
África una flor crece en la distancia
III
Negra
dulce y encantadora
deidad
que aún suspira
en el
dolor de la historia
que
los esclavos escribieron
con su
sangre en América
IV
Deidad
que habita en las noches
alegres
de los bateyes
y vive
en los cañaverales
y en
los cafetales en flor
V
Y
permanece en los días
Interminables
de las zafras
donde
tu presencia dulcifica
la
vida de los hombres
que
hacen del duro trabajo
una
canción de amor
VI
Negra
antillana
simple
inmensa
esencia
de siglos
sueños
de atabales
ritmo
de tambores
es
amargo nuestro azúcar
pero
dulces tus labios que anhelo
Sebastián Lemba
Ven
aquí negra mía
y deja
que la luna
de
seda y ternura
te
vista la piel
vamos
que en
los manieles
repican
las tamboras
anuncian
que Sebastián Lemba
con su
furia
las
cadenas rompió
y los
negros en América
libres
ya son
Navidad
Navidad
sangre
de distancia
muerta
sueños
de luces
fantasía
de colores
ruidos
y
risas
y
aquí
en
nuestra mesa
tú
y
yo
simplemente
compartimos
la
desnudez
del
hambre
Poeta
Nadie
entiende tu soledad
poeta
esa
soledad que pregona tu silencio
cuando
caminas despacio por las calles
dejando
huellas inconclusas y fatigadas en tu alma
esa
soledad que destila tu mirada
cuando
el viento en tu interior abre puertas
por
donde se escapan los hombres
proscritos
del tiempo
viejos
violinistas encantados
que
con su sonido de flautas
llenan
tu sangre de prostitutas
y
mendigos
de
molinos de vientos
y
quijotes
de
alondras
y
luciérnagas remotas
que
viajan en tu mente
hacia
un secreto universo de bitácoras
donde
es un espejismo
tu
soledad
un
espacio vacío
un
abismo cósmico
de
fosforescentes longitudes verticales
que
ahondan la angustia de las estatuas colosales
que
miran impávidas al cielo
con
un silencio de salitre y olvido en sus labios petrificados por el tiempo
ellas
lloran
poeta
inadvertidas
suplican y sus lágrimas de rocío
sobre
la hierba reseca
cada
mañana guardan prisioneras las estrellas australes
nadie
sabe de dónde vinieron
pero
están ahí
mudo
testimonio de una civilización de cíclopes
que
se marcharon dejándolas como evidencias
y
aunque posiblemente no volverán
ellas
aún esperan la llegada de los secretos
visitantes del cielo
es
en esa rígida actitud de melancolía
que
ellas se parecen a ti
poeta
a
ti que tienes una herida abierta
por
donde cada tarde se cuelan pájaros
y
mariposas
a
llenar de alas y flores tu mirada
que
vuela tranquila hasta alcanzar la frontera más lejana del universo
ellas
poeta
se
parecen a ti que tienes una edad prehistórica
que
guarda relojes minerales
que
esconden sueños de arena
que
hablan de una historia diluida en un tiempo
que
tiene dedos amargos que se aferran con dolor
al
delirio de los arácnidos que tejen pausadamente
sus
telarañas lumínicas donde atrapan los
insectos
que
pueblan el pensamiento putrefacto
del
hombre moderno
que
no vive
que
agoniza
enloquecido
por el espanto cotidiano de la muerte
intoxicado
por el humo
abrumado
por la prisa
y
en su delirio solo vive para el odio y la guerra
vociferando
que la paz es sólo un sueño de guitarras y palomas
una
canción que los niños olvidaron antes de
nacer
un
discurso hueco
una
palabra fría
nada
y
olvida que él como tal es simplemente excremento
de
un desarrollo que apesta a muerte
un
esclavo de las máquinas
una
cifra estadística
un
número
que
se maneja sin ningún valor humano
con
desprecio
sin
ninguna identidad
ese
es el hombre moderno
viciado
prostituido
deshumanizado
el
que agoniza acorralado por la prisa
en
que el tiempo desvanece los sueños
y
diluye la esperanza entre espejos rotos
el
que no admite que al final del siglo XX
tu
puedas soñar con la paz
y
vestirte de ternura y solidaridad
para
construir con las palabras el amor
para
que la alegría perdure más allá de la profecía
para
que la primavera estremecida por un vuelo horizontal de golondrinas
sea
eterna bajo este cielo infinitamente breve
y
si al final del poema él persiste y se obstina
en
su actitud oscura hacia la vida arrojando al hombre común al vacío
donde
la muchedumbre amotinada
es
triturada por la incertidumbre de un futuro incierto
míralo
despacio y con desprecio
y
en silencio guarda tu soledad en un bolsillo
y
luego sigue tu camino sin prisa hacia la aurora
para
que cuando amanezca tu tristeza sólo sea
un
pájaro que se escapa de tus ojos hacia el olvido
y
para que entre tus manos repletas de sueños
germine
la vida
y
se multiplique la esperanza
Datos biográficos (contra portada con fotografía mía)
Nací en la Esperilla ,
junto al camino real en una casita de yagua con piso de tierra bajo el
cielo parpadeante de un amanecer salpicado por el rocío del otoño e impregnado
por el olor reciente y vegetal de los hornos que ardían a fuego lento más allá
de los límites de la aurora
Fueron las manos luminosas de Belén las que con
asombro me sacaron del vientre florecido de mi madre, las que lavaron mi piel recién hecha las que
me vistieron de ternura y me depositaron junto a la hoguera anaranjada del
amanecer para que el frío de los
inviernos remotos no salpicara de escarcha mi alma para que mi piel siempre
tibia no se derritiera en las noches dejando un rastro invisible de mariposas
muertas en la dermis arrugada del tiempo
Domingo Acevedo.
Dedicatoria
A mis
padres Sergio Bautista y Consuelo Acevedo, artífices proletarios de mi
vida, a ellos debo el amor y la ternura
y lo que simplemente soy.
A la tía
Amantita Acevedo, que siempre me protegió de la furia de los fantasmas del
pasado.
A
Enrique Acevedo, al tío Rafael
Acevedo y a Miguel Ángel Acevedo quienes un día partieron por un
oscuro sendero de lágrimas y flores hacia el olvido y a toda mi familia,
forjadora de mis sueños, inspiradora de
mi vida, a ellos, con los que compartí en la Esperilla , el sublime
amor a la tierra, a la vida