Una sirena.
Un barco de sombra flota en un cielo de topacio
con su proa de luna salobre
muerde la distancia de los sueños
hacia un puerto imaginario donde todas las noches
una sirena escribe el epitafio del mar
Espejo de agua.
Lluvia de peces dorados en la memoria
mariposas que el viento deshoja
en los día grises
de un mes tardío como noviembre
ancianos pescadores frente al mar del olvido
espejo de agua donde una luna moribunda habita
niños tatuados de horizonte
sobre su conciencia cargan la luz
la pesada luz
la luz de la alborada
y sobre un caballo de cristal
una princesa de jade galopa
Lágrima del ocaso.
Soy memoria de la nada
lágrima del ocaso
gemido secreto del mar
soy del horizonte la mano que te aleja
soy del viento el canto que se queda
soy de la noche la herida que no cierra
soy de la humanidad la sangre que no cesa
Ahí va un funeral
La luz lleva sobre sus hombros un ataúd
llora el cielo
una hilera de madres petrificadas junto al camino
se tapan el rostro con las manos
herida de ausencia la brisa congeló en su vientre
el vuelo mineral de los sinsontes
sonámbulos los árboles dicen adiós a nadie
en la distancia
los Ángeles danzan con las sombras
y un galopar incesante de trompetas
ilumina las habitaciones efímeras
que el tiempo deja en el aire al pasar
El maíz
Collar vegetal de perlas amarillas
sobre el vestido verde
rizos de sol
Sobre el río
Mariposas color del viento
sobre el río la luna
Alborada de humo
Escupitajo de silencio
alborada de humo esfumándose
detrás de los espejos distantes de la nada
luna devorada por los cocodrilos amarillos
del pantano nocturno
luz herida por la luz
anacahuita perenne
tamboras congeladas
en los sonidos azules del agua
lluvia de sal
volcán que eructa polvo
azufre
fuego
sobre la ciudadela de cristal de mis fantasmas
y desnuda una virgen permanece sentada
en el trono de ámbar de mi soledad
Cristal de agua
Cristal de agua
la luz se ha roto
un arco iris
Hace tiempo
Parece que aquí
todos murieron hace tiempo
solo queda un gran árbol
de cadáveres suspendidos en el aire
Es que de pronto
Es que de pronto la sangre
absurda
irreverente
inoportuna
iluminó con su temblor repentino
al día renovado en el odio
Las cenizas de mis sueños
He venido a edificar sobre las cenizas de mis sueños
un monumento a la muerte
a la terrible muerte
a la que tiene mil ojos diseminado en el viento
la que me vigila desde mis adentros
la que se alimenta desde mi silencio
la que se muta en mis sentimientos
la que se prostituye con el tiempo
la humanamente inhumana muerte
la que seduce y no da tregua
Ola de sal
El tiempo se ha roto con tu ausencia
dejando un rastro de eternidad en mi voz
a veces la sensación de tu partida
levanta en mis ojos una ola de sal
que destruye las habitaciones del olvido
y todas las noches
la luz
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada
donde los niños
con los dedos tiznados de ternura
escriben tu nombre
Miguel
A Miguel Ángel Acevedo
Aspas de sombras
Abatida por la metralla
la noche se eterniza en la mirada
ausente de la muerte
campanarios heridos por el silencio oxidado
del invierno
carne desnuda en su púrpura inocencia
temblor y congoja en la selva
grito desolado
flores incineradas
aspas de sombras
llora la sangre en alas de la eternidad
voz quebrada de quijote
muerte que da vida a la vida
vida que no termina con la muerte
cadáveres sonámbulos girando
alrededor de la alborada
y más allá de los sueños
la esperanza aún retoña
en el acrisolado destello del rocío
A Raúl Reyes
Made in Israel
un misil que debió estallar en Gaza
atravesó mi corazón
y se estrelló en el lado oscuro de mi memoria
donde un niño Palestino
jugaba con la luz de la alborada
cada pedacito de su cuerpo destrozado
salpica de sangre
la conciencia de un mundo
que indiferente ve pasar su funeral
Rayo de eternidad.
Nací junto al fuego azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y la mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados de noviembre
emergían de las aguas cenagosas del amanecer
Vendaval de sangre
Por el camino hueco que todas las tardes
deja la brisa en el horizonte
un vendaval de sangre sepultó
en el útero de la noche la luz
Perros alados
Una jauría de perros invisibles
protegen el templo donde mi voz
desnuda como una virgen
habita
Detrás de la noche
Detrás de la noche
un ojo ancestral
llora el dolor del mundo
Tierno corazón
Lluvia de sal sobre la primavera
rayo carnívoro que muerde
el corazón tierno de las nubes
anfibios sollozos perforando la noche
piedra de sacrificio
iluminada por la sangre de un sol ciego
virgen descorazonada
por los demonios de sus deseos
ángeles mutilados por el pecado
ojos que miran desde la ausencia de la muerte
hombres consumidos en su ego
niños heridos en su inocencia por la guerra
y más allá de la ira y el odio
una bandera blanca ondea en mi corazón
Ojos de sal
Aureola de sangre
ojos de sal derritiéndose en la noche
lengua mineral y salobre
víscera de animal feroz
dientes de vampiro sediento
corazón de hombre cruel
manos asesinas
aliento pestilente
boca de palabras endemoniadas
pies de cíclope derribado
brazos de Sansón ciego
muchedumbre acorralada y temerosa
es la humanidad
Color del otoño
La noche es un árbol que florece en el mar
sus ramas repentinamente concéntricas
humedecen con sus sombras
todos los confines del universo
sus hojas
pájaros color del otoño
picotean las paredes de la ciudad
que la quimera forró
de mariposas
El templo de jade
Alados peces persiguen barcos remotos
calamares azules
manta rayas luminosas
ballenas suicidas
delfines de colores
tiburones perdidos en un banco de coral
un océano de sueños
ofrezco a la mujer que tiene su trono
en el templo de jade
Noche póstuma
Tronco de árbol perezoso
que crece en el bosque de la nostalgia
raíz de agua luminosa
enredaderas de sombras
noche póstuma
hoguera celestial
enluta la primavera
la sangre de la luna herida por los siglos
Flota la luz
Flota la luz sobre la tenue oscuridad de la alborada
cantan los gallos
aúllan los perros
se disipan las sombras
despierta el día
sonríe el sol
los pájaros salen de sus nidos y bostezan
en el arado
los hombres reivindican la vida
Rondas mis sueños
Rondas mis sueños
danzas desnuda bajo el embrujo de esta luna de jade
coqueteas con el viento azulado de la noche
mariposa atrapada tras los cristales del tiempo
rítmico reflejo de la ausencia
dama del amor imposible
reina de mis noches solitarias
es aquí
en este lugar
donde te amo desde siempre
desde los primeros días de la ausencia
perdidos entre los libros
y los viajes recurrentes a ningún destino
es aquí donde te amo
en las claras habitaciones de los sueños
donde tu cuerpo desnudo resplandece entre mis manos
tibias de eternidad
Tu voz distante y dulce
A veces imagino tu voz extraviada
en las claras habitaciones del agua
tu voz distante y dulce
tu voz estremecida en el viento
tu voz que regresa del olvido
y trepa por las paredes de la noche
y se desgrana en el trino de los pájaros al amanecer
y salpica de mariposas la distancia
Tristemente feliz
Tristemente feliz
Si me preguntan si he sido feliz
les contestaré
que he sido tristemente feliz
que casi siempre hay lágrimas enredadas en mi sonrisa
que en mis ojos dos ruiseñores heridos de ausencia agonizan
que muchas veces el llanto estalla inadvertido en mi
voz
lo sabe la luna
lo murmura el viento entre los árboles
cuando la tarde en la distancia se convierte en mariposas
que vuelan sin prisa hasta alcanzar la noche
Canto por la paz.
Multitud de sueños en la voz del viento
banderas multicolores en la mirada de sol
voces de amor arrullan el sueño de los niños
que en Afganistán o Colombia
en Irak o Somalia
en Palestina o Etiopía
son heridos en su inocencia por la guerra
huellas de esperanza
se alejan de los oscuros laberintos del odio
hacia las amplias planicies iluminadas del amor
en donde la humanidad
en un canto solidario por la paz
se abraza
Domingo Acevedo.