viernes, enero 08, 2016

Soldados inmortales de la patria.



Fotos tomadas de la red.

Yo no pierdo la fe en el pueblo dominicano.

Aunque las cosas andan muy mal en mi país, ya que la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia y la impunidad han permeado todas las instituciones del gobierno y a una buena parte de la población.

Yo no pierdo la fe en el pueblo dominicano, se que más temprano que tarde, sus hombres y mujeres honestos, la sacaran del fango en que la han hundido los malos dominicanos que nos desgobiernan.

Domingo Acevedo.
Enero/16



General en Jefe Padrino López: Ultraje a Bolívar y a Chávez es el ultra...

jueves, enero 07, 2016

LA TIA AMANTINA




La tía Amantina vivía junto a la lejanía fugaz del ocaso
allá donde el sol todos los días se despedía
en una alegre danza de pájaros y colores 
donde las nubes veloces al pasar dibujaban en nuestra memoria
jirafas
mandriles
leones
elefantes
orangutanes
e hipopótamos
entre otros animales que forman parte de nuestro pasado
un pasado al que no queremos renunciar
porqué todavía al mirar hacia atrás
la lluvia nos salpica el alma de nostalgia
y en las noches que guardan celosas el origen sagrado de nuestra raza
el tam tam de los tambores nos junta junto a la hoguera
donde en una danza evocamos nuestro pasado
nuestro origen diluido entre los recuerdos y la sangre
y África como una evidencia late en nuestros corazones

Domingo Acevedo.



Misión cumplida pico Duarte 2016.

Misión cumplida pico Duarte 2016, por la preservación de recursos naturales y contra la discriminación a las personas con algún discapacidades físicas, en esta caminata nos acompaño Amin Ulloa,primera persona no vidente en escalar el pico Duarte y quien hace su segunda escalada.






























Fotos de Juan Miguel bautista.

miércoles, enero 06, 2016

LOS ALAMBRES DE SU IRA


Yo apenas tenía dos años
cuando por primera vez llegó a nuestra tierra el hombre blanco
destruyendo con su furia nuestras casas y nuestros conucos
echándonos de ella
y para que no regresáramos a al tierra de nuestros amores
con los alambres de su ira cercaron los días
atrás dejábamos toda nuestra alegría dispersa sobre la tierra rota
pájaros
árboles muertos
nuestra impotencia
negros que ríen y lloran
negros que cantan y aman
negros que siembran y cosechan
dejen la tierra que el jefe la quiere
váyanse con sus ritos a otro lado
negros
que el jefe quiere la tierra
y nos dispersamos en el viento
nos fuimos por rumbos distintos
a poblar tierras lejanas
habitamos nosotros cerca del corazón del abuelo Ismael
junto al farallón construyó mi padre nuestra casa
con pedazos de cartones y madera techó nuestras esperanzas
con zinc viejo cobijó nuestros sueños
después que establecimos residencia bajo las constelaciones del sur
el hambre como un cuchillo en la garganta
nos hería el estomago
y mi madre angustiada subía conmigo a la Esperilla
a escarbar en los conucos arrasados
buscando rabizas de yuca y batata para darnos de comer
de repente viejo
aquel buen samaritano que multiplicaba los panes
y mitigaba con su amor el hambre
sus hijas que compartían con nosotros la ternura
y me acurrucaban en sus pechos tibios
para que la lluvia de los días interminables de mayo
no mordiera con sus dientes de plata mi piel recién hecha
ellas sembraron en los surcos de mi memoria la esperanza
para que no sucumbiéramos a la realidad de la ausencia
por que ellas sabían que en la distancia
la soledad habitaba en los resquicios del tiempo
y el hambre acechaba agazapada entre las ruinas
de los días ensangrentados de una era marcada por el horror
y como nos decía la tía Amantina
carajo parece que en este país no hay un lugar
donde los pobres puedan vivir en paz
partimos nuevamente hacia otras tierras
dejábamos detrás de nosotros un rastro triste
de adioses congelados entre los ojos del viento
y habitamos muy cerca del mar Caribe
junto a Manresa
allí se forjaron los primeros años de mi infancia
salpicada por el hambre y el rumor de las olas
que inundaban mi alma de caracoles y arena
de viento y salitre
recuerdo la primera vez que mi padre me llevó a ver el mar
no pude resistir la tentación del miedo
ante la majestuosa densidad azul del mar
recuerdo como las olas chocaban contra los acantilados de mis ojos
rompiéndose en pequeños pedazos de cristales líquido
que contra el sol del amanecer tropical
formaban pequeños arco iris que se repetían una y otra vez
hasta que el sol se derretía tras las montañas
o el mar se volvía dócil en el indetenible carrusel del tiempo
el recuerdo de esos días junto al mar
es una hoguera imperecedera que en mi memoria marca
la senda celular y remota de nuestro origen
sus huellas invisibles van dejando el rastro amargo
de nuestros pasos por la historia de este continente
a donde fuimos traídos sin querer
y en esta isla Sebastián Lemba con su vida
nos legó un lugar donde vivir con dignidad
recuerdo que mi padre salía a lomo de Julia
cuando el sol
cual faro en el horizonte empezaba a salpicar de mariposas
el camino del rocío hacia la ciudad de más allá de la alborada
a donde él iba a buscar donde echar un día para ganarse unos centavos
y traernos de comer
en la casa
con los estómagos amarrados
boquiabiertos
nosotros esperábamos con ansiedad su regreso
en la tarde nos sentábamos en el frente de la casa con la mirada perdida
en la verdeazul sinuosidad del camino
esperando verlo llegar al trotecito apacible de Julia
a veces llegaba desesperado con las manos vacías
impotente
y nos abrazaba a todos con ternura
como queriendo espantar con su amor el fantasma del hambre
que con el paso de los días se agigantaba más y más
triturando entre sus fauces nuestros sueños de ser felices
el recuerdo de esos días de pena lo guardo en mi alma
como evidencia del horror
los fogones apagados bajo el cielo de las noches oceánicas
con sus lunas y sus estrellas titiritando sobre el mar Caribe
el amor de mis padres y mis hermanos
la solidaridad de la tía Juanita
el hombre que un día despechado
echó gasolina sobre su cuerpo y se pegó fuego
los marineros de todas las mañanas impecables y lívidos
en grandes camiones rutinarios y veloces
y sobre todo el recuerdo de león y julia
sus huellas en mi memoria se van perdiendo entre las brumas y el tiempo
donde a veces busco mi alegría removiendo los escombros del olvido
y sólo encuentro lágrimas congeladas
entre las cenizas de los años calcinados por el fuego de nuestro dolor
domingo Acevedo.







Mujer que todas las noches

Mujer que todas las noches
desnuda abre las puertas de mis sueños
penetra hasta las intimas habitaciones de mi alma
para que yo dibuje con mis labios en su piel

una flor

Domingo Acevedo.


Foto tomada de la red.

martes, enero 05, 2016

El camino de la mano vacía.









Si los arboles dieran WI FI

Tomada de la red.

Quiero que te quedes conmigo.

Tomada de la red.

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