lunes, noviembre 27, 2017

La defensa de la humanidad y la naturaleza en el pensamiento estratégico de Fidel

[alai-amlatina] Alainet.org Al Día - 27/11/17

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domingo, noviembre 26, 2017

Escribamos una verdadera historia del barrio San José del km7 de la carretera Sánchez.






Hasta mis manos llegó un documento de la escuela Básica Honduras del Norte, que hace una reseña histórica del barrio San José del km 7 en donde está ubicada dicha escuela y me chocó porque en esa reseña hay muchas imprecisiones que deben ser aclaradas, por ejemplo pienso que sin hacer una investigación exhaustiva ponen que quien fundó el barrio, fue Emilio Abreu y eso es falso de toda falsedad, ya que cuenta mi padre Sergio Bautista, que él y su padre Ismael Bautista llegaron a ese lugar  en el año 1944 para el centenario y se establecieron en la parcela del ingeniero Luis Logroño frente a los Cocos, que cuando llegaron encontraron a otros habitantes en la zona como es el caso de Merce Victoria y sus padres, Josefa y Víctor Álvarez, que Vivían al lado de la bomba Shell, en lo que hoy es la ferretería San Ramón, Olivita la mamá del Wilson el Fain que vivía al frente, a lado de lo que era la Embajada de Inglaterra en ese entonces y aún viven ahí.


De los primeros pobladores del barrio San José del km7 de la carretera Sánchez se encuentran, Anita Pichín que vivía donde hoy están los escalones,  también Miguel el Azuano que vivía en lo que hoy es el Tropical junto a otras familias, Eleuterio Mancebo que vivía en donde hoy está el supermercado Tropicana, antiguo Princesa y que a ese lugar le decíamos los Cocos, Martín el papá del pupi que vivía al lado de la parte sur de la Bomba Shell las Antillas, lo Araujos en la esquina de la calle tercera, Pluma que vivía perdido más arriba de la embajada entre otros habitantes que sus nombres se van perdiendo en el tiempo.


De los primeros cibaeños que llegaron al barrio se encuentra Sigín, el barrio comenzó a poblarse después de la guerra de abril del 1965 y su fundación data de antes del 1940 y si se hace una historia del barrio no puede ser mediatizada hay que hacer una investigación más profunda  para que pueda tener valor histórico y no sea cuestionada,  ni esté parcializada.


Hay muchos valores que se van perdiendo en el tiempo otros permanecen en la memoria de los habitantes con más edad, por ejemplo en la década de los 60-70 muchos jóvenes del barrio se destacaron en el deporte y en la lucha contra Balaguer que era lo que estaba de moda y hay que reconocer el heroísmo de esa juventud como es el caso de Tabo, Clavito, Popi, Pupi, Cucho, Peña Gómez  etc. que también fueron excelentes deportistas que pusieron muy en alto el nombre del barrio.  En otro sentido había otra juventud que hacia otras actividades no tan ruidosas como ellos pero que también tienen sus méritos ya que también en lo deportivo y en lo que se refiere al béisbol también se destacaron ahí estaba Miguel Acevedo con su liga de Béisbol mejoral, en donde se destacaron una serie de jóvenes entre los que podemos citar: a Javier Ramos, Máximo Liriano,  Manuel Minaya (Maño), Juan Luis Ovalle, Rafael Ceballos.



En el 1977 un grupo de jóvenes entre los que estábamos Fausto Felipe Acevedo, Fausto Rafael Acevedo, Ramón E. Rivas, Andrés Félix Tejeda, Domingo Acevedo, Sergio Bautista de la Cruz, fundamos el club Rosa Duarte, que durante muchos años brindó al barrio actividades deportivas y culturales.


También estuvo la Comunidad Juvenil dirigida por un grupo de jóvenes brillantes que por mucho tiempo deleitaron al barrio con su arte, estos jóvenes fueron: Daniel Villar, Pablo Ramos, José Ambrosio, Pedro Rodríguez  e Idilia Hidalgo entre otros.


También funcionó en el barrio el círculo literario Ernesto Cardenal, dirigido por Fausto Aybar, Jovino Barrientos Sánchez, Felipe Palacios y Domingo Acevedo, que además de sus actividades literarias, alfabetizaba adultos en la escuela Honduras del Norte, También estaba Acaluvis, Mujeres en lucha por la Vida, que realizan una maravillosa labor a favor de las mujeres del barrio y el Mapo, Movimiento de Acción Popular que dirigió importantes luchas a favor del barrio y en contra del desalojo que se llevó prácticamente la mitad del barrio y que dirigía  quien escribe.


También debo aclarar que el hecho que la escuela está construida como está, de dos niveles fue el fruto también de nuestra lucha, ya que en inicio se pensaba desalojar la parte sur del barrio para ampliar la escuela y fui de los que se opuso a eso y planteamos que se construyera de manera vertical en vez de forma Horizontal  en contra de la posición que planteaban Bolívar Abreu, el prominente profesor Rafael y el ingeniero a cargo de la obra, derrotamos esa posición con el apoyo de una gran parte del barrio y de dos monjitas Belgas que vivían el barrio Lidia y Manuela.



Pienso además que hay mucho por decir del barrio y propongo que se reescriba la historia del barrio y que se investigue de manera exhaustiva sus orígenes y que se le de el lugar que cada quien se merece en la construcción de la identidad del barrio, hay muchas personas que deben ser rescatadas del olvido, pomo es el caso de Luis Heureaux, a Gaspar el Luri, a Migue, hubo un cachimbo que tenía un grupo de baile folklórico, a   los que bailaban en grupos coreógrafos como los Kenton, Julio Montas y su laudable labor a favor del barrio y en especial de la niñez, Bidó y su labor con los niños, Wilson el Fain destacado artista plástico y Fausto Aybar importante poeta dela Rep. Dominicana entre otros artistas anónimos que hay en el barrio.


También rescatemos a nuestros ancianos y a los personajes pintorescos que han poblado nuestro sector, esta negrita la Loca, Poliéster, el rubio, Doña Pura Bulú, los cachimbos, Geralda, Marino Moronta, Pluma, Rita, Mama, Tonito etc.



El barrio está lleno de hermosas historias que hay que recuperar yo lo dejo ahí y espero que estos aportes sirvan de algo y de verdad se reescriba la historia del barrio y se vaya a las fuentes reales e incluso pienso que se debe ir a investigar al archivo general de la nación.


Esta zona era llamada el algodonal porque parece, pienso que era una plantación de algodón, abrazos y hasta luego.



Domingo Acevedo..

Abril/2013



Nuevos apuntes inconclusos a la historia del km7 de la av. Independencia y el barrio San José.



La zona  que hoy corresponde a  los barrios de los kilómetros de la avenida Independencia, (carretera Sánchez) mucho tiempo atrás se llamaba el Algodonal  de ese entonces la familia Álvarez y la logroño  eran las familias propietarias de la mayor cantidad  de tierra en la zona, los Álvarez  han permanecidos hasta el día de hoy, en la descendencia de  Oliva, que a su vez es la  mamá de Wilson. Penélope  Catalina y Chico. Una calle del km8 lleva el nombre de Antonio Álvarez, en homenaje a un general perteneciente a esa familia.
Mientras que la  familia Logroño en la persona de Arturo que era un prominente representante de Trujillo tenía para el 1940 una casa campestre en lo que hoy es Metaldom, en donde Martín el papá del Pupi,  trabajó como  lechero y Leonora su esposa como cocinera, esa casa sirvió tiempo después como el colegio Paulo VI, hoy todo ese terreno es  ocupado por Metaldom
Y Luis Logroño  quien también tenía una parcela frente a los Cocos,  en donde hoy está ubicado el centro comercial donde funciona el supermercado Tropicalia, que por muchos años  se llamó supermercado Princesa y en donde mi abuelo el señor Ismael y mi padre Sergio Bautista para el 1944, trabajaban en ella cuidandola. Para esa misma época llegaron Cheo y Dolores (yoyó), padres de Andrés Julio, Ernesto, Cheita, América, Machita y Palé.
Entre lo que hoy es Metaldom y el hogar escuela Rosa Duarte vivía una señora que se llamaba Genoveva Mancebo y Laito Díaz, detrás del colegio hogar Rosa Duarte vivía el padre Mejía, que era el papá de Pupito, Pupito a su vez era el padre de Tabo, Cucho y Palomo, Lalo y Lola los padres de  María y Elvira la esposa de Popoyo  vivían en ese entonces  en los terrenos del padre Mejía.
El Teniente Cruz vivía en donde estuvo el colmado de Rafelito, Miguel el Azuano vivía al lado de los Cocos, en los Cocos vivían Eleuterio Mancebo, su esposa Lela y sus hijos: Francisco, José, Juan, Toñito, Pirrí,  maría y Anita, detrás de Eleuterio vivía Eliseo Mancebo, abuelo de Caca y Altagracita.  Luego llegó a los Cocos otra familia de quien mi padre sólo se acuerda de Castillo un joven inquieto y anti trujillista, quien tuvo la osadía de irse a inscribir al Movimiento Popular Dominicano en la avenida Duarte y nunca más apareció, en esa parcela también vivió un señor llamado Momón Castillo.
Por último a esa parcela que sirvió por mucho tiempo de esparcimiento y lugar de maroteo y del quehacer deportivo, ya que funcionaba un improvisado pley, vino a vivir don  Luis, que era el papá de Delín no me acuerdo de los nombres de los otros hijos del señor Luis, allí también vivía una doña que se llamaba Blanca, que era la madre de Amarilis, Calderón, Papi, etc .
Manuel Emilio Vivía en lo que hoy es la bomba Shell y donde hoy está la ferretería San Ramón, que en la guerra patria de abril del 1965 fue la casa en donde vivió el profesor  Juan Bosch, donde también estuvieron los Famosos hombres Ranas, esa casa era de Merced Victoria, cuyo esposo era Manuel Morro, al lado de esa casa vivía Ismael Tejeda, al frente en donde hoy vive Oliva, vivía Eliseo Guabá.
Al lado de lo que hace un tiempo era el famoso laboratorio Dr. Collado vivía el viejo Evaristo y su esposa Albertina, un poco más allá y al frente en donde hoy está el laboratorio Aguavivas, vivía Quico caro, que tenían una panadería en la ciudad, la panadería que funcionaba en lo que en un tiempo atrás fue el laboratorio Dr. Collado también pertenecía los Caro, al lado de Quico Caro vivía un señor tuerto y trujillista llamado Anselmo Paulino.
De las  Personas antiguas del barrio podemos mencionar sin equivocarnos a Anita Pichín, que vivió en lo que hoy son los escalones, que antes fue un intrincado paso entre el km 7 y la Esperilla, viejo cuya esposa era hermana del Teniente Cruz, que a su vez era el padre de Dora esposa de Marino, vivía para el 1959 más abajo de la escuela, nosotros para esa misma época vivíamos un poco más arriba, detrás de donde hoy está la escuela del barrio pero en la parcela de Luis Logroño que atendía mi abuelo Ismael, mucho tiempo después llegaron Rita y Pluma, los padres de Laurino, Josecito y Papito el Loco, ellos se mudaron cerca del farallón en la parcela de Oliva, Pluma, Rita y Josecito murieron, Papito el Loco se desapareció y laurino todavía vive en el mismo lugar
De esas personas que vivían en la parte sur del barrio y luego se pasaron para la parte norte pienso que los más importantes son Manuel Emilio, que vivió por mucho tiempo a la salida del la calle Tercera y en donde aún vive su descendencia y Miguel el Azuano, que vivió en lo que le dicen viet Nam, también ahí queda la descendencia de ese señor y Elvira y Popoyo que vivían a la salida de la calle Segunda.
Otras personas viejas en el barrio son: Mamá lucía, papá Feliz, que era el papá de Chiche, Popoyo, Rafael, Zoilo, Guido, Lucinda, Digna etc.
También Campito, Pablito Liriano y entre los apellidos importantes del barrio están: los Ceballos, los Lirianos, Abreus, y Aybar entre otros que ahora no recuerdo.  

Apellidos importantes del barrio son los Ceballos, los Lirianos, Abreu, Aybar etc.
Estos sólo son algunos apuntes generales para la historia del barrio San José y del km7 de la av. Independencia, en donde hacemos una sinopsis de algunos habitantes de la zona, estos datos han sido tomados de manera oral de mi padre Sergio Bautista y el Pupi. El hijo de Martín y Leonora, espero que otros se animen e investiguen y podamos completar la historia, aun faltan muchos datos por recopilar esto sólo es el inicio.
Abril/16

Domingo Acevedo.

sábado, noviembre 25, 2017

25 de noviembre, Día Internacional de la NO Violencia Contra la Mujer



Tomado de educando.

Cada 25 de noviembre, se recuerda el vil asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, a manos de militares de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Esta fecha, instaurada el 17 de diciembre de 1999, a través de la resolución 54/134 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), basa su origen en el día que asesinaron a las tres hermanas, Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, 25 de noviembre de 1960, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina.

Antecedentes de esta conmemoración

En el año 1981, en el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, las militantes en favor del derecho de la mujer proponen que se conmemore el 25 de noviembre como el día contra la violencia. La presencia de la delegación dominicana, encabezada por la poeta dominicana Ángela Hernández y Magalys Pineda hicieron la propuesta en dicho evento.

Producto del impacto de las conmemoraciones de las organizaciones no gubernamentales de toda América Latina y el Caribe, El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer (A/RES/48/104) y el 17 de diciembre de 1999, a través de la resolución 54/134, la Asamblea General declara el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Con esta misma motivación El 29 de noviembre - Desde el Parlamento Europeo la diputada Emma Bonino propone convocar en esta fecha un Día Internacional de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina que se da de manera comprobada en el Continente Africano, no sabemos si se da en otras culturas.

El secretario general de la ONU Ban Ki- moon, con respeto a este día dice lo siguiente:

«Acojo con beneplácito el coro de voces que piden que se ponga fin a la violencia que afecta a alrededor de una de cada tres mujeres a lo largo de su vida. Aplaudo a los dirigentes que están ayudando a promulgar leyes y a hacerlas cumplir, y a cambiar mentalidades. Rindo homenaje, además, a todos los héroes en el mundo que ayudan a las víctimas a sanar y a convertirse en agentes de cambio.»

En esta fecha, el Ministerio de Educación (MINERD) como parte de su compromiso social de aportar para el desarrollo, la educación y la promoción de valores realiza actividades como esta y otras de igual valor para aportar a la consciencia social en la comunidad educativa es nuestro grano de arena para aportar a la calidad de la educación, porque si existe violencia o discriminación de género, que es otra forma de violencia, entonces no hay calidad en la educación y las escuelas no pueden ser efectiva.

El día del crimen

La orden de matar a las hermanas Mirabal fue dada expresamente por Trujillo desde el 4 de noviembre, pero no fue sino el 25 cuando se dieron las condiciones para su ejecución. Además de las razones políticas, Trujillo sentía un odio visceral hacia las hermanas, especialmente contra Minerva por el desplante que esta le hizo once años atrás en una fiesta que se celebraba en San Cristóbal y a la cual fueron invitadas las jóvenes junto a sus padres.

Ese 25 de noviembre, poco después de las cuatro de la tarde, las Mirabal y Rufino de la Cruz regresaban de Puerto Plata de ver a sus esposo en la cárcel San Felipe de Puerto Plata.

“A menos de dos kilómetros de la ciudad (de Puerto Plata) había un carro detenido con aparentes pasajeros afuera, mientras otra persona simula que revisaba el motor…..Rufino de la Cruz se detuvo cuando vio que el carro casi estaba en medio de la vía, al llegar paralelo al vehículo, el jeep fue asaltado; las mujeres lanzadas hacia afuera violentamente e introducidas al vehículo de los calieses.

Patria logró salir huyendo en dirección a un camión del Seguro Social que venía por allí, pero fue alcanzada y arrastrada por los cabellos e introducida al carro junto a sus hermanas, pero antes alcanzó a gritarles a los del camión: “Díganle a la familia Mirabal, de Salcedo, que los caliés van a matarnos”.

Cuenta Fafa Taveras que el carro marchó con las tres hermanas adentro y Rufino fue mantenido en el jeep acompañado de dos calieses.

Y explica que antes de llegar a la Cumbre de Puerto Plata se desviaron hacia la derecha, por un camino sin pavimento, entre un cañaveral, y se detuvieron a más de cien metros de la carretera.

Un grupo de esbirros encabezados por el teniente Alicinio Peña Rivera tuvo a su cargo la ejecución de las Mirabal. Fueron asesinadas a palos y puñaladas. Antes, los calieses habían ahorcado a Rufino de la Cruz.

Posteriormente, introdujeron los cuatro cuerpos en los vehículos y se marcharon hasta el lugar donde lanzarían el jeep con ellos dentro. Se detuvieron un momento al ver que una de las víctimas estaba viva y se quejaba. Era Minerva, la remataron.

Con los cuatro cuerpos dentro, los asesinos lanzaron el jeep hacia un precipicio. Al día siguiente un diario tituló: “Tres mujeres y un chofer perecen en vuelco”. Muy pocos creyeron esa información. La noticia del múltiple asesinato corrió como pólvora, provocando la indignación amplios sectores de la sociedad dominicana.

Luego de asesinar a las hermanas Mirabal, Trujillo ordenó la confiscación de todos sus bienes y los de sus esposos.

La sangrienta mano de hierro del tirano silenció a las tres mariposas, pero sería uno de sus últimos crímenes.

El 30 de mayo del año siguiente caería abatido cuando se dirigía hacia su natal San Cristóbal. Murió como vivió: a sangre y fuego.

Fuentes:

Eldía.com.do
Educando.edu.do

Temas relacionados:

Las hermanas Mirabal en otra dimensión



¿Sabes quién fue Doña Dedé Mirabal?

viernes, noviembre 24, 2017

A 60 año de distancia.

A 60 años de distancia.
Este 24 de noviembre del 2017, arribo a mis 60 años, son mucho más de la mitad de mi vida, vivida al fragor de las precariedades y las luchas por un mejor país, por una mejor humanidad.
Son 60 años de pelearme con la vida,de haber ido ido tropezando por el mundo, ha sido un largo camino de certidumbres e incertidumbres, de luces y sombras, de alegrías, tristezas e impotencias, 60 años de batallar por la vida en una sociedad hostil que discrimina, excluye y mata.
Son 60 años de estar agradecido de mis padres, de la tía Amantina que siempre me protegió de la furia de los fantasmas del pasado, de la abuela Mamá tita que siempre confió en mí a pesar de que era sólo un niño, del abuelo Ismael, de mis hermanos y de todas esas personas con los que compartí los primeros años de mi vida que forjaron para siempre mi personalidad a ellos los llevo siempre en mi alma y mi voz.
Son 60 años de estar agradecido de todas las personas que me han brindado su amistad sincera y me han ayudado a continuar adelante, agradecido de lo amigos que cuando he caído han estado ahí para ayudarme a levantarme y han seguido conmigo apoyando mis sueños, son tantos que no mencionaré sus nombres por temor a dejar a alguno fuera.
Al llegar a esta edad debo agradecer a Dios por haberme protegido de los que han querido arrancarme la vida, no hubiese podido sobrevivir sin la ayuda divina del creador.
Aquí doy testimonio de la necesidad de ques sigamos construyendo con nuestro esfuerzo y nuestra acción diaria la sociedad que queremo basada en una justa distribución de las riquezas, una sociedad ética y moral, basada en el amor y la solidaridad.
Domingo Acevedo.
24/11/17
ALBORADA DE MARIPOSAS AZULES
No fui más que un niño que siempre anduvo perdido en sí mismo
en los conucos lejanos del abuelo Ismael
aprendí de la vida todo lo que sé hoy
fueron los potreros del tío Juan mi escuela
y en las lejanas regiones del rocío era donde podía mirarme al espejo
y encontrarme tal cual era
un niño hecho de ceniza y barro
con la mirada torva perdida en el infinito
que escribía todas las tardes en los pergaminos del viento
su historia envejecida en su dolor vegetal
fue toda mi alegría poder correr por el bosque
hasta cansarme y terminar de bruces
entre los arbustos mágicos de las tardes
hablar con los animales y los árboles
pasear en el viento más allá del horizonte
y regresar en las nubes al lugar de donde nunca partí
y encontrarme como siempre arrullado entre los brazos de mis padres
que me cubrían de la lluvia que con su corazón de azucena
iba dejando pedazos de cielo dormidos en mi piel
todas las tardes mi madre y yo nos sentábamos bajo la sombra del gran árbol azul
a mirar como los pájaros ebrios de clorofila
se escondían detrás de las murallas del horizonte
mientras una peregrinación de mariposas
ancladas en los ventanales del ocaso agonizaban en la mirada quimérica de un ángel
hoy no hay más alegría que este canto bajo esta luna de jade
por el camino del alba
las huellas del rocío se evaporan entre los pies descalzos de un sol precoz
que siempre en noviembre pasa de largo a esconderse entre los matorrales atardecidos de la distancia
alborada de mariposas azules
heridas por los puñales del otoño
todas la mañanas en el fogón doña Lola hierve jengibre que ofrece al paladar
para ahuyentar a los duendes del frío
y en algún lugar perdido en la memoria
Cató todavía fábrica con sus manos de ternura
los colores del amanecer
y en un rincón de mi alma
la abuela Mamá Tita recolecta los residuos perdidos de nuestro pasado
muchas veces ella y yo imaginábamos escuchar en la voz destemplada del viento
el lejano sonido de nostálgicas tamboras
grito de guerra
canto de amor
danza que en las noches aún nos libera del peso de una historia amarga
que escribieron con su sangre nuestros abuelos
para que mi voz
quinientos años después pudiera abrir las puertas que el tiempo creyó haber cerrado para siempre
nací en esta tierra que tiene el color del olor del topacio
donde los colores vegetales de la primavera se levantan como una ola
que inunda todos los rincones del bosque de mariposas
que al morir van dejando un rastro efímero de luz
en la mirada azul de la distancia
arco iris coagulado en una lágrima
por el camino real
el tío Alberto regresa de los pastos lejanos
parece flotar sobre la tenue oscuridad del atardecer
la tía Agustina en la ventana lo ve llegar
espera como siempre que él lleve las vacas a los corrales
se dé un baño
vaya a la ventana
le dé un beso
y luego se sienten todos en la mesa a cenar
todavía en las noches
mi padre como un fantasma
se pierde entre las sombras hacia las carboneras
a vigilar los hornos
para que el fuego no consuma los sueños
y así poder derrotar el hambre que acecha entre los resquicios de las horas más largas del verano
primavera insular
caserío perdido junto al bosque del olvido
flamboyán amarillo
anacahuita de cristal
bajo los limoncillos florecidos la tía Tatín con su escoba
arrincona contra los espejos de la tarde
las cenizas que deja el otoño en la mirada de la tía Aurora
que aún busca en su interior el camino de regreso al paraíso que nos robó la modernidad
ignora ella
que morirá arrinconada contra sus sueños
sin volver a ver el sol desde los ventanales primaverales del alba
ARBOL SIN MEMORIA
Manuel
no fue más que un niño endeble y solitario
que tenía la piel del color del camino real
la mirada llena de pájaros azules que picoteaban el alma de la ninfas del bosque
que defecaba flores en los huecos de las carboneras que hacía con sus manos escuálidas
que corría por los caminos grises del invierno
tratando de encontrar en los sueños
los parajes imposibles de la fantasía
su voz tierna como el canto de los ruiseñores
pintaba de mariposas las paredes de las tardes primaverales
y su desnudez la ondeaba el viento más allá de los días lluviosos de mayo
en que la alegría sucumbía al hambre
a veces lo encontraba solitario en las lejanas regiones del rocío
navegando a la deriva en un océano de celias tatuadas en el viento frío del amanecer
lo llamaba
volteaba el rostro
y me arropaba en el lienzo azul triste de su mirada
corría hacia mis brazos
y me abrazaba por largo rato
sentía como su piel afiebrada se derretía en mi piel
luego nos íbamos a los potreros del tío Alberto
atravesábamos los conucos del abuelo Ismael
jugábamos con el viento
hablamos con los pájaros
corríamos felices por las praderas infinitas del medio día
hasta terminar exhaustos debajo de un árbol sin memoria
a veces en el azul más limpio de su inocencia se quedaba dormido
lo veía moverse inquieto
temblar
sonreír
cuando despertaba me contaba que había estado en un hermoso lugar
donde seres luminosos con alas en la espalda jugaban con él
que les dijeron
que pronto estaría con ellos
y que ya nunca más sentiría hambre
ni frío
ni soledad
Manuel
No tuvo más escuela que su corta vida
Sus nueve años sin historia y sin ninguna procedencia
hoy que lo encontré dormido en una carbonera
arropado en su soledad
acurrucado en la nada
me deslumbró su recuerdo
descalzo
semidesnudo
sonriendo siempre
con su tristeza a cuesta
solitario
buscando entre los cubículos del hambre
un poco de agua
una fruta de lastima
un pedazo de pan
en las noches cuando se le hacía tarde
le suplicaba que se quedara con nosotros
no aceptaba
me miraba con toda su ternura acumulada entre sus manos
y se despedía de mí con un abrazo de eternidad
y se alejaba entre las sombras hacia ninguna parte
me quedaba junto al camino abrumado
por una inexplicable sensación de soledad
hasta que él se desvanecía en la distancia
con Manuel compartí la sed
el hambre
la pobreza
el frío
y la desnudez
y sobre todo la alegría infantil de correr
por los bosques memorables de la fantasía y los sueños
Manuel
nunca me dijo donde vivía
cuando le preguntaba
me señalaba con insistencia un lugar perdido en su memoria infantil
el cual yo no vería
ni encontraría
porque ese lugar sólo existía en el deseo que él tenía de tener un hogar
cuando le decía que quería ir a su casa
conocer a sus padres
me miraba azorado
y se alejaba huyendo
ondeando su desnudez en el viento
escurriéndose en los latidos del bosque
ahora que Manuel está muerto
hemos buscado por todas partes su hogar
y sólo hemos encontrado debajo de un gran árbol sin memoria
un lecho de flores y cenizas
donde Manuel todas las noches en su soledad moría de frío y ausencia
EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.
He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó que fueron a pescar tilapias a la laguna de Manganagua, ha sido duro el día en el largo trajinar del hambre, la sequía destruyó toda la cosecha, el monte achicharrado por el sol de julio, resplandece con las primeras estrellas y nuestras miradas se pierden entre las sombras del anochecer, a ver si vemos aparecer a nuestros hermanos por el camino real.
Nos preocupa su tardanza, además el hambre ya hace estragos en nuestros estómagos, en la cocina mamá mantiene el fuego encendido, papá aún no regresa del monte, anda cortando la leña para mañana preparar el horno, han sido largos todos estos días de hambre, no hay maquey, ni yambí, ni guayiga para hacer chola, el monte está desolado, con esta prolongada sequía, hasta las aves se han ido a otros lugares.
Desde aquí puedo ver el fuego de la cocina de Popó Candela, Negra su esposa debe estar haciendo la cena. Imagino a Miguela jugando con las sombras de la noche, más allá de las anacahuitas gemelas, bajo los limoncillos florecidos de eternidad de la tía Tatín.
El orgullo nos impide ir a pedir un poco de comida a las casas ajenas, preferimos morirnos de hambre, inmerso en nuestra soledad. Desde aquí escuchamos las canciones tristes de la vellonera del negocio de Andrés Longo, cierro los ojos y se humedecen los ojos de estrellas.
No sabemos qué horas es, pero presentimos la presencia cercana de nuestros hermanos, oteamos el horizonte, el viento nos trae su olor mezclado con el olor de los pescados, suspiramos tranquilos, ya podemos sentir sus pasos certeros en la oscuridad, silban, para decirnos que ya llegaron, viene felices, cargados de tilapias y jicoteas.
En medio del patio nos abrazamos bajo el cielo infinito de estrellas, mamá sale y también los abraza, nos preparamos debajo de la mata de javey, para quitarles las escamas a los pescados, ellos apartan un poco para llevarlos a sus casas, son muchos no nos lo comeremos todos esta noche. Papá llega, sudoroso, con toda la oscuridad de la noche pegada en la piel, deja a Julia, libre, que se acerca hasta donde nosotros estamos, rebuzna y sacude la cabeza, es su manera de decirnos, yo también estoy aquí, León ladra alegre, juguetea, salta, nos lame las piernas y luego se acomoda en el suelo junto a nosotros.
Después de limpiar los pescados, buscamos un lugar en el patio donde encender una fogata y nos sentamos alrededor de ella, ya mamá hierve los pescados, hace un caldo con sal, ajo y orégano, no hay nada más, pero será suficiente por el día de hoy. Reímos, contamos historias, entonamos canciones ancestrales, León nos mira con asombro y Julia descansa hasta que mi padre la lleve al lugar donde pasa la noche, cerca de la casa debajo de la mata de café cimarrón, ella y León son parte de la familia, después de comer, Felipe, se irá dormir con la tía Aurora y Ñonó, se irá a donde la tía Amantina, ella lo crió desde muy pequeño. Más allá de la alambrada los grillos cantan incesante a las estrella.
Entre mis ojos cabe todo el universo, la noche huele a bosque seco, a luna llena y caldo de pescado, busco el calor de mis dos hermanos mayores, me siento entre los dos y los miro con orgullo, ellos son buenos pescadores y mejores cazadores, un día seré como ellos y podré ir por el monte y llegar más allá de los límites ancestrales y cazar la quimera, para entregarle a mis padres la felicidad eterna.
Mamá nos llama, es hora de comer, entramos a la casa, en la sala la llama de la lamparita jumeadora danza al compás del viento, por momentos parece que se apagará, para luego renacer de sus cenizas como un ave fénix, está sabroso el caldo, sólo que las tilapias tienen muchas espinas hay que comerlas con sumo cuidado para que no se quede una en la garganta, es una pena que no apareció un coco para cocinarlas, nos quedan algunas para mañana y tres sabrosas jicoteas, para los días siguientes, así que podremos invitar a otros vecinos a compartir nuestra comida.
Manuel, mí pequeño y solitario amigo hace rato se fue, tal vez con hambre, imagino que vive allá, muy lejos, donde se ve aquella lucecita distante, él nunca ha querido llevarme a su casa.
Ya comimos, es hora de dormir, Felipe y Ñonó se despiden entre abrazos y sueños y me dicen que mañana temprano me llevarán con ellos a las distantes regiones del norte, a cazar, que me prepare, que pasarán a las seis de la mañana por mí, me voy a la cama feliz, el corazón no me cabe en el pecho, mañana por fin podré ir cazar.
Nosotros conocemos y amamos cada palmo de nuestra tierra, amamos al viento, las nubes, las aves, los árboles, los animales, las mariposas, la lluvia, la primavera que hace florecer al bosque, cada camino tiene un horizonte que termina en nuestros sueños y en definitiva, nuestro amor por la madre tierra, es el amor por la vida, es el amor a Dios que lo ha creado todo tan perfecto.
Para mí lo más importante es que se acerca el día en que podré atravesar los límites ancestrales del monte y atrapar a la quimera, para entregarles a mis padres la felicidad eterna.
Mientras cierro los ojos, escucho los tambores lejanos que invitan para mañana en la noche a bailar en el patio de la abuela Mamá Tita, la danza de la lluvia para conjurar la sequía.

Sueños perdidos en los conucos.
Son las seis de la tarde, detrás de la casa papá prepara su montura. Julia es una burra que nos ha acompañado en un gran trecho de nuestras vidas, ha estado ahí, en las buenas y en las malas, sobre su lomo nos ha llevado por todos los confines de esta tierra y más allá, a la ciudad en donde no hay espacio para los humildes labradores que llenos de harapos por sus calles inhóspitas vendemos nuestros sueños perdidos en los conucos y por las que pregonamos a viva voz: verduuuras, yuuuca, aguaaaaacates, maaaaangos marchanta llevo carbooon, venga marchanta que llevo huevos criollos, para después de vender nuestros productos por miserables monedas, perdernos nuevamente en el monte con todos nuestros sueños a cuesta.
Ya la montura está lista, León juguetea entre nuestras piernas alegre, salta, ladra, mientras Julia nos mira con toda su ternura resumida en sus ojos tristes. No me acuerdo cuando llegó a casa pero la recuerdo de toda la vida, desde siempre, desde que tengo uso de razón.
Estamos detrás de la casa, bajo la mata de capá, mi madre, mi hermano Juancito, y yo, Felipe y Ñonó no sé por dónde andan. Ya mí padre está preparado al lado de Julia, se despide con un gesto de la mano y se monta, yo corro y me aferro con ternura a una de sus piernas y luego me alejo para ver como él, mi padre, se aleja por el camino en sombras a un lugar perdido en el monte, Leon va tras él ladrando y saltando alegre, nosotros nos quedamos parados en medio de la noche hasta que ellos se pierden en la oscuridad.

Allá en un claro del monte mi padre tiene un horno hecho de troncos secos para hacer carbón vegetal, para luego venderlo en la ciudad. Tiene que cuidarlo, por eso es que amanece todas las noches vigilándolo para que no se incendie porque sino en vez de carbón sólo encontrará cenizas.
En la carbonera, a la intemperie dormirá sobre algunos sacos de cabuya que lo cubrirán del frío de la noche y los mosquitos, acompañado de los grillos y las estrellas, las lechuzas y los murciélagos. A su lado León gruñirá a los fantasmas que rondan la soledad de la noche en el monte, él y Julia no desampararán a mi padre por nada del mundo, estarán siempre a su lado protegiéndolo de toda maldad escondida entre el silencio nocturno y la oscuridad.
Mañana tempranito, antes que salga el sol, mi madre, Juancito y yo iremos a encontrarnos con mi padre, les llevaremos un poco de café y algo de comer ya a esa hora el carbón estará listo para llenar cuatro o cincos sacos para acomodarlos en el lomo de Julia y regresar a la casa, para de inmediato mi padre tomar el camino hacia la ciudad y venderlo a algún comerciante para traernos de comer para unos cuantos días.
HOY QUE GUANCHO NO ESTÁ.
Guancho fue uno de los pocos seres humanos con las que compartí retazos de mi vida, no fuimos niños de escuela. Nuestra infancia estaba diseminada por todo el monte, entre los conucos y los potreros, entre la maleza y los árboles perdidos bajo el sol ondulante de la primavera, entre los maizales dorados de mayo y los pastos de la tierra encantada donde, el tío Juan y el tío Alberto, peregrinos del alba, apacentaban sus vacas.
Nuestra infancia todos los días se perdía por los infinitos senderos que recorríamos descalzos detrás de la quimera, ensimismados en las historias que nos contaban los abuelos que prisioneros de una gloria ya perdida en el ocaso de sus vidas todavía viven atrapados en sus sueños.
Hoy que guancho no está, lo recuerdo porque él siempre quiso estar a mi lado, compartir mi soledad y mi tristeza, esa tristeza que él nunca entendió y que me acompañaría por el resto de mi vida. Recuerdo que recorrer el monte era nuestra única obsesión, trepar por los árboles hasta alcanzar las nubes, hacernos invisibles entre las hojas y el viento y perseguir a los viajeros hasta más allá de los límites de nuestras tierras, jugar con las mariposas y los pájaros y después de perseguir inútilmente a los fantasmas de nuestros abuelos por los infinitos senderos de la fantasía, tendernos boca arriba sobre el pasto a soñar con la felicidad, que la abuela Mamá tita nos decía que estaba más allá del horizonte y que nunca, por más buscamos entre la fantasía y los sueños la pudimos encontrar para regresarla a la aldea.
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Domingo Acevedo






























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