jueves, junio 29, 2017

El sol empieza a acrisolar el horizonte

Ya son más de las cuatro de la tarde, el sol empieza a acrisolar el horizonte con sus rayos que se van atenuando con el paso de las horas  vistiendo de colores las nubes que raudas se alejan, huyendo de las sombras.
Por el camino los labriegos regresan de sus conucos, sobre sus hombros cargan el peso amargo de la pobreza. La tierra con esta larga sequia es poco lo que da.
Regresan cansados con sus azadas al hombro, sus machetes en el cinto, con sus sombreros de paja, las camisas sudadas, los pantalones remangados y los pies descalzos.
Julio es un mes árido donde el calor que se eterniza más allá de las noches parece quemarlo todo, hasta los sueños.
Ya hace un rato que el tío Juan de la Rosa y el tío Alberto regresaron de más allá de las lejanas praderas del rocío, se alejaron tanto hacia el oeste buscando pastos que cruzaron las claras aguas de la cañada de Guajimía y llegaron a Manoguayabo, en donde el ganado comió hasta hartarse y después abrevó en las aguas del río Haina.
Son más de las siete  de la noche imagino que ya el abuelo Ismael llegó a su casa, en el km7 de la carretera Sánchez, llevó a Julia donde pasa la noche, se dio un baño, cenó y luego como todas las noches se sentó bajo los limoncillos florecidos de sobras y estrellas, junto  a Mimina, su esposa a ver como se alejan por la carretera Sánchez los pocos carros que pasan rumbo a Haina o San Cristóbal.
En la esperilla, los hombres después de darse un baño y comer algo se van juntando poco a poco en la pulpería de Andrés Longo a tomarse un trago, escuchar canciones en la vellonera y contarse viejas historias repetidas y carcomidas por el tiempo en donde olvidan lo amargo de sus vidas.
Es extraño pero Manuel hoy no ha dado señales de vida no se por donde andará mi solitario amigo.
Hace un rato la tía Eufemia que venía de Manganagua, pasó por casa a saludar a mamá y siguió su camino hacia Borronoso, en donde vive con su familia.

Nosotros como es costumbre nos juntamos en el rancho de la abuela Mamá Tita, en el encontramos a  Ninito que hace un rato  llegó y mientras los adultos conversan en la enramada, nosotros correteamos por el patio, hacemos piruetas, danzamos  y nos hacemos dueños de la noche y construimos con la inocencia los sueños que nos permitirán sobrevivir a la vorágine del hambre.

Domingo Acevedo.

Sueños perdidos en los conucos.


Son las seis de la tarde, detrás de la casa papá prepara su montura. Julia es una burra que nos ha acompañado en un gran trecho de nuestras vidas, ha estado ahí, en las buenas y en las malas, sobre su lomo nos ha llevado por todos los confines de esta tierra y más allá, a la ciudad en donde no hay espacio para los humildes labradores que llenos de harapos por sus calles inhóspitas vendemos  nuestros  sueños perdidos en los conucos y  por las que pregonamos  a viva voz: verduuuras, yuuuca, aguaaaaacates, maaaaangos marchanta llevo carbooon, venga marchanta que llevo huevos criollos, para después de vender nuestros productos por miserables monedas, perdernos nuevamente en el monte con todos nuestros sueños a cuesta.
Ya la montura está lista, León juguetea entre nuestras piernas alegre, salta, ladra, mientras Julia nos mira con toda su ternura resumida en sus ojos tristes. No me acuerdo cuando llegó a casa pero la recuerdo de toda la vida, desde siempre, desde que tengo uso de razón.
Estamos detrás de la casa, bajo la mata de capá, mi madre, mi hermano Juancito, y yo, Felipe y Ñonó no sé por dónde andan. Ya mí padre está preparado al lado de Julia, se despide con un gesto de la mano y se monta, yo corro y me aferro con ternura a una de sus piernas y luego me alejo para ver como él, mi padre, se aleja por el camino en sombras a un lugar perdido en el monte, Leon  va tras él ladrando y saltando alegre, nosotros nos quedamos parados en medio de la noche hasta que ellos se pierden en la oscuridad.
Allá en un claro del monte mi padre tiene un horno hecho de troncos secos para hacer carbón vegetal, para luego venderlo en la ciudad. Tiene que cuidarlo, por eso es que amanece todas las noches vigilándolo para que no se incendie  porque sino en vez de carbón sólo encontrará cenizas.
En la carbonera, a la intemperie dormirá sobre algunos sacos de cabuya que lo cubrirán del frío de la noche y los mosquitos, acompañado de los grillos y las estrellas, las lechuzas y los murciélagos. A su lado León gruñirá a los fantasmas que rondan la soledad de la noche en el monte, él y Julia no desampararán a mi padre por nada del mundo, estarán siempre a su lado protegiéndolo de toda maldad escondida entre el silencio nocturno y la oscuridad.

Mañana tempranito, antes que salga el sol, mi madre, Juancito y yo iremos a encontrarnos con mi padre, les llevaremos un poco de café y algo de comer ya a  esa hora el carbón estará listo para llenar cuatro o cincos sacos para acomodarlos en el lomo de Julia y regresar a la casa, para de inmediato mi padre tomar el camino hacia la ciudad y venderlo a algún comerciante para traernos de comer para unos cuantos días.

Domingo Acevedo.

EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.


He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó que fueron a pescar tilapias a la laguna de Manganagua, ha sido duro el día en el largo trajinar del hambre, la sequía  destruyó toda la cosecha, el monte achicharrado por el sol de julio, resplandece con las primeras estrellas y nuestras miradas se pierden entre las sombras del anochecer, a ver si vemos aparecer a nuestros hermanos    por el camino real.

Nos preocupa su tardanza, además el hambre ya hace estragos en nuestros estómagos, en la cocina mamá mantiene el fuego encendido, papá aún no regresa del monte, anda cortando la leña para mañana preparar el horno, han sido largos todos estos días de hambre, no hay maquey, ni yambí, ni guayiga para hacer chola,  el monte está desolado,  con esta prolongada sequía, hasta las aves se han ido a otros lugares.

Desde aquí puedo ver el fuego de la cocina de Popó Candela, Negra su esposa debe estar haciendo la cena. Imagino a Miguela jugando con las sombras de la noche, más allá de las anacahuitas gemelas,  bajo los limoncillos florecidos de eternidad de la tía Tatín.

El orgullo nos impide ir a pedir  un poco de comida a las casas ajenas, preferimos morirnos de hambre, inmerso en nuestra soledad. Desde aquí escuchamos las canciones tristes de la vellonera del negocio de Andrés Longo, cierro los ojos y se humedecen los ojos de estrellas.

No sabemos que horas es, pero presentimos la presencia cercana de nuestros hermanos, oteamos el horizonte, el viento nos trae su olor mezclado con el olor de los pescados, suspiramos tranquilos, ya podemos sentir sus pasos certeros en la oscuridad, silban, para decirnos que ya llegaron, viene felices, cargados de tilapias y jicoteas.

En medio del patio nos abrazamos bajo el cielo infinito de estrellas, mamá sale y también los abraza, nos preparamos debajo de la mata de javey, para quitarles las escamas a los pescados, ellos apartan un poco para llevarlos a sus casas, son muchos no nos lo comeremos todos esta noche. Papá llega, sudoroso, con toda la oscuridad de la noche pegada en la piel, deja a Julia, libre, que se acerca hasta donde nosotros estamos, rebuzna y sacude la cabeza, es su manera de decirnos, yo también estoy aquí, León ladra alegre, juguetea, salta,  nos lame las piernas y luego se acomoda en el suelo junto a nosotros.

Después de limpiar los pescados, buscamos un lugar en el patio donde encender una fogata y nos sentamos alrededor de ella, ya mamá hierve los pescados, hace un caldo con sal, ajo y orégano, no hay nada más, pero será suficiente por el día de hoy. Reímos, contamos historias, entonamos canciones ancestrales, León nos mira con asombro y Julia descansa hasta que mi padre la lleve al lugar donde pasa la noche, cerca de la casa debajo de la mata de café cimarrón, ella y León son parte de la familia, después de comer, Felipe, se irá  dormir con la tía Aurora y Ñonó, se irá a donde la tía Amantina, ella  lo crió desde muy pequeño. Más allá de la alambrada los grillos cantan incesante a las estrella.

Entre mis ojos cabe todo el universo, la noche huele a bosque seco, a luna llena y caldo de pescado, busco el calor de mis dos hermanos mayores, me siento entre  los dos y los miro con orgullo, ellos son  buenos pescadores y mejores cazadores,  un día seré como ellos y podré ir por el monte y  llegar más allá de los límites ancestrales y cazar la quimera, para entregarle a mis padres la felicidad eterna.

Mamá nos llama, es hora de comer, entramos a la casa, en la sala la llama de la lamparita jumeadora danza al compás del viento, por momentos parece que se apagará, para luego renacer de sus cenizas como un ave fénix,  está sabroso el caldo, sólo que las tilapias tienen muchas espinas hay que comerlas con sumo cuidado para que no se quede una en la garganta, es una pena que no apareció un coco para cocinarlas, nos quedan algunas para mañana y tres sabrosas  jicoteas, para los días siguientes, así que podremos invitar a otros vecinos  a compartir  nuestra comida.

Manuel, mí pequeño y solitario amigo hace rato se fue, tal vez con hambre, imagino que vive allá, muy lejos, donde se ve aquella lucecita distante, él nunca ha querido llevarme a su casa.

Ya comimos, es hora de dormir, Felipe y Ñonó se despiden entre abrazos y sueños y me dicen que mañana temprano me llevarán con ellos a las distantes regiones del norte, a cazar, que me prepare, que pasarán a las seis de la mañana por mí, me voy a la cama feliz, el corazón no me cabe en el pecho, mañana por fin  podré ir cazar.

Nosotros conocemos y amamos cada palmo de nuestra tierra, amamos al viento, las nubes, las aves, los árboles, los animales, las mariposas, la lluvia, la primavera que hace florecer al bosque,  cada camino tiene un  horizonte  que termina en nuestros sueños y en definitiva, nuestro amor por la madre tierra, es el amor por la vida, es el amor a Dios que lo ha creado todo tan perfecto.

Para mí lo más importante es que se acerca el día en que podré atravesar los límites ancestrales del monte y atrapar a la quimera, para entregarles a mis padres la felicidad eterna.  

Mientras cierro los ojos, escucho los tambores lejanos que invitan para mañana en la noche a bailar en el patio de la abuela Mamá Tita, la danza de la lluvia para conjurar la sequía.

Domingo Acevedo.

La Geografía de los muertos: los mapas de fosas comunes en Colombia

[alai-amlatina] Alainet.org Al Día - 29/06/17

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miércoles, junio 28, 2017

Teoría del universo bio céntrico.

por Robert Lanza01 Mayo 2009
del Sitio Web DiscoverMagazine



Adaptado del libro
'Biocentrism: How Life and Consciousness
Are the Keys to Understanding
the True Nature of the Universe',
por Robert Lanza with Bob Berman,
publicado en Mayo 2009.





El gurú de las células madre, Robert Lanza,
presenta una visión radicalmente nueva del universo y todo lo que contiene. 
NASA / ESA / A. Schaller (para STScI)




Cuanto más lejos miramos en el espacio, más nos damos cuenta de que la naturaleza del universo no puede entenderse plenamente mediante la inspección de las galaxias espirales o viendo supernovas distantes. Se encuentra más profundo. Nos involucra a nosotros mismos.

Esta visión entró  en enfoque un día mientras uno de nosotros (Lanza) estaba caminando por el bosque.

Mirando hacia arriba, vio una enorme tela de araña orbe dorado atada a las ramas superiores. Allí, la criatura estaba sentada en un solo hilo, extendiendo la mano a través de su telaraña para detectar las vibraciones de un insecto atrapado tratando de escapar.

La araña escaneaba su universo, pero más allá de toda esa rueda de telaraña era incomprensible. El observador humano parecía tan lejano a la araña como objetos telescópicos nos parecen a nosotros.

Sin embargo, había algo afín: Nosotros, los humanos, también, nos encontramos en el corazón de una gran red de espacio y tiempo cuyos hilos están conectados de acuerdo a las leyes que habitan en nuestras mentes.
  • ¿Es posible la red sin la araña?
  • ¿Son el espacio y el tiempo objetos físicos que seguirían existiendo aunque las criaturas vivientes fueran retirados de la escena?
Identificar la naturaleza del mundo real ha obsesionado a científicos y filósofos durante milenios.

Hace trescientos años, el empírico irlandés George Berkeley  aportó una observación particularmente clarividente: Lo único que podemos percibir son nuestras percepciones. En otras palabras, la conciencia es la matriz sobre la que se aprehende el cosmos.

El color, sonido, temperatura, y similares sólo existen como percepciones en nuestra cabeza, no como esencias absolutas. En el más amplio sentido, no podemos estar seguros de un universo fuera para nada.

Durante siglos, los científicos consideraron el argumento de Berkeley como un espectáculo filosófico y continuaron construyendo modelos físicos basados ​​en la hipótesis de un universo separado "allá afuera" al cual hemos llegado, cada uno individualmente. Estos modelos suponen la existencia de una realidad esencial que prevalece con nosotros o sin nosotros.

Sin embargo, desde la década de 1920, los experimentos de física cuántica rutinariamente han demostrado lo contrario: los resultados no dependen de si alguien está observando.

Esto está más vívidamente ilustrado por el famoso experimento de la doble rendija. 

Cuando alguien ve una partícula subatómica o un poco de luz pasar a través de las hendiduras, la partícula se comporta como una bala, pasando a través de un agujero o del otro. Pero si nadie observa la partícula, muestra el comportamiento de una onda que puede habitar todas las posibilidades - incluyendo de alguna manera pasar a través de ambos agujeros al mismo tiempo.

Algunos de los más grandes físicos han descrito estos resultados tan confusamente que son imposibles de comprender plenamente, más allá del alcance de la metáfora, la visualización y el lenguaje mismo.

Pero hay otra interpretación que hace sensible. En lugar de asumir una realidad que es anterior a la vida e incluso la crea, se propone una imagen biocéntrica de la realidad.

Desde este punto de vista, la vida - sobre todo la conciencia - crea el universo, y el universo no podría existir sin nosotros.




JUGANDO CON LA LUZ

La mecánica cuántica es el modelo más preciso de los físicos para describir el mundo del átomo.

Pero también hace que algunos de los argumentos más persuasivos, que la percepción consciente es integral para el funcionamiento del universo. La teoría cuántica nos dice que un pequeño objeto no observado (por ejemplo, un electrón o un fotón - una partícula de luz) sólo existe en un estado borroso, imprevisible, sin un lugar bien definido o movimiento hasta el momento en que se observa. 


Los físicos describen la condición fantasma, aún-no-manifestada,  como una función de onda, una expresión matemática utilizada para calcular la probabilidad de que una partícula aparezca en cualquier lugar determinado.

Cuando una propiedad de un electrón cambia de pronto de posibilidad a realidad, algunos físicos dicen que su función de onda  ha colapsado.

¿Qué logra esto colapso? Jugar con él. Golpearlo con un poco de luz para tomar su imagen. Con solo mirarlo se hace el trabajo.

Los experimentos sugieren que el mero conocimiento en la mente del experimentador es suficiente para colapsar la función de onda y convertir posibilidad a la realidad. Cuando las partículas se crean como un par - por ejemplo, dos electrones en un solo átomo que se mueven o giran juntos - los físicos lo llaman entrelazado.

Debido a su íntima conexión, las partículas entrelazadas comparten una función de onda. Cuando medimos una partícula y, por tanto colapsar su función de onda, la función de la otra partícula de onda colapsa de forma instantánea también.

Si un fotón se observa de tener una polarización vertical (sus ondas todas moviéndose en un plano), el acto de observación causa que el otro pase instantáneamente de ser una onda de probabilidad indefinida a un fotón real con polaridad opuesta, horizontal - incluso si los dos fotones desde entonces se han movido lejos uno del otro.

En 1997, el físico la Universidad de Ginebra, Gisin Nicolas envió dos fotones entrelazados incrementándose a lo largo de fibras ópticas hasta siete kilómetros de distancia. Un fotón entonces golpeó un espejo de dos vías donde tuvo una opción: o bien rebotar o atravesarlo. Los detectores registraron lo que hicieron al azar.

Pero sea cual sea la acción que tomó, su gemela entrelazada siempre realizó la acción complementaria.

La comunicación entre los dos ocurrió al menos 10,000 veces más rápido que la velocidad de la luz. Parece que las noticias cuánticas viajan instantáneamente, sin ser limitadas por ninguna restricción externa - ni siquiera la velocidad de la luz.

Desde entonces, otros investigadores han duplicado y refinado el trabajo de Gisin. Hoy en día nadie cuestiona la naturaleza inmediata de esta conexión entre los bits de luz o materia, o incluso de grupos enteros de átomos.

Antes de estos experimentos, la mayoría de los físicos creían en un universo objetivo e independiente. Ellos todavía se aferraban a la suposición de que los estados físicos existen en un sentido absoluto antes de ser medidos.

Todo esto se ha ido para siempre.




LUCHANDO CON 'RICITOS DE ORO'

La extrañeza de la realidad cuántica está lejos de ser el único argumento contra el viejo modelo de la realidad.

También está la cuestión de ajustar el cosmos. Muchos rasgos fundamentales, fuerzas y constantes físicas - como la carga del electrón o la fuerza de gravedad - que pareciera como si todo lo relacionado con el estado físico del universo fuera hecho a la medida de la vida.     

Algunos investigadores llaman a esta revelación, el principio de Goldilocks (ricitos de oro), porque el cosmos no es "demasiado esto" o "demasiado aquello" sino "lo necesario" para la vida.

Por el momento sólo hay cuatro explicaciones para este misterio. Las dos primeras nos dan poco con qué trabajar desde una perspectiva científica. Una de ellas es simplemente argumentar a favor de una coincidencia increíble. Otra es la de decir: "Dios lo hizo", lo cual no explica nada, aún si fuera cierto.

La tercera explicación invoca un concepto llamado principio antrópico, primero articulado por el astrofísico de Cambridge, Brandon Carter en 1973.

Este principio sostiene que debemos encontrar las condiciones adecuadas para la vida en nuestro universo, porque si tal vida no existe, no estaríamos aquí para encontrar esas condiciones. Algunos cosmólogos han tratado de casarse con el principio antrópico con las recientes teorías que sugieren que nuestro universo es sólo uno de una vasta multitud de universos, cada uno con sus propias leyes físicas.

A través de puros números, entonces, no sería de extrañar que uno de estos universos tuviera las cualidades necesarias para la vida. Pero hasta ahora no hay evidencia directa alguna para otros universos.

La última opción es el biocentrismo, que sostiene que el universo es creado por la vida y no al revés.

Esto tiene una explicación y la extensión del principio antrópico participativo descrito por el físico John Wheeler, un discípulo de Einstein, que es quién acuñó los términos agujero de gusano  y agujero negro.




BUSCANDO EL ESPACIO Y EL TIEMPO

Incluso los elementos más fundamentales de la realidad física, el espacio y el tiempo, apoyan firmemente una base biocéntrica para el Cosmos.

De acuerdo con el biocentrismo, el tiempo no existe independientemente de la vida que lo observa. La realidad del tiempo ha sido cuestionada por una extraña alianza de filósofos y físicos. Los primeros sostienen que el pasado no existe más que como idea en la mente, que a su vez son eventos neuroeléctricos que ocurren estrictamente en el momento presente.

Los físicos, por su parte, tienen en cuenta que todos sus modelos de trabajo, desde las leyes de Isaac Newton a través de la mecánica cuántica, en realidad no describen la naturaleza del tiempo. 

El punto real es que no se necesita ninguna entidad real de tiempo, ni desempeña un papel en cualquiera de sus ecuaciones. Cuando hablan del tiempo, inevitablemente lo describen en términos de cambio.

Pero el cambio no es lo mismo que el tiempo.

Para medir la posición precisa de cualquier cosa, en cualquier instante dado, es bloquear esa cosa en un marco estático de su movimiento, como en el marco de una película. Por el contrario, tan pronto como se observe un movimiento, no se puede aislar un marco, porque el movimiento es la suma de muchos fotogramas. 

La nitidez en un parámetro induce borrosidad en el otro. Imagínese que usted está viendo una película de un torneo de tiro con arco. Un arquero dispara y la flecha vuela. La cámara sigue la trayectoria de la flecha del arco del arquero hacia el blanco.

De repente, el proyector se detiene en un solo fotograma de una flecha inmóvil. Te quedas mirando la imagen de una flecha en pleno vuelo. La pausa en la película le permite conocer la posición de la flecha con gran exactitud, pero ha perdido toda la información acerca de su impulso. En ese marco no se va a ninguna parte, su trayectoria y la velocidad ya no son conocidas.

Esa falta de claridad nos lleva de nuevo al principio de incertidumbre de Heisenberg, que describe sobre cómo, midiendo la posición de una partícula subatómica inherentemente hace borroso su momento y viceversa.

Todo esto tiene sentido desde una perspectiva biocéntrica.

Todo lo que percibimos está activa y repetidamente siendo reconstruido en el interior de nuestras cabezas, en un torbellino organizado de información. El tiempo en este sentido puede definirse como la suma de estados espaciales que ocurren dentro de la mente.

Entonces, ¿qué es real? Si la siguiente imagen mental es diferente de la anterior, entonces es diferente, y punto. Podemos conceder que cambie los la palabra tiempo, pero eso no quiere decir que sea una matriz realmente invisible en la que se producen cambios.

Esa es sólo nuestra propia manera de dar sentido a las cosas. Vemos envejecer  y  morir a nuestros seres queridos y se supone que una entidad externa llamada tiempo es responsable del crimen.

Hay una intangibilidad peculiar al espacio, también. No podemos recogerlo y llevarlo al laboratorio. Al igual que el tiempo, el espacio no es ni físico ni fundamentalmente real en nuestra opinión. Más bien, es un modo de interpretación y comprensión. Es parte de software mental de un animal que moldea las sensaciones en objetos multidimensionales.

La mayoría de nosotros todavía piensa como Newton, en relación con el espacio como una especie de recipiente grande que no tiene paredes. Pero nuestra noción del espacio es falsa.

¿Contamos las formas?
  1. Las distancias entre los objetos mutan, dependiendo de condiciones como la gravedad y la velocidad, como descritas por la relatividad de Einstein, de modo que no hay distancia absoluta entre nada y cualquier otra cosa
  2. El espacio vacío, tal como es descrito por la mecánica cuántica, no es, de hecho, vacío, sino lleno de potenciales partículas y campos.
  3. La teoría cuántica incluso pone en duda la idea de que los objetos distantes están verdaderamente separados, ya que las partículas entrelazadas pueden actuar al unísono, incluso si están separadas por el ancho de la galaxia



ABRIENDO LA JAULA

En la vida cotidiana, el espacio y el tiempo son ilusiones peligrosas.

Surge un problema sólo porque, al tratar estas cosas como fundamentales e independientes, la ciencia toma un punto de partida totalmente erróneo para las investigaciones sobre la naturaleza de la realidad.

La mayoría de los investigadores todavía creen que pueden construir a partir de un lado de la naturaleza, la física, sin el otro lado, los vivos.

Por inclinación y entrenamiento, estos científicos están obsesionados con descripciones matemáticas del mundo. Si tan sólo, después de salir del trabajo, miraran con la misma seriedad sobre un estanque y observaran los cardúmenes de peces pequeños subiendo a la superficie. Los peces, patos y cormoranes, remando más allá, son parte de la respuesta mayor.    

Recientes estudios cuánticos ayudan a ilustrar lo que es una nueva ciencia biocéntrica.

Hace apenas unos meses, Nicolas Gisin anunció una nueva vuelta de tuerca en su experimento de enredo, en este caso, cree que los resultados podrían ser visibles a simple vista. En la Universidad de Viena, el trabajo de Anton Zeilinger con enorme moléculas llamadas buckyballs empuja la realidad cuántica más cerca del mundo macroscópico.

En una emocionante extensión de este trabajo - propuesto por Roger Penrose, el renombrado físico de Oxford - no sólo la luz sino un pequeño espejo que refleja formar parte de un sistema cuántico enredado, uno que es mil millones de veces más grande que una bola hueca. Si el experimento propuesto termina confirmando idea de Penrose, también confirmaría que los efectos cuánticos se aplican a objetos a escala humana.

El biocentrismo debe abrir las jaulas en las que se ha confinado a sí misma la ciencia occidental. Permitir que el observador dentro de la ecuación debería abrir nuevos enfoques para comprender la cognición, desde desentrañar la naturaleza de la conciencia hasta desarrollar máquinas pensantes que experimenten el mundo de la misma manera que nosotros lo hacemos.

El biocentrismo también debe proporcionar bases sólidas para la resolución de problemas relacionados con la física cuántica y el Big Bang.

Aceptando espacio y tiempo como formas de percepción sensorial animal (es decir, como biológica), en lugar de como objetos físicos externos, ofrece una nueva manera de entender todo, desde el micromundo (por ejemplo, la razón de resultados extraños en el experimento de doble rendija ) a fuerzas y leyes constantes que dan forma al universo.

Como mínimo, debería ayudar a detener este tipo de esfuerzos sin salida esfuerzos como la teoría de las cuerdas .

Por encima de todo, el biocentrismo ofrece una forma más prometedora para reunir a toda la física, ya que los científicos han estado tratando de hacer esto desde las fallidas teorías de los campos unificados de Einstein hace ocho décadas.

Hasta que reconozcamos el papel fundamental de la biología, nuestros intentos por unificar realmente el universo seguirán siendo un tren hacia ninguna parte.


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