jueves, diciembre 25, 2014

Rescatemos el legado de Pedro Henríquez Ureña.

Pedro Henríquez Ureña

Pedro Henríquez Ureña
Pedro Henríquez Ureña.jpg
Ureña en Argentina días antes de su muerte (1946)
Nombre de nacimientoNicolás Federico Henrí­quez Ureña (nombre real)
Nacimiento29 de junio de 1884
Santo DomingoBandera de la República Dominicana República Dominicana
Defunción11 de mayo de 1946
(61 años)
Buenos AiresArgentina
Seudónimo«E.P. Garduño»
OcupaciónEscritorfilólogocrítico, periodista
Período1905 - 1945
Lengua maternaEspañol
GéneroEnsayo
MovimientosModernismo
CónyugeIsabel Lombardo Toledano
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Pedro Henríquez Ureña (29 de junio de 1884 - 11 de mayo de 1946) fue un intelectualfilólogocrítico y escritor dominicano.

Primeros años[editar]

Sus padres fueron dos prominentes intelectuales: Salomé Ureña, la granpoetisa dominicana, y Francisco Henríquez y Carvajalmédicoabogado,escritorpedagogo dominicano; su abuelo, Nicolás Ureña de Mendoza,costumbrista y político dominicano.
Su ambiente familiar estuvo marcado por la presencia de Eugenio María de Hostos, reformador de la enseñanza y luchador independentistapuertorriqueño que hizo del país dominicano el suyo. A su tío Federico lo llamó José Martí «hermano», en su célebre carta de despedida de 1895. Desde niño Pedro mostró interés por la literatura. Tal pasión fue compartida por dos de sus hermanos, Maximiliano y Camila, quienes luego desarrollarían una amplia labor en el campo de la pedagogía y la investigación literaria en Cuba, los Estados Unidos y Puerto Rico, entre otros países.

Emigración[editar]

Tras completar los estudios secundarios, marchó a los Estados Unidos, comenzando así un largo periplo que lo alejaría del solar nativo, casi durante todo el tiempo que le restaba de existencia. Fue profesor universitario en México (1906 - 1913), Estados Unidos, donde estuvo entre 1915 y 1916Argentina donde se vinculó a la revista Sur, de Victoria Ocampo y fueacadémico de Letras, EE.UU. otra vez, y República Dominicana.

Influencia en las letras argentinas[editar]

Pedro Henríquez Ureña
Su biografía y su relación con la cultura argentina carecen de una representación nítida en la imaginación argentina. Acerca de esta ausencia -podría afirmarse, indolencia y desaprensión, más ignorancia- Borges hipotetizó:
Yo tengo el mejor recuerdo de Pedro (...) él era un hombre tímido y creo que muchos países fueron injustos con él. En España, si lo consideraban, pero como indiano; un mero caribeño. Y aquí en Buenos Aires, creo que no le perdonamos el ser dominicano, el ser, quizás mulato; el ser ciertamente judío -el apellido Henríquez, como el mío, es judeo-portugués-. Y aquí él fue profesor adjunto de un señor, de cuyo nombre no quiero acordarme; que no sabía nada de la materia, y Henríquez -que sabía muchísimo- tuvo que ser su adjunto. No pasa un día sin que yo lo recuerde....
Ernesto Sabato, que también declara el ascendiente y magisterio sobre él del eximio dominicano, evoca en Antes del fin:
Se me cierra la garganta al evocarlo, esa mañana en que vi entrar a ese hombre silencioso, aristócrata en cada uno de sus gestos (...) Aquel ser superior tratado con mezquindad y reticencia por sus colegas, con el típico resentimiento del mediocre, al punto que jamás llegó a ser profesor titular de ninguna Facultad de Letras de Argentina.
Aún así, Ureña desplegó un papel decisivo en la vida académica argentina, que comenzó el año de su llegada al país, en1924. Primero en la Universidad de La Plata con el filósofo socialista Alejandro Korn, Raimundo Lida, el historiador José Luis Romero y el ensayista Ezequiel Martínez Estrada-, un año después junto al filólogo español Amado Alonso, quien invita a Ureña a trabajar en el Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas, en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. Así con Ureña (y con Alonso en menor medida), entran al país los estudios hispanoamericanistas, filológicos, estilísticos y lingüísticos; métodos colocando al texto en el centro del análisis.
En 1925 obtiene una cátedra en el terciario no universitario Instituto Nacional del Profesorado Joaquín V. González.
A través de su relación con Rosa OliverMartínez EstradaEduardo Mallea y José Bianco y sus trabajos en Sur (su colaboración de 1942 en la publicación de Victoria Ocampo dictamina y justifica, por primera vez, el rango único de la obra de Borges en la literatura argentina), Ureña participa activamente en la construcción y modelado del universo cultural argentino, en los años 1930 y 1940.

Constructor cultural argentino[editar]

Al arribar al puerto de Buenos Aires, en 1924, Los Henríquez -su esposa, Isabel Lombardo Toledano y su pequeña hija Natacha- se alojan en una pensión de la calle Bernardo de Irigoyen, a pocas cuadras de la estación de trenes de Constitución. En los años sucesivos, Ureña concurre diariamente a Constitución para ir a la ciudad de La Plata (a 55 km) al término de sus clases en Buenos Aires. Es la misma estación, en un vagón, que Ureña súbitamente se desplomaría para morir.
Borges vuelve, en un prólogo y en un relato, y en diversas entrevistas, sobre la secuencia fatal que comprendió un radio de quince cuadras que Ureña recorrió desde la Editorial Losada (supervisaba una edición de una elección de clásicos) hasta la Estación Constitución, donde, sin agonía, moriría. Max Ureña, hermano de Pedro y también riguroso intelectual hispanista, escribió sobre el deceso repentino:
Apresuradamente se encaminó a la Estación de FF.CC. que lo conduciría a La Plata. Llegó al andén cuando el tren arrancaba y corrió para subir. Lo logró. Un compañero, el profesor Cortina, le hizo señas de un asiento vacío a su lado. Cuando iba a ocuparlo, se desplomó sobre él. Inquieto, Cortina al oír estertores, lo sacudió. No obtuvo respuesta, dando la voz de alarma. Un profesor de Medicina que iba en el tren, lo examinó y, con gesto de impotencia, diagnosticó el óbito.
También, Max, corriendo apresurado -llegaba tarde a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras- falleció súbitamente en la escalinata de la casa de estudios.
Borges, prologando el volumen Obras Críticas de Henríquez Ureña, ofreció una versión de su muerte. Fue un recuerdo personal de un diálogo con el ensayista, pocos días antes de su muerte. Sin más, Borges hace jugar el vaticinio:
Yo había citado una página de Quincey, donde describe que el temor a la muerte súbita es una invención de la fe cristiana.
Ureña le contestó con otra figura de la muerte repentina repitiendo un terceto de la Epístola moral a Fabio, de Andrés Fernández de Andrada:
¿Sin la templanza viste tu perfecta
alguna cosa? ¡Oh muerte, ven callada
como sueles venir en la saeta!
Borges prosigue: «Después recordé, que morir sin agonía es una de las felicidades que la sombra de Tiresias promete aUlises». Y finaliza «No se lo pude decir a Pedro, porque a los pocos días murió bruscamente en un tren, como si alguien -el Otro- hubiera estado esa noche escuchándonos».

Otra evocación de Borges[editar]

«Tengo la impresión de que Henríquez Ureña -claro que es absurdo decir eso- de que él había leído todo, Todo. Y al mismo tiempo, que él no usaba eso para abrumar en la conversación. Era un hombre muy cortés, y -como los japoneses- prefería que el interlocutor tuviera razón, lo cual es una virtud bastante rara, sobre todo en este país, ¿no?».

Fuentes[editar]

  • El oro de los tigres, Jorge Luis Borges, (Art. «El sueño de Pedro Henríquez Ureña»), Emecé, 1972, p. 133
  • Antes del Fin, Ernesto Sabato, Seix Barral, 1988
  • Apologías y rechazos, Ernesto Sabato (Art. «Pedro Henríquez Ureña»), Seix Barral, 1977, pp. 53 a 77.

Pensamiento[editar]

Su obra crítica se caracteriza por la amplitud de los temas tratados y su ferviente deseo de demostrar la unidad e independencia espiritual de América. A este respecto se pueden citar: Seis ensayos en búsqueda de nuestra expresión(1928), Apuntaciones sobre la novela en América (1927) y Sobre el problema del andalucismo dialectal de América (1937).
Al respecto es válido citar Ernesto Sabato, quien fue alumno suyo en el colegio secundario dependiente de la Universidad de La Plata y quien años más tarde, en 1940, retomó sus relaciones con él:
«Este hombre que alguien llamó peregrino de América (y cuando se dice América en relación a él debe entenderse América Latina, esa teórica América total que la retórica de las cancillerías ha puesto de moda, por motivos menos admirables), tuvo dos grandes sueños utópicos; como San Martín y Bolívar, el de la unidad en la Magna Patria; y la realización de la Justicia en su territorio, así con mayúscula».
«Su vida entera se realizó, así como su obra, en función de aquella utopía latinoamericana. Aunque pocos como él estaban dotados para el puro arte y para la estricta belleza, aunque era un auténtico scholar y hubiera podido brillar en cualquier gran universidad europea, casi nada hubo en él que fuese arte por el arte o pensamiento por el pensamiento mismo. Su filosofía, su lucha contra el positivismo, sus ensayos literarios y filológicos, todo formó parte de sus silenciosa batalla por la unidad y por la elevación de nuestros pueblos».

Vida personal[editar]

Pedro estuvo casado con la mexicana de ascendencia italiana Isabel Lombardo Toledano (hermana de Vicente Lombardo Toledano) con quien tuvo dos hijas: Natacha y Sonia Henríquez Lombardo. Su abuelo paterno, Noel Henríquez Altías (1813–?), era un judío sefardí nacido en Curazao y descendiente de judíos expulsados de España que emigraron aHolanda.1 Su abuela paterna, Clotilde Carvajal Fernández (1819–1873), era hija del cubano Salvador Carvajal y la dominicana de ascendencia taína Juana Fernández, descendiente de los últimos indígenas que permanecieron en el dominio concedido al cacique Enriquillo.1

Ancestros[editar]

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8. Juan José Henríquez
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4. Noel Henríquez Altías (n. 1813)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9. Clemencia Altías
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2. Francisco Hilario Henríquez y Carvajal(1859–1935)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
10. Salvador Carvajal
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5. Clotilde Carvajal Fernández (1819–1873)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
11. Juana Fernández
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1. Pedro Nicolás Federico Henríquez Ureña
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
24. Carlos de Ureña
 
 
 
 
 
 
 
12. Francisco Ureña Mañón
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25. Catalina Mañón
 
 
 
 
 
 
 
6. Nicolás Ureña de Mendoza (1822–1875)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
26. José Valerio de Mendoza
 
 
 
 
 
 
 
13. Ramona de Mendoza
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3. Salomé Ureña Díaz (1850–1897)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
28. Ignacio Díaz
 
 
 
 
 
 
 
14. Pedro Díaz de Castro
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
29. Teresa de Castro Mañón
 
 
 
 
 
 
 
7. Gregoria Díaz de León (1819–1914)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
30. Domingo de León y Fajardo
 
 
 
 
 
 
 
15. Teresa de León y la Concha
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
31. María Florentina de la Concha y Hurtado de Mendoza
 
 
 
 
 
 

Distinciones[editar]

Se distinguió como crítico literarioensayistaperiodista, y prosista de gran vuelo. Es considerado uno de los humanistas más importantes de América Latina en el siglo XX. Su hija Sonia Hernández Ureña dejó plasmados recuerdos de la vida de su padre en Pedro Henríquez Ureña: Apuntes para una biografía (México, 1993). A su vez, Enrique Zuleta Álvarez escribió su biografía Pedro Henríquez Ureña y su tiempo. Vida de un hispanoamericano universal (1997). El cirujano René Favaloro lo evocó en su libro Don Pedro y la educación (1994).
La Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), de República Dominicana, lleva su nombre.

Obras[editar]

  • Horas de estudio (1910, París)
  • Nacimiento de Dionisios (1916)
  • En la orilla: mi España (1922)
  • La utopía de América (1925)
  • Apuntaciones sobre la novela en América (1927)
  • Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928)
  • La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1936)
  • Sobre el problema del andalucismo dialectal de América (1937)
  • Plenitud de España (1940)
  • Corrientes Literarias en la América Hispana (1941)
  • El español en Santo Domingo (1940)

Ediciones críticas[editar]

  • Historia cultural y literaria de la América hispánica. Edición de Vicente Cervera. Verbum, Madrid, 2009

Referencias[editar]

  1. ↑ Saltar a:a b Jaime Read (23 de agosto de 2010). «Familias capitaleñas: Los Henríquez» (en español)Cápsulas Genealógicas (Santo Domingo: Hoy) (1/3). Consultado el 3 de febrero de 2014. «Este apellido se origina en la península Ibérica, tanto en Portugal como en España, de familias judías sefardíes que marcharon posteriormente hacia el norte, llegando a Holanda, a raíz de la expulsión de judíos luego de la Reconquista. De allí parten hacia las colonias neerlandesas del Caribe, llegando a Curazao. En la República Dominicana, el tronco de esta familia fue Noel Henríquez Altías (n. 25 diciembre de 1813), natural de Curazao (...) Se dice que Clotilde Carvajal, por el lado materno, tenía sangre de los últimos indios dominicanos que permanecieron en la población de Boyá, en el dominio concedido al cacique Enriquillo.».

Enlaces externos[editar]

miércoles, diciembre 24, 2014

espejismo de luna llena · Estadísticas › Público 17/12/2014 11:00 – 24/12/2014 10:00

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Bases del II Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador

Navidad.




Navidad
sangre de distancia
muerta
sueños de luces
fantasía de colores
ruidos
y risas
y aquí
en nuestra mesa
y
yo
simplemente
compartimos
la desnudez
del hambre



 Domingo Acevedo.


martes, diciembre 23, 2014

Las fiestas navideñas son una falsa.

Las fiestas navideñas  son una falsa.

Las fiestas navideñas  son una falsa, como es falso el deseo de felicidad que casi todo el mundo manda y desea  los demás,  porque en esta época es donde más las personas que no tienen nada sufren porque económicamente no pueden ponerse a la altura del consumo que exige la época.

Una de cada siete persona en el mundo pasa hambre, eso quiere decir que mil millones de seres humanos todos los días se va a la cama sin comer nada, por la iniquidad de los países poderosos  que en su afán de acumular riquezas explotan a los países más débiles y destruyen la vida y el medio ambiente.

Es por eso que esta época llena de hipocresía no tiene ningún significado para mí, pero  si usted es feliz, fantástico, pero no se olvide que posiblemente a su lado existan personas que en esos días en donde la opulencia ofende la dignidad,  no tienen un pedazo de  pan para mitigar el hambre de sus hijos.
Domingo Acevedo.

23/12/14

Los planetas, como regalo de Navidad


22 de diciembre de 2014: Según el calendario, Navidad es el jueves 25 de diciembre. Para quienes observan el cielo desde el patio trasero, sin embargo, todo comienza antes. Su regalo de Navidad serán los planetas; y el espectáculo se inicia el 22 de diciembre.
El lunes anterior a la Navidad, cuando el Sol descienda, Venus y una Luna creciente súper delgada aparecerán desde el profundo crepúsculo, uno al lado del otro. Usted deberá tener una vista nítida del horizonte occidental para poder apreciarlos. El par estará cerca del Sol y, en consecuencia, se lo verá muy bajo en el cielo del atardecer.
splash
Una noche ideal para observar los “planetas de la Navidad” es la del 24 de diciembre, cuando la Luna pase por Marte. Los lectores que tengan telescopios pueden intentar buscar al cometa 15P/Finlay, de magnitud 9, el cual pasará únicamente a una fracción de grado de Marte en la víspera de Navidad. En la imagen superior, se muestra el cielo del sudoeste justo después del atardecer, el 24 de diciembre de 2014. Ver más mapas del cielo: diciembre 22232425, en idioma inglés
Si le cuesta hallarlos debido al resplandor del crepúsculo, intente observar en dirección Oeste-Sudoeste con los binoculares. La luz brillante de Venus y el borde nítido de la Luna creciente son una imagen digna de observar a través de la óptica.
Vaya afuera el martes 23 de diciembre por la noche. Dos noches antes de Navidad, encontrará que la Luna creciente estará mucho más alta y que será más fácil verla que la noche anterior. Ahora forma el punto central de una línea curva entre Marte y Venus.
La distribución en el cielo es hermosa, pero no más que la Luna misma. Mire en el interior de los “cuernos” de la medialuna que forma Luna; verá una imagen fantasmagórica de la Luna llena. Ese es el “Brillo de la Tierra” (la luz del Sol que se refleja desde las nubes de nuestro propio planeta hacia la Luna), que ilumina el terreno lunar oscuro y polvoriento. Algunas personas dicen que una Luna creciente con el Brillo de la Tierra es la vista más hermosa que existe en el cielo. Usted lo dirá.
Auroras Underfoot (signup)
El miércoles 24 de diciembre por la mañana, la Luna creciente se trasladará todavía más alto en el cielo para brindarnos una conjunción navideña con el planeta Marte. Si hay un objeto cilíndrico debajo de su árbol de Navidad, desenvuélvalo ahora. Usando un telescopio, puede ver el disco rojizo de Marte a solo unos pocos grados de las montañas y de los mares de lava endurecida de la Luna.
Durante la noche de Navidad, el 25 de diciembre, el espectáculo llega a su fin con una alineación final: la Luna, Marte, Venus y, si usted tiene una vista muy nítida del horizonte occidental, Mercurio, emergiendo desde el brillo del Sol.
Extra: Si ese telescopio era un GOTO, configure las coordenadas del cometa 2014 Q2, que fue descubierto hace apenas unos pocos meses por el cazador de cometas Terry Lovejoy, de Australia. Las noches cercanas a Navidad, el cometa “Q2”, como algunos lo llaman, resplandecerá justo al sur de Cirio, la Estrella del perro, produciendo un brillo que lentamente dará la posibilidad de verlo a simple vista. Este cometa verde podría ser una vista maravillosa si se lo observa con un telescopio de jardín.
Para obtener más información sobre las luces de navidad en el cielo, manténgase conectado con ciencia.nasa.gov.
Créditos y Contactos
Funcionaria Responsable de NASA: Ruth Netting
Editor de Producción: Dr. Tony Phillips
Traducción al Español: Angela Atadía de Borghetti
Editora en Español: Angela Atadía de Borghetti
Formato: Angela Atadía de Borghetti

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