viernes, diciembre 13, 2013

Es que esencia nuestras Fuerzas Armadas.

Es que esencia nuestras Fuerzas Armadas.


Nada que pase en este gobierno me produce asombro. Por lo que pienso que la dedicatoria de la graduación de cadetes de la Fuerza Aérea 2013 a un general asesino y torturador de la era de Trujillo y en presencia del presidente de la Republica, no se hizo al azar, y lo comprueba la justificación que da el ministro de las Fuerzas Armadas a la misma.

Y es que esencia nuestras Fuerzas Armadas son trujillistas y sus conciencias están manchadas por la sangre derramada de quienes tuvieron  la osadía de combatir al régimen de Trujillo. Por lo que esa infausta dedicatoria es una afrenta a la dignidad del pueblo dominicano, no olvidemos que estamos en los umbrales de una dictadura.

Una de las características de nuestras Fuerzas Armadas  es la ferocidad con la que históricamente han combatido a los dominicanos que han luchado y luchan por la libertad del pueblo dominicano.  Soy de los que digo que el trujillismo desaparecerá de nuestras instituciones castrenses cuando estas desaparezcan, para dar paso a unas fuerzas armadas democráticas, honestas, patrióticas  e identificadas con el pueblo, sólo entonces Trujillo desaparecerá de nuestras instituciones militares.

Y debo recordar  que sí Trujillo nace o reencarna  en estos aprendices de tiranos que tenemos en el gobierno hay que matarlo nuevamente y enterrarlo muy lejos y hondo donde su olor a podrido no vuelva a llenar los salones de nuestras instituciones.

Pienso que nosotros como sociedad debemos pedir cárcel para los torturadores y asesinos de la era de Trujillo, cárcel para los asesinos de Manolo y sus compañeros en Las Manaclas, cárcel para los criminales de los doce años de Balaguer, teniendo en cuenta que en este gobierno eso no será posible, como no fue posible en los gobiernos del PRD, porque estos gobiernos que nos hemos gastado como nación son perversos y simuladores y muy comprometidos con los sectores cavernarios que medran a la sombra del poder y que son usados por ellos para hacer el trabajo sucio.

Es una vergüenza para nuestra sociedad que esas bestias, residuos de la tiranía y de los gobiernos reformistas, se paseen tranquilamente por nuestras calles, es por eso que pedimos a grito una comisión de la verdad,  que pueda desempolvar esos viejos expedientes y mandar a la cárcel a los culpables de tantos crímenes horrendos.

Domingo Acevedo.
Dic/13

Muchas veces los que escribimos

Muchas veces los que escribimos agonizamos frente a las páginas en blanco sin saber que escribir en ellas.

Domingo Acevedo.

Dic/13

Libertad para Puerto Rico.


Como pesa la soledad

Como pesa la soledad cuando no se tiene a donde ir y las lagrimas atan tu destino al olvido.

Domingo Acevedo.

Dic/13

Lluvia de estrellas fugaces.


jueves, diciembre 12, 2013

Tercera Colectiva sobre Cambio Climático y Cuidado del Planeta, 2013. (+...

Para desgracia de la Republica Dominicana.

Para desgracia de la Republica Dominicana un porcentaje muy alto de nuestra  población  milita en los tres partidos que en los últimos cuarenta y tantos años, han sumido al país en el caos y la pobreza.

Ante esta abrumadora realidad los partidos y grupos democráticos y revolucionarios no han podido conformar una gran alianza que pueda disputarles el poder a los ladrones que tenemos en el gobierno y darle a nuestro pueblo la esperanza de un futuro mejor.

Domingo Acevedo.

Dic/13

miércoles, diciembre 11, 2013

Tengo una herida en el corazón

Tengo una herida en el corazón, que el tiempo lastima y sangra eternamente por mis ojos, gotas de sal.

Domingo Acevedo.
Dic/13

martes, diciembre 10, 2013

Malecón de eternidad

SIRENAS DE SAL

Malecón de eternidad que el mármol salobre de las olas oxida
mar perdido en el horizonte nebuloso de la historia
puertos abandonados en los angares del olvido
barcos hundidos en un archipiélago de sangre
sirenas de sal
piratas tuertos del corazón
fantasmas devorados por el tiempo
látigo de azúcar en la espalda mutilada del futuro
murallas de arena
ciudad atrapada entre las luces y la nostalgia
siluetas aprisionadas en la telaraña de sus miedos
edificios de humo
calles que se pierden en los oscuros laberintos de las noches
y más allá de los sueños tres puertas siempre abiertas


Domingo Acevedo

domingo, diciembre 08, 2013

Apología del Tiempo.


Apololgía del tiempo.

Domingo  Acevedo







E-Mail
Laesperilla_sos@hotmail.com




Santo Domingo,  Rep. Dom.


















Portada: José santos

                   


 Fue en la primavera del 2002 cuando conocí al poeta Domingo Acevedo. Él había publicado su libro “Espejismo de Luna Llena”, el cual yo acababa de leer. Esa misma sensibilidad, amor hacia los demás, ternura…y preocupación social que se mostraba en la poesía que yo había tenido el honor de re–crear, era un reflejo de la personalidad del poeta que me hablaba de mamá Tita la que hilvanaba / con los hilos del alma la noche, del que vio al abuelo Ismael que venía de  tan  cerca del mar / que podíamos sentir el olor de las olas en su mirada salpicada de cielo.

Seguimos conversando acerca de su tierna y fina poesía, mientras observábamos el viento mágico / coloreando de lirios y mariposas el horizonte. En ese mismo lugar escuché su canto invitando a la amada a recorrer el universo de su poesía: para desde allí ver hundirse el sol / en el manso océano de tus ojos. Y viajó en sus brazos, hasta trepar por las paredes de la soledad y decirle te toco y entre mis manos la primavera / se deshace salpicando de colores tu piel. Como un guaraguao incansable que dibuja maravillas en el aire, su vuelo no se detuvo. Cuando la ciudad lo encaminó por sus esquinas regadas de tristeza y alegría, tomó el control de su sueño, esparciendo en el aire su voz: y me embriago de luces y neón / y vomito lunas y estrellas / lirios y caracoles. Cuando terminó su recorrido por el mundo, dijo a la multitud: y en nuestros pensamientos todavía florecen lirios y azucenas.

Los escritores aspiran a que sus obras venzan al tiempo. Son muchas las que a medida que pasan los años se hacen más interesantes, van ganando brillantez y admiración, pero no es que han vencido al tiempo, es que al gran Cronos le ha placido convertirlas en deidades, dándoles cetro y leyes sobre mortales e inmortales. Entonces, es mejor exaltar al Tiempo y no rebelarse contra él. Todos los seres agonizan en los brazos del tiempo, este sigue siendo el mismo:

Mi voz húmeda
antes prehistoria de la vida
cabalga sobre el potro
indomable del tiempo

Mientras se preocupan porque el tiempo va pasando rápido, son ellos los que pasan y desesperados mueren bajo sus pies:

Sabía que detrás del tiempo
un fantasma agoniza



Aquí se nota airado contra el tiempo, pero ¿es él quien desobedece las órdenes del Tiempo? El sabe que es inútil luchar contra éste. En el sueño ha viajado a una tierra prometida donde habitan los inmortales, pero reconoce que pronto descenderá a la realidad.

Donde me enfrento en sus calles
(…)
con los duendes invisibles del tiempo
en un duelo rutinario e inútil
sabiendo que mañana
frente al espejo
volveré a ser yo 

El dolor humano es trabajado frecuentemente y con lucidez en la poesía de Domingo Acevedo. A veces relaciona lo divino con lo humano para expresar la condición en que viven muchas personas olvidadas.

Caído un ángel
tirado en el asfalto
la piel mutilada
rota sus alas
(…)

Miles de voces se fortifican en la voz del poeta para denunciar el dolor en que se embriaga la existencia:

Soy nada
regreso cansado del olvido
nadie me recuerda
como un serafín    herido
tengo el horizonte
pegado en la piel

Al leer el poema  pájaros de marfil recordamos los campos dominicanos, donde los obreros trabajan alegres, tarareando canciones. Aunque aquí se refiere al batey, donde los obreros después de la zafra en una danza milenaria y sensual / rompen sus cadenas, el poeta nos traslada a los conucos para mostrarnos un obrero que empieza su jornada:

Tiene la mirada hueca
sumergido en una gota  
amarga de rocío

El labriego espera la tarde, el fin de semana o la quincena  para disfrutar con alegría el pago miserable de su fuerza.

La sociedad desigual como un Leviatán que somete a las serpientes a pagar eternamente el castigo de su rebeldía, hace que muchas mujeres tomen las esquinas para vender sus cuerpos. El poeta  comparte con ellas tristeza y alegría. Le  canta en la soledad:


Solitarias y sombrías
naufragan bajo las luces últimas
del amanecer

Nos muestra una sociedad donde los hombres viven como máquinas alquiladas al  consumismo y la ambición de un sistema corrompido, donde se han perdido los valores humanos, lo que hace a los hombres vivir bajo desesperación, miedo e intranquilidad:

La humanidad prisionera
de sus propios sueños
sucumbía

Amante de la historia y promotor de la igualdad de derechos, invita a la amada a celebrar las gestas de Lemba:

Ven aquí negra mía
y deja que la luna
de seda y de ternura
te vista la piel

Cuando el amor reine en el corazón de los hombres, no será necesario luchar contra la pobreza, ni promover campañas contra el hambre y la delincuencia, porque todo esto es fruto de la ausencia de un verdadero amor. Reconociendo esto, el poeta llama a las familias a vivir por amor, porque es allí donde debe nacer para luego desarrollarse en la sociedad.

Y haz florecer en sus mejillas
el candor de la aurora
cobíjalo bajo la sombra
del árbol del amor
y protégelo del frío
y la soledad 

Fundiendo ternura y erotismo le dice a la amada que es un héroe vencedor de mil batallas, pero en sus manos no es más que un hombre enamorado que necesita su amor:

Deja que mis manos hagan surcos en tu piel
para sembrar en tu sexo de flores
la simiente congelada…
(…)
Yo también huyo de la furia ciega del amor
mas en tu piel anidan
los pájaros azules de mis manos.

Aunque en su época Tablada notó que el haiku se había convertido en lugar común en Hispanoamérica, digo –sin temor a equivocarme- que muchas personas desconocen no sólo su técnica, sino al propio haiku. Domingo Acevedo nos trae una muestra de sus conversaciones con Basho, Ryota, Yssa, Shiki, Kyoshi…, Buson y consigo mismo.

por el sendero
un caracol intenta
ser horizonte
El poeta Domingo Acevedo capta la realidad y la expresa mediante las palabras salpicadas de misterio, dejándonos en el papel la seducción vibrante de su poesía. Sólo nos queda seguir leyendo sus poemas.

POR EL POETA HERMES DE PAULA.


Dedicatoria



       A mis padres Sergio Bautista y Consuelo Acevedo artífices proletarios de mi vida,   a ellos debo el amor y la ternura y lo que simplemente soy.

       A la tía Amantita Acevedo que siempre me protegió de la furia de los fantasmas del pasado.

       Al tío Rafael Acevedo  y  a Miguel Ángel  Acevedo quienes  un día partieron  por  un oscuro sendero de lágrimas y flores hacia el olvido.



       A Hedí  García por su paciencia y dedicación  en la corrección de este material

       A  Hermes de Paula
            Fausto Aybar
            Wilson Velásquez Gómez
            José Santos
            José Espinal
            Sixto Gabín



















La brevedad y el abismo insondable de la poesía


       “Espejismo de luna llena”  primer libro publicado por Domingo Acevedo nos brindó un poeta de vuelo primario,  aunque profundo;  ahora este nuevo texto poético nos trae a un Domingo Acevedo mucho más maduro con una poesía de contenido filosófico,  bordeando la metafísica,  en esa búsqueda existencial que ha acompañado al hombre desde sus orígenes y que ha formado parte de sus crisis.

       La búsqueda permanente del yo,  del propio ser se encuentra con la dualidad de un yo externo y un yo interior,  Domingo busca ese yo desde esa acuciosa,  incisiva y profunda interrogante de quien soy si soy y no soy nada,  que el hombre se ha formulado siempre y que es el principio para iniciar el descubrimiento de sí mismo.

       A medida que el poeta crece y madura su poesía es más breve,  limpia y hermosa.   La brevedad es señal de buen poeta,  pues decirlo todo en un breve poema  es contener al universo en
unas cuantas palabras.

       Afirmo que hay un salto en el poeta,  desde Espejismo de Luna Llena hasta este texto tuvo que haber un proceso de crecimiento,  de maduración,  de concienciación del fenómeno poético,  porque de un poema a otro,  así como de un libro a otro,  hay un abismo insondable,  amplio y profundo que debe dar  un fruto mucho más acabado como este que tenemos ahora en nuestras manos

                                        Prof. Sixto Gabín
                                        Poeta y  Ensayista






      
















Capítulo

I

















Apología de tiempo


Soy el eco unicelular
del viento
mi voz húmeda
antes prehistoria de la vida
cabalga sobre el potro
indomable del tiempo
espada en ristre
decapitando siluetas
cuyas cabezas líquidas
estallan al tocar la tierra
salpicando las noches
de lirios y azucenas





















DETRÁS DE LA NOCHE

Detrás de la noche
un ojo ancestral
llora el dolor del mundo






























Las orquídeas


He visto los barcos
anclar apacibles
en la alborada lunar
de la nada
parecen flotar
en la fina neblina del tiempo
el mar distante
arremolina en su interior
todo el universo en una estrella
mientras que en el cielo
los peces como en un espejo
se quedan petrificados
no van a ninguna parte
su rubor plateado
refulge en la noche
indiferente a la soledad
de las orquídeas
que crecen como una ola
que salpica de colores
la piel azul distante
del bosque












La máscara


Volveré a ser yo
cuando mañana me mire al espejo
y vea a las bailarinas muertas
orinándose de asco
en medio de la noche
bajo una luna de plata
que alumbra  la ciudad de mis sueños
donde me enfrento en sus calles
a los duendes invisibles del tiempo
en un duelo rutinario e inútil
sabiendo que mañana
frente  al espejo
volveré a ser yo
cuando me quite la máscara
y ya no me conozca

















Solitarias estatuas

Soy
no soy nada
regreso cansado del olvido
nadie me recuerda
como un serafín herido
tengo el horizonte
pegado en la piel
y en los ojos un sol oscuro
ilumina el sendero
ensangrentado de flores
regreso cansado
tengo las manos repletas
de eternidad
llamaradas de mariposas
vuelan hacia el ocaso
donde solitarias estatuas
abandonadas al azar
me miran con lástima
soy
no soy nada
detrás de las puertas del tiempo
siempre abiertas
un cementerio de estrellas
un lirio roto
soy
no soy nada






El azar y la nostalgia


Vivo perdido entre el azar
y la nostalgia
sonámbulo desando
los senderos de la ausencia
ciego me enfrento a la nada
vencido como un dragón
sucumbo a la soledad



























Mi niñez


He mirado hacia dentro de mí
el pasado
como una cortina rota por el dolor
se abre
y en un rincón del tiempo
mi niñez herida aun agoniza



























El viento


Esta noche
el viento tocó mi puerta
su vago olor a distancia
inundó la casa
tam tam
insistió el viento
mas no abrí
sabía que detrás del tiempo
un fantasma agoniza
























Perros invisibles


     I
Perros invisibles
huyen de mi voz
tratan de morder
el horizonte
donde todas las tardes
en su oquedad anida el sol

























Perros invisibles


     II
Detrás de los espejos
perfumados de mis ojos
habita un fantasma
que ama a los perros
invisibles de mi voz
todas las tardes
los lleva a pasear
más allá del horizonte
donde el sol y las aves
juegan a la escondida
con la noche





















Matriz


Yo que no era
ni soy si seré
que me miro a mí mismo
desde mi ausencia
que habita en mi inhumanidad
hecha de piedra y metal
soy como un tótem
que los dioses erigieron
como testimonio
evidencia de que en la tierra
se había perdido en los hombres
la esperanza del amor
y las máquinas dueñas del futuro
como una visión trágica
iniciaban su reinado
en un mundo indiferente
a su propia realidad
una realidad tan avasalladora
que cuando los hombres despertaron
era tarde
la humanidad prisionera
de sus propios temores
sucumbía












En el umbral del tiempo



En el umbral del tiempo
cinco fantasmas
tocan la puerta de mi memoria
un ángel les abre
y les pregunta
-  qué quieren
-  entrar
el ángel los mira
y en silencio
vuelve a cerrar la puerta
mientras murmura
para sus adentros
-  pobrecitos
ignoran que ya no hay espacio
para más recuerdos

















Fúnebres banderas


Fúnebres banderas
ondean en mi corazón
herida que no cierra
sangre que no cesa
muerte que me llama




























Perdido en el tiempo


Vago perdido por el tiempo
busco en los umbrales de la nada
a un fantasma que agoniza
en mi corazón





























Ausencia


Mis ojos en cada lágrima
vomitan la distancia
mi corazón en cada latido
va sepultando la alegría
y esta ausencia
honda como una ola
rompe los cristales de mi alma


























Sangre Regocijada


Relámpago cegador
hogueras que se apagan
sangre regocijada
lirios rotos contra el espejo
de la tarde
abandonado al azar
entre mis manos
el mundo agoniza

























Danza de cuchillos


Canto esta danza de cuchillos
que brota de mis labios gitanos
desnuda baila la luna mi canto
canto que hiere la distancia
distancia que agoniza bajo la luna
luna que coqueta y desnuda baila
al compás de mi canto
























Saeta de flores


Atrapado en la arena movediza
de mi inconsciente
no tengo alas
la utopía
certera saeta de flores
salpicó de colores
la espesura azul distante de mis ojos


























Anochecía


El lucero estaba ahí
anochecía
no me había dado cuenta
lo tarde que era
en la distancia
sobre una tumba
un jazmín


























El mar Caribe


Látigo de viento y salitre
el mar Caribe
guarda en su horizontalidad
el origen mineral de mi voz





























Estalla la luz


Estalla la luz
de mis ojos se escapan
los corceles de la alborada






























Una espiga


Crece en mi pecho
una espiga de dolor































Cuando los años pasan


Dubitativos los años pasan
frente a los umbrales de mis ojos
se van
pero siempre se quedan
pintando de blanco
con sus dedos mis cabellos



























Erupción


Dos pájaros se fugan
de mis ojos
cristalinos destellos
del dolor
raíces permanentes
de la angustia
erupción inevitable
del que sufre

























Las puertas del silencio


He tocado las puertas
del silencio
hoy
esta tarde
que la lluvia desnuda
corre por el sendero
como un niño solitario
y mi voz
como un puñal
traspasa el tiempo
que sangra relojes
que marcan un horario
de ternura



















Ronda mi casa


La muerte ronda mi casa
hermosa y seductora
pasa frente a mi portal
invisible y desnuda
se atreve
toca mi puerta
la ignoro
mas temo
tengo miedo
que un día necesario
dormido me quede
en sus brazos





















Hoy llamé la muerte


Hoy llamé la muerte
la invité a mi casa
la senté en mi mesa
compartí con ella
el pan y el vino
después ebrios
bailamos sin fin
al compás de la noche
aturdidos y felices
terminamos en un sofá
haciendo el amor
complacida
antes de salir el sol
se fue
sin decirme adiós


















Mi voz


Mi voz lapida
el eco del silencio
espada redentora
que divide la sangre
del amor




























Humano


Ya no quiero ser más
el humano
apenado
me sumerjo en los túneles
secretos de la noche
busco entre los escombros
del tiempo
la perdida humanidad
del hombre
























Cuando todos se vayan


Un día todos se irán
y me quedaré solo
diré adiós
con la mano arrugada
por los años
después me sentaré
en un rincón de la tarde
hasta que el lucero
ilumine la memoria
luego cruzaré el sendero
de la noche
abriré la puerta del tiempo
voltearé el rostro
y miraré con nostalgia
como los sueños
se desvanecen en la nada

















Una flor en el pecho


Hijo
ven a los brazos de tu padre
que hoy está solo
no huyas
ven abrígalo
pon una flor en su pecho
y haz florecer en su mejilla
el candor de la aurora
cobíjalo bajo la sombra
del árbol del amor
protégelo del frío
y la soledad
hoy que viejo y cansado
tendido sobre un lecho
de hojas amarillas agoniza



A Randor Ezequiel mi hijo.














Vértigo de nostalgia


Hermano
hace  tiempo que partiste
en el carrusel de la inocencia
hacia el inefable laberinto de la nada
te fuiste
a poblar de ángeles la ausencia
pero el llanto irrevocable
aún humedece los recuerdos
y en la memoria
la llovizna pertinaz de entonces
se mezcla con el humo de los fogones
donde la esperanza se consume
fúnebres banderas ondean
en las manos del viento
vértigo de nostalgia
huracán de cenizas
que viste la noche de luto
dagas clavadas en la garganta del  silencio
ay mis dedos siguen cavando fosas
donde no cabe la angustia
adiós
pero deja hermano mío
deja
que mis lágrimas
aten tu recuerdo a mi corazón
no te quedes callado
rompe tu silencio de abismo sideral
abre los ojos
abrázame con la mirada perenne
de la vida
y si te vas
si te vas llévame contigo
no me dejes
llévame contigo
dolor
llanto
lágrimas
ya no te encontraré
amasando con tus manos
recién nacidas
la luz del crepúsculo
ay
tu cuerpo horizontal y pálido
tu cuerpo de cristal quebrado
por un haz de luz carnívoro
tus ojos
helados promontorios de estrellas
en la cúspide del universo
tus manos dormidas entre mis manos
tus manos de témpanos morados
tus manos
tu risa
tu risa
tu risa enorme como el viento
cantan los árboles tu nombre
en donde podré esconderme
que la soledad no me atrape

A  Guaroita Acevedo
     Mi hermano








Nací frente al mar



Nací frente al mar
en una ciudad ilusoria
atestada de fantasmas
que corren y danzan alegres
por calles anegadas
de algas peces y corales
que florecen todo el año
Iluminando los rincones
de las casas invisibles
donde habitan las sirenas
que atraen con su canto
a viejos marineros
con sueños de piratas
que navegan perdidos
por lugares remotos
donde el olor estancado
de lunas florecidas
deja un rastro lumínico
de pétalos  dormidos
sobre los mares
del tiempo perdido
donde peces gigantescos
y monstruos marinos
devoran los barcos
con la tripulación adentro
esa ruta de naufragio
lleva a lejanos puertos
de babilónicas ciudades
donde hermosas sirenas
disfrazadas de doncellas
reciben a los viajeros
con guirnaldas de estrellas
música de ángeles
banquetes faraónicos
y amplios salones
decorados sin prisa
donde marineros decrépitos
y hermosas sirenas
disfrazadas de doncellas
bailan sin descanso
música triste de otros tiempos






































Capitulo

II
















Mariposas desnudas


Mariposas desnudas
navegan sobre las olas
inmensas del viento
mientras por el camino retorcido
del otoño
noviembre va perdiendo
su encanto de niño travieso
sus huellas sobre el hielo
reciente de los inviernos remotos
sin prisa se van esfumando
por los oscuros laberintos
de un mundo cimentado
sobre mentiras celestiales




















Estatua de sal


Entre tus párpados
azul claro un trozo de cielo
invisibles gorriones
juegan a la escondida en tu cabeza
mientras un violín hueco
imita tu voz
de tus labios gotea un ruiseñor
que despierta con su trino
la mañana
flores amarillas
inundan la transparencia
de los días de junio
abandonada junto al camino
una estatua de rocío



















Un Ángel


Caído un ángel
tirado en el asfalto
la piel mutilada
rotas sus alas
la vida humedecida
cien mariposas heridas
atolondradas
vuelan sonámbulas
ciegas
como lágrimas huecas
y profundas
como el eco desgarrador
y distante del llanto
vuelan
vuelan sin tiempo
vuelan sin rumbo
vuelan
caído un ángel
la piel mutilada
rota sus alas
lacerado el corazón
herido por un rayo
ya no puede volar










Barcos piratas


Barcos cargados de distancia
navegan sonámbulos
por los mares remotos
de la ausencia
hacia las heladas regiones australes
más allá de la tierra del fuego
donde el sol permanece
petrificado tras el cristal
del invierno
























Oscurece


Oscurece
una colmena de pájaros
azuldistante
revolotea alrededor
de la primera estrella




























Anoche


Anoche me senté
a escribir un poema
me quedé dormido
cuando desperté
estaba muerto
me hirió la pluma
el corazón de la sangre
y naufragó la vida
en el mar de las palabras
























Canción de cuna para dormir la luna


     I

Cantan
los grillos cantan
cantan
bajo un sin fin
de estrellas

     II

Cantan
réquete cantan
cantan los grillos
cantan

     III

Cantan
como gitanos
cantan
a la luna
luna











Sol de verano


Airado el sol del verano
clava sus puñales en la tierra































Mutación


Atardece
llovizna
el sol se muta
un arco iris





























No tiene memoria


No tiene memoria la sangre
que al tocar la tierra
danza desnuda
al compás del dolor





























Agonía


Honda en su eterna agonía
la sangre no cesa































El mar muerto

Apenado el viento se detuvo
en medio de la noche
y preguntó a las estrellas
por qué no le avisaron
que el mar había muerto de sed



























Sal y arena


Ahí está el mar
contándonos la historia
del mundo
la escribe con sal y arena
sobre los pergaminos del viento



























La memoria


La memoria del mar
es el viento
que guarda en sus orígenes
el vuelo horizontal
de los pájaros




























Tsunami


El mar cuando se irrita
vomita peces
sus eructos
siembran por el mundo
el dolor




























Pesadumbre


Anoche los perros
ladraron tanto
que la luna
en su pesadumbre
se ahogó en el rocío




























De oro y seda


Hermoso traje
tiene la noche
de oro y seda
siempre vestida





























Canto de sirena


La ciudad difusa
se esconde tras la brisa
limpia y perfumada
del invierno
pequeños hombrecitos dorados
pintan de colores el horizonte
mientras en el cielo
pausadas las estrellas
se van agrupando como potros
doblegados en un corral
y con una tranquilidad celestial
serenas las luces van despertando
llenando de luciérnagas
los remotos rincones de la ciudad
que esconde tras las vidrieras
un mundo subterráneo
donde mujeres prisioneras
en el ámbar de la nada
venden placer a hombres
azorados y tristes
que fascinados no sobreviven
al canto de las sirenas
y sus cadáveres sonámbulos
flotan tranquilos sobre un océano
de lunas derretidas
mientras el viento
los va juntando más allá del horizonte
cenagoso del amanecer
el viento que también agoniza
herido por un concierto
de pájaros funerarios
que se alimentan de la carne
hueca y perfumada
de los hombres que sedientos
mueren huérfanos de amor
en brazos de las mujeres
que vestidas de lunas y estrellas
florecen y se multiplican
bajo los faroles del tiempo











































Capitulo

III














Sol de Cristal


El viento
como un ruiseñor herido huye
trata de esconderse
tras el horizonte
al que nunca llega
bajo mi piel la noche se esconde
y con un rumor de siglos
las estrellas afloran
entre mis ojos húmedos
de distancia
veloces unicornios galopan
hacia los insólitos rincones
de la memoria
donde tu recuerdo
bajo un sol de cristal
como una bandera victoriosa ondea

















A donde va la luna


     I
A dónde va la luna
vestida como una diosa

     II
En busca de un amor
tan alto como el sol

     III
Por qué siente celos
la tierra de ella

     IV
Por qué sueñan las dos
con el mismo amor


















Virgen en pecado


     I

Ven
ebria de soledad
a mis brazos

     II

Ven
sedienta
como un cascabel
mudo de sonidos

     III

Ven
vacía como un cántaro
roto por la eternidad

     IV

Ven
y grita mi nombre
en la insondable noche
del olvido y la muerte

     V

Ven
y búscame
entre la multitud de ángeles
que habitan en tus sueños

Piel de Sándalo


Piel de sándalo
cabellos de lianas dormidas
sobre los árboles de la selva
ojos de mar insondable y sereno
pezones erectos y tibios
entre mis manos
labios que saben mi nombre
labios que besan y ríen
lengua apasionada y sedienta
cintura de anillo nupcial
ombligo de caramelo en mi boca
largas piernas
sexo de fuego
pies descalzos
sobre la alborada de los sueños
ven mujer
traspasa el tiempo y la distancia
desnúdate
y danza para mí bajo la luna













Dios te creó


     I

Dios te creó
yo te hice
mis manos de alfarero
moldearon tu cuerpo

     II

Dios te dio la vida
Yo te di el amor
Pequeña mujer
Hecha de rocío y de luz




















Quise huir


     I

No hay donde esconderse

     II

Hoy
la alegría sonora
de los amantes clandestinos
me delató

     III

Me sorprendió agachado
detrás de las murallas
del horizonte

     IV

Quise huir
pero al intentarlo
me hirió el alma
el llanto de un niño
recién nacido

     V

Petrificado
entre las pestañas de la brisa
mi cuerpo hecha raíces



Me atan cadenas


No podré ir a tu lado
ahora que te amo
ahora que guardo en mi corazón
para ti
un quetzal de cristal
ahora que soy joven y tierno
como un sauce
ahora que mis sueños
pueden volar tan alto
como un cóndor sobre los andes

     II

Me quedaré aquí
no quiero
pero me atan cadenas
las cadenas de la distancia
me atan a la ausencia

     III

OH amor
honda es la pena de quedarme
de no ir a tu lado
de morir tan lejos de la aurora








El secreto amor


El júbilo sempiterno de los sapos
el agua serena del estanque
las estrellas dormidas en tus ojos
y el secreto amor que no llega






























La luz


La luz atravesando
el prisma de tus ojos
mil mariposas






























Rota la luz


Rota la luz en la inefable quietud de tus ojos
en tu mirada se condensan
los colores del arco iris




























Tu mirada


He desenterrado la luz
que los dioses
enterraron en la noche
ignoraban ellos
que la luz
como tu mirada
no caben en la nada


























Sublime ritual


Noches estremecidas
por los quejidos húmedos
que brotan de tus labios
nuestros cuerpos
horizontalmente desnudos
hacen del acto del amor
un sublime ritual


























Atesoro


Atesoro entre mis manos
el estridente perfume de tu piel
fuego que enciende mi tacto
cuando la humedad digital
de tu sexo en mis labios
endulza todos mis sentidos de placer



























Profecía


Perdí tu amor hace siglo
entre la soledad muda de los libros
y las cenizas ensangrentadas
y calientes
de las batallas inacabables
de imposibles victorias
que en el fragor de las noches inciertas
azotadas por un viento lúgubre
siempre torturaron mi alma
de soldado vencido
pero a pesar de mi soledad profética
no puedo renunciar a ti
aun sabiendo que soy un hombre
marcado por la tristeza milenaria
de los milicianos que fueron a la guerra
a morir por un extraño idealismo
que los fanatizó de tal manera
que nunca alcanzaron a entender
que en esa vorágine eterna
de sangre y metralla
perdían su humanidad
y se morían lejos
en la soledad de su crueldad
consumidos por el fuego helado
de un invierno eterno
que aún guarda congelado
el rostro de miedo
de los soldados muertos
en la última batalla
de la guerra del fin del mundo
y yo que sobrevivo a los designios
me resisto a perderte
Y te busco más allá de la profecía
entre los espejos rotos
de los aposentos imaginarios
donde mi infancia
diluida entre la sangre
y los laureles
agoniza tras la ambarina
levedad de tus ojos
que me miran desde el olvido
más puro de tu alma

























A pesar de los pesares


     I   
Te amo desde la plenitud
de mi soledad
en ella naufragaron barcos invisibles
sus tripulantes remotos
se resisten a morir
ahogados en el tiempo
y chapalean desesperados
en la nada
tratando de sobrevivir
al canto sublime de las sirenas
que en silencio los seduce

     II

Te amo y este siglo que palidece
al borde del abismo
me arrastra hacia un ocaso
de mariposas muertas
donde el hielo de la noche
guarda el rostro azorado
de los niños muertos
por el furor milenario
de un hambre atroz
que tritura los sueños
de las breves prostitutas







     III

Que en una ciudad junto al mar Caribe
en un frío malecón
por unas monedas venden ternura
a hombres solitarios y tristes
que se deshacen de placer
en el sexo muerto de las niñas pálidas
que en las noches lívidas
del último otoño
hacen turno para morirse de sed
ahogadas en las sombras
de una ciudad diluida
entre caricias fingidas
y túneles infinitos y estrechos
por donde se les escapa la vida
a gotas de sangre y semen

     IV

Te amo a pesar del odio
de los hombres que me apartan de ti
y me atan al olvido
y me empujan al vacío
de un siglo casi muerto
donde soy testigo de mi propia soledad
y donde se mueren las flores
marchitas por el peso
de una primavera de sangre






Pájaros azules


Entre mis manos crece tu risa
igual que en el pasto distante
crece la hierba
eres un destello breve
súbito
que ilumina de repente
la abrupta sombra
de mi cuerpo horizontal
tendido sobre las tardes
grises de enero
ven
deja que tu nombre entre mis labios
sea un rayo que hiera la distancia
deja que mis manos hagan surcos en tu piel
para sembrar en tu sexo de flores
la simiente congelada en mi semen
para que en tu vientre la vida
igual que el trigo en los campos
ilumine los ignotos senderos
de la fantasía
soy un héroe
vencedor de mil batallas
mas en tus brazos como un centauro
caigo vencido al amor y la ternura
atados mis sueños a tu nombre
ya no voy a ninguna parte
he anclado mi barca
en la remota soledad del tiempo
junto a la insondable desnudez
de tu cuerpo
dormido sobre un lecho de pétalos
petrificados sobre la nada
refugio de los fantasmas
que huyen de la furia
de los minotauros
yo también huyo de la furia ciega
del amor
mas en tu piel anidan
los pájaros azules de mis manos







































Capítulo

IV


















Antiguos rinocerontes


Antiguos rinocerontes
se pasean orondos
por las praderas fabulosas
del olvido
se alejan de la primavera
ya no volverán a abrevar
bajo las estrellas
se van perdiendo
por los caminos polvorientos
del verano
hacia la inmensa soledad del tiempo
donde agonizan
tirados sobre las cenizas de su origen
segado por las manos
imperiosas del odio
un odio que espanta
a las luciérnagas petrificadas
en el silencio súbito
de las mañanas vegetales
de los primeros días de mayo













Antiguas  Prostitutas


Bajo los escombros de la noche
a esta hora la ciudad
parece abandonada
sólo algunos autos iracundos y veloces
se pierden en la oscuridad
antiguas prostitutas
solitarias y sombrías
naufragan bajo las luces últimas
del amanecer
sus cadáveres angustiados
flotan sobre los altos edificios
espejismo de un mundo absurdo
en el que habito




















Mas allá


Más allá de un sonoro horizonte
de luciérnagas
las tamboras anuncian la alborada






























Pájaros de Marfil


Tiene la mirada larga y hueca
sumergida en una gota
amarga de rocío
en su pecho una tambora
anuncia la vida
y entre sus labios
prisioneros pájaros de marfil
sonoros y fugaces
muerden el horizonte
en su cabellera llena de alambres
una corona hecha de retazos
de melancolía y sueños
y por el camino no se sabe
si viene o se va
siempre alegre en el batey
después de la zafra
bajo las estrellas
en una danza milenaria y sensual
rompe sus cadenas














Negra Antillana


     I

Negra Antillana
en tu sangre llevas el ritmo tropical
del Caribe imperial
reina del mar y los caracoles
reina del amor y la ternura
reina de la melaza y del guarapo

     II

Negra majestuosa
alegre y sensual
amo tu piel color aceituna
de la que te sientes orgullosa
porque sabes que es hermosa
de África una flor en la distancia

     III

Negra dulce y encantadora
deidad que aún suspira
en el dolor de la historia
que los esclavos escribieron
con su sangre en América

     IV

Deidad que habita en las noches
alegres de los bateyes
y vive en los cañaverales
y en los cafetales en flor




     V

Y permanece en los días
Interminables de las zafras
donde tu presencia dulcifica
la vida de los hombres
que hacen del duro trabajo
una canción de amor

     VI

Negra antillana
simple
inmensa
esencia de siglos
sueños de atabales
ritmo de tambores
es amargo nuestro azúcar
pero dulces tus labios que anhelo













Sebastián Lemba


Ven aquí negra mía
y deja que la luna
de seda y ternura
te vista la piel
vamos
que en los manieles
repican las tamboras
anuncian que Sebastián Lemba
con su furia
las cadenas rompió
y los negros en América
libres ya son





















Navidad



Navidad
sangre de distancia
muerta
sueños de luces
fantasía de colores
ruidos
y risas
y aquí
en nuestra mesa
y
yo
simplemente
compartimos
la desnudez
del hambre
















Poeta


Nadie entiende
tu soledad
poeta
esa soledad
que pregona tu silencio
cuando caminas despacio por las calles
dejando huellas inconclusas
y fatigadas en tu alma
esa soledad que destila tu mirada
cuando el viento en tu interior abre puertas
por donde se escapan los hombres
proscritos del tiempo
viejos violinistas encantados
que con su sonido de flautas
llenan tu sangre de prostitutas
y mendigos
de molinos de vientos
y quijotes
de alondras
y luciérnagas remotas
que viajan en tu mente
hacia un secreto universo
de bitácoras
donde es un espejismo
tu soledad
un espacio vacío
un abismo cósmico
de fosforescentes
longitudes verticales
que ahondan la angustia
de las estatuas colosales
que miran impávidas al cielo


con un silencio de salitre
y olvido en sus labios petrificados
por el tiempo
ellas lloran
poeta
inadvertidas suplican
y sus lágrimas de rocío
sobre la hierba reseca
cada mañana
guardan prisioneras
las estrellas australes
nadie sabe
de dónde vinieron
pero están ahí
mudo testimonio
de una civilización de cíclopes
que se marcharon
dejándolas como evidencias
y aunque posiblemente
no volverán
ellas
aún esperan la llegada
de los secretos visitantes
del cielo
es en esa rígida actitud
de melancolía
que ellas se parecen
a ti
poeta
a ti
que tienes una herida abierta
por donde cada tarde
se cuelan pájaros
y mariposas
a llenar de alas y flores
tu mirada
que vuela tranquila
hasta alcanzar
la frontera más lejana
del universo
ellas
poeta
se parecen a ti
que tienes una edad prehistórica
 que guarda relojes minerales
que esconden sueños de arena
que hablan de una historia
diluida en un tiempo
que tiene dedos amargos
que se aferran con dolor
al delirio
de los arácnidos
que tejen pausadamente
sus telarañas lumínicas
donde atrapan los insectos
que pueblan el pensamiento
putrefacto
del hombre moderno
que no vive
que agoniza
enloquecido por el espanto
cotidiano de la muerte
intoxicado por el humo
abrumado por la prisa
y en su delirio
solo vive para el odio
y la guerra
vociferando

que la paz
es sólo un sueño de guitarras
y palomas
una canción
que los niños olvidaron
antes de nacer
un discurso hueco
una palabra fría
nada
y olvida
que él
como tal
es simplemente
excremento
de un desarrollo
que apesta a muerte
un esclavo de las máquinas
una cifra estadística
un número
que se maneja
sin ningún valor humano
con desprecio
sin ninguna identidad
 ese es el hombre moderno
viciado
prostituido
deshumanizado
el que agoniza
acorralado por la prisa
en que el tiempo
desvanece los sueños
y diluye la esperanza
entre espejos rotos
el que no admite

que al final del siglo XX
tu puedas soñar con la paz
y vestirte de ternura
y solidaridad
para construir con las palabras
el amor
para que la alegría perdure más allá
de la profecía
para que la primavera estremecida
por un vuelo horizontal de golondrinas
sea eterna
bajo este cielo
infinitamente breve
y si al final del poema
él persiste y se obstina
en su actitud oscura hacia la vida
arrojando al hombre común
al vacío
donde la muchedumbre
amotinada es triturada por la incertidumbre
de un futuro incierto
míralo
despacio y con desprecio
y en silencio guarda tu soledad
en un bolsillo
y luego sigue tu camino sin prisa
hacia la aurora
para que cuando amanezca
tu tristeza sólo sea
un pájaro que se escapa de tus ojos
hacia el olvido
y para que entre tus manos
repletas de sueños
germine la vida
y se multiplique la esperanza




























































Nací en la Esperilla,  junto al camino real en una casita de yagua con piso de tierra bajo el cielo parpadeante de un amanecer salpicado por el rocío del otoño e impregnado por el olor reciente y vegetal de los hornos que ardían a fuego lento más allá de los límites de la aurora

Fueron las manos luminosas de Belén las que con asombro me sacaron del vientre florecido de mi madre,  las que lavaron mi piel recién hecha y me vistieron de ternura y me depositaron junto a la hoguera anaranjada del amanecer para que  el frío de los inviernos remotos no salpicara de escarcha mi alma para que mi piel siempre tibia no se derritiera en las noches dejando un rastro invisible de mariposas muertas en la piel  arrugada del tiempo

 Domingo Acevedo.















Archivo del blog