miércoles, mayo 19, 2021

Jean Pierre André de la Riviere

 

Se integró a los comandos de la Revolución de Abril de 1965 convirtiéndose en una de las figuras más populares, en su invariable uniforme de camuflaje, armado con fusil automático y siempre con las mangas de su camisa doblada sobre el codo. Era francés, compañero inseparable del comandante Manuel Ramón Montes Arache, secretario de las Fuerzas Armadas del Gobierno Constitucionalista. Murió durante la Guerra Patria asesinado por el intruso yanqui.

Jean Pierre André de la Riviere, a quien el Ayuntamiento de Santo Domingo recordará designando una calle con su nombre, combatió en varios frentes y participó en arriesgadas acciones y misiones. Los que le trataron o pelearon junto a él le reconocen valor y un profundo sentimiento de amor a los dominicanos, como Claudio Caamaño Grullón, los Hombres Rana Eddyberto Estrella Fernández y Pedro Germán Ureña y Bonaparte Gautreaux Piñeyro quien exalta su vida pues sostuvieron pláticas en los escasos momentos de paz de 1965.

A Gautreaux se lo presentó y recomendó Ilio Capozzi refiriéndole que André había peleado en la batalla de Diem Bien Phu, en Vietnam, en 1954, como miembro de la Legión Extranjera Francesa. Pertenecía a una familia de tradición militar que había servido en la Marina de Guerra desde antes de Napoleón. Él no quiso seguir esa vocación y por diferencias con sus padres se fue a la Legión Extranjera, escribió Gautreaux.

Posteriormente se unió a un grupo que trataba de derrocar al tirano haitiano Françoise Duvalier y al fracasar el movimiento se trasladó a Santo Domingo. Bonaparte entiende que andaba con el grupo que entrenaba en los alrededores de Villa Mella en 1963, con el respaldo de la parte joven del PRD “con el conocimiento y consentimiento del Presidente Bosch, aunque lo negaron antes y ahora”.

El historiador reproduce un documento del Departamento de Estado en el que presentan a De la Riviere como “un soldado de fortuna francés experto en guerrilla”, vinculado a los comunistas, “consejero y traductor” de Montes Arache.

Sentimiento antiimperialista. Claudio Caamaño combatió junto a André de la Riviere en la zona de Santa Bárbara. Conoció también su pasado, la pasión con que luchó al lado de los dominicanos y las circunstancias de su muerte trágica.

Cuando el Gobierno estaba establecido, Claudio, el cuarto hombre en importancia del gabinete caamañista, fue buscado por una amiga de Samaná apellido Lalane, informándole que el francés quería conocerlo. Hablaron largamente hasta que André le comunicó su objetivo: que podía traer armas desde Haití. Claudio se lo manifestó al Presidente y este recibió a André en sesión privada que fue interrumpida por Montes Arache, cuenta el entonces mayor, asistente del Comandante Central Constitucionalista.

Caamaño Deñó rechazó la oferta pero a partir de ese encuentro del que André salió junto a Montes Arache, De la Riviere se volvió inseparable del hombre rana, asegura Caamaño Grullón.

“El era de sentimientos antiimperialistas, era un combatiente de experiencia, muy valiente, de gran valor personal”, significa Claudio. Dice que debió tener alrededor de 32 años, que era de buen físico, muy bien parecido, agradable en su trato, atlético y piensa que para 1965 llevaba poco tiempo en el país. “Cuando lo mataron iba en un jeep con Héctor Lachapelle”, exclama Claudio, quien representó al Presidente en la misa de Riviere “porque estaba también Lora Fernández y la guerra no podía quedarse sola”.

Con Benítez Rexach. El segundo teniente Estrella Fernández relata que conoció a André de la Riviere en 1960. “Había un barco tanquero, el San Rafael, que estaba en muy mal estado y lo amarraron al lado del puente Duarte, en la ribera del Ozama, lo fondearon ahí hasta que se dañó y se hundió”.

Añade que ocasionaba problemas a embarcaciones que pasaban a cargar cemento para la fábrica de cementos “Colón”, ya que eran atraídas por el metal de la nave desperfecta y la Marina resolvió sacarla, refiere Estrella, quien entonces pertenecía a los Hombres Rana. Fue llamado junto a Carlos Adriano Bodden Pérez, Eduardo Abreu Heredia, Ramón Mauricio Villanueva, Montes Arache y otros para destruirla con explosivos.

“Llevamos un equipo de buceo y un ponchón, sacamos ese metal y lo llevamos a Metaldom”.

Al frente de donde ellos trabajaban “había un dique pequeño del ingeniero Félix Benítez Rexach que había contratado a André de la Riviere como buzo para esos trabajos y lo estacionó en ese pequeño dique”, agrega Estrella.

De la Riviere se sorprendía viendo cómo los hombres rana destruían el barco con explosivos y ese sistema le despertaba curiosidad porque ellos no lo usaban, dice. “Cruzaba donde estábamos nosotros y se mantenía ahí. Así se hizo muy amigo de Montes Arache con quien salía a divertirse”. Estrella Fernández lo encontró después en la guerra, “en todos los frentes, junto a Montes Arache”.

“Por principio”. Según Tad Szulc, André nació en el Marruecos francés y sirvió en el Ejército de Indochina (Vietnam). Tenía el rango de teniente y estaba a cargo de la disciplina de esa unidad. “Luego de la campaña en Indochina y durante la revolución de Argelia, Riviere se afilió a la Organización del Ejército Secreto (OAS), un grupo terrorista que peleó para mantener Argelia como francesa. Por ello salió del ejército francés. No perdió tiempo para comprometerse con sus nuevas actividades en el Caribe, dado su temperamento”.

En una breve entrevista que le hicieron periodistas franceses en la Revolución, localizada en Berlín y subtitulada por Pablo Gómez Borbón, André declaró que participaba por principios y que estaba “dispuesto a todo”.

Cuando le preguntaron si él y los demás líderes eran comunistas contestó: “Los grandes defensores del mundo libre me dan asco”. Y agregó: “Le aseguro que la guerra que hacemos es justa”. Manifestó que los norteamericanos estaban enfermos. “Cuando quieren ahogar un perro dicen que tiene la rabia”.

Jean Pierre André de la Riviere fue asesinado el 15 de junio cuando conducía un jeep descapotado por la Isabel la Católica en dirección a la iglesia de Santa Bárbara. Iba en busca de un sello oficial donde el combatiente Ramón Emilio Mejía del Castillo, “Pichirilo”, comandante de San Antón, que confundió con otro “Pichirilo” llamado Manuel Emilio, del personal de la Intendencia, que estaba en la Santomé esquina Conde. Los disparos de los norteamericanos impactaron mortalmente en su garganta. Fue enterrado en el cementerio de la avenida Independencia donde se observa a Montes Arache devastado

El asalto del Palacio Nacional en 1965



Tony Raful

El Palacio Nacional, fue inexplicablemente abandonado por los constitucionalistas la tarde del 27 de abril  de 1965, luego de la histórica reunión en la Embajada norteamericana, en la cual, fracasó la mediación para poner fin a la sangrienta guerra civil que desataba los demonios de los bombardeos a la población civil y anunciaba la entrada triunfal de la infantería del Centro de Enseñanza de las  Fuerzas Armadas a la ciudad. 

El Palacio Nacional fue ocupado sin disparar un tiro por un batallón militar  que entró a la ciudad desde Haina. Curiosamente este batallón militar que entró al Palacio Nacional  el 28 en horas de la tarde, no respondía a los intereses del grupo de San Isidro, encabezado por el general Wessin,  sino al llamado “clan de San Cristóbal”, que fue parte de la conspiración militar contra el Triunvirato, y que se desligó de la consigna de “retorno a la constitucionalidad sin elecciones”, proponiendo en cambio una Junta Militar provisional de tres meses para propiciar elecciones libres con el retorno de Bosch y Balaguer al país. Al tomar la decisión de ocupar el Palacio Nacional, ese batallón pretendió mantener su condición de “independiente” tanto de los constitucionalistas como de San Isidro. Quizás hubo en algún momento la posibilidad de negociar con el grupo ocupante del Palacio, la unidad con los constitucionalistas, porque ese grupo odiaba al sector encabezado por Wessin, y sus principales jefes habían sido  cancelados o deportados del país como el coronel Neit Nivar Seijas, y tenía vasos comunicantes con  oficiales constitucionalistas que originalmente estaban asociados a los militares balagueristas. Entre las primeras horas de la tarde del 28 de abril y la mañana del 29, este batallón no estaba cerrado ni excluía un acercamiento con los constitucionalistas, que estaban engrandecidos luego de haber vencido a los tanques y a la tropa élite de San Isidro en  la batalla del puente Duarte. Es más, el 29 de abril en horas de la mañana los constitucionalistas obtuvieron otra contundente victoria militar al tomar la Fortaleza Ozama en el centro colonial de Santo Domingo.  

El Palacio de la Policía Nacional estaba cercado por tropas constitucionalistas, y era cuestión de horas o minutos, la caída de ese importante fortín policial.  El día 28 de abril de 1965, se produjeron los primeros desembarcos de tropas norteamericanas, luego de la derrota de Wessin, pero los marines no impidieron las acciones militares emprendidas por el mando militar constitucionalista después de la increíble victoria del atardecer del 27 de abril. Los constitucionalistas, aún con la información de la invasión norteamericana, se movieron libremente en la ciudad de Santo Domingo, con una ofensiva impresionante, totalmente recuperados del asilamiento masivo del gobierno del doctor José Rafael Molina Ureña y de los principales líderes del PRD.  El establecimiento del “corredor de seguridad” que dividiría la ciudad, salvó  momentos antes de caer, rendida ante los constitucionalistas, al Palacio Policial y evitó un  acuerdo con el batallón del “clan de San Cristóbal”, que no estaba en condiciones de resistir un enfrentamiento militar en esos momentos y que hubiera preferido un  pacto con los constitucionalistas y jamás un acercamiento con Wessin. 

La intervención militar extranjera cambió totalmente la correlación de fuerzas lograda el 27 en la tarde y consolidada los días, 28 y  29 de abril, con la toma de la Fortaleza Ozama y el desmoronamiento en manos constitucionalistas de todos los cuarteles policiales y recintos  militares (estos últimos cambian su posición frente al hecho histórico de la invasión). Las tropas norteamericanas colindan con el Palacio Nacional en el llamado “corredor de seguridad”, y entre las primeras medidas tomadas en conjunción con el alicaído general Wessin, cambian las tropas del batallón del “clan de San Cristóbal”, por tropas frescas wessinistas, a las que se les proporciona alimentos y recursos logísticos.  Cuando la tarde del 19 de mayo de 1965 los constitucionalistas encabezados por los coroneles, Manuel Ramón Montes Arache y Rafael Tomás Fernández Domínguez, intentan recuperar el Palacio Nacional, lo hacen partiendo de una lógica político militar correcta. Un acontecimiento amenazaba con liquidar el movimiento constitucionalista, y lo era, el avance de  las tropas del CEFA y Wessin (ya reconstruidas por la ayuda interventora) en la parte norte de la ciudad con la llamada “operación limpieza”. 

A pesar de una heroica resistencia de los comandos constitucionalistas durante una semana de combates, éstos no pudieron reabastecerse de municiones por el impedimento del “corredor de seguridad”. Se hacía necesario un golpe contundente que frente a la barrida del CEFA en la parte norte, restableciera la moral constitucionalista. Era un golpe psicológico, la toma del Palacio, símbolo del Poder político, compensaba la derrota de la parte norte. Además una revolución en reposo era una revolución con mínimas capacidades de negociación política.  El coronel Fernández Domínguez había venido al país a  convencer al presidente Caamaño  de renunciar y promover la salida de la fórmula del gobierno provisional con Antonio  Guzmán y la reposición de la constitución del 63, enviado por Bosch, que el presidente Johnson había aprobado. Cumplió con tramitar el mensaje, pero convenció al presidente Caamaño, de que la mejor negociación era combatiendo y sumando territorios. Fernández Domínguez, intrépido y valiente, cayó en defensa de la dominicanidad. Volveremos sobre el tema de las posibilidades de victoria de dicha acción y de las causas verdaderas del fracaso militar

Un 19 de mayo de 1965 murió Illio Capocci en el intento de toma del Palacio Nacional

 


 751

Fue un militar italiano que abrazó la causa de la lucha dominicana por el retorno a la constitucionalidad en 1965. Era instructor del cuerpo de Comandos de “hombres ranas” de la Marina de Guerra Dominicana

Illio Capocci junto a el combatiente Constitucionalista Simón Enrique Cruz Valenzuela,“El Ranita”.

Cuando estalló la contienda bélica de 1965, Capocci era entrenador del cuerpo de “hombres rana” de la Marina de Guerra Dominicana, unidad que comandaba el coronel Manuel Ramón Montes Arache. Desde principio del conflicto, Capocci asumió un papel relevante dentro del movimiento rebelde. Participó en los combate del Puente Duarte, el 27 de abril de 1965. Al terminar la batalla con la derrota de las tropas de la Fuerza Aerea y el CEFA sugirió a coronel Caamaño y a su comandante Montes Arache que siguieran hasta San Isidro para terminar con las derrotadas y desmoralizadas tropas de Wessin y sus generales que le apoyaban, a lo que le respondieron sus comandantes que ¨Primero debemos reorganizarnos nosotros¨, luego reconocieron que Illio Capocci tenía razón debieron haber tomado a las fuerzas dispersas que se resistían ala cuenta a la constitucionalidad que era la demanda fundamental de las fuerzas constitucionalistas que habían derrocado al Triunvirato de de Donald Joseph Reid Cabral.

André de la Riviere con combatientes

Donde estuvieran el presidente Caamaño o el coronel Montes Arache estaba él, junto a Jean Pierre André de la Riviere, conocido como André Riviere francés, Capocci audaz, valiente, estratégico, avizor, leal a los constitucionalistas, patriota como un dominicano más pese a ser italiano.

Para muchos era una novedad su entrega habiendo él formado parte de las tropas de Otto Skorzeni, oficial alemán nazi de las fuerzas especiales de Benito Mussolini, pertenecido a la Legión Extranjera francesa y llegado al país contratado por Trujillo para formar el Cuerpo de Hombres Rana que tomarían parte en el atentado contra Rómulo Betancourt, entre otras funciones.

Pero “el Maestro”, “el Profesor”, como le llamaban, prefirió morir defendiendo la soberanía de este país que había convertido en su Patria, en el que tuvo grandes amigos, mujer y supuestamente una hija.

Ilio Capozzi es apenas reconocido por los que vivieron la gesta y recordado por agradecidos discípulos como el alférez de navío Pedro Germán Ureña Ovalle y el teniente coronel de la policía, capitán de fragata Eddyberto Estrella Fernández, quienes lo conocieron desde los años 50 del siglo pasado cuando llegó a la República hasta que cayó derribado en el asalto al Palacio Nacional por el fuego de norteamericanos y de nacionales contrarios a la conflagración.

Illio Capocci, Claudio Caamaño y un grupo de militares constitucionalistas

Casi todos los autores de abril lo citan aunque sin ofrecer datos biográficos ni destacar su heroísmo, su arrojo, su casi inmolación. Bonaparte Gautreaux Piñeyro es quien aporta mayores detalles y anécdotas de Capozzi en su libro “Santo Domingo, Guerra Patria 1965. Mi memoria. Una visión personal”.

Capocci formó parte del grupo de rebeldes que planearon tomar militarmente el Palacio Nacional, a la sazón ocupado por miembros del “Gobierno de Reconstrucción Nacional” del general Antonio Imbert Barrera y apoyados por tropas estadounidenses. El 19 de mayo de 1965 durante el intento de toma, Capocci cayó mortalmente herido en los jardines del Palacio Nacional, por el fuego de las tropas de ocupación. En esa fallida operación también cayeron abatidos el coronel Fernández Domínguez, Juan Miguel Román y Euclides Morillo, entre otros combatientes constitucionalistas.​
Sus restos reposan en el cementerio de la avenida Independencia en Santo Domingo.

Trujillo crea la “Escuela de Comandos” de la M de G

Illio Capocci

Agregan que Ilio era mayor en edad y les daba clases de natación. “Después de la Segunda Guerra Mundial era soldado de Benito Mussolini; se alistó como legionario en un batallón que tenían los franceses en Argelia hasta que vino en 1957 o 1958 por insinuación de Marco Antonio Sorssini que empezó a formar un equipo de instructores. Tudesco reunió a los nadadores de combate italianos y un especialista en judo de Italia, Bolpi”.

Los dos oficiales estuvieron como sus alumnos en Sans Soucí, Caldera y Salinas en cursos de natación, eliminación de centinelas, asalto a establecimientos o campamentos, explosivos, manipulación y uso de ellos con fórmulas. “Usábamos mucho el TNT y la dinamita”, apunta Estrella.

El Hombre Rana, explican, “es un soldado del mar que pelea en el agua con explosivos, participa en desembarcos, etc.”. Montes Arache tenía a su cargo “la logística: imponer disciplina, nombrar oficiales, proveer de raciones, ropa… Primero hacía esas funciones Miguel Jacobo y después Montes que se interesó por el adiestramiento y lo hizo”.

En la Revolución. Al empezar la revuelta, Montes Arache anunció: “Me voy para la revolución, no quiero que nadie me siga, yo me voy solo”, refieren los entrevistados. “Pero nos fuimos casi todos los Hombres Rana, éramos 107, de tres cursos, y nos unimos 99, quedaron ocho del otro lado”, significa Ureña, entonces sargento mayor encargado de ese Cuerpo y jefe de la escolta del coronel Caamaño. Eddyberto era segundo teniente de la Policía Nacional y había sido marino cuando se integró a los Rana. Estuvo con Montes Arache en todos los frentes de la Revolución y junto a ellos, Ilio Capozzi y André de la Riviere.

Illio Capocci conversa con el presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó

Ureña fue quien sacó a los Rana de Sans Soucí y de la jefatura de Estado Mayor el 24 de abril cuando iban a apresar a Donald Reid. Montes Arache lo escogió junto a Carmelo Águeda de León, Antonio Manzueta, Gerardo Cruz, Eddy Melo Ortiz, Alfredo Rosario Acosta, Rafael Peña Báez y Tomás Torres y comunicó a Caamaño: “Ahí te dejo a mis mejores hombres”. Cuando cita a Tomás Torres, Ureña estalla en llanto porque fue el primero de sus compañeros en morir, en la batalla del puente Duarte.

Capozzi se integró a la guerra, añade Ureña, “y estuvo todo el tiempo cerca de Caamaño y Montes Arache. Era un poco mayor, quizá tenía 60 años, alto, delgadito, blanco, no hablaba bien el español pero lo entendíamos”.

Dicen que demostró admirable determinación en el puente “con su fusil, muy aguerrido. Los guardias abandonaron el escenario, si hubiésemos querido tomábamos a San Isidro y los tumbábamos”, aseguran.

Según Estrella Fernández, Ilio Capozzi tuvo una compañera llamada Rita y piensa que una joven deportista apellido Capozzi pudiera ser su hija.

Ilio Capozzi, quien figura en una resolución del Ayuntamiento para ser reconocido con una calle de Santo Domingo, “quiso seguir al coronel Rafael Fernández Domínguez en el asalto al Palacio y lo mataron agarrado a la verja para entrar, era el que más cerca estaba de la puerta. Está enterrado en el cementerio de la avenida Independencia”. Esa es la versión de Ureña y de Estrella.

Gautreaux Piñeyro escribió que el 18 de mayo Capozzi entregó a Caamaño su reloj de pulsera alegando que tomaba el Palacio o no volvía. La viuda del ex Presidente, María Paula Acevedo, aseveró que el coronel luego dio la pieza a la viuda de Ilio.

El 19, los revolucionarios intentaron entrar al Palacio por las calles Julio Verne, Uruguay y 30 de Marzo y encontraron una cerrada resistencia. “Se dieron cuenta de que la información sobre el número de tropas en el Palacio estaba desactualizada”, anota Gautreaux.

Capozzi subía al frente de una columna de Hombres Rana por la Julio Verne, seguido de cerca por militares de su bando. Mientras más se acercaban mayor era el fuego enemigo. “Al llegar a la última casa de la Julio Verne y Uruguay Capozzi seguía en la punta de la escuadra y nos ordenaba y nos alentaba que continuáramos, pero era imposible. El Maestro asumió una actitud suicida y continuó disparando mientras avanzaba hacia el Palacio”, relató el sargento BZ Quezada a Bonaparte Gautreaux.

Señala que los anticonstitucionalistas estaban en mejor posición para repeler el ataque, tenían muchos proyectiles y ametralladoras pesadas. Los constitucionalistas, con fusiles y ametralladoras livianas, al descampado, “no podíamos lograr el objetivo”.

Illio Capocci y unconstitucionalista

Capozzi insistió, seguía tirando hacia delante “bajo una verdadera cortina de disparos. Cuando llegamos a la última galería, cuando había que seguir sin ninguna protección, decidimos no continuar. El Maestro Capozzi proseguía llamando hasta que no escuchamos su voz y determinamos retirarnos…”.

Su cadáver fue hallado en el jardín de la casa desde donde realizó los últimos disparos, fue rescatado al otro día por monjas del hospital Padre Billini “luego de que se lograra el permiso de José Antonio Mayobre representante al secretario general de la Organización de la ONU como mediador durante la Revolución Dominicana.”.

 

ILIO CAPOCCI in memoriam

 ILIO CAPOCCI in memoriam

Manuel Gonzalez Tejera
Recordamos aquella noche del miércoles 19 de mayo de 1965, llegaba sollozando a nuestra casa Delta Soto Grullón quien le informaba a nuestra madre (Clara Isabel Tejera) la muerte de Juan Miguel Román, líder indiscutible de la organización Catorce de Junio (1J4), antiguo luchador anti-trujillista y sobreviviente de las guerrillas de 1963. Delta contaba sobre la emboscada en que habían caído varios combatientes en las proximidades del Palacio Nacional.
Al día siguiente, en momentos del desayuno (o quizás del almuerzo) de mi papá (Manolo González González), pudimos escuchar algunos detalles de la magnitud de las pérdidas de la tarde anterior, quienes habían sido víctimas de una emboscada en la avenida 30 de marzo al momento que se iniciaba el desarrollo de la "Operación Lazo". Papi habló del famoso instructor de "hombres rana", el italiano y veterano de la segunda Guerra Mundial que cayó frente al Palacio Nacional, ese internacionalista se llamaba Ilio Capocci (ver página 1).
Ese fatídico día también cayó el gestor del movimiento constitucionalista y ministro de interior, coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, y los combatientes Ramón Tavarez, Jose Jimenez, Carlos Gomez y dos internacionalistas haitianos, uno de los cuales se llamaba Jean Sateur (quien reposa junto a los restos de Juan Miguel Román), días después fallecería de las heridas recibidas Euclides Morillo (primera persona que vi morir en mi vida, hecho que narramos anteriormente).
A inicios de 1990 desarrollamos una serie de investigaciones tratando de buscar lo que le llamamos LA VERDAD de muchos de los hechos que marcaron nuestra niñez, hicimos entrevistas a participantes de ambos bandos que se enfrentaron durante la GESTA PATRIÓTICA de 1965. Buscamos y escuchamos narraciones de combatientes y militares constitucionalistas y de antiguos soldados y oficiales rebeldes que obedecían al llamado Gobierno de Reconstrucción Nacional y recibían ordenes de la fuerzas invasoras norteamericanas.
Uno de esos acontecimientos fue la operación militar del 19 de mayo en los alrededores y frente al Palacio Nacional (ver página 7 del anexo). La tregua relativa que existía en esos días fue rota el 13 de mayo con una serie de operaciones de distracción ejecutadas por las tropas invasoras en la parte este del llamado cordón de seguridad, a fin de enmascarar el inicio de la OPERACIÓN LIMPIEZA que se comenzó en horas tempranas de la tarde del 13 de mayo en la parte alta Santo Domingo (al otro lado del cordón de seguridad).
En los combates de la mañana de ese día 13 había muerto instantáneamente un soldado de la 82 división aerotransportada norteamericana y mortalmente herido, el teniente George B. Saples, quien falleció poco después en el hospital Padre Billini. Ustedes se preguntarán que relación tiene ese 13 de mayo con el día 19 e Ilio Capocci?
En la obra de Bernard Diederich titulada "Una cámara testigo de la historia, el recorrido dominicano de un cronista extranjero 1951-1966" (ver página 3 del anexo), publicada en 2003 por Fundación Cultural Dominicana y la Fundación Global Democracia y Desarrollo, en la página 121 se muestra la fotografía de un soldado caído, junto a la foto sale un texto que dice: "Una de las varias decenas de norteamericanos muertos en Santo Domingo. El teniente George B. Saples falleció el 13 de mayo de 1965" (ver página 4 del anexo). Imagino a los familiares de este oficial norteamericano observando esa trágica imagen, creyendo que es su pariente... pues NO!, esa imagen no corresponde a Saples sino a Ilio Capocci al ser levantado al día siguiente (ver página 5).
Con la afirmación anterior no desmeritamos la importancia para la historia dominicana de la obra citada de Diederich, simplemente corregimos un lapsus ocurrido en la edición de la misma.
Esa tarde del 19 de mayo Ilio Capocci avanzó en la segunda columna de la operación LAZO que subía de sur a norte por la calle Dr. Baéz rumbo a la puerta principal del Palacio Nacional que estaba ocupado por efectivos rebeldes que pertenecían al Batallón Mella del Ejército Nacional (que tenía su asiento en San Cristóbal). Desde que inició la emboscada contra las tropas constitucionalistas en la 30 de marzo (al este del Palacio) ya no existía factor sorpresa en el ataque y el fuego se concentró contra la columna que dirigía Capocci, quien caería contiguo a un árbol de Laurel que está en la esquina Dr.Baez con Moisés García (ver páginas 7 y 😎.
Al día siguiente y por instrucciones expresas del ministro de las fuerzas armadas constitucionalistas , coronel Manuel Ramón Montes Arache, se dirigieron a media mañana a levantar el cuerpo del comandante Ilio Capocci los doctores Nelsón Lugo y José Rafáel Yunén junto a dos monjas del Hospital Padre Billini. Capocci sostenía todavía en su mano una granada, la misma fue recogida por un soldado rebelde que se encontraba presente al momento del levantamiento de los restos del combatiente.
En la página 6 del anexo podemos observar la comparación del cuerpo sin vida con una foto tomada el día anterior por reporteros de la revista LIFE norteamericana, y apreciamos los elementos coincidentes para sustentar y aclarar ese pequeño error de nombre del caído y de la fecha en la imagen del libro de Diederich.
En la imagen de la página 2, observamos al comandante Capocci junto a Montes Arache y Claudio Caamaño en la puerta del edificio Copello, sede del gobierno constitucionalista. En la página 9 mostramos a Capocci tomando una siesta en la oficina de gobierno, en la misma apreciamos el mismo reloj que aparece en la foto de página 6.
En las páginas 10 y 11 observamos al comandante Capocci junto varios protagonistas de la GESTA PATRIÓTICA de 1965, entre los cuales se encuentran Claudio Caamaño Grullón, Barín Caamaño y el ministro de la presidencia Hector Aristy Pereyra.
El 25 de mayo de 1965 mediante el decreto No.50 el gobierno constitucional presidido por Francisco Alberto Caamaño Deñó le concedió la nacionalidad dominicana, a título de naturalización privilegiada póstuma a Ilio Capocci (ver página 12). Los restos del comandante Capocci descansan en el cementerio de la avenida Independencia (ver página 13). Junto al sepulcro ha crecido una hermosa palma, cuyo tronco tapa parcialmente la tarja de este héroe de la Patria.
Este 19 de mayo deseaba recordar a uno de los tantos caídos que abonaron con su sangre la libertad y democracia que hoy disfrutamos los dominicanos...
NOTA para nuestros lectores en Facebook: La foto del cuerpo de Ilio Capocci que señalamos en el articulo la enviamos vía electrónica...

Fotos tomadas de la red.







jueves, mayo 13, 2021

Al pueblo Palestino.

  En estos momentos expreso desde la Rep. Dominicana, mis solidaridad con Palestina a través de estos dos poemas, reiterando de que ella no esta sola, que una parte importante de la humanidad sigue de cerca la lucha desigual que libran contra el Sionismo.

Intifada
Muy temprano
antes
muy antes
que las campanas de templo
llenen de mariposas las mañanas
los niños
con sus sueños debajo del brazo
se visten de milicianos
y corren hacia el futuro
temprano de la muerte
ondeando felices
la bandera multicolor
de la esperanza
Al pueblo Palestino
Made in Israel
un misil que debió estallar en Gaza
atravesó mi corazón
y se estrelló en el lado oscuro de mi memoria
donde un niño Palestino
jugaba con la luz de la alborada
cada pedacito de su cuerpo destrozado
salpica de sangre
la conciencia de un mundo
que indiferente ve pasar su funeral
Al pueblo Palestino.
Domingo Acevedo.
Fotos tomadas de la red.



SOS Palestina.

 Muchas personas pretenden que el pueblo Palestino se quede con los brazos cruzados, mientras Israel sistemáticamente usurpa sus derechos y sus territorios.

Ignoran esas personas el hecho de que, el derecho a la resistencia ante las injusticias es inalienable al ser humano, es mejor morir de pie que vivir arrodillado.
Palestina no está sola y seguro vencerá a los Sionistas asesinos.
Domingo Acevedo.



Foto tomada de la red.

martes, mayo 11, 2021

Colombia SOS

 


Abril se abre a la esperanza

a la alegría de los que en Colombia marchan

levantando entre sus manos

la bandera de la utopía

las calles de Medellín

Cali

y Bogotá

se van llenando de pasos apresurados

de una multitud insurrecta

que se multiplica con el paso de los días

que viene de los cuatro puntos cardinales

viene del Cauca

de Boyacá

de San Vicente del Caguan

de Santa Vera Cruz

de Cochabamba

de Córdoba

de Cundinamarca

del Caribe

del Atlántico

de las profundidades de la selva amazónica

de las altas y frías montañas de los Andes

del altiplano

hombres

y mujeres

niños

y ancianos

negros

indígenas

mestizos

blancos

toda la multitud se abraza en la esperanza contra el opresor

toda la multitud germina en la sangre de los caídos

es flor de libertad

es bandera que ondea febril

en las manos del viento

anunciado un nuevo amanecer. 

 

Dedicado especialmente a Lucas Villa  y todos los encarcelados, heridos, desaparecidos y asesinados por las fuerzas represivas del estado Colombiano.

 

Domingo Acevedo.

Mayo/2021










Fotos tomada de la red.

Archivo del blog