miércoles, noviembre 18, 2020

Cimarrón Justiciero



Que te puedo

yo

decir

hermano

si ya estás muerto

si te has ido silencioso y solitario

a poblar los lejanos recintos del olvido

si nos ha dejado aquí

solos

desamparados

tristes en el dolor de tu partida

con la mirada herida de ausencia

con las manos vacías de ternura

acongojados

arrinconados en la angustia  inmensa

de saber que te hemos perdidos para siempre

sansón de ébano

hijo natural del bosque y la lluvia

cimarrón justiciero que tejía con los hilos del roció

los colores horizontales de los amaneceres

centauro que habita a la sombra de los recuerdos

cazador siempre al acecho de su presa

entre los matorrales achicharrados por la sequía

pescador

dueño de las noches salitreras del mar Caribe

adormecido al arrullo del canto de los grillos

en su voz de salitre

el mar aún arremolina estrellas y sueños


Domingo Acevedo

18/11/2020







Apología del Tiempo.

 Domingo  Acevedo






E-Mail

domingoacv2@gmail.com

www.espejismodelunallena.blogspot.com





Santo Domingo, Rep. Dom.

















Portada: José E. santos

                        




















Fue en la primavera del 2002 cuando conocí al poeta Domingo Acevedo. Él había publicado su libro “Espejismo de Luna Llena”, el cual yo acababa de leer. Esa misma sensibilidad, amor hacia los demás, ternura…y preocupación social que se mostraba en la poesía que yo había tenido el honor de re–crear, era un reflejo de la personalidad del poeta que me hablaba de mamá Tita la que hilvanaba / con los hilos del alma la noche, del que vio al abuelo Ismael que venía de  tan  cerca del mar / que podíamos sentir el olor de las olas en su mirada salpicada de cielo. 

 

Seguimos conversando acerca de su tierna y fina poesía, mientras observábamos el viento mágico / coloreando de lirios y mariposas el horizonte. En ese mismo lugar escuché su canto invitando a la amada a recorrer el universo de su poesía: para desde allí ver hundirse el sol / en el manso océano de tus ojos. Y viajó en sus brazos, hasta trepar por las paredes de la soledad y decirle te toco y entre mis manos la primavera / se deshace salpicando de colores tu piel. Como un guaraguao incansable que dibuja maravillas en el aire, su vuelo no se detuvo. Cuando la ciudad lo encaminó por sus esquinas regadas de tristeza y alegría, tomó el control de su sueño, esparciendo en el aire su voz: y me embriago de luces y neón / y vomito lunas y estrellas / lirios y caracoles. Cuando terminó su recorrido por el mundo, dijo a la multitud: y en nuestros pensamientos todavía florecen lirios y azucenas. 

 

Los escritores aspiran a que sus obras venzan al tiempo. Son muchas las que a medida que pasan los años se hacen más interesantes, van ganando brillantez y admiración, pero no es que han vencido al tiempo, es que al gran Cronos le ha placido convertirlas en deidades, dándoles cetros y leyes sobre mortales e inmortales. Entonces, es mejor exaltar al Tiempo y no rebelarse contra él. Todos los seres agonizan en los brazos del tiempo, este sigue siendo el mismo:

 

Mi voz húmeda 

antes prehistoria de la vida 

cabalga sobre el potro 

indomable del tiempo 

 

Mientras se preocupan porque el tiempo va pasando rápido, son ellos los que pasan y desesperados mueren bajo sus pies:

 

Sabía que detrás del tiempo 

un fantasma agoniza



Aquí se nota airado contra el tiempo, pero ¿es él quien desobedece las órdenes del Tiempo? El sabe que es inútil luchar contra éste. En el sueño ha viajado a una tierra prometida donde habitan los inmortales, pero reconoce que pronto descenderá a la realidad. 

 

Donde me enfrento en sus calles 

(…) 

con los duendes invisibles del tiempo 

en un duelo rutinario e inútil 

sabiendo que mañana 

frente al espejo 

volveré a ser yo  

 

El dolor humano es trabajado frecuentemente y con lucidez en la poesía de Domingo Acevedo. A veces relaciona lo divino con lo humano para expresar la condición en que viven muchas personas olvidadas. 

 

Caído un ángel 

tirado en el asfalto 

la piel mutilada

rota sus alas 

(…) 

 

Miles de voces se fortifican en la voz del poeta para denunciar el dolor en que se embriaga la existencia:

 

Soy nada 

regreso cansado del olvido

nadie me recuerda 

como un serafín    herido 

tengo el horizonte

pegado en la piel

 

Al leer el poema pájaro de marfil recordamos los campos dominicanos, donde los obreros trabajan alegres, tarareando canciones. Aunque aquí se refiere al batey, donde los obreros después de la zafra en una danza milenaria y sensual / rompen sus cadenas, el poeta nos traslada a los conucos para mostrarnos un obrero que empieza su jornada:

 

Tiene la mirada hueca

sumergido en una gota  

amarga de rocío 

 

El labriego espera la tarde, el fin de semana o la quincena para disfrutar con alegría el pago miserable de su fuerza. 

 

La sociedad desigual como un Leviatán que somete a las serpientes a pagar eternamente el castigo de su rebeldía, hace que muchas mujeres tomen las esquinas para vender sus cuerpos. El poeta comparte con ellas tristeza y alegría. Le canta en la soledad:

 

Solitarias y sombrías 

naufragan bajo las luces últimas 

del amanecer 

 

Nos muestra una sociedad donde los hombres viven como máquinas alquiladas al consumismo y la ambición de un sistema corrompido, donde se han perdido los valores humanos, lo que hace a los hombres vivir bajo desesperación, miedo e intranquilidad:

 

La humanidad prisionera 

de sus propios sueños 

sucumbía

 

Amante de la historia y promotor de la igualdad de derechos, invita a la amada a celebrar las gestas de Lemba:

 

Ven aquí negra mía 

y deja que la luna 

de seda y de ternura 

te vista la piel

 

Cuando el amor reine en el corazón de los hombres, no será necesario luchar contra la pobreza, ni promover campañas contra el hambre y la delincuencia, porque todo esto es fruto de la ausencia de un verdadero amor. Reconociendo esto, el poeta llama a las familias a vivir por amor, porque es allí donde debe nacer para luego desarrollarse en la sociedad. 

 

Y haz florecer en sus mejillas

el candor de la aurora 

cobíjalo bajo la sombra 

del árbol del amor 

y protégelo del frío 

y la soledad  

 

Fundiendo ternura y erotismo le dice a la amada que es un héroe vencedor de mil batallas, pero en sus manos no es más que un hombre enamorado que necesita su amor:

 

Deja que mis manos hagan surcos en tu piel 

para sembrar en tu sexo de flores 

la simiente congelada…

(…)

Yo también huyo de la furia ciega del amor 

mas en tu piel anidan 

los pájaros azules de mis manos. 

 

Aunque en su época Tablada notó que el haiku se había convertido en lugar común en Hispanoamérica, digo –sin temor a equivocarme- que muchas personas desconocen no sólo su técnica, sino al propio haiku. Domingo Acevedo nos trae una muestra de sus conversaciones con Basho, Ryota, Yssa, Shiki, Kyoshi…, Buson y consigo mismo.

 

por el sendero 

un caracol intenta 

ser horizonte

El poeta Domingo Acevedo capta la realidad y la expresa mediante las palabras salpicadas de misterio, dejándonos en el papel la seducción vibrante de su poesía. Sólo nos queda seguir leyendo sus poemas.


Dedicatoria

 

         A mis padres Sergio Bautista y Consuelo Acevedo, artífices proletarios de mi vida, a ellos debo el amor y la ternura y lo que simplemente soy.

 

         A la tía Amantita Acevedo, que siempre me protegió de la furia de los fantasmas del pasado.

 

         A Enrique Acevedo, al tío Rafael Acevedo y a Miguel Ángel Acevedo quienes un día partieron por un oscuro sendero de lágrimas y flores hacia el olvido y a toda mi familia, forjadora de mis sueños, inspiradora de mi vida, a ellos, con los que compartí en la Esperilla, el sublime amor a la tierra, a la vida 



        


















La brevedad y el abismo insondable de la poesía

 

(Sixto debe revisar esta parte porque está descontinuado)




Espejismo de luna llena” primer libro publicado por Domingo Acevedo nos brindó un poeta de vuelo primario, aunque profundo;  ahora este nuevo texto poético nos trae a un Domingo Acevedo mucho más maduro con una poesía de contenido filosófico,  bordeando la metafísica,  en esa búsqueda existencial que ha acompañado al hombre desde sus orígenes y que ha formado parte de sus crisis.

 

         La búsqueda permanente del yo,  del propio ser se encuentra con la dualidad de un yo externo y un yo interior,  Domingo busca ese yo desde esa acuciosa,  incisiva y profunda interrogante de quien soy si soy y no soy nada,  que el hombre se ha formulado siempre y que es el principio para iniciar el descubrimiento de sí mismo.

 

         A medida que el poeta crece y madura su poesía es más breve,  limpia y hermosa.   La brevedad es señal de buen poeta,  pues decirlo todo en un breve poema  es contener al universo en unas cuantas palabras.

 

         Afirmo que hay un salto en el poeta,  desde Espejismo de Luna Llena hasta este texto tuvo que haber un proceso de crecimiento,  de maduración,  de concienciación del fenómeno poético,  porque de un poema a otro,  así como de un libro a otro,  hay un abismo insondable,  amplio y profundo que debe dar  un fruto mucho más acabado como este que tenemos ahora en nuestras manos

 

                                                                    Prof. Sixto Gabín

                                                                    Poeta y  Ensayista






        
















Capítulo 

 

I


















Apología de tiempo

 

Soy el eco unicelular

del viento

mi voz húmeda

antes prehistoria de la vida

cabalga sobre el potro

indomable del tiempo

espada en ristre

decapitando siluetas

cuyas cabezas líquidas

estallan al tocar la tierra

salpicando las noches

de lirios y azucenas





















DETRÁS DE LA NOCHE

 

Detrás de la noche 

un ojo ancestral 

llora el dolor del mundo 






























Las orquídeas

 

He visto los barcos

anclar apacibles

en la alborada lunar

de la nada

parecen flotar

en la fina neblina del tiempo

el mar distante

arremolina en su interior

todo el universo en una estrella

mientras que en el cielo

los peces como en un espejo

se quedan petrificados

no van a ninguna parte

su rubor plateado

refulge en la noche

indiferente a la soledad

de las orquídeas

que crecen como una ola

que salpica de colores

la piel azul distante

del bosque












La máscara

 

Volveré a ser yo

cuando mañana me mire al espejo

y vea a las bailarinas muertas

orinándose de asco

en medio de la noche

bajo una luna de plata

que alumbra la ciudad de mis sueños

donde me enfrento en sus calles

a los duendes invisibles del tiempo

en un duelo rutinario e inútil

sabiendo que mañana

frente al espejo 

volveré a ser yo

cuando me quite la máscara

y ya no me conozca

















Solitarias estatuas

 

Soy

no soy nada

regreso cansado del olvido

nadie me recuerda

como un serafín herido

tengo el horizonte

pegado en la piel

y en los ojos un sol oscuro

ilumina el sendero

ensangrentado de flores

regreso cansado

tengo las manos repletas 

de eternidad

llamaradas de mariposas

vuelan hacia el ocaso

donde solitarias estatuas

abandonadas al azar

me miran con lástima

soy

no soy nada

detrás de las puertas del tiempo

siempre abiertas

un cementerio de estrellas

un lirio roto

soy 

no soy nada






El azar y la nostalgia

 

Vivo perdido entre el azar 

y la nostalgia

sonámbulo desando

los senderos de la ausencia

ciego me enfrento a la nada

vencido como un dragón

sucumbo a la soledad



























Mi niñez

 

He mirado hacia dentro de mí 

el pasado

como una cortina rota por el dolor

se abre

y en un rincón del tiempo

mi niñez herida aun agoniza



























El viento

 

Esta noche

el viento tocó mi puerta

su vago olor a distancia

inundó la casa

tam tam

insistió el viento

mas no abrí

sabía que detrás del tiempo

un fantasma agoniza
























Perros invisibles

 

      I

Perros invisibles

huyen de mi voz

tratan de morder

el horizonte

donde todas las tardes

en su oquedad anida el sol

























Perros invisibles

 

      II

Detrás de los espejos

perfumados de mis ojos

habita un fantasma

que ama a los perros

invisibles de mi voz

todas las tardes

los lleva a pasear

más allá del horizonte

donde el sol y las aves

juegan a la escondida 

con la noche





















Matriz

 

Yo que no era

ni soy si seré

que me miro a mí mismo

desde mi ausencia

que habita en mi inhumanidad

hecha de piedra y metal

soy como un tótem

que los dioses erigieron

como testimonio

evidencia de que en la tierra

se había perdido en los hombres

la esperanza del amor

y las máquinas dueñas del futuro

como una visión trágica

iniciaban su reinado

en un mundo indiferente

a su propia realidad

una realidad tan avasalladora

que cuando los hombres despertaron 

era tarde

la humanidad prisionera

de sus propios temores

sucumbía












En el umbral del tiempo

 

En el umbral del tiempo

cinco fantasmas

tocan la puerta de mi memoria

un ángel les abre

y les pregunta

-  qué quieren

-  entrar

el ángel los mira

y en silencio

vuelve a cerrar la puerta

mientras murmura

para sus adentros

-  pobrecitos

ignoran que ya no hay espacio

para más recuerdos

















Fúnebres banderas

 

Fúnebres banderas

ondean en mi corazón

herida que no cierra

sangre que no cesa

muerte que me llama




























Perdido en el tiempo

 

Vago perdido por el tiempo

busco en los umbrales de la nada

a un fantasma que agoniza

en mi corazón





























Ausencia

 

Mis ojos en cada lágrima

vomitan la distancia

mi corazón en cada latido

va sepultando la alegría

y esta ausencia

honda como una ola

rompe los cristales de mi alma


























Sangre Regocijada

 

Relámpago cegador

hogueras que se apagan

sangre regocijada

lirios rotos contra el espejo

de la tarde

abandonado al azar

entre mis manos

el mundo agoniza

























Danza de cuchillos

 

Canto esta danza de cuchillos

que brota de mis labios gitanos

desnuda baila la luna mi canto

canto que hiere la distancia

distancia que agoniza bajo la luna

luna que coqueta y desnuda baila

al compás de mi canto
























Saeta de flores

 

Atrapado en la arena movediza

de mi inconsciente

no tengo alas

la utopía

certera saeta de flores 

salpicó de colores

la espesura azul distante de mis ojos


























Anochecía

 

El lucero estaba ahí

anochecía

no me había dado cuenta

lo tarde que era

en la distancia

sobre una tumba

un jazmín


























El mar Caribe

 

Látigo de viento y salitre

el mar Caribe

guarda en su horizontalidad

el origen mineral de mi voz
























































Una espiga

 

Crece en mi pecho

una espiga de dolor































Cuando los años pasan

 

Dubitativos los años pasan

frente a los umbrales de mis ojos

se van

pero siempre se quedan

pintando de blanco

con sus dedos mis cabellos



























Erupción

 

Dos pájaros se fugan

de mis ojos

cristalinos destellos

del dolor

raíces permanentes

de la angustia

erupción inevitable 

del que sufre

























Las puertas del silencio

 

He tocado las puertas

del silencio

hoy

esta tarde

que la lluvia desnuda

corre por el sendero

como un niño solitario

y mi voz

como un puñal

traspasa el tiempo

que sangra relojes

que marcan un horario

de ternura



















Ronda mi casa

 

La muerte ronda mi casa

hermosa y seductora

se para frente a mi portal

invisible y desnuda

se atreve

toca mi puerta

la ignoro

mas temo 

tengo miedo

que un día necesario

dormido me quede

en sus brazos





















Hoy llamé la muerte

 

Hoy llamé la muerte

la invité a mi casa

la senté en mi mesa

compartí con ella

el pan y el vino

después ebrios

bailamos sin fin

al compás de la noche

aturdidos y felices

terminamos en un sofá

haciendo el amor

complacida

antes de salir el sol

se fue

sin decirme adiós


















Mi voz

 

Mi voz lapida

el eco del silencio

espada redentora

que divide la sangre

del amor




























Humano

 

Ya no quiero ser más

el humano

apenado

me sumerjo en los túneles

secretos de la noche

busco entre los escombros

del tiempo

la perdida humanidad

del hombre
























Cuando todos se vayan

 

Un día todos se irán

y me quedaré solo

diré adiós

con las manos arrugadas

por los años

después me sentaré

en un rincón de la tarde

hasta que el lucero

ilumine la memoria

luego cruzaré el sendero

de la noche

abriré la puerta del tiempo

voltearé el rostro

y miraré con nostalgia

como los sueños

se desvanecen en la nada

















Una flor en el pecho

 

Hijo

ven a los brazos de tu padre

que hoy está solo

no huyas

ven abrígalo

pon una flor en su pecho

haz florecer en su mejilla

el candor de la aurora

cobíjalo bajo la sombra

del árbol del amor

protégelo del frío

y la soledad

hoy que viejo y cansado

tendido sobre un lecho

de hojas amarillas agoniza



A Randor Ezequiel mi hijo.














Vértigo de nostalgia

 

Hermano

hace  tiempo que partiste

en el carrusel de la inocencia

hacia el inefable laberinto de la nada

te fuiste

a poblar de ángeles la ausencia

pero el llanto irrevocable

aún humedece los recuerdos

y en la memoria

la llovizna pertinaz de entonces

se mezcla con el humo de los fogones

donde la esperanza se consume

fúnebres banderas ondean

en las manos del viento

vértigo de nostalgia

huracán de cenizas

que viste la noche de luto

dagas clavadas en la garganta del  silencio

ay 

mis dedos siguen cavando fosas

donde no cabe la angustia

adiós

pero deja hermano mío

deja

que mis lágrimas

aten tu recuerdo a mi corazón

no te quedes callado

rompe tu silencio de abismo sideral

abre los ojos

abrázame con la mirada perenne

de la vida

y si te vas

si te vas llévame contigo

no me dejes

llévame contigo

dolor

llanto

lágrimas

ya no te encontraré

amasando con tus manos

recién nacidas

la luz del crepúsculo

ay

tu cuerpo horizontal y pálido

tu cuerpo de cristal quebrado

por un haz de luz carnívoro

tus ojos

helados promontorios de estrellas

en la cúspide del universo

tus manos dormidas entre mis manos

tus manos de témpanos morados

tus manos

tu risa

tu risa

tu risa enorme como el viento

cantan los árboles tu nombre

en donde podré esconderme

que la soledad no me atrape

 

A  Guaroita Acevedo

     Mi hermano








Nací frente al mar

 

Nací frente al mar

en una ciudad ilusoria

atestada de fantasmas

que corren y danzan alegres

por calles anegadas

de algas peces y corales

que florecen todo el año

Iluminando los rincones

de las casas invisibles

donde habitan las sirenas

que atraen con su canto

a viejos marineros

con sueños de piratas

que navegan perdidos

por lugares remotos

donde el olor estancado

de lunas florecidas

deja un rastro lumínico

de pétalos  dormidos

sobre los mares

del tiempo perdido

donde peces gigantescos

y monstruos marinos

devoran los barcos

con la tripulación adentro

esa ruta de naufragio

lleva a lejanos puertos

de babilónicas ciudades

donde hermosas sirenas

disfrazadas de doncellas

reciben a los viajeros

con guirnaldas de estrellas

música de ángeles

banquetes faraónicos

y amplios salones

decorados sin prisa

donde marineros decrépitos

y hermosas sirenas

disfrazadas de doncellas

bailan sin descanso

música triste de otros tiempos





































Capitulo

 

II

















Mariposas desnudas

 

Mariposas desnudas

navegan sobre las olas

inmensas del viento

mientras por el camino retorcido

del otoño

noviembre va perdiendo

su encanto de niño travieso

sus huellas sobre el hielo

reciente de los inviernos remotos

sin prisa se van esfumando

por los oscuros laberintos

de un mundo cimentado

sobre mentiras celestiales




















Estatua de sal

 

Entre tus párpados

azul claro un trozo de cielo

invisibles gorriones

juegan a la escondida en tu cabeza

mientras un violín hueco

imita tu voz

de tus labios gotea un ruiseñor

que despierta con su trino

la mañana

flores amarillas

inundan la transparencia

de los días de junio

abandonada junto al camino

una estatua de sal 



















Un Ángel

 

Caído un ángel

tirado en el asfalto

la piel mutilada

rotas sus alas

la vida humedecida

cien mariposas heridas

atolondradas

vuelan sonámbulas

ciegas

como lágrimas huecas

y profundas

como el eco desgarrador

y distante del llanto

vuelan

vuelan sin tiempo

vuelan sin rumbo

vuelan 

caído un ángel

la piel mutilada

rotas sus alas

lacerado el corazón

herido por un rayo

ya no puede volar










Barcos piratas

 

Barcos cargados de distancia

navegan sonámbulos

por los mares remotos

de la ausencia

hacia las heladas regiones australes

más allá de la tierra del fuego

donde el sol permanece

petrificado tras el cristal

del invierno
























Oscurece

 

Oscurece

una colmena de pájaros

azuldistante

revolotea alrededor

de la primera estrella




























Anoche

 

Anoche me senté

a escribir un poema

y me quedé dormido

cuando desperté 

estaba muerto

me hirió la pluma

el corazón de la sangre

y naufragó la vida

en el mar de las palabras
























Canción de cuna para dormir la luna

 

      I

 

Cantan

los grillos cantan

cantan

bajo un sin fin

de estrellas

 

      II

 

Cantan

réquete cantan

cantan los grillos

cantan

 

      III

 

Cantan

como gitanos

cantan

a la luna

luna











Sol de verano

 

Airado el sol del verano

clava sus puñales en la tierra































Mutación

 

Atardece

llovizna

el sol se muta

un arco iris





























No tiene memoria

 

No tiene memoria la sangre

que al tocar la tierra

danza desnuda

al compás del dolor





























Agonía

 

Honda en su eterna agonía

la sangre no cesa































El mar muerto

 

Apenado el viento se detuvo

en medio de la noche

y preguntó a las estrellas

por qué no le avisaron

que el mar había muerto de sed



























Sal y arena

 

Ahí está el mar

contándonos la historia

del mundo

la escribe con sal y arena

sobre los pergaminos del viento



























La memoria

 

La memoria del mar

es el viento

que guarda en sus orígenes

el vuelo horizontal

de los pájaros




























Tsunami

 

El mar cuando se irrita

vomita peces

sus eructos

siembran por el mundo

el dolor




























Pesadumbre

 

Anoche los perros

ladraron tanto

que la luna

en su pesadumbre

se ahogó en el rocío




























De oro y seda

 

Hermoso traje

tiene la noche

de oro y seda

siempre vestida





























Canto de sirena

 

La ciudad difusa

se esconde tras la brisa

limpia y perfumada

del invierno

pequeños hombrecitos dorados

pintan de colores el horizonte

mientras en el cielo

pausadas las estrellas

se van agrupando como potros

doblegados en un corral

con una tranquilidad celestial

serenas las luces van despertando

llenando de luciérnagas

los remotos rincones de la ciudad

que esconde tras las vidrieras

un mundo subterráneo

donde mujeres prisioneras

en el ámbar de la nada

venden placeres a hombres

azorados y tristes

que fascinados no sobreviven

al canto de las sirenas

y sus cadáveres sonámbulos

flotan tranquilos sobre un océano

de lunas derretidas

mientras el viento

los va juntando más allá del horizonte

cenagoso del amanecer

el viento que también agoniza

herido por un concierto

de pájaros funerarios

que se alimentan de la carne

hueca y perfumada

de los hombres que sedientos

mueren huérfanos de amor

en brazos de las mujeres

que vestidas de lunas y estrellas

florecen y se multiplican

bajo los faroles del tiempo










































Capitulo

 

III















Sol de Cristal

 

El viento

como un ruiseñor herido huye

trata de esconderse

tras el horizonte

al que nunca llega

bajo mi piel la noche se esconde

con un rumor de siglos

las estrellas afloran

entre mis ojos húmedos

de distancia

veloces unicornios galopan

hacia los insólitos rincones

de la memoria

donde tu recuerdo

bajo un sol de cristal

como una bandera victoriosa ondea

















A donde va la luna

 

      I

A dónde va la luna

vestida como una diosa

 

      II

En busca de un amor

tan alto como el sol

 

      III

Por qué siente celos

la tierra de ella

 

      IV

Por qué sueñan las dos

con el mismo amor


















Virgen en pecado

 

      I

 

Ven 

ebria de soledad

a mis brazos

 

      II

 

Ven

sedienta

como un cascabel

mudo de sonidos

 

      III

 

Ven

vacía como un cántaro

roto por la eternidad

 

      IV

 

Ven 

y grita mi nombre

en la insondable noche

del olvido y la muerte

 

      V

 

Ven 

y búscame

entre la multitud de ángeles

que habitan en tus sueños





Piel de Sándalo

 

Piel de sándalo

cabellos de lianas dormidas

sobre los árboles de la selva

ojos de mar insondable y sereno

pezones erectos y tibios

entre mis manos

labios que saben mi nombre

labios que besan y ríen

lengua apasionada y sedienta

cintura de anillo nupcial

ombligo de caramelo en mi boca

largas piernas

sexo de fuego

pies descalzos 

sobre la alborada de mis sueños

ven mujer

traspasa el tiempo y la distancia

desnúdate

y danza para mí bajo la luna













Dios te creó

 

      I

 

Dios te creó

yo te hice

mis manos de alfarero

moldearon tu cuerpo

 

      II

 

Dios te dio la vida

Yo te di el amor

Pequeña mujer

Hecha de rocío y de luz




















Quise huir

 

      I

 

No hay donde esconderse

 

      II

 

Hoy

la alegría sonora

de los amantes clandestinos

me delató

 

      III

 

Me sorprendió agachado

detrás de las murallas

del horizonte

 

      IV

 

Quise huir

pero al intentarlo

me hirió el alma

el llanto de un niño

recién nacido

 

      V

 

Petrificado

entre las pestañas de la brisa

mi cuerpo hecha raíces



Me atan cadenas

 

No podré ir a tu lado

ahora que te amo

ahora que guardo en mi corazón

para ti

un quetzal de cristal

ahora que soy joven y tierno

como un sauce

ahora que mis sueños

pueden volar tan alto

como un cóndor sobre los andes

 

      II

 

Me quedaré aquí

no quiero

pero me atan cadenas

las cadenas de la distancia

me atan a la ausencia

 

      III

 

OH amor

honda es la pena de quedarme

de no ir a tu lado

de morir tan lejos de la aurora








El secreto amor

 

El júbilo sempiterno de los sapos

el agua serena del estanque

las estrellas dormidas en tus ojos

y el secreto amor que no llega






























La luz

 

La luz atravesando

el prisma de tus ojos

mil mariposas






























Rota la luz

 

Rota la luz

en la inefable quietud

de tus ojos

en tu mirada se condensan

los colores del arco iris




























Tu mirada

 

He desenterrado la luz

que los dioses

enterraron en la noche

ignoraban ellos

que la luz 

como tu mirada

no caben en la nada


























Sublime ritual

 

Noches estremecidas

por los quejidos húmedos

que brotan de tus labios

nuestros cuerpos

horizontalmente desnudos

hacen del acto del amor

un sublime ritual


























Atesoro

 

Atesoro entre mis manos

el estridente perfume de tu piel

fuego que enciende mi tacto

cuando la humedad digital

de tu sexo en mis labios

endulza todos mis sentidos de placer



























Profecía

 

Perdí tu amor hace siglo

entre la soledad muda de los libros

y las cenizas ensangrentadas

y calientes

de las batallas inacabables

de imposibles victorias

que en el fragor de las noches inciertas

azotadas por un viento lúgubre

siempre torturaron mi alma

de soldado vencido

pero a pesar de mi soledad profética

no puedo renunciar a ti

aun sabiendo que soy un hombre

marcado por la tristeza milenaria

de los milicianos que fueron a la guerra

a morir por un extraño idealismo

que los fanatizó de tal manera

que nunca alcanzaron a entender

que en esa vorágine eterna

de sangre y metralla

perdían su humanidad

y se morían lejos

en la soledad de su crueldad

consumidos por el fuego helado

de un invierno eterno

que aún guarda congelado

el rostro de miedo

de los soldados muertos

en la última batalla

de la guerra del fin del mundo

y yo que sobrevivo a los designios

me resisto a perderte

Y te busco más allá de la profecía

entre los espejos rotos

de los aposentos imaginarios

donde mi infancia

diluida entre la sangre

y los laureles

agoniza tras la ambarina

levedad de tus ojos

que me miran desde el olvido

más puro de tu alma

























A pesar de los pesares

 

      I   

Te amo desde la plenitud

de mi soledad

en ella naufragaron barcos invisibles

sus tripulantes remotos

se resisten a morir

ahogados en el tiempo

y chapalean desesperados

en la nada

tratando de sobrevivir

al canto sublime de las sirenas

que en silencio los seduce

 

      II

 

Te amo y este siglo que palidece

al borde del abismo

me arrastra hacia un ocaso

de mariposas muertas

donde el hielo de la noche

guarda el rostro azorado

de los niños muertos

por el furor milenario

de un hambre atroz

que tritura los sueños

de las breves prostitutas







      III

 

Que en una ciudad junto al mar Caribe

en un frío malecón

por unas monedas venden ternura

a hombres solitarios y tristes

que se deshacen de placer

en el sexo muerto de las niñas pálidas

que en las noches lívidas

del último otoño

hacen turno para morirse de sed

ahogadas en las sombras

de una ciudad diluida

entre caricias fingidas

y túneles infinitos y estrechos

por donde se les escapa la vida

a gotas de sangre y semen

 

      IV

 

Te amo a pesar del odio

de los hombres que me apartan de ti

y me atan al olvido

y me empujan al vacío

de un siglo casi muerto

donde soy testigo de mi propia soledad

y donde se mueren las flores

marchitas por el peso

de una primavera de sangre






Pájaros azules

 

Entre mis manos crece tu risa

igual que en el pasto distante

crece la hierba

eres un destello breve

súbito

que ilumina de repente

la abrupta sombra

de mi cuerpo horizontal

tendido sobre las tardes

grises de enero

ven

deja que tu nombre entre mis labios

sea un rayo que hiera la distancia

deja que mis manos hagan surcos en tu piel

para sembrar en tu sexo de flores

la simiente congelada en mi semen

para que en tu vientre la vida

igual que el trigo en los campos

ilumine los ignotos senderos

de la fantasía

soy un héroe

vencedor de mil batallas

mas en tus brazos como un centauro

caigo vencido al amor y la ternura

atados mis sueños a tu nombre

ya no voy a ninguna parte

he anclado mi barca

en la remota soledad del tiempo

junto a la insondable desnudez

de tu cuerpo

dormido sobre un lecho de pétalos

petrificados sobre la nada

refugio de los fantasmas

que huyen de la furia

de los minotauros

yo también huyo de la furia ciega

del amor

mas en tu piel anidan

los pájaros azules de mis manos






































Capítulo

 

IV



















Antiguos rinocerontes

 

Antiguos rinocerontes

se pasean orondos

por las praderas fabulosas

del olvido

se alejan de la primavera

ya no volverán a abrevar

bajo las estrellas

se van perdiendo

por los caminos polvorientos

del verano

hacia la inmensa soledad del tiempo

donde agonizan

tirados sobre las cenizas de su origen

segado por las manos

imperiosas del odio

un odio que espanta

a las luciérnagas petrificadas

en el silencio súbito

de las mañanas vegetales

de los primeros días de mayo













Antiguas  Prostitutas

 

Bajo los escombros de la noche

a esta hora la ciudad

parece abandonada

sólo algunos autos iracundos y veloces

se pierden en la oscuridad

antiguas prostitutas

solitarias y sombrías

naufragan bajo las luces últimas

del amanecer

sus cadáveres angustiados

flotan sobre los altos edificios

espejismo de un mundo absurdo

en el que habito




















Mas allá

 

Más allá de un sonoro horizonte

de luciérnagas

las tamboras anuncian la alborada






























Pájaros de Marfil

 

Tiene la mirada larga y hueca

sumergida en una gota

amarga de rocío

en su pecho una tambora

anuncia la vida

y entre sus labios

prisioneros pájaros de marfil

sonoros y fugaces

muerden el horizonte

en su cabellera llena de alambres 

una corona hecha de retazos

de melancolía y sueños

por el camino no se sabe

si viene o se va

siempre alegre en el batey

después de la zafra

bajo las estrellas

en una danza milenaria y sensual

rompe sus cadenas














Negra Antillana

 

      I

 

Negra Antillana

en tu sangre llevas el ritmo tropical

del Caribe imperial

reina del mar y los caracoles

reina del amor y la ternura

reina de la melaza y del guarapo

 

      II

 

Negra majestuosa

alegre y sensual

amo tu piel color aceituna

de la que te sientes orgullosa

porque sabes que es hermosa

de África una flor crece en la distancia 

 

      III

 

Negra dulce y encantadora

deidad que aún suspira

en el dolor de la historia

que los esclavos escribieron

con su sangre en América

 

      IV

 

Deidad que habita en las noches

alegres de los bateyes

y vive en los cañaverales

y en los cafetales en flor




      V

 

Y permanece en los días

Interminables de las zafras

donde tu presencia dulcifica

la vida de los hombres

que hacen del duro trabajo

una canción de amor

 

      VI

 

Negra antillana

simple

inmensa

esencia de siglos

sueños de atabales

ritmo de tambores

es amargo nuestro azúcar

pero dulces tus labios que anhelo













Sebastián Lemba

 

Ven aquí negra mía

y deja que la luna

de seda y ternura

te vista la piel

vamos

que en los manieles

repican las tamboras

anuncian que Sebastián Lemba

con su furia

las cadenas rompió

y los negros en América

libres ya son





















Navidad

 

Navidad

sangre de distancia

muerta

sueños de luces

fantasía de colores

ruidos

y risas

y aquí

en nuestra mesa

yo

simplemente

compartimos

la desnudez

del hambre
















Poeta

 

Nadie entiende tu soledad

poeta

esa soledad que pregona tu silencio

cuando caminas despacio por las calles

dejando huellas inconclusas y fatigadas en tu alma

esa soledad que destila tu mirada

cuando el viento en tu interior abre puertas

por donde se escapan los hombres

proscritos del tiempo

viejos violinistas encantados

que con su sonido de flautas

llenan tu sangre de prostitutas

y mendigos

de molinos de vientos

y quijotes

de alondras

y luciérnagas remotas

que viajan en tu mente

hacia un secreto universo de bitácoras

donde es un espejismo

tu soledad

un espacio vacío

un abismo cósmico

de fosforescentes  longitudes verticales

que ahondan la angustia de las estatuas colosales

que miran impávidas al cielo

 

con un silencio de salitre y olvido en sus labios petrificados por el tiempo

ellas lloran

poeta

inadvertidas suplican y sus lágrimas de rocío

sobre la hierba reseca

cada mañana guardan prisioneras las estrellas australes

nadie sabe de dónde vinieron

pero están ahí

mudo testimonio de una civilización de cíclopes

que se marcharon dejándolas como evidencias

y aunque posiblemente no volverán 

ellas  aún esperan la llegada de los secretos visitantes del cielo

es en esa rígida actitud de melancolía

que ellas se parecen  a ti

poeta

a ti que tienes una herida abierta

por donde cada tarde se cuelan pájaros

y mariposas

a llenar de alas y flores tu mirada

que vuela tranquila hasta alcanzar la frontera más lejana del universo

ellas

poeta

se parecen a ti que tienes una edad prehistórica

que guarda relojes minerales

que esconden sueños de arena

que hablan de una historia diluida en un tiempo

que tiene dedos amargos que se aferran con dolor

al delirio de los arácnidos que tejen pausadamente

sus telarañas lumínicas   donde atrapan los insectos

que pueblan el pensamiento putrefacto

del hombre moderno

que no vive

que agoniza

enloquecido por el espanto cotidiano de la muerte

intoxicado por el humo

abrumado por la prisa

y en su delirio solo vive para el odio y la guerra

vociferando que la paz es sólo un sueño de guitarras y palomas

una canción  que los niños olvidaron antes de nacer

un discurso hueco

una palabra fría

nada

y olvida que él como tal es simplemente excremento

de un desarrollo que apesta a muerte

un esclavo de las máquinas

una cifra estadística

un número

que se maneja sin ningún valor humano

con desprecio

sin ninguna identidad

ese es el hombre moderno

viciado

prostituido

deshumanizado

el que agoniza acorralado por la prisa

en que el tiempo desvanece los sueños

y diluye la esperanza entre espejos rotos

el que no admite que al final del siglo XX

tu puedas soñar con la paz

y vestirte de ternura y solidaridad

para construir con las palabras el amor

para que la alegría perdure más allá de la profecía

para que la primavera estremecida por un vuelo horizontal de golondrinas

sea eterna bajo este cielo infinitamente breve

y si al final del poema él persiste y se obstina

en su actitud oscura hacia la vida arrojando al hombre común  al vacío

donde la muchedumbre amotinada 

es triturada por la incertidumbre de un futuro incierto

míralo despacio y con desprecio

y en silencio guarda tu soledad en un bolsillo

y luego sigue tu camino sin prisa hacia la aurora

para que cuando amanezca tu tristeza sólo sea

un pájaro que se escapa de tus ojos hacia el olvido

y para que entre tus manos repletas de sueños

germine la vida

y se multiplique la esperanza




















































Archivo del blog