domingo, noviembre 16, 2014

'NUESTRO POETA HECTOR J. DIAZ'

'NUESTRO POETA HECTOR J. DIAZ'

                                        
Por: Bernot Berry Martínez  (bloguero)

    Han existido hombres y mujeres de inmensa estatura, tal vez mayor que la montaña más alta del mundo. Regularmente quedan olvidados por su forma independiente de ser. Es el caso del poeta Héctor José Díaz, nacido en Azua de Compostela en 1910, ¿falleciendo? en Nueva York en 1950, año en que importantes antitrujillistas fueron asesinados, entre éstos el valiente dirigente del Partido Socialista Popular, PSP, Freddy Valdez, a quien por tres años lo torturaron hasta que finalmente lo ejecutaron en una forma sumamente cruel, bestial, demencial, pues lo dejaron colgando por las muñecas hasta que se les desprendieron, cayendo al suelo Freddy echando pestes contra el tirano. Ahí se desangró mientras sus torturadores se reían… Al dirigente sindical, también del PSP, Mauricio Báez, lo secuestraron en Cuba, desconociéndose qué hicieron con su cuerpo. La versión más conocida es que lo introdujeron entre un baúl o tanque lleno de cemento, lanzándolo a la bahía de la Habana. 
  Pero volviendo al poeta, escritor, compositor, declamador, real artista en un país lleno de limpia sacos y soplones, a Héctor J. Díaz, asombrador de mucha gente por su oratoria, su forma sencilla de vivir, amigo sincero, honesto, no adulón de los poderosos del país de aquel entonces. Es por eso que se ganó el odio de la oligarquía criolla, de los trujillistas y de los intrigantes y peligrosos curas de esa caduca iglesia católica, llena de pedófilos y homosexuales, con escándalos que espantan, hasta que pronto salgan los de aquí, los que son enormes.              
    A tan gran poeta lo tienen olvidado, aunque son pocas las personas de edad avanzada que no conozcan su célebre poema “Lo que quiero”. Fue un hombre valiente, enemigo de Trujillo, el cual era el jefe de Dominicana en esos tiempos, teniendo al país “entre su bolsillito monedero” (le encantaba decir esa frase). Pero a este asesino y ladrón le llegó su hora cuando un grupo de sus compinches en desgracia con él lo ajusticiaron camino a San Cristóbal cuando iba a verse con una joven de identidad desconocida. Desde luego, todo esto fue dirigido por los norteamericanos, la terrible CIA, que cuando se decide a pasar cuenta no la detiene ni el mismo ‘diablo’.     
    El poeta escribió libros, compuso las canciones como “Entre tu amor y mi amor”, “Paris”, los merengues “Mal Peláo”, “El negrito del Batey”, “Se murió Martín”, etc.  Nunca fue un pedigüeño. Se dice que se halla “excomulgado” por la iglesia. Fue un verdadero artista que supo brillar con luz propia en el escabroso sendero del arte en Dominicana.  En recuerdo suyo y para mis lectores, con sinceridad:

                          ‘LO QUE QUIERO’   
          
       Por: Héctor J. Díaz
  
       Que nadie me conozca y que nadie me quiera.
       Que nadie se preocupe de mi triste destino.      
       Quiero ser incansable y eterno peregrino que
        camina sin rumbo porque nadie lo espera.  

        Caminar rumbo adentro, solo con mis dolores,
        nómada, sin amigos, sin hogar y sin anhelos.
        Que mi techo sea el cielo, y mi lecho las hojas
        de algún árbol sin flores.

         Que no sepan mi vida, ni yo sepa la ajena.
         Que ignore todo el mundo si soy triste o dichoso.
         Quiero ser una lágrima en un mar tempestuoso
          o un grano de arena en inmenso desierto.

          Cuando ya tenga polvo de todos los caminos,
          cuando ya esté cansado de luchar con mi suerte,
          me lanzaré en la noche sin luna de la muerte, de
          donde no regresan jamás los peregrinos.

           Y morir una tarde cuando el sol triste alumbre 
            ascendiendo hasta el cielo, o descendiendo una
            cumbre.                                                                                                                                                                                              
            Que mis restos ya polvo los disipen los vientos.
             Para cuando ella sienta remordimientos,
             no se encuentre mi tumba ni me pueda rezar.

Mirando fotos de algunos de mis antiguos compañeros de universidad.



Mirando fotos de algunos de mis antiguos compañeros de universidad, ya hoy notables profesionales y/o políticos encumbrados,  he notado cuanto han progresado,  renegando de los principios revolucionarios que enarbolaron cuando eran jóvenes estudiantes, muchos de ellos vendiéndose al mejor postor para alcanzar mejores puestos en sus lugares de trabajo, la Universidad  Autónoma de Santo Domingo es el mejor ejemplo de lo que digo,  incluso uno de ellos fue candidato a senador por el partido que lo prosiguió, reprimió y apresó cuando fue presidente de la Federación de Estudiantes Dominicano.
Yo hoy  puedo decir que me siento tranquilo, que puedo mirar a la cara a las persona sin sentir remordimientos ni vergüenza, de lo que fui, de lo que he sido,  de lo que soy, porque sigo apegado a mis viejos principios, no he vendido mi conciencia, ni mis sueños al mejor postor, sigo luchando por lo que he luchado toda la vida por un mejor país en donde las personas todas tengamos las mismas oportunidades de progreso y bienestar.
Domingo Acevedo.

Nov/14

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