viernes, mayo 30, 2014

Trujillo, el tirano.

Rafael Leónidas Trujillo

Rafael Leónidas Trujillo Molina
Rafael Leónidas Trujillo
Rafael Leónidas Trujillo en 1940

18 de mayo de 1942-16 de agosto de 1952
PredecesorManuel de Jesús Troncoso
SucesorHéctor Bienvenido Trujillo

16 de agosto de 1930-30 de mayo de 1938
Vicepresidente  Rafael Estrella Ureña (1930-1932)
Jacinto B. Peynado
(1934-1938)
PredecesorRafael Estrella Ureña
SucesorJacinto B. Peynado

Datos personales
Nacimiento24 de octubre de 1891
Bandera de la República Dominicana San Cristóbal,República Dominicana
Fallecimiento30 de mayo de 1961
(69 años)
Bandera de la República Dominicana Ciudad Trujillo, (actualSanto Domingo), República Dominicana
PartidoPartido Dominicano
ApodoEl Jefe
PadresAltagracia Julia Molina Chevalier
José Trujillo Valdez
CónyugeAminta Ledesma (1922-1925)
Bienvenida Ricardo (1927-1935)
María Martínez Alba (1937-1961)
HijosJulia Genoveva, Flor de Oro,Rafael Leónidas, Jr., Odette Altagracia, María de los Ángeles del Sagrado Corazón de Jesús, Leónidas Radhamés, Yolanda, Rafael Leónidas, Elsa Julia, Bernadette
OcupaciónMilitar
Rafael Leónidas Trujillo Molina (24 de octubre de 1891 - 30 de mayo de 1961), conocido como "El Jefe" o "El Benefactor",1 fue un militar ypolítico dominicano, que gobernó como dictador del país desde 1930 hasta su asesinato en 1961.2 Ejerció la presidencia como generalísimo delejército entre los periodos 1930-1938 y 1942-1952 y gobernó de forma indirecta durante los periodos 1938-1942 y 1952-1961, valiéndose de presidentes títeres.3 4
Sus 31 años de gobierno son conocidos por los dominicanos y el resto del mundo como la "Era de Trujillo",5 y considerados como una de las tiranías6más sangrientas de América Latina.7 Su gobierno se caracterizó por elanticomunismo,8 la represión a toda oposición9 y por el culto a la personalidad.10 Las libertades civiles fueron inexistentes y se cometieron constantes violaciones a los derechos humanos.11 Sumergió el país en un estado de pánico y "respeto",12 una muerte era encubierta como un "accidente" y toda víctima era encarcelada y algunas de ellas llevada a "La 40", una de las cárceles clandestinas destinadas a la tortura.13 Los partidarios de Trujillo destacan como aspectos positivos del régimen la restauración del orden público y el progreso económico del país.14 15 El gobierno de Trujillo fue el responsable de la muerte de más de 50.000 personas,16 incluyendo los miles asesinados en la tristemente célebreMasacre del Perejil. Los estimados totales sobre el numero de muertos en la masacre varían desde 5,000 hasta 25,000. Robert Crassweller menciona esos estimados y acota que " una cifra entre 15,000 y 20,000 sería razonable, aunque seguiría siendo una conjetura".17 18
Como producto surgido de la Guardia Nacional,19 creada por los estadounidenses durante la primera ocupación del país en 1916, Trujillo prestó especial atención a las Fuerzas Armadas.20 El personal militar recibió generosa paga y beneficios bajo su gobierno, el ejército se amplió númericamente y se incrementaron los inventarios de equipos. Trujillo mantuvo el control del cuerpo de oficiales a través del miedo, el clientelismo y la frecuente "rotación de tareas".[cita requerida]
Durante su régimen, todos los estamentos del estado funcionaron en consonancia a sus intereses, y estableció un monopolio empresarial que le permitió acumular una gran fortuna personal.21
La tiranía de Trujillo se desarrolló en una época fértil para los regímenes dictatoriales en América Latina. Su dictadura fue contemporánea con otros gobiernos similares dentro de la cuenca del Caribe. Pero en retrospectiva, su dictadura se caracterizó por ser más descarada, más exitosa y más brutal que las demás a su alrededor.7
Trujillo tuvo en contra varios gobiernos extranjeros, quienes se oponían a su dictadura, entre ellos Romulo Betancourt de Venezuela, Juan José Arévalo de Guatemala, Ramón Grau San Martín de Cuba y Elie Lescot de Haití.[cita requerida]

Familia y primeros años[editar]

Trujillo nació en la ciudad de San Cristóbal el 24 de octubre de 1891. Hijo de José Trujillo Valdez, pequeño comerciante descendiente del sargento grancanario José Trujillo Monagas (que llegó a Santo Domingo como integrante de las tropas españolas de refuerzo durante la Anexión),22 y de Altagracia Julia Molina Chevalier, más tarde conocida como Mamá Julia, hija de Pedro Molina Peña, campesino dominicano, y de la maestra Luisa Erciná Chevalier, cuyos padres eran oriundos de Haití aunque predominantemente de origen francés (su padre, Justin Alexis Victor Turenne Carrié Blaise, era blanco, y su madre, Eleonore Juliette 'Diyetta' Chevallier Moreau, mulata). No obstante, Trujillo siempre renegó la ascendencia haitiana de su madre. Era el tercero de once hijos. Sus hermanos fueron Rosa María Julieta, Virgilio, José "Petán" Arismendy, Amable "Pipi" Romero, Julio Aníbal, Luisa Nieves, Pedro Vetilio, Ofelia Japonesa y Héctor "Negro" Bienvenido Trujillo Molina. Trujillo tuvo asimismo hermanos por parte de padre, su origen fue humilde, sus hermanos con excepción de Amable Romeo fueron generales y coroneles del Ejército Dominicano y bajo su dictadura, Héctor Bienvenido fue nombrado Generalísimoen 1959.23 24 25
La infancia de Trujillo pasó relativamente sin incidentes. Su educación básica fue irregular y bastante limitada. En 1897 a los 6 años fue inscrito en la escuela de Juan Hilario Meriño. Un año más tarde se trasladó a la escuela de Broughton, donde fue discípulo de Eugenio María de Hostos, y permaneció allí durante tres o cuatro años.
En 1907 a los 16 años de edad Trujillo obtuvo un empleo como telegrafista, actividad que ejerció durante 3 años. Concluido este tiempo se dedicó junto a su hermano José Arismendi ("Petán") al cuatrerismo, a la falsificación de cheques y el robo postal, y fue declarado culpable y encarcelado algunos meses por estos delitos.
En 1916 de nuevo se dedica a actividades criminales y lidera a la banda de asaltantes llamada la 42, temida por su violencia, mientras se dedicaba el resto del tiempo a actividades diversas.26 Más tarde trabajó durante dos años en la industria azucarera como guarda campestre.

Formación militar[editar]

En 1916, los EE.UU. ocuparon el país debido a las amenazas de no pagar la deuda externa. El Ejército de Ocupación pronto creó una Guardia Nacional para restablecer el orden. En 1918, viendo la oportunidad, Trujillo se integró en la recién fundada Guardia Nacional a cuyos reclutadores impresionó y pronto fue promovido a Segundo Teniente el 18 de diciembre. Fue ascendido nuevamente y prestó juramento el 11 de enero de 1919, convirtiéndose en el teniente número quince de los dieciséis que existían entonces en la Guardia Nacional. En 1920, ya con el grado de teniente de la Guardia Nacional, fue sometido a un juicio militar por violación y extorsión a una menor de 16 años, Isabel Guzmán; fue exonerado de culpa. En 1921 ingresó en una Academia Militar fundada por el Ejército de Ocupación en Haina, y el 22 de diciembre de ese mismo año fue designado para ocupar la jefatura de la Guarnición de San Pedro de Macorís. En 1922 fue trasladado al Cibao y, mientras se encontraba en San Francisco de Macorís, fue ascendido a Capitán sin pasar por el grado de Primer Teniente, algo irregular en el escalafón militar, pero explicable debido a los "servicios" prestados por Trujillo al ocupante estadounidense. Este ascenso fue acompañado por la reorganización de la Guardia Nacional, la cual más tarde se convertiría en la Policía Nacional Dominicana, en la que ocupó muy poco tiempo después el mando de la 10.ª Compañía. En 1923, antes de su nombramiento como inspector del primer distrito militar, participó como estudiante en la Escuela de Oficiales del Departamento del Norte. En esta época, a pesar de su formación militar, comenzaron a manifestarse sus inclinaciones políticas. Emprende una vertiginosa carrera como oficial, llegando al grado de Mayor. Cuando las tropas de EE.UU. abandonaron el país en 1924, dejaron a Trujillo a cargo. En 1927 Trujillo se integra en la Brigada Nacional tras haber esta sido creada para reemplazar la guardia nacional, asciende al grado de General. Fue recogida una frase que pronunció antes de ingresar en las filas del ejército: "Voy a entrar en el ejército y no me detendré hasta ser su jefe".

Golpe de Estado a Vásquez y ascenso al poder[editar]

Al triunfar Horacio Vásquez en las elecciones que siguieron a la desocupación de las tropas estadounidenses en 1924, Trujillo permaneció al frente de la Policía Nacional. El 6 de diciembre de ese mismo año, el Presidente Vásquez lo nombróTeniente Coronel y Jefe de Estado Mayor.
En 1930, estalló en Santiago una insurrección contra el presidente Horacio Vásquez y los rebeldes marcharon hacia Santo Domingo. Trujillo recibió la orden de someter a la rebelión, pero cuando los amotinados llegaron a la capital el 26 de febrero, no encontraron resistencia alguna. Enterado el presidente Vásquez de que uno de los ideólogos de la insurrección era el propio Trujillo decidió renunciar como una salida negociada a la crisis a fin de evitar derramamiento de sangre. Vásquez fue enviado al exilio y el líder rebelde Rafael Estrella fue proclamado presidente interino.
Trujillo se convirtió en el candidato en las elecciones presidenciales de 1930 llevando a Ureña como vicepresidente. La candidatura opositora presentada por Federico Velásquez y Hernández y Ángel Morales a la presidencia y vicepresidencia respectivamente, se retiró quedando la de Trujillo como única opción.
La campaña electoral se realizó bajo un clima de terror producido por Trujillo y su banda paramilitar La 42, dirigida por el mayor del ejército Miguel Ángel Paulin. Hasta los miembros de la Junta Central Electoral se vieron forzados a renunciar el 7 de mayo, siendo sustituidos por personas que respondían a la voluntad de Trujillo. El binomio Trujillo - Ureña ganó las elecciones el 16 de mayo, oficialmente con el 45% de los votos. Más tarde se supo que sólo el 25% de los votantes acudieron a las urnas, lo que hizo pensar que fueron elecciones fraudulentas. El 24 de mayo de 1930 fueron proclamados oficialmente Trujillo y Ureña, presidente y vicepresidente del país. El 16 de agosto a la edad de 38 años, Trujillo asumió el poder.

Primer mandato 1930-1938[editar]

El 3 de septiembre de 1930, a tres semanas de que Trujillo asumiera el poder, el destructivo Huracán San Zenón golpeó Santo Domingo y dejó más de 3.000 muertos. Con el dinero de socorro de la Cruz Roja Americana, reconstruyó la ciudad. En junio de ese mismo año la oposición se organizó para derrocar a Trujillo, pero todo fue en vano, terminando estos en el exilio. Entre los exiliados se encontraban Martín de Moya, Horacio Vásquez, Ángel Morales, Federico Velásquez, Alfredo Ricart, Cucho Álvarez Pina, Ángel María Soler, José Dolores Alfonseca, Luis F. Mejía, Leovigildo Cuello y Ramón de Lara.
En marzo de 1931 el general Desiderio Arias renuncia del gabinete de Trujillo. Este último había quedado sin oposición alguna, lo que contribuyó a fortalecer su dictadura. En octubre Trujillo promulgó la ley de emergencias, mediante la cual el Estado dominicano suspendía el pago por concepto de amortización de la deuda externa con los Estados Unidos, también redujo el gasto público con despidos masivos y reducción de sueldos, además disminuyó las importaciones y equilibró la balanza comercial. El Partido Dominicano aportó la maquinaria ideológica de soporte del régimen. Formado oficialmente el 2 de agosto de 1931, fue, salvo contadas y coyunturales excepciones, el único partido permitido durante el régimen. Mario Fermín Cabral fue el principal auspiciador del Partido, que tenía por símbolo una palma. El carné de miembro del partido se convertiría en un documento obligado para todos los dominicanos mayores de edad y era necesario para la mayoría de las actividades cotidianas, como buscar empleo o salir del país. Ante posibles invasiones por parte de los exiliados políticos, Trujillo realizó un recorrido junto a su Estado Mayor por las diferentes provincias del país acompañado de militares del ejército nacional el 31 de diciembre de ese mismo año.
El 26 de mayo de 1933 es nombrado «Generalísimo de los Ejércitos Nacionales» por el Congreso Nacional.
En febrero de 1934 se celebró una convención para elegir a Trujillo nuevamente mediante el partido dominicano. Como de costumbre Trujillo dio un discurso demagogo para ganar simpatías. El 16 de mayo se celebraron las elecciones nacionales con Trujillo como único candidato y sin ninguna oposición política. El 16 de agosto asume el poder por segunda ocasión consecutiva, esta vez llevando a Jacinto Bienvenido Peynado de vicepresidente.

Gabinete de gobierno[editar]

SecretarioSecretaría
Rafael Vidal TorresSecretaría de la Presidencia
Elías Brache (hijo)Justicia, Institución Pública y Bellas Artes
Roberto DespradelSecretaría de Finanzas
Antonio JorgeSecretaría de Marina y Guerra
Jacinto Bienvenido PeynadoSecretaría de Interior y Policía
Rafael César TolentinoSecretaría de Agricultura y Comercio
José Manuel JimenesSecretaría de Fomentos y Obras Públicas
Teodulo Pina ChevalierSecretaría de Trabajo y Comunicaciones

Genocidio de 1937: «Matanza de haitianos»[editar]

Trujillo siempre mostró preocupación por la inmigración haitiana a la República Dominicana y desarrolló una política xenófoba en el país. Dicha política iba dirigida, por supuesto, a los habitantes del país vecino aunque también afectó a los dominicanos de piel significativamente oscura. En octubre de 1933 viajó a Haití para reunirse con Sténio Vincent, presidente del vecino país en ese entonces. Trujillo le propuso a Vincent revisar el acuerdo anterior de 1929 con relación a los límites de la frontera dominico-haitiana. Vincent aceptó y en marzo de 1936 ambos presidentes firmaron un nuevo acuerdo que estableció nuevos límites en la frontera.
Desde el 28 de septiembre al 8 de octubre de 1937, Trujillo decidió el genocidio de miles de haitianos que vivían en la zona de la frontera dominicana con Haití en un evento conocido como la Masacre del Perejil o El Corte, donde tropas del ejército dominicano mataron, según estimados, entre 15 y 20,000 personas.27 Este hecho intentó ser justificado con el pretexto de eliminar infiltraciones conspirativas, como una represalia del dictador por la idea de que el gobierno haitiano cooperaba con un plan de exiliados dominicanos que buscaban derrocarlo.

Segundo mandato 1942-1952[editar]

En febrero de 1942 Trujillo fue nuevamente postulado por el Partido Dominicano y otro recién creado llamado «Partido Trujillista» a las elecciones de ese año. El 16 de mayo son celebradas las elecciones donde votaron casi 600.000 ciudadanos.
Al cumplirse los 100 años de la fundación de la nación dominicana, Trujillo hizo celebrar un evento llamado «Las fiestas del centenario».
El 4 de agosto de 1946 un fuerte terremoto azotó la región noreste del país.
A finales de 1945 la crisis en los ingenios azucareros se agudizó debido a la inflación que hubo en la época, además del poco salario que devengaban los obreros de baja cualificación. Trujillo usaba la opresión para aquellos que osaban quedarse en sus casas en manera de protesta, los cuales eran buscado por el ejército mediante redadas y acusados del delito de vagancia. Los capturados eran encarcelados y obligados a trabajar, esto también le sucedía a los que no poseían los documentos reglamentarios del régimen conocido como «los 3 golpes».
En enero de 1946 un grupo de manifestantes obreros llamado «Federación Local del Trabajo» fundado por el líder sindical Mauricio Báez hace una huelga que duró más de una semana. La dictadura terminó cediendo a las peticiones de los demandantes, pero más tarde algunos fueron perseguidos y asesinados, mientras que otros se exiliaron. Tiempo después Trujillo desintegró todos los sindicatos del país, obligándolos a pertenecer a una federación afín a él. En 1950 Mauricio Báez fue secuestrado en Cuba donde estaba exiliado, nunca más se supo su paradero.
En mayo de 1947 se celebran nuevas elecciones, pero esta vez con fuertes críticas internacionales sobre su gobierno dictatorial, lo que llevó a Trujillo a montar una democracía ficticia. En dichas elecciones participaron 3 partidos políticos, elPartido Nacional Laborista, el Partido Nacional democrático y el Partido Dominicano, quienes llevaban de candidatos a Rafael A. Espaillat, Francisco Pratts Ramírez y Rafael Leónidas Trujillo, respectivamente. Trujillo terminó ganando el certamen con el 90% de los votos.
En octubre de 1952 Trujillo crea el Instituto Trujilloniano con Manuel Peña Batlle como su presidente. La institución tenía como misión la difusión de la obra de gobierno de Trujillo.

Política económica[editar]

Bajo el gobierno dictatorial de Trujillo hubo un bienestar ecónomico favorable, ya que su política económica se centraba en librar al país de deudas internacionales, promover la importación y fomentar la producción nacional.
El 15 de agosto de 1938 se inaugura el Puerto de Santo Domingo, lo que impulsa de manera significativa las actividades comerciales con el exterior.
El 24 de septiembre de 1940 se firma un acuerdo el cual derogaba la convención dominico-americana firmada en 1924 restableciendo así el control absoluto de las aduanas dominicanas mediante la firma del Tratado Trujillo-Hull
En 1941 Trujillo compra una sucursal del National City Bank of New York. El 24 de octubre de ese mismo año funda el Banco de Reservas.
En 1947 funda el Banco Central de la República Dominicana y el 10 de enero de ese mismo año queda establecido el peso dominicano como moneda oficial del país, ya que en esos momentos circulaba el dólar estadounidense. El 19 de julio Trujillo paga la deuda externa del país ascendente a 9.271.855.
Desde 1945 hasta 1950 Trujillo se dedicó a industrializar el país, sobre todo en el ámbito agropecuario. En 1955 la inversión industrial se cuadruplicó de una manera exorbitante en comparación con años anteriores.

Política migratoria[editar]

En 1938, en la Conferencia de Evian fue el único país dispuesto a aceptar una cantidad significativa de judíos franceses, con un convenio realizado entre Trujillo y empresarios semitas de la ciudad de Nueva York, donde acordaron el pago de alrededor de un millón de dólares. En 1940 llegaron a República Dominicana 750 judíos mediante un acuerdo firmado por Trujillo, que instituía la donación de 110 km2 para los refugiados, que luego se asentaron en Sosua. No obstante las intenciones del régimen dominicano, el número total de refugiados júdios no superó el millar.28
En 1939 terminada la guerra civil española, se permitió la entrada al país de los exiliados del bando republicano. En 1952, Trujillo volvió a España para reunirse con su homólogo el generalísimo Francisco Franco. Este viaje buscó, entre otros asuntos, propiciar la inmigración de españoles a República Dominicana, actitud que atribuyen algunos historiadores al afán del dictador de «blanquear la raza».
También fomentó la inmigración de agricultores japoneses a la zona de Constanza y Jarabacoa, después de la Segunda Guerra Mundial.

Política medioambiental[editar]

El régimen de Trujillo amplió considerablemente el Vedado del Yaque, una reserva natural alrededor del río Yaque del Sur. En 1934 creó el primer parque nacional del país y estableció una agencia de guardia para proteger el sistema de parques, y prohibió la tala de árboles de pino sin su permiso. Mientras actuaba en nombre del ecologismo, es probable que quisiera crear un monopolio para sus empresas privadas. En la década de 1950 el régimen de Trujillo encargó un estudio sobre el potencial hidroeléctrico de represar las vías navegables de la República Dominicana. La comisión llegó a la conclusión de que sólo las vías navegables de bosques podrían soportar las presas hidroeléctricas, por lo que Trujillo prohibió la tala en las potenciales cuencas fluviales. Después de su asesinato en 1961, la tala se reanuda en la República Dominicana. Los invasores quemaron los bosques para la agricultura y las empresas madereras talaron los bosques, reduciendo así la potencial generación de energía hidroeléctrica en la República Dominicana. En 1967, el entonces Presidente Joaquín Balaguer lanzó ataques militares contra la tala ilegal.

Relaciones con la Iglesia[editar]

En su segundo año de gobierno Trujillo se centró en obtener el respaldo de la iglesia católica, decretando varias medidas en favor de la misma. Entre las medidas favorables para la iglesia se encontraba una que le permitía recibir un subsidio por parte del gobierno, esto le mereció la Orden Hierosolimitana del Santo Sepulcro por parte del Arzobispo de Santo DomingoMonseñor Adolfo Nouel en agosto de 1931.
Los inconvenientes de Trujillo con la Iglesia Católica comenzaron en 1932, cuando nombraron al Padre Rafael Castellanos Martínez en sustitución de Monseñor Nouel, ya que éste nuevo arzobispo no se sometía a su dictadura. Trujillo que consideró la actitud del padre como una rebeldía, rápidamente retiró el subsidio a la Iglesia y pidió al Vaticano la remoción de Castellanos e hizo que retornara Nouel nombrándolo de manera vitalicia.
El 15 de junio de 1954 Trujillo viaja al Vaticano para firmar un concordato con la iglesia católica encabezada en esos momentos por el Papa Pío XII, donde este último le otorgó la Gran Cruz de la Orden Piana, lo que le permitió a la iglesia católica tener privilegios por encima de otras iglesias.
El 31 de enero de 1960 todas las iglesias de República Dominicana se pusieron de acuerdo y mediante una carta pastoral mostraron su desacuerdo con el régimen. Trujillo respondió atacando mediáticamente a la iglesia católica y promovió protestas contra sus obispos.

Presidentes títeres 1938-1942, 1952-1961[editar]

Debido a los problemas internacionales ocurridos en su anterior gobierno (1934-1938) Trujillo decide no presentarse a las elecciones y postula como candidato a la presidencia a su primer títere Jacinto Bienvenido Peynado. En las elecciones celebradas el 16 de mayo de 1938 Peynado quien llevaba a Manuel Troncoso como vicepresidente ganó con la totalidad de los votos emitidos. El 16 de agosto de ese mismo año Bienvenido Peynado toma posesión como presidente del país. Después de fallecer Peynado en 1940, pasa al puesto de presidente Manuel de Jesús Troncoso de la Concha.
El 16 de agosto de 1952 se juramenta quien sería su tercer presidente títere, su hermano Héctor Bienvenido. Trujillo quien ostentaba el cargo de embajador dominicano ante la OEA realizó varios viajes por América y Europa.
En 1957 se celebran las elecciones presidenciales para el periodo 1957-1962 con Héctor Bienvenido Trujillo y Joaquín Balaguer como candidatos a la presidencia y vicepresidencia, respectivamente. En un engaño para aparentar democracia, Trujillo hizo renunciar a su hermano Héctor Bienvenido en 1960.
El 3 de agosto de ese mismo año toma posesión Joaquín Balaguer en sustitución de Héctor Bienvenido Trujillo. Éste sería el último presidente títere del dictador.
Esto lo utilizaba Trujillo para engañar a los demás países y así mantener su dictadura en una especie de pseudodemocracia a la vista de la comunidad internacional. Trujillo nunca dejó de gobernar desde que asumió el poder en 1930.

Servicio de Inteligencia Militar (SIM)[editar]

A finales de los años 1950 se crea una especie de polícia secreta llamada Servicio de Inteligencia Militar (SIM) la cual tenía como finalidad la represión política. La organización contaba con varios agentes secretos y funcionarios de la dictadura conJohnny Abbes como jefe, éste último se encargaba de llevar a cabo las órdenes de represión y tortura de Trujillo, aunque muchos aseguran que a veces Abbes actuaba por cuenta propia.
El SIM, que atemorizaba a la población en general mediante la tortura, contaba con varios lugares para llevarlas a cabo, los más recurrentes fueron la Cárcel del 9 y la Cárcel de la 40.

Trujillo y el mundo[editar]

El anticomunismo de Trujillo tendía a cuidar su coexistencia pacífica con el gobierno de Estados Unidos.
Después del genocidio de haitianos de 1937, Trujillo comenzó a tener problemas internacionales, sobre todo con los Estados Unidos. Unos de los miembros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Hamilton Fish, pidió a su gobierno romper las relaciones con la República Dominicana si no se resolvía el conflicto con Haití. El 31 de enero de 1938 Trujillo firmó un acuerdo con el gobierno haitiano el cual consistía en indemnizarlo con 750.000 dólares por la matanza. Más tarde, Trujillo se valió de artimañas y sólo pagó 550.000 dólares.
Durante la Segunda Guerra Mundial Trujillo se fue del lado de los aliados y declaró la guerra a Alemania Italia y Japón el 11 de diciembre de 1941. Si bien no hubo participación militar de la República Dominicana, ésta se convirtió así en uno de los miembros fundadores de las Naciones Unidas. Trujillo alienta las relaciones diplomáticas y económicas con los EE.UU., pero mantiene relaciones tensas con parte de América Latina, especialmente con Costa Rica y Venezuela. Mantuvo relaciones amistosas con Franco en EspañaPerón de Argentina, y Somoza de Nicaragua. Hacia el final de su gobierno, su relación con los Estados Unidos se deterioró.
En 1941, Élie Lescot, que había recibido el apoyo financiero de Trujillo, sucedió a Sténio Vincent como Presidente de Haití. Trujillo esperaba que Lescot fuera un títere, pero Lescot se volvió en su contra. Trujillo, sin éxito, intentó asesinarlo en una parcela de 1944, luego el gobierno haitiano publicó el hecho desacreditando a Trujillo.
El 12 de marzo de 1956 fue secuestrado por la dictadura el profesor de la Columbia University y exiliado español Jesús de Galíndez quien en ese entonces residía en Nueva York. Galíndez había escrito una tesis doctoral sobre la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo; cuando Trujillo se enteró, lo mandó a secuestrar, desapareciéndolo más tarde. Éste hecho hizo que los Estados Unidos rompieran las relaciones definitivamente con la dictadura.
El 22 de diciembre de 1958, en la frontera dominico-haitiana entre Jimaní y Malpasse, Trujillo y François Duvalier firmaron un acuerdo de mutua protección. El acuerdo establecía entre otras cosas que ninguno de los dos gobiernos permitiría en sus respectivos territorios actividades subversivas en contra de alguno de ellos, ni que los exiliados políticos realizaran propaganda sistemática incitando al empleo de la violencia en contra de sus respectivos Estados.
Ese mismo año cuando Trujillo se dio cuenta de que Fidel Castro estaba ganando terreno, empezó a apoyar a Fulgencio Batista proveyéndole de dinero, aviones, equipamiento, y hombres. Trujillo, convencido de que prevalecería Batista, se sorprendió mucho cuando éste se presentó como un fugitivo después de ser derrocado. Trujillo mantuvo a Batista hasta agosto de 1959 como un «prisionero virtual». Sólo después de pagar entre tres y cuatro millones de dólares pudo Batista viajar a Portugal, que le había concedido un visado.
Castro amenazó con derrocar a Trujillo, y éste respondió aumentando el presupuesto para la defensa nacional. Se organizó una legión extranjera para defender a Haití, ya que se esperaba que Castro podría invadir la parte oeste de la isla primero y eliminar así a François Duvalier.

Incidente con Rómulo Betancourt[editar]

En 1959 Trujillo comenzó a interferir cada vez más en los asuntos internos de otros países vecinos. Trujillo expresó su gran desprecio por el presidente de Venezuela Rómulo Betancourt. Oponente establecido y abierto de Trujillo, Betancourt había estado asociado con los dominicanos que habían conspirado contra el dictador. Trujillo desarrolló un odio obsesivo y personal hacia Betancourt y apoyó numerosos planes de los exiliados venezolanos para derrocarlo. Debido a esto, el gobierno venezolano llevó el caso en contra de Trujillo a la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta situación enfureció a Trujillo, quien ordenó a sus agentes extranjeros colocar una bomba en el coche de Betancourt. El intento de asesinato, llevado a cabo el 24 de junio de 1960 hirió, pero no mató al presidente venezolano cuando se dirigía a un desfile militar en el Paseo Los Próceres de Caracas.
El incidente hacia Betancourt puso a la opinión mundial contra Trujillo. Indignados los miembros de la OEA, aprobaron por unanimidad romper relaciones diplomáticas con el gobierno de Trujillo e imponer sanciones económicas a la República Dominicana. La relación con el dictador se había convertido en una vergüenza para los Estados Unidos y fueron rotas de manera irreconciliables después del incidente de Betancourt.

Intentos de derrocamiento[editar]

Los exiliados dominicanos celebraron un congreso en la Universidad de La Habana donde formaron el llamado Frente Unido de la Liberación Dominicana con Ángel Morales como presidente, entre los miembros figuraba el cuentista y político dominicano Juan Bosch. Su principal móvil fue gestionar ante los gobiernos democráticos de América Latina y el Caribe una ayuda militar para utilizarla contra la dictadura de Trujillo. El encargado de las gestiones internacionales fue Bosch quien viajó a varios países para reunirse con sus respectivos presidentes.
El 21 de septiembre de 1947 el grupo de dominicanos en el exilio junto a un batallón voluntario de militares armados procedentes de Cuba y otros países de América Latina partieron hacia Santo Domingo en un movimiento militar llamadoExpedición de Cayo Confites. Más tarde fueron obligados a desembarcar, luego apresados y llevados al recinto militar de Columbia ubicado en La Habana, fracasando así la invasión.
El 19 de junio de 1949 se realizó un segundo intento para derrocar al régimen trujillista, pero volvieron a fracasar, terminando algunos carbonizados en un contraataque del ejército dominicano y otros fueron apresados.
El 14 de junio de 1959 varios hombres armados comandados por Enrique Jiménez Moya aterrizaron en Constanza con la finalidad de derrocar a Trujillo. El 20 de junio del mismo año desembarcaron en Maimón unos 144 hombres dirigidos por José Horacio Rodríguez en la provincia de Puerto Plata, quienes llegaban en una lancha llamada Carmen Elsa. Luego de varios días de combate en contra del régimen, los expedicionarios fueron derrotados y trasladados a la Base Aérea de San Isidro donde fueron torturados. Algunos sobrevivieron, pero luego fueron fusilados.
Ese mismo año se formó un movimiento político de izquierda llamado Movimiento 14 de junio, el cual estaba compuesto por jóvenes que procuraban un cambio hacia la democratización del país. El movimiento contaba con Manolo Tavárez Justo y su esposa Minerva Mirabal como líderes. Trujillo se ensañó contra la mayoría de los miembros del grupo, y mediante el SIM los mandó encarcelar y torturar.
Cuando John F. Kennedy tomó posesión como presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 1961, los planes de laCIA para derrocar a Trujillo estaban en marcha. A pesar de eso, el presidente Kennedy envió al diplomático Robert D. Murphy para que se entrevistara con Trujillo y lo persuadiera de que se retirase del poder. Murphy llegó a Santo Domingo el 15 de abril de 1961: sería el cuarto y último emisario del gobierno estadounidense que trataba de convencer al dictador para que se retirara por las buenas, pero Trujillo seguía firme en su posición.
Aunque el gobierno de los Estados Unidos había ofrecido su apoyo en armas y logística a quienes buscaban poner fin a la dictadura, decidió retirar dicha oferta después de que se produjese el golpe de Estado; si bien el plan puso fin a la vida de Trujillo, también supuso la muerte de casi todos los involucrados, ya que sin apoyo internacional quedaron prácticamente aislados.

Declive de la dictadura[editar]

El brutal asesinato el viernes 25 de noviembre de 1960 de las tres hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, quienes se opusieron a la dictadura de Trujillo, aumentó aún más el descontento con su régimen represivo. El dictador se había convertido en una vergüenza para los Estados Unidos, y la relación entre ambos países se hizo cada vez más tensa después del incidente de Betancourt.29

Emboscada y asesinato[editar]

El martes 30 de mayo de 1961, a las 9:45 de la noche, en el km 9 en la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal, el auto en el que viajaba Trujillo fue ametrallado en una emboscada urdida por Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá,Antonio de la MazaAmado García Guerrero, Manuel Cáceres Michel («Tunti»), Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda. Recibió más de 60 impactos de balas de diversos calibres, de los cuales siete dieron en su cuerpo causándole la muerte; su chófer Zacarías de la Cruz recibió varios impactos, pero no perdió la vida, aunque los ajusticiadores lo dieron por muerto.
Las armas proporcionadas por la CIA habían sido ocultadas por el estadounidense Simon Thomas Stocker, contactado por la CIA bajo el nombre en clave de «Héctor» y residente en la República Dominicana desde 1942. Stocker rehusó la remuneración de la CIA por sus esfuerzos, aduciendo su convicción moral. Las armas fueron ocultadas por más de dos meses, a riesgo personal y de su familia, dentro de un armario pequeño en su estudio, en su residencia privada, ya demolida, ubicada en un solar en el lado sur de la avenida Independencia, próximo a la avenida Principal Máximo Gómez.
Algunos afirmaron que dichas armas nunca llegaron a las manos de los organizadores del ajusticiamiento del dictador, debido a la supuesta falta de una autorización explícita de la CIA para su entrega. Esta opinión fue contradicha por testimonios de viva voz, emitidos por Stocker a familiares y personas de confianza, afirmando que las armas fueron entregadas por él a un dominicano, después de haberlas ocultado en su propiedad por unos tres meses, según su relato de confirmada veracidad. No obstante, esa versión fue negada por el único sobreviviente del ajusticiamiento, el generalImbert Barrera.
Algunos analistas mencionan que el interés de Estados Unidos en acabar con Trujillo se debió a que la represión de su gobierno podría traer una revolución a República Dominicana, de forma similar a la revolución cubana, consecuencia fundamental del total rechazo del pueblo cubano al gobierno dictatorial del presidente Fulgencio Batista.
La familia trató de huir con el cuerpo de Trujillo en su barco «Angelita», pero fueron capturados. Su funeral, realizado el 2 de junio del mismo año, fue el de un estadista, con una larga procesión desde el Palacio Nacional hasta la localidad de San Cristóbal, donde fue enterrado su cuerpo. Miles de personas de todos los estratos sociales desfilaron ante el féretro que contenía los restos de Trujillo. El entonces presidente Joaquín Balaguer dio el discurso laudatorio, cuya parte más recordada ha sido:
...El momento es pues propicio para que juremos sobre estas reliquias amadas que defenderemos su memoria y que seremos fieles a sus consignas manteniendo la unidad. Querido jefe, hasta luego. Tus hijos espirituales, veteranos de las campañas que libraste durante más de 30 años, miraremos hacia tu sepulcro como un símbolo enhiesto y no omitiremos medios para impedir que se extinga la llama que tú encendiste en los altares de la República y en el alma de todos los dominicanos.
Después de esto, el pueblo votó a favor de que la familia Trujillo saliese del país, por lo que Ramfis Trujillo tuvo que sacar el cuerpo de su padre del país. Trujillo fue enterrado en París, en el Cementerio del Père-Lachaise, a petición de sus familiares.
En 2009 hubo mucha controversia en la República Dominicana en el 48º aniversario de su muerte. Se habló de trasladar los restos de Trujillo a la República Dominicana, específicamente junto a los héroes nacionales. La mayoría de la población se opuso firmemente a esta idea.
Actualmente los restos de Trujillo se encuentran en un cementerio de la pequeña comunidad de El Pardo, a 25 minutos deMadrid en España, cementerio que está muy por debajo de las características de los demás cementerios madrileños, y una tumba que probablemente no se asemeja en nada a aquella mandada construir por el dictador en su natal San Cristóbal en la década de 1950.

Represalias[editar]

Varias horas después de la muerte de Rafael Trujillo, su hijo Ramfis Trujillo, quien se encontraba en París, alquiló un avión y regresó a Santo Domingo en las primeras horas del miércoles 31 de mayo, poniéndose de inmediato al frente de la situación y convirtiéndose en el hombre fuerte del país, aunque Joaquín Balaguer seguía formalmente al frente de la presidencia. El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y todos los servicios de seguridad del Estado realizaron amplias redadas en todos los sectores de la ciudad, buscando a los victimarios.
El 2 de junio de 1961 agentes del SIM irrumpieron en la casa del teniente Amado García Guerrero donde lo asesinaron de varios disparos de ametralladoras. El 4 de junio de ese mismo año fueron asesinados otros dos implicados, Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza. El 10 de junio fue apresado y torturado el general José René Román Fernández («Pupo») quien fungía como secretario de las Fuerzas Armadas de la dictadura, ya que se descubrió que éste estaba vinculado al asesinato de Trujillo. El 18 de noviembre fueron capturados Roberto Rafael Pastoriza Neret, Pedro Livio Cedeño Herrera, Luis Salvador Estrella Sadhalá, Modesto Díaz Quezada, Huáscar Antonio Tejeda Pimentel y Luis Manuel Cáceres Michel («Tunti»). Fueron llevados a la «Hacienda María» en San Cristóbal, donde fueron fusilados por órdenes de Ramfis Trujillo.
Poco después, por presiones internacionales, Ramfis y su familia abandonaron el país.

Transición posdictadura[editar]

Después de varios intentos de los familiares de Trujillo por tomar el poder y del golpe de Estado que derrocó al nuevo presidente, Joaquín Balaguer, protagonizado por el comandante de la fuerza aérea, general Pedro Rodríguez Echavarría, un consejo de Estado puso en marcha una apertura política que culminó con la celebración de elecciones libres el 20 de diciembre de 1962, las primeras en las que los partidos políticos pasaron a representar un papel significativo. Los comicios dieron la victoria al Partido Revolucionario Dominicano, cuyo candidato presidencial, Juan Bosch, obtuvo el 59,5% de los votos escrutados.

Legado[editar]

Trujillo reorganizó el Estado y la economía, y dejó una vasta infraestructura en la República Dominicana. Su gobierno vio una mayor estabilidad y prosperidad sin precedentes para los dominicanos. Sin embargo, esto tuvo un gran costo, ya que los derechos y libertades civiles eran prácticamente inexistentes, y gran parte de la riqueza del país terminó en las manos de sus familiares y de él mismo.
Era conocido popularmente como "El Jefe" o "El Benefactor", pero también como "Chapita" por su fascinación por lasmedallas. Los niños dominicanos lo emulaban construyendo medallas de juguete con tapas de botella. También fue conocido como "El Chivo".
En septiembre de 2010 fue enviado un proyecto de ley a la Cámara de Diputados de la República Dominicana por el diputado Leivin Guerrero del Partido Revolucionario Dominicano, el cual propone la creación de un museo en San Cristóbalrelacionado con la Era de Trujillo.30 Varios historiadores dominicanos se opusieron a la propuesta.31
El 29 de mayo de 2011 se inauguró el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, un museo que muestra y narra la"Era de Trujillo" y los esfuerzo del pueblo dominicano para erradicarla.32

Vida personal[editar]

Trujillo con su segunda esposa Bienvenida Ricardo en 1934
En sus primeros años de juventud a Trujillo se lo acusó de varios delitos e incluso sexuales. A principios de la década de 1910, Trujillo violó a una menor quedando este hecho impune.
El 13 de agosto de 1913 a la edad de 21 años, Trujillo se casa con Aminta Ledesma, una joven de buena reputación, hija de un campesino proveniente de San Cristóbal. Tuvieron dos hijas: Julia Genoveva, que nació y murió en 1914, y Flor de Oro Trujillo Ledesma, nacida en 1915 y que más tarde se casó con Porfirio Rubirosa. El matrimonio terminó en divorcio en 1925.33
El 30 de marzo de 1927, se casó con Bienvenida Ricardo, una joven de Montecristi, hija de Buenaventura Ricardo Heureaux. Un año más tarde conoció a María de los Ángeles Martínez Alba «la Españolita» y tuvo un romance extramarital con ella.34 De esta relación nació Rafael Leonidas (Ramfis), el 5 de junio de 1929. Se divorció de Bienvenida Ricardo en 1935, bajo el alegato de que no podía darle hijos. Más tarde, en 1936, procreó con Bienvenida a Odette. Tuvo dos hijos más con María Martínez; Angelita Trujillo nacida enParís el 10 de junio de 1939, y Rhadamés Leonidas Trujillo, nacido el 1 de diciembre de 1942. Ramfis y Rhadamés eran nombres de personajes de la ópera Aida de Giuseppe Verdi.
En 1937, Trujillo conoció a Lina Lovatón Pittaluga, una joven de la clase alta con quien mantuvo una relación extramarital y con la que tuvo dos hijos, Yolanda, nacida en 1939, y Rafael, nacido el 20 de junio de 1943.
Según una publicación de Jesús de Galíndez, Ramfis no era hijo de Trujillo, sino de un cubano llamado Rafael Dominici con quien María Martínez estaba casada en el momento que éste nació. La públicación nunca se desmintió quedando todo como un misterio.
A pesar de no ser aficionado al béisbol, Trujillo utilizaba el deporte que era la pasión de los dominicanos como herramienta de seducción para sus fines reeleccionistas. Trujillo invitó a muchos beisbolistas negros de los EE.UU, donde no podían jugar con libertad por la discriminación de la época. Leroy Robert "Satchel" Paige, un jugador de la liga del negra, viajó al Caribe y América Latina, donde los equipos estaban integrados. Lanzó para un equipo organizado por Trujillo, quien estaba tratando de ganar popularidad, por lo que creó el Equipo Ciudad Trujillo. Le llegó a pagar a Paige hasta 30.000 dólares para que ganara el campeonato dominicano. Paige huyó de la República Dominicana con sus compañeros de equipo tras el cobro, por temor a represalias por parte de los enemigos de Trujillo.
Trujillo era dinámico y saludable. Médicamente, gozaba buena salud en general, pero sufría de crónicas infecciones urinarias y, más tarde, problemas de próstata. En 1934, el doctor Georges Marion fue llamado desde París para realizarle tres procedimientos urológicos a Trujillo.
Con el tiempo Trujillo adquirió numerosos bienes. Su lugar favorito era «Las Caobas», un lugar cerca de San Cristóbal, y una casa en la playa de Najayo. Otros lugares de su propiedad, que rara vez frecuentaba, son Santiago, Constanza, La Cumbre, San José de las Matas, y muchos más. Además, tenía un penthouse en el hotel Embajador, en Santo Domingo.
Mientras que Trujillo era nominalmente católico frente al público, sus reales devociones fueron las supersticiones.

Patrimonios adquiridos[editar]

Trujillo en abril de 1946
Trujillo utilizaba el método de adquirir propiedades, fincas y negocios lucrativos, a precios bajísimos y con esto los sectores de la clase alta e inversionistas se aterrorizaban cuando Trujillo se interesaba en alguna de sus propiedades. De estas y otras maneras Trujillo se adueñaba de todo y veía a la República Dominicana básicamente como un feudo privado, suyo y de su familia.
Trujillo y su familia amasaron una enorme riqueza. Adquirió propiedades incluyendo tierras ganaderas a gran escala, y entró en producción de carne y leche, las operaciones pronto evolucionaron hacia el monopolio. Otras industrias eran, de sal, azúcar, tabaco, madera y lotería. Ya en 1937 el ingreso anual de Trujillo era de aproximadamente 1,5 millones de dólares.
Para 1940 ya se había adueñado de la mayoría de las empresas dominicanas creando un monopolio en el país, y para 1960 poseía el 60% de la industria azucarera dominicana, acumulando una fortuna personal de 800 millones de dólares, lo cual lo colocó entre los 6 hombres más ricos del mundo. En el momento de su muerte, en el país había más de 111 empresas de su propiedad.
De distintas maneras logró concentrar a lo largo de su vida una gran parte de la economía dominicana en su mano:
  • Sal. En 1931 se adueñó de la producción y venta de sal. Esto le reportaba unos 400.000 pesos netos anuales.
  • Carne, las que le proporcionaban ingresos anuales de unos 500.000 pesos.
  • Arroz. Prohibió la importación de arroz y sólo permitió el consumo del arroz criollo que distribuía una de sus empresas personales.
  • Central Lechera.
  • Compañía Anónima Tabacalera.
  • Fábrica Dominicana de Calzados.
  • Pinturas Dominicanas.
  • Ingenios Porvenir, Ozama, Amistad, Monte Llano, Barahona, Consuelo, Quisqueya, Boca Chica, Las Pajas, Santa Fe, Catarey y Río Haina.
  • Seguros San Rafael.
  • Licorera La Altagracia.
  • Sociedad Industrial Dominicana.
  • Refinadora de Aceite de Algodón.
  • Molinos Dominicanos.
  • Fábrica Dominicana de Cemento.
  • Fábrica de Sacos y Cordelería.
  • Fábrica de Vidrio.
  • Industria Nacional del Papel.
  • Atlas Comercial Co.
  • Caribbean Motors.
  • Compañía Dominicana de Aviación.
  • Ferretería Read.
  • Periódico La Nación.
  • Industria Caobera.
  • Aserradero Santelises.
  • Naviera Dominicana.
  • Industrias Niguas.

Personalidad[editar]

La personalidad de Trujillo se caracterizaba más que nada por el resentimiento social, debido a la crianza en el seno de una familia disfuncional y la represión personal, ésta debida a las carencias tanto afectivas como materiales a las que fue sometido durante sus primeros años. Sus actos delictivos y su posterior comportamiento mientras estuvo en la presidencia de la República Dominicana fueron producto de lo mismo, ello ligado al deseo impetuoso de ser aceptado en los altos círculos sociales del país.
Una de las características principales de Trujillo era su instinto de poder. Esto, acompañado de un intenso deseo por el dinero y la convicción de que el dinero era una fuente de apoyo y de poder. Trujillo era metódico, puntual, reservado y sigiloso, al no tener verdaderos amigos, sino sólo conocidos y aduladores.
Su amor por la ropa fina y ostentosa se notaba en uniformes y trajes elaborados de los cuales llegó a coleccionar más de dos mil. Era aficionado a las corbatas, tuvo una colección de más de diez mil de ellas. Además, se acicalaba con abundante perfume.
Su apetito sexual era insaciable, y prefería las jóvenes mulatas de cuerpos bien proporcionados; cada vez buscaba mujeres más y más jóvenes, las cuales eran suministradas por muchos que buscaban favores, y llegó a nombrar a un funcionario en palacio para organizarle fiestas con los mismos objetivos. Si las mujeres no estaban dispuestas a «colaborar», Trujillo presionaba a la familia para salirse con la suya.

Culto a la personalidad[editar]

Por sugerencia de Mario Fermín Cabral, el Congreso aprobó por abrumadora mayoría en 1936 cambiar el nombre de la capital Santo Domingo a "Ciudad Trujillo". La provincia de San Cristóbal fue renombrada como "Provincia Trujillo", y el pico más alto del país, el pico La Pelona Grande (hoy Pico Duarte),35 fue renombrado "Pico Trujillo" en su honor. Las estatuas de "El Jefe" fueron producidas en masa y erigidas en toda la República Dominicana, y los puentes y edificios públicos también fueron nombrados en su honor. Los periódicos del país escribían elogios para Trujillo, como parte de la portada, y las matrículas vehiculares se incluyó el lema "¡Viva Trujillo!", señal eléctrica que también se erigió en Ciudad Trujillo, con el lema "Dios y Trujillo". Con el tiempo, incluso las iglesias estaban obligadas a publicar el lema "Dios en el cielo, Trujillo en la tierra". Conforme pasó el tiempo, el orden de la frase se invirtió a "Trujillo en la Tierra, Dios en el Cielo". Trujillo fue recomendado para el Premio Nobel de la Paz por sus admiradores, pero el comité rechazó la sugerencia. Cuando Trujillo recibía (o llamaba) a un visitante, sus cuatro guardaespaldas disparaban hacia arriba. Obligó a los intelectuales a escribir libros que después se atribuía. Además, se adjudicó varios títulos honoríficos, tales como: Doctor, Licenciado, Padre de la Patria Nueva, Benefactor de la Patria, Protector de la Iglesia y muchos más. Para entrar en la universidad había que rendirle pleitesía y para graduarse era requisito indispensable hacer profesión pública de fe trujillista.

Feria de la Paz[editar]

El 20 de diciembre de 1955 fue inaugurado un evento para celebrar los 25 años de Trujillo al poder denominado la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre en donde se coronó a una de sus hijas como Angelita I. Además los organizadores de la Feria declararon a la esposa de Trujillo en esos momentos María Martínez Alba quien era semi-analfabeta, "escritora y filósofa".
La feria le costó al Estado más de 30 millones de dólares, casi un tercio del presupuesto nacional en aquel tiempo. Dicho gasto significó una crisis económica considerable, sólo el vestido de Angelita costó alrededor de 80 mil dólares.

El desfile del millón[editar]

El 24 de octubre de 1960 para celebrar el cumpleaños de Trujillo sus colaboradores organizaron un evento llamado El desfile del millón, en el que desfilaron cientos de personas de todos los sectores sociales. El principal objetivo del evento era reafirmar la popularidad de Trujillo y pedir su postulación para las elecciones de 1962.

Condecoraciones[editar]

Internacionales[editar]

  • Gran cordón de la Orden de Isabel la Católica (España)
  • Gran Cruz de la Orden Hierosolimitana del Santo Sepulcro (Santa Sede).
  • Medalla de oro de la Pan-American Society (Nueva York)
  • Gran Cruz de la Orden de Carlos Manuel de Céspedes (Cuba)
  • Gran Cruz de la Orden Honor y Mérito (Haití)
  • Gran Cruz en brillantes de la Orden del Perú
  • Banda de la Orden de la República (España)
  • Gran Cruz de la Orden de San Gregorio Magno (Santa Sede)
  • El collar de la Orden al Mérito (Chile)
  • El collar de la Orden del Águila Azteca (México)
  • Gran Cruz extraordinaria de la Orden de Boyacá (Colombia)
  • Gran collar de la Orden del Libertador (Venezuela)
  • Gran Cruz de la Orden Nacional del Cóndor de los Andes (Bolivia)
  • Gran Cruz del mérito extraordinario Libanés
  • Gran Cruz de la Orden del mérito con banda de tres borlas (Ecuador)
  • Gran Cruz de la Orden de Vasco Nuñez de Balboa (Panamá)
  • Gran Cruz nacional de la Legión de Honor (Francia)
  • El gran cordón del mérito de la caridad de la orden Francesa de la cruz de sangre
  • Comendador de la Orden de la Corona de Italia
  • Gran Cruz de la Orden honor y méritos de la Cruz roja Cubana
  • Gran cordón rojo con bordes blancos de la Orden del Jade Brillante (República de China)
  • Gran cordón de honor y devoción de la Soberana militar Orden de Malta
  • Orden del mérito naval de primera clase (Cuba)
  • Gran Cruz de medhula de Marruecos
  • Gran Cruz de honor académico de la Academia internacional americana de Washington
  • Estrella Abdón Calderón (Ecuador)
  • Gran Cruz de la Orden nacional ecuatoriana al mérito
  • Gran Cruz de la Orden Nacional de la Cruz del Sur (Brasil)
  • Gran Cruz del mérito Paraguayo (Paraguay)
  • Gran Cruz de la Orden del León Neerlandés (Países Bajos)
  • Medalla conmemorativa del vuelo Panamericano pro faro de Colon de Cuba.
  • Medalla conmemorativa del primer centenario de la muerte del prócer Colombiano general Francisco de Paula Santander
  • Collar de la Orden del Libertador San Martín (Argentina)
  • Gran Cruz de la Orden de Carlos III (España)
  • Gran cordón especial de la Orden de las Nubes Propicias (República de China)
  • Gran collar de la Orden de Rubén Darío (Nicaragua)
  • Gran placa de honor y mérito de la Cruz Roja Española
  • Condecoración de la Orden soberana y continental de mérito y honor de la unión Democrática Interamericana
  • Gran Cruz de la Orden de Morazán (Honduras)
  • Medalla "palmas de oro de la democracia", de la Legión Panamericana (México)
  • Medalla de la Orden honorífica de la estrella de honor al mérito rural del Instituto brasileño de propaganda y defensa del café
  • Cruz de guerra con Palma (Francia)
  • Gran Cruz de la Orden de San Pedro y San Pablo
  • Gran Collar de la Orden Manuel Amador Guerrero (Panamá)
  • Gran Cruz de la Orden Piana (Santa Sede)
  • Gran Cordón de la Suprema Orden del Crisantemo, otorgado por el gobierno del Japón, con la grabación el emperador medalla de honor de alfabetización
  • Orden de los pioneros de Liberia, publicado en el Caribe, en fecha 5-2-59.

Dominicanas[editar]

  • Collar de la Orden al mérito Juan Pablo Duarte
  • Collar de la Orden heráldica de Cristóbal Colón
  • Collar de la Orden de Trujillo
  • Collar del valor
  • Gran collar de la paz
  • Orden militar de heroísmo "Capitán General Pedro Santana" 7-1-56, dec. 4364, og# 9, 1956, e.n.
  • Condecoración del "Benefactor de la Patria", según art. # 4149, de fecha 14-5-55, según decreto # 1360, f. 23-12-55, con una efectividad, og# 45-56.

Trujillo en los medios de comunicación[editar]

MedioTítuloFecha de lanzamientoDetalles
LibroLa era de Trujillo: un estudio casuístico de dictadura hispanoamericana1956Libro escrito por Jesús de Galíndez, quien fue secuestrado durante la era de Trujillo en Nueva York.
LibroGalíndez1990Libro escrito por Manuel Vázquez Montalbán, libro de ficción, es la crónica de una investigación sobre el secuestro, tortura y asesinato de Jesús Galíndez.
DocumentalTrujillo: El poder del jefe I1991Dirigido por René Fortunato.
Documental

Libro
Trujillo: El poder del jefe II

En el tiempo de las mariposas
1994Dirigido por René Fortunato.

Julia Álvarez, escritora estadounidense de ascendencia dominicana. Libro de ficción que cuenta la historia del asesinato de las hermanas Mirabal por Trujillo.
DocumentalTrujillo: El poder del jefe III1996Dirigido por René Fortunato.
LibroLa fiesta del chivo2000Libro de Mario Vargas Llosa, ambientado en la República Dominicana donde retrata el asesinato del dictador dominicano y sus secuelas, desde dos puntos de vista de generaciones diferentes: durante e inmediatamente después del asesinato, en mayo de 1961, y treinta años más tarde, en 1996.
Película para televisiónEn el tiempo de las mariposas2001Dirigida por Mariano Barroso, Trujillo interpretado por Edward James OlmosSalma Hayek interpreta a Minerva Mirabal. Basada en la novela de Julia Álvarez.
PelículaEl Misterio Galíndez2003Gerardo Herrero dirigió El misterio Galíndez, una película sobre Jesús de Galíndez Suárez, militante del PNV y diplomático vasco que desapareció en 1956; supuestamente a causa de su oposición al régimen de Trujillo.
PelículaLa fiesta del chivo2005Dirigida por Luis Llosa, Trujillo interpretado por Tomás Milián. Adaptación del libro del mismo nombre.
LibroLa maravillosa vida breve de Óscar Wao2007Junot Díaz, nativo de Santo Domingo escribió este libro ganador del premio Pulitzer que trata sobre una familia dominico-estadounidense. El libro es un relato ficticio de las desgracias que la familia sufrió como resultado de las atrocidades del régimen de Trujillo.
LibroVivas en su jardín2009Dedé Mirabal, la cuarta de las hermanas Mirabal cuenta la verdadera historia de sus hermanas y su lucha por la libertad dominicana.
PelículaTrópico de sangre2010Dirigida por Juan Delancer, Trujillo interpretado por Juan Fernández. La película se centra en la vida de Minerva Mirabal y cuenta la verdadera historia de cómo ella y sus hermanas se atrevieron a manifestarse contra el dictador Rafael Trujillo, por lo que fueron asesinadas en 1960. La película detalla de cómo este delito llevó al asesinato de Trujillo.

Canciones alusivas a su régimen[editar]

CanciónIntérprete(s)
NajayoRafael Martínez
Salve San CristóbalRafael Martínez
Recogiendo limosnaSuper Orquesta San José
Era gloriosaRafael Martínez
La maniguaRafael Martínez
Se acabó la ñoñeríaToño Abréu
San RafaelVinicio Franco
Mataron al ChivoNegrito Macabí con la orquesta de Antonio Morel
Padre de la Patria?
La voz del Jefe?
Seguiré a caballoRafael Martínez
La miseriaRafael Martínez
Nuevo CandidatoRafael Martínez
Déjalos que lleguen?
Entre hermanosJoseito Mateo y la Super Orquesta San José
Trujillo y FrancoJoseito Mateo y la Super Orquesta San José
A bailar merengueXavier Cugat y su orquesta
Del 30 al 52?
Batallón de Caza Ramfis?
LlegóRafael Martínez
El retorno de Trujillo?
El CatareyRafael Martínez
Se acabó la bulla?
Con TrujilloRafael Martínez

Referencias[editar]

  1.  Sosa, José Rafael (29 de mayo de 2009). «Nieta Rafael Leonidas Trujillo “El Jefe”: Gana Premio Nacional de Novela; asegura que noticia la sorprende -» (en español). Diario F-27. Consultado el 27 de febrero de 2014.
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  4.  Sención Villalona, Augusto (2012). Editora Búho, S. R. L., ed. La dictadura de Trujillo(1930-1961) (© Archivo General de la Nación (Vol. CLXXXIII) edición). ISBN 978-9945-074-73-4. Consultado el 27 de febrero de 2014.
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  9.  «Oposición: “Abajo Trujillo y Balaguer”» (16-7-2011). Consultado el 27 de febrero de 2014.
  10.  «hoy.com.do» (29-5-2013). Consultado el 27 de febrero de 2014.
  11.  «Acoso, violaciones y asesinatos: violencia hacia las mujeres durante el trujillato» (30-5-2013). Consultado el 27 de febrero de 2014.
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  15.  «Lo positivo en la dictadura de Trujillo» (25-11-2013). Consultado el 27 de febrero de 2014.
  16.  «11,000 víctimas en Doce Años de JB». Listín Diario. «En el caso de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, 1930-1961, estiman 50,000 víctimas, incluyendo 17,000 haitianos.».
  17.  Robert D. Crasweller, The Life and Times of a Caribbean Dictator, New York, The Macmillan Company, 1966, p. 156.
  18.  Lauro Capdevila, La dictature de Trujillo: République dominicaine, 1930–1961, Paris, L'Harmattan, 1998
  19.  Creación de la policía nacional dominicana Consultado el 4 de septiembre 2013
  20.  «Trujillo se apoyó en temible poder militar» (28-5-2011). Consultado el 27 de febrero de 2014.
  21.  «La gigantesca fortuna de Trujillo» (25-10-2010). Consultado el 27 de febrero de 2014.
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  23.  Crassweller 1966, p. 28.
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  25.  Antonio José Ignacio Guerra Sánchez (24 de abril de 2008). Instituto Dominicano de Genealogía (ed.): «Trujillo, descendiente de oligarquía haitiana (2 de 2)». Cápsulas Genealógicas. Hoy. Archivado desde el original el 1 de mayo de 2014. Consultado el 1 de mayo de 2014.
  26.  Diederich 1978, p. 13.
  27.  " una cifra entre 15,000 y 20,000 sería razonable". Robert D. Crasweller, The Life and Times of a Caribbean Dictator, New York, The Macmillan Company, 1966, p. 156.
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  30.  Diario Libre. «Proponen crear museo dedicado a Rafael Trujillo Molina».
  31.  El Día (8 de agosto de 2010). «Historiadores rechazan crear museo para Trujillo».
  32.  Hoy (27 de mayo de 2011). «La Era de Trujillo será recreada en el Museo de la Resistencia Dominicana».
  33.  Crassweller 1966, p. 36.
  34.  Derby 2000, pp. 1112-1146.
  35.  Marcano, José. «El Macizo Central» (en español)(html). Consultado el 20 de marzo de 2011. «Anteriormente, esta montaña se llamaba simplemente La Pelona (como sinónimo de "pelada" por su pobre vegetación) y a sus dos picos: Pelona Grande y Pelona Chica. La Ley 1164 de 1936 de 1936 denominó como Pico Trujillo al oriental, diciendo que tenía una altura de 3175 metros, que era la altitud calculada por Ekman. Luego de la caída del régimen de Trujillo, el pico fue renombrado como "Pico Duarte".».

Bibliografía[editar]

Enlaces externos[editar]


Predecesor:
Horacio Vásquez Lajara
Presidente de República Dominicana
1930–1938
Sucesor:
Jacinto Bienvenido Peynado
Predecesor:
Manuel de Jesús Troncoso
Presidente de República Dominicana
1942–1952
Sucesor:
Héctor Bienvenido Trujillo Molina
Predecesor:
Virgilio Díaz Ordóñez
Secretario de Estado de Relaciones Exteriores
1953
Sucesor:
Joaquín Balaguer

martes, mayo 27, 2014

René del Risco Bermúdez.

Pedro Conde Sturla MEMORIAS DEL VIENTO FRÍO

La noche del 20 de diciembre de 1972, René del Risco Bermúdez  acudió a una cita con el destino en la avenida George Washington –el malecón de la ciudad capital. Era una cita al parecer ineludible, a juzgar por las veces que había sido presentida: una cita con la muerte prematura, muerte a destiempo junto al mar que el poeta amaba.
El hecho trágico que enlutó a su familia, también ensombreció y traumatizó al mundo de las letras, y entre los escritores jóvenes y menos jóvenes se extendió un sentimiento de vacío y orfandad. No era, ciertamente, para menos. A los “treinta y siete años de edad y en perfecta salud”, Whitman había comenzado publicar sus Hojas de hierba. Casi a la misma altura de la vida, en pleno goce de sus facultades intelectuales, René del Risco Bermúdez se retiró bruscamente del escenario en que había obtenido el más amplio reconocimiento, llegando a ocupar un espacio privilegiado, único entre los miembros de las nuevas promociones. De hecho, y a pesar de su partida a destiempo, se reveló como el más sobresaliente talento literario de su generación, quizás de varias generaciones.
Del Risco nació en 1936 en Macorís del mar, tierra de peloteros y poetas, y en la práctica soñó con ser ambas cosas. La pelota, como deporte, se respiraba en el aire: la poesía la llevaba en la sangre, siendo  nieto de Federico Bermúdez, el notable cantor de Los humildes. Hoy se sabe que descolló como animador, publicista, narrador y poeta, aunque no como pelotero. Eso sí, fue fanático irreductible de los Tigres del Licey.
Como tanto jóvenes de la época, Del Risco participó –ya se he dicho- en la lucha política antitrujillista dentro del Movimiento Revolucionario 14 de Junio y conoció temprano la cárcel –“fruta negra”,  la llamaba Roque Dalton. Allí sufrió vejaciones y torturas que no doblegaron su espíritu, pero dejaron huellas en su cuerpo, un cuerpo que mostraba las clásicas quemaduras de de cigarrillos en las espaldas y señales inequívocas de martirio en las uñas.
Antes y después de su breve estación en el infierno, desempeñó variados oficios y al parecer alguna vez quiso ser abogado, según demuestra el hecho de haberse inscrito en la Facultad de Derecho de la universidad estatal, única a la sazón en el país. Por lo demás, no hay que acudir a su biografía para obtener información pormenorizada de primera mano. Muchas de sus empresas en la lucha por la vida –incluyendo su “fracaso como pelotero”- están documentadas en unos versos de iniciación que hoy resultan casi sorprendentes por su carácter festivo, excepcional y extrañamente festivo:
...................................
yo caí, me recogieron,
me acostaron en el jón,
y en aquella situación
¡momento grave y severo!
dejé de ser pelotero
y cambié de profesión.
He tenido profusión
de profesiones y empleos;
he dado mil zigzagueos
en una y otra cuestión.
He vendido desde ron
hasta espacios de parqueos,
........................................
“Qué es usted? Si me preguntan
en un barrio: “¡Locutor!”
en un salón?: “¡Escritor!”
en un patio?: “¡Tamborero!”
en la iglesia soy santero
y en la calle...Yo, que soy?
Por el mismo estilo, Del Risco amaba definirse como “poeta y cumbanchero”, y al decir de alguno de sus íntimos quería que le pusieran este mote en su epitafio. Afortunadamente se destacó más como baladista que como cumbanchero: Del Risco escribió, en efecto, letra de canciones de inspiración honda y genuina, entre las cuales se recuerdan “Si nadie amara”, “Magia”, “La ciudad en mi corazón”,  “Mira que mundo”, “Matices”, “Así, tan sencillamente” y “Una primavera para el mundo”. Algunas de éstas alcanzaron éxito en las voces de notables intérpretes de la talla de Horacio Pichardo, Francis Santana, Fernando Casado, Niní Cáfaro, Luchy Vicioso, Felipe Pirela y Marco Antonio Muñiz.
Por añadidura, el hombre fue un brillante publicista. Publicista, quizás, a regañadientes, a contrapelo de su vocación literaria, quizás a contraconciencia, quizás como simple manifestación de su desbordante energía intelectual. No se sabe. En todo intento de aproximación a una vida y una obra cabe un margen razonable de duda. De lo que nunca podrá dudarse es de su humanidad  y talento.
Su producción literaria incluye cuentos, sonetos y poemas en versos libres que fueron recopilados, en su mayoría, después de su muerte. También anunció el poeta  una novela, Del júbilo a la sangre, de la cual se desconocen detalles más o menos precisos.
La primera edición de los cuentos se publicó bajó el título de una de una de sus narraciones: En el barrio no hay banderas (1974), mientras que los Cuentos y poemas completos aparecieron en una edición incompleta que data de 1981.
Casi toda la obra conocida de René del Risco cubre un arco de tiempo comprendido entre 1961 y 1972. En vida sólo publicó un libro: El viento frío (1966), pero sería un libro memorable, un libro de época, generacional, destinado a convertirse en parte esencial de la realidad que lo inspiró, un libro vivo, palpitante de historia y de hondas vibraciones sociales.
Algunos de los aspectos más notables de la poesía de René del Risco –la parte sumergida del iceberg- se encuentran en los sonetos mencionados, sonetos escritos, por cierto, a la sombra de José Ángel Buesa. Este dato es, desde luego, anecdótico y paradójico: el poeta y revolucionario que junto a Miguel Alfonseca iba a inaugurar en su tierra una nueva era y un nuevo sentir literarios, se inició espiritualmente en la capilla de un romántico rezagado, exiliado cubano por más señas. La madeja de las contradicciones no se despeja por el hecho de que el novicio recibiera en edad temprana tales influencias, ni en virtud de que las obras de Buesa rivalizaran en su época con el volumen de popularidad y venta de las  obras de los grandes maestros latinoamericanos, incluyendo a Neruda. En rigor, René del Risco Bermúdez se mantuvo siempre fiel al espíritu romántico de Buesa, logrando producir –eso sí- una síntesis o por lo menos una simbiosis entre el caudal erótico, personalista, y el aliento social en olor de multitudes.
Desde los más tempranos sonetos de René se anunciaba lo que sería el gran tema de su obra: el tema de la muerte. Esa muerte, la misma muerte que en la poesía de Alfonseca constituye un motivo esencial, lo arropa todo en la poesía de Del Risco. La diferencia estriba en que en uno la muerte es sentimiento y en el otro, a la vez, presentimiento. Prácticamente no hay en la obra de René un resquicio poético –uno sólo- por donde no se lea o se avizore a la muerte, la muerte fiel, la muerte convidada. Eso podría explicar su admiración por cierta zona de la poesía de Buesa. Por ejemplo, en “Pequeña muerte”, Del Risco traduce casi la misma idea necrófila  del Buesa deOasis, aquel que dice: “Después de haber vivido la mitad de la muerte/ hay que seguir muriendo lo que aún queda de vida.” Véase si no:
Dime por qué tu insistes y te empeñas
en negar esta muerte que no escribes,
si es esto de soñar lo que no vives
un modo de morirte en lo que sueñas.
...........................................................
Comprende que estás vivo, que moriste
en toda aquella vida que viviste,
que no podrá el pasado retenerte.
En “La casa”, que es una pieza excelente, una de las mejores, el poeta expresa un sentimiento parecido:
Todo ha ido muriendo lentamente en tu pecho
y seguirá muriendo, hasta que tú te mueras.
“Soneto ante la rosa” es una variación, una de sus tantas variaciones sobre el tema:
Hay un silencio en ti, hay una cosa,
una callada muerte que reposa,
una lejana muerte suspendida...
nada comienza en ti, nada clausuras,
en ti sólo es presencia lo que duras
abriéndote y cerrándote en la vida...!
El conjunto de sonetos consta de unos veintidós en total, si se aceptan ciertas licencias, pues hay varios con colas y modalidades que escapan al rigor de la preceptiva. Dentro de este conjunto, pocos se apartan de la idea de la muerte, o de un cierto tipo de muerte, exceptuando algunos ardientes y gozosos como “Este soy”:
Este soy yo, tu llama, tu alimento,
tu herradura, tu pan, tu todavía,
tu tibia alternativa, tu alegría,
tu ceniza final, tu aturdimiento.
Por lo general, el poeta no se disimula, no se llama a engaños, se muestra como se siente: abatido, pesimista, incurablemente depresivo y paranoico, aparte de fatalista. Casi siempre está prevenido, receloso, a la defensiva. Casi siempre se muestra suspicaz, desconfía de lo que se le ofrece al disfrute puro y simple de los sentidos. Nadie como René sabe encontrar amargura en los más dulces néctares: nadie como él sabe trocar la miel en hiel. He aquí una muestra, una de muchas:
Toco tu mano, y ya soy diferente,
dispuesto a la ternura, me dominas
y siento que en silencio me caminas
venciendo mi amargura combatiente.
.........................................................
Yo sé que esto no es cierto, sin embargo,
que el mundo sigue siendo tan amargo
como ante de que en sueño lo conviertas...!
De cualquier manera, hay que admirar sin reservas la superior lucidez del artista, la forma en que asume su sentimiento trágico de la vida, tal y como se pone de manifiesto en otras facetas de su obra. Así, en “Tiempo de espera”, aparecen ya claramente definidos los elementos claves de su poética y de su personalidad poética:
Casi muriendo ya, sólo en la espera
del  prometido día sin quebranto,
sobre la dura piedra de mi canto
establecí mi Patria verdadera.
Aparté mi lucero, mi bandera
de amarga soledad alzada en tanto
nutrí de dura luz mi desencanto
de paloma angustiada y prisionera.
Aquí mora mi voz, aquí en la esquiva
soledad donde espero la misiva
de alegre fuego o muerte mensajera;
aquí se nutre el arpa, aquí detengo
el poderoso arco que sostengo
para que el entusiasmo no se muera.
Los poemas en versos libres de René del Risco Bermúdez conforman la zona menos intimista de su obra, sin duda la más aguerrida y a la vez el tono menor de su poesía, con excepción de algunas piezas claves. Aquí desde luego no está ausente -ni podía estar ausente- el tema o ritornelo de la muerte. No ya la muerte propia, la muerte presentida que lo embarga desde sus raíces, sino la muerte ajena, la muerte de los otros. René llevó un registro poético, bastante minucioso por cierto, de sus compañeros de ideales caídos entre 1963 y 1971. Varias de sus composiciones, entre las que se cuentan “Por la muerte de muchos” y “Aquí o en otras tierras”, exaltan la memoria de Jacques Viau Renaud. En “Palabras al oído de un héroe” rinde tributo a Manolo Tavárez Justo, y en “No está bien, sin embargo”, recuerda  Maximiliano Gómez (El Moreno). Esta es, sin duda –por su ritmo, frescura y sentimiento- la composición más sobresaliente del grupo, un verdadero logro de equilibrio poético-emocional:
Está bien si la fruta picoteada
se desprende del tallo y viene a tierra
y enloda su dulzura;
siempre queda
el mundo en grave paz,
no ocurre nada.
            .........................
Está bien la paloma en la cornisa
el beso en la mejilla, la mirada
espejo de la risa
y la imprecisa
frontera entre la noche y la alborada.
Bien la mujer que siempre me acompaña,
bien la mesa del pobre, el agua fresca,
el pan elemental, la simple araña,
bien que llueva, que escampe,
y que anochezca.
Hay que aceptar el mundo en su inviolable
redondez planetaria o de moneda,
justa es la soledad, es aceptable,
la vida y el cansancio que nos queda.
Lo que no puede ser, lo que no entiendo
es que tú como un pájaro cansado
de mucha libertad, de haber cantado
en el árbol más alto y más abierto,
mueras así, de un modo tan sencillo,
tan en paz, tan sin plomo, ni cuchillo,
que a mí se me haga extraño
que estés muerto...!
La lista de estos poemas conmemorativos se completa con una media docena de títulos que incluyen: “Unas palabras con Che Guevara muerto”, “Por todos nuestros muertos, “Oda erguida en la muerte de Julián Grimaud”, “Canto para un muchacho de mi pueblo”, “Oda a César Bautista” y “Oda  sobre la tumba de mi amigo Jesús”. En general, se trata de textos mediocres, intrascendentes, que no salen del montón, y en ningún caso se elevan a la altura de “No está bien, sin embargo”, pero que en cualquier caso dan muestras del genuino interés del poeta en la preservación de sus vínculos originales: preservación de sus ideales.
Otra zona, igualmente dispareja, de su poesía en versos libres recoge una especie de crónica de aquella época convulsa en la que a Del Risco le tocó participar. Si unas veces derramó la miel de su poesía sobre sus seres queridos, otras veces arrojó veneno –merecido veneno- contra invasores y traidores. “¡Caramba, General!”, por ejemplo, es una sátira contra un conocido militar destituido graciosamente de su cargo por un designio de la Presidencia.
Algunas de las más representativas composiciones de este grupo forman parte de un auténtico rosario de lamentaciones por el destino de la patria invadida. Entre las más dolientes se cuentan “Oye, patria”, “Palabras para invasores”, “Ofrenda lamentable a un general invasor”, así como la gallarda “Oda gris por el soldado invasor”.  Esta última, muy celebrada en su tiempo, no carece de cierto valor histórico y poético:
Venido de la noche,
quizás de lo más negro de la noche,
un hombre con pupilas de piedra calcinada
anda por las orillas de la noche...
De oscuro plomo el pie y hasta los besos
viene del vientre lóbrego de un águila
que parirá gusanos y esqueletos
para llenar su mar, su territorio...
Y aquí está saltando por las sombras,
por detrás de alambradas y del miedo,
recorriendo caminos enlodados
con palabras de sangre para todos...
Dentro de su producción en versos libres, René del Risco reservó, por supuesto, lugar para el amor. Ese amor, igual que en la poesía de Alfonseca, suele encontrarse en el reverso de la medalla, en la otra cara de la guerra y la muerte, pero fundido igualmente con la guerra y la muerte, y a menudo con un paisaje marino bailando al fondo. Véanse, por ejemplo, “Carmen sugerida junto al mar” y “La amiga de la guerra”, y sobre todo “Palabras por Eurídice perdida” y “Palabras para Eurídice”, que son las mejores de este conjunto de marinas. En ellas, las criaturas del paraíso se trenzan junto al mar, amándose dichosas las unas sobre las otras:
Palabras de leñador yo te decía
cuando caía sobre ti
sobre tus ágiles piernas
y la espuma jugaba entre tus dedos frágiles...
¡El mar, Eurídice!
Pero la dicha, como de costumbre, dura poco, muy poco en casa del pobre. Fatalmente, una “dolorosa certidumbre”, un “cruel presentimiento” hacen nido en el “corazón oscuro y caluroso del poeta. No podía ser de otra manera.  Aquel amor, aquella etapa dichosa no sobrevivirían al cambio brusco de las circunstancias.
Nadie hubiera podido robarnos aquel mar
aquella ardiente edad entre los árboles,           
si el cuerno de la guerra
no aturde nuestra frente
con su sombrío aliento de cenizas...
Es importante notar, en este punto, cómo el sentido del amor en la poesía de Del Risco se corresponde plenamente con su sentido de la vida –con su sentido trágico de la vida-, y estos a su vez con su sentimiento religioso. En casi todos los casos sale a relucir su humanidad doliente y fecunda, así como su concepción epicúrea de la existencia. Cierto es que el tema religioso lo toca pocas veces, pero cuando lo toca lo hace con altura, como corresponde. Así se manifiesta plenamente en uno de sus poemas más tempranos, “Palabras a Dios”, que data de 1961:
No serán perseguidos de tus ejércitos de Ángeles, Señor
estos que ahora no hacen más que celebrarte
en su propio deleite;
porque vivir sin ti es esperarte
con el pecho manchado por la inocente culpa;
por esa culpa, Dios, que no podemos eludir
los que de ti descendemos por milagro.
Aparentemente lo seduce al poeta la creencia en un dios verdaderamente bondadoso, ajeno a la idea del infierno, un auténtico dios de redención espiritual y social:
He aquí Señor que estoy en ti,
que está en la tierra tu hijo
como tu lo has querido;
sin sucias lágrimas que me impidan verte
en la hora preciosa del dolor
y esperando con fe la buena miel y la abundante leche
que ha de manar un día
bajo los pies salvados de los hombres,
de esta tierra que tú nos regalaste.
En la obra poética de René del Risco Bermúdez, El viento frío sobresale por su dimensión poética y humana. En esta fase de su producción, el código ético-estético reposa en un ideal menos epicúreo que político. Conceptualmente, su poesía aspira ahora a realizarse en lo social y aparece más definido el compromiso: un compromiso de solidaridad con sus semejantes. Nótese de inmediato que El viento frío es un libro de atmósfera. Atmósfera más bien enrarecida a pesar de la brillantez del paisaje. Atmósfera de un agobio –frustrante, traumática, depresiva. Atmósfera de una derrota que no dejó de ser gloriosa. Atmósfera donde el amor y el desamor se conjugan permanentemente con el hastío, la soledad, la tristeza y la muerte. Muerte y memoria en el escenario de la ciudad innombrada, crónica de un mundo enfermo de egoísmo, epopeya íntima de un poeta que muere de muerte ajena.  
En términos sociales, El viento frío expresa el punto de vista del combatiente intelectual pequeño burgués que se reintegra al orden, un orden restablecido mediante el habitual expediente de brutalidad por tropas yanquis, necesariamente yanquis.
Lloviendo sobre mojado, puede afirmarse que El viento frío  es el símbolo de la frustración de la pequeña burguesía comprometida con los cambios sociales. Ninguno de los autores que vivieron las jornadas heroicas y esperanzadoras de abril, ha dejado de sentir el soplo del viento frío. Esto es, la resaca de la guerra, la aceptación obligada de las limitaciones del ambiente, el reingreso en un presente sacudido pero intacto, medianamente soportable por la confianza en un futuro. Un futuro incierto, sin embargo, castigado, postergado por el monstruo de la represión que se tragó cuatro mil vidas en doce años de continuismo balaguerista.
En las hermosas y certeras palabras de Juan José Ayuso, El viento frío “es viento de derrota y desilusión, es viento de enterrar sueños, es aire frío que sopla de noche en la tumba sin luz donde reposan las derrotas de los hombres...”.
El escenario se reduce a la ciudad, y la ciudad se reduce al ángulo sitiado por los invasores entre el mar y el río: la zona colonial y sus alrededores. No se la nombra porque es una ciudad simbólica, ciudad cementerio, ciudad de lutos recientes, ciudad falsa poblada por especies de fantasmas que viven una vida de mascarada. Junto a ellos se encuentra una minoría selecta. Ilusos que se niegan a vegetar, rebeldes que no dan por terminada la revolución y actúan con hechos o palabras. Contra todos –fantasmas, ilusos y rebeldes- el poder afila sus instrumentos. A fuerza de conformismo y a fuerza de represión, la sociedad restablecida sana, se limpia el rostro de la ciudad innombrada. El gobierno invierte en obras públicas de relumbrón, política de vitrina. Los aparatos de presión del estado dominico-americano  seleccionan sus víctimas. Uno por uno –cuando no en grupos- irán cayendo los dirigentes de la revolución. Dirigentes, activistas, comandantes: artesanos del sueño que se hundía. También cayeron otros –cientos de otros- que sólo tenían la culpa de ser inocentes, inocentes atrapados por la lógica del poder en situaciones de terror. Esto es, infundir miedo en los que están, incluso en los que no están.
Ambiente y circunstancias determinan, como se ha visto, actitudes extremas, influyen sobre todo en el punto de vista del observador. He aquí un dato interesante: la puesta en escena de El viento frío  está condicionada por una estrecha faja de espacio libre dentro de la ciudad zombi. Desde esta perspectiva, hay que notar que la mayoría de los textos parecen haber sido escritos o pensados desde un balcón (igual que algunos de los poemas de Alfonseca), casi como buscando aire para escapar de la asfixia de posguerra. En efecto, el balcón es el sitio de observación privilegiado para fines de orientación. Desde el balcón se domina el espacio físico que ocupa la estructura poética, una estructura ausente, como diría Humberto Eco, calculada al milímetro, incluso visible, pero ausente físicamente: espejismo que engaña a los sentidos sin dejar de ser realidad para los ojos.
En menor medida, cafetería y cinematógrafo cumplen funciones similares a las del balcón, pero con una sutil diferencia: la cafetería, como el cinematógrafo, representan el punto de vista del observador integrado, no del espectador apocalíptico que era René, el René que miraba desde el balcón el caos que se organizaba sobre la ruina de los ideales de abril. Presumiblemente se trata del balcón de la casa que habitaba el poeta en la Avenida España. Balcón mirador, balcón observatorio, balcón indiscreto, balcón telescopio de Galileo, balcón desde el cual puede verse, siempre verse,  a la muchacha que se peina, se cambia se perfuma, se maquilla, lo mismo que al hombre que pasa por debajo con su carga de ilusiones cotidianas. Balcón, en fin, para ver la vida en sus aspectos más engañosamente inmediatos, balcón ventana de la vida. En el fondo se trata de eso: el poeta vive la vida como mirando a través de una ventana, sin tomar parte en ella, a la distancia que le imponen su “yo” y sus “circunstancias”.
El punto de vista del autor frente a su obra también concierne al tono y al estilo, no sólo a la ubicación. René eligió –como Alfonseca en La guerra y los cantos- un tono coloquial y un estilo realista y simbólico que no traiciona su porfiada vocación romántica. La obra es descriptiva, prosística por elección. Es narrativa. Todo el libro es un gran conversatorio donde el narrador está junto al poeta o sobre el poeta. De hecho, los poemas tienen ritmo pero no tienen música, no tienen melodía, no se prestan a grandes declamatorias. Como Picasso en Guernica, René del Risco renunció a los colores, a las notas altas, estridentes. El viento frío es obra asonante, a veces disonante, o más bien monocorde, sin más adorno que su sencillez ni más belleza que su verdad profunda.
El primer poema, el que da título al libro, empieza naturalmente con altura, desde el balcón de marras, y con una nota que es casi de optimismo, escrita como al final de una larga convalecencia:
Debo saludar la tarde desde lo alto
poner mis palabras del lado de la vida
y confundirme con los hombres
por calles en donde empieza a caer la noche.
Es la nota de alguien que –por lo menos en propósito- decide aceptar, asumir la vida y el mundo como son, no como quisiera que fuesen:
porque todo ha cambiado de repente
y se ha extinguido la pequeña llama
que un instante nos azotó...
La conciencia de ese cambio se traduce, momentáneamente, en resignación forzosa, forzada por las circunstancias de las que ya se dijo:
Ahora estamos frente a otro tiempo
del que no podemos salir hacia atrás...
Se trata de una resignación rebelde, quizás de una rebeldía resignada. Todo parece entonces reducirse a un simple juego de palabras que, como todos los juegos del homo luden, encierra un sentido segundo. Rebeldía resignada o resignación rebelde implican de muchas maneras la existencia de un mecanismo de rechazo mediante el cual el poema, todos los poemas de El viento frío, se niegan a ellos mismos: niegan lo que ofrecen. Para usar términos de la publicidad comercial (en los cuales Del Risco fue un maestro), el soporte de promesa niega la promesa o se convierte en su contrario. Así, la diversión es hastío, la palabra “alegría” es víctima de una doble adjetivación que la hace gris o lúgubre, de manera que todo lo que es alegre es triste, “amargamente alegre”, dice el poeta. La compañía trae aparejada un sentimiento de soledad, el amor se torna en desamor, la vida es muerte, la ciudad es infierno, escenario de una derrota. Lo que empieza siendo hermoso es el inicio de la invasión del viento frío:
Es hermoso ahora besar la espalda de la esposa,
la muchacha vistiéndose en un edificio cercano,
el viento frío que acerca su hocico suave
a las paredes,
que toca la nariz, que entra en nosotros
y sigue lentamente por la calle,
por toda la ciudad...
Lo anterior se explica en función de un viejo y permanente drama existencial, que es el que se reproduce en El viento frío: el drama del hombre dominado por el sentimiento de vacío frente al sinsentido de una vida, el paradójico vacío existencial de un hombre lleno de poesía. El mismo sentimiento conduce al rechazo de la existencia como ficción, a la ficción de vivir por vivir, a la falta de autenticidad de las relaciones humanas instaraudas por los vencedores. El poeta narrador se queja de la indiferencia, se duele porque “ya no son tan importantes los demás”. Se dirige a Belicia, nombre ficticio de una entrañable  persona cuya identidad no viene a cuento:
Belicia, mi amiga,
tal vez debamos ya cambiar estas palabras.
Atrás quedaron humaredas y zapatos vacíos,
y  cabellos flotando tristemente...
ya no son tan importantes los demás...
El ingreso al orden reconstituido implica el trauma de un segundo nacimiento o de una segunda muerte a través del proceso de adaptación al clima de posguerra, posiblemente la renuncia a sus ideales. He aquí el conflicto. El mundo que se le ofrece es el mundo de la indiferencia, ajeno por completo al heroísmo, a la solidaridad, a la esperanza:
Porque hemos regresado, Belicia.
Ahora paseamos junto a los jardines
y discutimos de otras cosas,
y yo no admito tu dureza,
y tu descubres mi egoísmo
y en fin Belicia, amiga mía,
ya los demás no son tan importantes
y tú y yo debemos comprender
que estamos en el mundo nuevamente...
En ese ambiente, y para un artista de tan fina sensibilidad, la alegría individual carece de sentido o tiene un sentido egoísta. Quien aspira a la felicidad colectiva no se conforma con menos. Insumiso, rebelde, se diría que al poeta le resulta imposible ser feliz por sí solo, no puede ser alegre sin los otros. El origen de su mal, de su tristeza, es histórico: su ego enfermo es proyección del malestar social. Lo que es alegre individualmente, es triste de rebote, socialmente triste. Por carambola, alegría y tristeza van juntos cuando sopla el viento frío. Polos de una misma dialéctica:
Porque entonces, estás tú.
Y ya no puede haber ciudad
donde los hombres andan
con un presentimiento grave en la mirada,
donde los diarios traigan
esos descorazonadores titulares
de las primera planas,
 y un niño sienta
el mismo odio que nosotros
mientras nos lustra los zapatos.
Porque, entonces, estás tú;
tan dulcemente junto a mí,
que hasta puedo engañarme con tu risa
y llegar a creer
que este es un día alegre...
La misma lógica, dentro de las mismas circunstancias, justifica el sentimiento de soledad que sufre el poeta en la vida y en el poema que la traduce. El poeta de El viento frío siempre está sólo, aun si se encuentra en compañía de los demás. La paradoja es aparente. En condiciones de viento frío el poeta es un extranjero en su tierra, un “inadaptado”, un soñador aferrado a un código ético-estético que no se corresponde con los valores del momento. Vale decir, un exiliado en su interior. Defiende ideas y principios por los que ha visto morir a muchos de sus compañeros, y a pesar de que la vida le sonríe en términos de realizaciones personales, el poeta no se siente realizado. Al parecer no se sentirá realizado ni en la época de sus mejores éxitos literarios y económicos. Siempre da la impresión de ser alguien que hace el esfuerzo por adaptarse al medio sin traicionar lo mejor de sí. Repugna de los clichés y deja constancia, aborrece los lugares comunes y las falsas nomenclaturas, y también deja constancia. No es alguien que disfruta de los favores que le dispensa el medio. Más bien se trata de una persona que se siente agobiada por las exigencias de “la simulación en la lucha por la vida”. La inocente taza de café se le antoja una trampa:
Puedo pensar que esa taza de café
delante de ti,
junto a tus manos,
es un oscuro pozo donde empiezas a hundirte
desde las ocho menos cuarto,
víctima de toda una vida nómada, desolada, tonta...
La soledad del exilio interior, que se expresa en términos sociales, también concierne a sus relaciones íntimas con las “mujeres” y “muchachas” que pueblan el pequeño universo de El viento frío. La compañera de ocasión no falta, en efecto, casi nunca, a veces en número plural. De hecho es omnipresente. Aun así, en la mejor compañía posible, el poeta no reprime y no disimula un sentimiento de soledad, soledad en buena compañía, como ya se dijo. Parecería que la compañera de ocasión, muchacha o mujer, presencia inexorable en cuanto fantasma y símbolo, siempre está un paso atrás de su sensibilidad y su inteligencia: no lo representa al poeta, no lo llena. Hay un vacío  entre ambos, una distancia. Y el sentimiento de soledad reaflora, otra vez, en términos sociales:
Tu quizás no lo adviertas,
pero ahora hablas con palabras corrientes,
te preocupan las cosas que a todas las mujeres
molestan alguna vez,
las cosas que nunca mencionaste en otro tiempo...
Yo, junto a ti, pienso y sufro,
siento este momento que se va,
la mecedora de metal,
cartas que debo escribir,
todo lo sufro,
lo comprendo...
yo sé que el tiempo es todo esto irremediable,
la infancia con su luz,
toda la mentira,
las equivocaciones,
tú,
tú, Belicia, también eres el tiempo...
Ahora la niña retoza entre tus piernas
y yo podré mirar las casas con jardines
pero mañana no será esto otra vez,
además, estarás tan disgustada...!
Si yo te dijera en voz alta estas palabras que escribo
entonces te sería fácil
comprenderlo todo,
el desencuentro,
lo que dejamos de ser
como quitarnos un anillo...
Pero, en verdad, quizás no está del todo bien,
tal vez yo quiera mostrarte
un lado demasiado feo del mundo.
La taza de café que recela una trampa representa el final de ese tránsito desde la enfermedad del amor hacia el hastío, el desamor y el hastío. Nueva vez queda en evidencia la imposibilidad de ser felices juntos, nuevamente es víctima de la ficción de vivir, el vacío, la distancia, la incomprensión:
Porque para todos hay un tiempo, nada más.
Después nos descabeza el hastío.
Nos arruinamos en gestos
y feroces intentos.
Nos vamos quedando en una amarga soledad,
en una inexorable soledad
de café, de implacables ojeras de ceniza...
A propósito de la taza y del café, hay que anotar otro dato significativo. Entre los elementos gráficos que el autor eligió para ilustrar sus textos, ninguno es más elocuente, importante y recurrente que la taza de café. De un total de nueve fotografías, incluyendo portada y contraportada, cuatro corresponden a la taza de café, dos a la calle, una a la cafetería, otra a la misteriosa Lucy Ann Astwood –junto a una ventana- y la última a la propia efigie del poeta. (El poeta pensante y fumante, el vaso lleno de un líquido precioso, en un ambiente sugestivamente brumoso).
Las fotos comentan los textos, naturalmente, y a su vez son comentadas por los textos. La importancia de unas y otros, en cuanto a su valor representativo, se confirma plenamente al analizar los motivos explícitos de la  poética de El viento frío, que es la poética de la obra completa de René del Risco. Todo ello habla del orden y el método con que se planificó el libro, un libro obsesivo, página por página, concebido, no cabe duda, por un obseso. Nada hay aquí tan obsesivo, sin embargo, como la obsesión por la ciudad y la muerte, la muerte en la ciudad y la ciudad en la muerte. Ciudad y muerte son palabras que se alternan y se repiten de tal manera que  aun en su ausencia están presentes. Hasta en el epígrafe aparece la palabra muerte. La dedicatoria tiene ciudad y muerte aparejadas, apareadas, matrimoniadas, indisolublemente juntas:
te llamas Vicky, Luisa, Aura, Rosa
y no importa...
A ti,
porque en esta ciudad mueres conmigo,
me acompañas,
y no haces más que repetirte, en mis palabras!
En un poema hermético como “Esta dulce mujer...” –tan hermético que casi parece un muro de contención, impenetrable- sólo es posible recuperar para el entendimiento una especie de aura simbólica, evocación de una atmósfera de muerte y desolación en la ciudad sugerida, apenas insinuada. La ciudad, la ciudad obsesiva de René del Risco, la ciudad que se desdobla en mil facetas, la ciudad que él pinta y dice, una ciudad que todavía lleva el estigma de la invasión, la ciudad que es el escenario natural de la derrota y la muerte, circo romano para el disfrute de fieras amaestradas que observan sin ser observadas. Nadie ha tenido un sentimiento tan arraigado y profundo de la ciudad como el “provinciano” René. En la ciudad que él dice y redice no matan sólo las balas. Matan las convenciones, el egoísmo, el conformismo, el consumismo moldeador de conciencias tranquilas:
Si nos atrevemos a salir,
nos matarán los otros.
Nos obligarán a pisar un pedal,
a tragar rápidamente letreros, paredes, alguna voz,
a huir toda la noche
como buscando a nadie.
Nos matarán los otros...!
Sobre este tema hay otras variaciones que remiten a una misma inquietud. El peligro de muerte dentro de la ciudad acecha permanentemente, pero no siempre se trata de un peligro de muerte física. A menudo se trata de un peligro existencial, peligro de muerte en vida. A la trampa de la taza de café se le agrega una nueva amenaza. La ciudad escenario de la muerte se convierte en ciudad victimaria:
esta misma forma de morir
que tiene una muchacha
llamada Vicky, Luisa, Aura, Rosa,
ante una taza de café,
víctima de toda una ciudad,
de toda una vida nómada, terrible, tonta...
Aparentemente no hay escapatoria. Dentro de la ciudad, la muerte aprieta, teje su lazo, no hay alternativa, no hay salida:
Esta ciudad
en  la que te fatigas y recuerdas
y huyes de ti con mucho miedo,
con el temor de entristecerte demasiado.
Esta ciudad
no te olvidará ni un solo instante,
como todos, estás para esta muerte...!
La ciudad implacable, escenario de la muerte, ciudad a veces victimaria, también es ciudad que hace escarnio de sus habitantes, objetos de burla:
Porque ya sólo nos quedan ojos
para estrujarlos dolorosamente en las vidrieras,
para ver la lluvia sordamente caer
entre arrugados papeles y zapatos,
para mirar este otoño
con extrañas mujeres
en cuyos rostros la ciudad
se burla de nosotros.
El momento poético más terrible tiene lugar allí donde el amor se conjuga con la ciudad y la muerte:
Hasta que llegue este momento
en que nos damos cuenta
que toda la ciudad
la devoramos juntos
con palabras y whisky en esta sala...!
Tú, que hablas tan cerca de estas cosas,
me convences como nadie
de que el amor entre nosotros,
es un serio trabajo de la muerte...
Todo ello es posible en la ciudad perdida, dantesca antesala del infierno, ciudad generadora de discordia, egoísmo, indiferencia. Es la ciudad que sustituyó a la ciudad generadora de esperanzas, ciudadela de las ilusiones combatientes. La ciudad irrecuperable:
Aquella ciudad no la hallarás ahora
por más que en este día
dejes caer la frente contra el puño
y trates de sentir...
No, no era esta ciudad.
Te lo repito...
Por lo que puede apreciarse, hay pocas notas alegres en la obra de René del Risco y Bermúdez, incluyendo sus cuentos, sus magníficos sonetos y versos libres. Todo en esa obra conspira, por el contrario, a favor de la sombra. Todo en ella habla, parece hablar de un poeta densamente poblado por la muerte. René vivió agobiado quizás por un presentimiento o vocación de muerte prematura. En más de un sentido, su arte poética es anticipación y presagio de la muerte, de muchas formas posibles de la muerte, entre ellas la muerte física y la muerte por inmersión social, la muerte por asfixia que conduce al conformismo. En más de un texto, en serio y en broma, se describe suicida. La descripción es acertada porque casi todo en él va de la mano de la muerte, la muerte que percibe próxima, posible, la muerte convidada.
Ansiedad de muerte y ansiedad de vida se corresponden con su personalidad ciertamente compleja. Es neurótico, por supuesto, hipersensible, depresivo, tal vez más autodestructivo que suicida, aunque nadie está más cerca del suicidio que un depresivo. Con frecuencia recurre a somníferos, recurre a la bebida y lo justifica porque “hay necesidad de ti, salobre vino hermano”. Por ser mal bebedor, hace mala bebida y hace crisis. El hecho en que perdió la vida permanece ambiguo: un accidente suicidio, uno de los pocos hechos ambiguos de su biografía. Pero su muerte era anticipable.
Por otro lado, mucho ha contribuido la maledicencia a difundir la tesis del suicidio, alimentando el mito de un René asqueado de sí mismo en cuanto revolucionario enganchado a publicista. Posiblemente René sufrió sus contradicciones como han testimoniado sus más cercanos amigos, y sobre todo sus más cercanos enemigos. Dejó constancia de ello en más de un poema memorable, y más específicamente en “Entonces, ¿para qué”, el último del libro:
Para qué entonces, si sabemos
que esta hoja de parra del amor mentiroso
se cae a cada instante y nos desnuda
y nos muestra tal como somos
hipócritas, cobardes, ingenuos a propósito,
verdugos,
lamedores a sueldo del látigo y el palo...
A pesar de todo, René no traicionó sus ideales. Vendió “su fuerza de trabajo”, no su conciencia. Probó el buen vino y el éxito económico, más no perdió la moral. Alejado de la política militante, vio caer a sus compañeros y los incluyó en su registro poético, dejando constancia de su adhesión a la lucha. Inútil es buscar motivos que no existen. La muerte de René del Risco y Bermúdez –el más dotado narrador y poeta de su generación- estaba escrita en su obra.

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