Lo hacen por una poderosa razón: las hormigas rocían su cuerpo con ácido fórmico, una sustancia que actúa como antiparasitario natural. Este ácido ayuda al cuervo a eliminar hongos, bacterias y parásitos, permitiéndole recuperarse sin necesidad de medicina.
Este comportamiento se llama “anting” y ha sido observado en varias especies de aves. Es una forma asombrosa de automedicación animal.