lunes, septiembre 15, 2025

Luna, ten cuidado con estos mocasines, van a venir a robar tus tierras tal como hicieron las nuestras.!!"

 



Cuando la NASA se estaba preparando para el 'Proyecto Apolo', los astronautas hicieron su entrenamiento en una reserva india navajo.

Un día un anciano Navajo y su nieto estaban pastoreando ovejas en el campo y se encontraron con la tripulación espacial. El anciano, que sólo hablaba Navajo, le preguntó a su nieto qué hacían esos hombres con grandes trajes y escaleras allí.
Un miembro de la tripulación dijo que estaban entrenando para su viaje a la luna.
El anciano estaba emocionado y le dijo a su nieto que le preguntara si podía enviar un mensaje a la luna. Los astronautas aceptaron la solicitud del viejo y le trajeron una grabadora.
Después de que el anciano grabara su mensaje, los astronautas pidieron a su nieto que lo tradujera. El nieto se negó. La gente de la NASA llevó la grabación (la cinta de audio) a la reserva, donde el resto de la tribu escuchó el mensaje y se rió. La tribu también se negó a traducir el mensaje del anciano a la luna.
Finalmente, el equipo de la NASA llamó a un traductor oficial del gobierno. Su traducción del mensaje del anciano era la siguiente: ′′ Luna, ten cuidado con estos mocasines, van a venir a robar tus tierras tal como hicieron las nuestras.!!"
-William Lenno Tohnilih

El Último Invierno de Libertad

 



El Último Invierno de Libertad – La Historia de una Familia Kiowa, 1902. En el crudo invierno de 1902, en lo profundo de las sagradas Montañas Wichita, al suroeste de Oklahoma, una pequeña familia Kiowa acampó, aferrándose a su estilo de vida mientras el mundo que los rodeaba cambiaba para siempre.

Tsonetah, un guerrero anciano, se negó a abandonar las viejas costumbres. Con él estaban su hija Nali, su esposo Red Elk y su hijo pequeño. Su tipi de lona y cuero se alzaba junto a un arroyo que fluía del Monte Scott, donde aún vagaban los ciervos y aún se podían cazar pavos salvajes. Los búfalos habían desaparecido, pero la tradición seguía vigente.
Ese año nevó temprano. También llegaron agentes del gobierno, presionándolos para que se reubicaran. Pero por la noche, bajo la luz del fuego, Tsonetah le contaba historias a su nieto: de gente del cielo, curanderos y los espíritus de los búfalos que una vez resonaron por las llanuras.
Nali cosía ropa abrigada con mantas militares desgastadas. Alce Rojo intercambiaba pieles por harina de maíz con un hombre choctaw que aún lo comprendía.
Al llegar la primavera, acordaron mudarse a la reserva. Pero en la memoria del niño, ese último invierno seguía vivo: el olor a humo de leña, el ritmo de los tambores, la escarcha en las paredes del tipi.
Fue la última temporada en que su familia vivió libre en su propia tierra, guiada únicamente por la tradición, el espíritu y el cielo.

Mesa de poetas en la Cafetera, sabado 27 de septiembre.


 

Cortar suministro enemigo 😵 72h cuenta regresiva, ejercito voluntario Chino en Corea.

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