No estoy de acuerdo con las competencias cuyas reglamentaciones atan a los
competidores a reglas que ridiculizan y desmeritan el karate como un arte de
combate real y efectivo.
Me pongo de acuerdo con los intercambios amistosos entre diferentes
escuelas y estilos, en combates abiertos, en donde los peleadores expongan
libremente sus habilidades y sus técnicas, dentro del marco del respeto, la
disciplina, el honor y el cuidado de los atletas.
El combate duro, real y fuerte pone a prueba las habilidades y la fortaleza
del karateka, lo prepara física y mentalmente para enfrentar y salir airoso de
cualquier eventualidad que se le presente en la vida real.
Los maestros, senseis debemos enfocarnos, no en hacer buenos competidores
sino en formar mejores karatekas.
Domingo Acevedo.
Junio/2025