¿Sabías que la camella puede beber tanto agua dulce como salada? Incluso el agua del Mar Muerto no le afecta.
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viernes, agosto 08, 2025
¿Sabías que la camella puede beber tanto agua dulce como salada?
Y eso no es todo…
Come espinas sin dañarse: su saliva es tan fuerte como el ácido, capaz de disolver incluso los pinchos más afilados.
Tiene dos párpados: uno grueso y otro fino y transparente. Durante las tormentas de arena, cierra el transparente para seguir viendo sin que la arena entre en sus ojos.
Regula su temperatura corporal: cuando hace calor, su cuerpo se enfría; cuando hace frío, se calienta. Un termostato viviente, adaptado a lo extremo.
Este majestuoso animal no solo sobrevive…
Domina el desierto con paciencia, resistencia y sabiduría silenciosa.
A veces los seres más humildes son los más extraordinarios.
La camella no grita, no presume…
Pero sin ella, el desierto no tendría reina.
Margarita Foyel, la indígena que fue exhibida viva y muerta en un museo argentino
137 años de la muerte de Margarita Foyel.
En 1884, la mapuche Foyel llegó al recién inaugurado Museo de Ciencias Naturales de la ciudad bonaerense de La Plata y pasó los últimos tres años de su vida allí, expuesta como una pieza viva ante los visitantes. Cuando murió, a los 33 años, hicieron lo mismo con sus huesos, su cuero cabelludo y su cerebro. Su verdadero nombre era Tropachun Foyel, quien contaba con 26 años, era hija del longko Foyel y compañera del “capitanejo de la misma tribu, Colo Pichuin”. Su nombre quedó como Margarita Foyel de Colo Pichuin, tristemente célebre Margarita, quien fuera descripta en su esplendor juvenil por el inglés George Musters en 1870. Su calvario ni siquiera finalizó con la muerte en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, primavera de 1887.
La vitrina del museo argentino donde se exhibieron los restos de la indígena Margarita Foyel luce vacía. Hace unos años, a casi 130 años después de morir prisionera de la ciencia, Foyel regreso a la tierra "para que sus huesitos descansen en paz".
Después de que la presión popular obligase a retirar sus restos de la exhibición en 2006, una caravana llevó hacia la localidad patagónica de El Foyel, para acompañar su traslado y participar en la ceremonia funeraria colectiva de la comunidad mapuche Las Huayatecas. "Está volviendo a su territorio, donde fue sepultada cómo corresponde, en la tierra, esa tierra que tanto peleó toda la gente y nuestros antepasados", dice Mirta Ñancunao, integrante de esta comunidad. "Desde el punto de vista mapuche, los territorios son una unidad indivisible entre persona, fuerzas de la naturaleza, gente viva y antepasados", explica Víctor Quillaqueo, historiador e integrante del Grupo de acceso jurídico por el acceso a la tierra (Gajat), que acompaña a la comunidad.
Foyel formó parte del último grupo de indígenas que resistieron con las armas la campaña militar argentina conocida como la Conquista del Desierto, con la que el Gobierno derrotó a los pueblos originarios del sur argentino que no aceptaban su dominio. Inicialmente, corrió la misma suerte que centenares de prisioneros indígenas y fue trasladada a la isla Martín García, ubicada en la desembocadura del río de La Plata. Hasta que el naturalista Francisco Pascasio Moreno, más conocido como Perito Moreno, la reclamó, junto a sus tíos -el cacique Inkayal y su esposa-, para su nuevo museo. "Las mujeres eran obligadas a tejer los tejidos que pasaban a estar exhibidos en las salas, a trabajar en el museo y eran piezas vivas":
"Había pintores que los retrataban (a los indígenas), los obligaban a posar, antropólogos que los pesaban. Inakayal se negaba reiteradamente, ejercía una resistencia pasiva", continúa. Según testimonios de la época citados por Pepe, los cautivos "estaban desnutridos, en condiciones de hacinamiento, malestar psicológico, sucios y mal alimentados".
"La restitución significa reivindicar la dignidad de nuestros antepasados que han sufrido tanto como parte del genocidio que hizo el Estado contra nuestro pueblo en lo que llaman Conquista del Desierto", afirma Ñancunao. "Tiene una importancia espiritual, simbólica y política muy grande para nosotros poderla traer al territorio y que descansen en paz sus huesitos"
A la inhumación estaban invitadas las comunidades originarias y también todas aquellas personas no originarias siempre que respetaran las reglas ceremoniales mapuches, como un rígido código de vestimenta y la exclusión de ofrendas habituales en los entierros cristianos, como flores o velas.
El funeral se retrasó un par de veces ante la dificultad para distinguir su cerebro del de Inkayal y su esposa entre aquellos guardados en formol en el museo, por lo que recurrieron a una machi o consejera espiritual. Alcanzado un consenso, salvo imprevistos de última hora, los restos de Foyel serán devueltos a la Madre Tierra y su comunidad "recibirá la fuerza de sus antepasados" para seguir resistiendo, concluye Quillaqueo.
Por: José Rabanal Canto
(Historia de Patagonia) (SEMBREMOS LA CHACARERA (con proyecto nacional)
Las Libélulas: Los Helicópteros de la Naturaleza con 300 Millones de Años de Evolución
Las Libélulas: Los Helicópteros de la Naturaleza con 300 Millones de Años de Evolución
Estos maestros del vuelo, presentes desde antes de los dinosaurios, son los insectos más letales: atrapan el 95% de sus presas en pleno vuelo gracias a una visión de 360° y maniobras aéreas imposibles. Sus cuatro alas independientes les permiten volar hacia atrás, cambiar de dirección en milisegundos y alcanzar 60 km/h. Aunque adultas solo viven unas semanas, sus ninfas acuáticas pueden pasar años bajo el agua, usando una "máscara" extensible para cazar. Hoy, su diseño aerodinámico inspira drones y su presencia indica ecosistemas saludables.
La Amazonía, el pulmón del mundo
La Amazonía, el pulmón del mundo, es la selva tropical más grande del mundo y se extiende por nueve países de América del Sur. Con una biodiversidad única, es fundamental para el equilibrio climático del planeta. Aunque la mayor parte se encuentra en Brasil, otros países también comparten y protegen importantes porciones de esta región vital.

Brasil (60%)
Brasil posee la mayor parte de la selva amazónica, extendiéndose por el norte del país. Su territorio concentra la mayor biodiversidad del planeta.
Sabías que aún existen tribus no contactadas viviendo en lo profundo de su selva.

Perú (11,2%)
La Amazonía peruana se encuentra principalmente en el oriente, cubriendo casi la mitad del país.
Sabías que el río Amazonas nace en los Andes del sur del Perú, en Arequipa.

Colombia (7,2%)
Ubicada al sur, su región amazónica es vasta y casi inaccesible por carretera.
Sabías que el departamento del Amazonas colombiano solo se conecta por río o aire.

Bolivia (6,9%)
Su Amazonía está en el norte, rica en fauna y cultura indígena.
Sabías que el Parque Nacional Madidi es uno de los más biodiversos del mundo.

Venezuela (6,7%)
Se extiende en el estado Amazonas, una región con sabanas, montañas y selvas.
Sabías que el Monte Roraima, ubicado en esta zona, inspiró películas como Up.

Guyana (3,0%)
Casi todo su territorio es selvático, con poca intervención humana.
Sabías que más del 80% de Guyana está cubierto por bosques tropicales vírgenes.

Surinam (2,1%)
Su selva cubre la mayor parte del país, siendo uno de los más verdes del mundo.
Sabías que es el país con la huella ecológica más baja de Sudamérica.

Ecuador (1,5%)
Su Amazonía, conocida como El Oriente, alberga una enorme riqueza cultural y natural.
Sabías que en el Parque Yasuní se hallan más especies por km² que en cualquier otra parte del mundo.

Guayana Francesa (1,2%)
A pesar de su tamaño, conserva una gran parte de selva tropical.
Sabías que desde la selva de la Guayana Francesa se lanzan cohetes al espacio en el Centro Espacial de Kourou.
“Tomaba notas desde el pasillo para no incomodar a sus profesores”
“Tomaba notas desde el pasillo para no incomodar a sus profesores”
Muchos de sus profesores no le permitian entrar en el aula a la clase porque su piel era negra; tenía que tomar notas desde el pasillo para no incomodar a sus profesores.
El día de su graduación no se le permitió caminar con los compañeros de su clase para obtener su diploma.
Clara se casó y tuvo tres hijos que después se convirtieron en médicos. Ella fue una gran maestra. De día daba clases a estudiantes negros, y de noche, enseñaba a sus padres y a los esclavos liberados.
En 1980, fue galardonada con un doctorado en leyes por la NMSU, quien se disculpó con ella por el trato que le dieron cuando era estudiante…
LOS KIRGUIS VIVEN EN YURTAS DESDE HACE SIGLOS
En las llanuras onduladas y los valles escarpados de Kirguistán, existe un pueblo que no ha permitido que el tiempo borre su historia. Los kirguís, descendientes de antiguas tribus nómadas de Asia Central, siguen viviendo como lo hacían sus antepasados hace más de mil años: entre caballos, cielos abiertos y yurtas circulares que se desmontan con el cambio de estación. Su historia no está escrita en libros, sino en la lana tejida a mano, en las canciones épicas y en la memoria de los ancianos que aún relatan las batallas contra imperios desaparecidos.
Originarios de la vasta región que hoy ocupa Kirguistán, los kirguís fueron mencionados por primera vez en fuentes chinas del siglo II a.C. como tribus montañesas de gran destreza ecuestre. Su nombre aparece vinculado a las rutas de la Seda y a los imperios que se disputaban el control del corazón de Asia. A pesar de siglos de invasiones —turcos, mongoles, rusos—, han logrado mantener su idioma túrquico, sus costumbres y su relación casi espiritual con la tierra.
Una de las joyas culturales más importantes del pueblo kirguís es el Manas, un poema épico oral que supera las 500 mil líneas y es considerado uno de los más extensos del mundo. Se transmite de generación en generación por los manaschi, bardos capaces de recitarlo durante días enteros sin repetirse, sin leerlo. Esta hazaña no solo muestra su memoria prodigiosa, sino también la fuerza de una tradición que aún desafía al tiempo digital.
Aunque la modernidad ha tocado a Kirguistán, muchos kirguís mantienen su modo de vida nómada. En verano, las familias se trasladan a los pastizales alpinos —llamados jailoo—, donde crían caballos, ovejas y yaks. Allí, en la inmensidad de la naturaleza, aún se preparan kumis (leche fermentada de yegua), se organizan juegos ecuestres como el kok boru (una especie de polo con una cabra sin cabeza) y se celebran bodas que pueden durar varios días.
Pero no todo es romance cultural. Tras la caída de la Unión Soviética, el pueblo kirguís tuvo que redefinir su identidad en medio de una república independiente pero inestable. Las desigualdades sociales, el abandono de regiones rurales y la migración hacia ciudades como Biskek han puesto en peligro muchas de sus costumbres. Aun así, el espíritu del nómada persiste, y hoy más que nunca se promueven proyectos para rescatar el arte del fieltro, la equitación tradicional y la arquitectura efímera de las yurtas.
Explorar la vida de los kirguís es como abrir una ventana a un pasado que no ha sido olvidado. En cada colina donde una yurta se levanta, en cada niño que aprende a montar antes de caminar, y en cada verso del Manas que aún resuena entre los valles, vive una cultura que se niega a ser devorada por el olvido.
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