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miércoles, agosto 06, 2025

Saman Kunan para salvar a doce niños y su entrenador atrapados en una cueva inundada en Chiang Rai, Tailandia.




En julio de 2018, el mundo contuvo la respiración por la suerte de doce niños y su entrenador atrapados en una cueva inundada en Chiang Rai, Tailandia.

El rescate parecía imposible.
Las rutas estaban sumergidas, el oxígeno escaseaba y cada paso era una carrera contra el tiempo.
En medio de esa oscuridad, emergió un nombre que el mundo no olvidaría: Saman Kunan.
Saman era ex sargento de la Marina tailandesa.
Se había ofrecido como voluntario para colaborar en la operación de rescate.
Su tarea era vital: llevar cilindros de oxígeno a través del peligroso camino subacuático hasta el lugar donde los niños esperaban.
En la madrugada del 6 de julio, mientras regresaba tras cumplir con su misión, Saman se quedó sin aire.
Había cedido su propio oxígeno para garantizar que los niños sobrevivieran.
No logró salir con vida.
Su cuerpo fue encontrado en el interior de la cueva, a mitad de camino.
Murió como vivió: sirviendo a los demás.
Hoy Tailandia lo honra como un héroe nacional, y el mundo lo recuerda como el hombre que dio la vida para que otros pudieran seguir respirando.