¿Sabías que la camella puede beber tanto agua dulce como salada? Incluso el agua del Mar Muerto no le afecta.
Y eso no es todo…
Come espinas sin dañarse: su saliva es tan fuerte como el ácido, capaz de disolver incluso los pinchos más afilados.
Tiene dos párpados: uno grueso y otro fino y transparente. Durante las tormentas de arena, cierra el transparente para seguir viendo sin que la arena entre en sus ojos.
Regula su temperatura corporal: cuando hace calor, su cuerpo se enfría; cuando hace frío, se calienta. Un termostato viviente, adaptado a lo extremo.
Este majestuoso animal no solo sobrevive…
Domina el desierto con paciencia, resistencia y sabiduría silenciosa.
A veces los seres más humildes son los más extraordinarios.
La camella no grita, no presume…
Pero sin ella, el desierto no tendría reina.