miércoles, febrero 04, 2009

TESTIMONIO

Quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas. Decir que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer nuestros abuelos, construyeron una gran ciudad.

De esa tierra que en mi corazón es un canto no queda nada, sólo recuerdos, recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia, recuerdos tan enraizados en mis palabras que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido, en donde la civilización enterró toda nuestra alegría.

En nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada ambicionaba nuestras tierras, que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso, que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie, la ciudad resplandecía en todo su esplendor, sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar, las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo, sus pomposos edificios preñados de sueños, sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba para no morir de pena atrapadas por la soledad, sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris, sus ruidosos automóviles ebrios de distancia y sobre todo sus noches bulliciosas, con sus casinos, donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles, sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella, donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por lo túneles infinitos de la fantasía, el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte, las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos en un mundo ajeno y extraño, como extraño éramos nosotros en ese mundo y de nuevo volvíamos a nuestras tierras en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos, andar por los montes manoteando alguna fruta de lástima, arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío , cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas, de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí, de la crueldad del látigo en sus espaldas, de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad, de sus anhelos por volver al África y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre , tierra, en que a pesar de todo, siempre serán extraños.

Al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto, gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida, al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad dar un beso a mis padres, pedir su bendición y acostarme en mi hamaca, hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza que perdimos en el duro batallar contra la modernidad.

viernes, enero 02, 2009

PAREN EL DRAMA DEL DOLOR DE UNA INJUSTICIA

NO AL GENOCIDIO DE ISRAEL CONTRA EL PUEBLO PALESTINO, EL MUNDO NO SE PUEDE HACER COMPLICE ANTE EL ABUSO DE UNA NACION TAN PODEROSA COMO LO ES ISRAEL CONTRA LA POBLACION CIVIL PALESTINA, LA INDIFERENCIA ES UN VERGUENZA QUE OFENDE LA CONCIENCIA DEL MUNDO DIZQUE CIVILIZADO.

ARICULOS DE PERIODICOS

miércoles, diciembre 24, 2008

ANGEL DE CRISTAL

En la breve soledad del eco de mi voz
habita un ángel de cristal .

viernes, diciembre 19, 2008

TESTIMONIO DE MAYO

Testimonio de mayo

He vivido atado a los recuerdos
a los momentos irrecuperables de mi infancia
a las mañanitas memorables del rocío,
a los días inolvidables de la primavera
a las noches esplendorosas de luna llena
aún tengo pegado en la piel
el claroscuro resplandor
de los días interminables de mayo
y el olor de los potreros guía mis pasos
por el camino de los conucos
hacia la soledad inmensa de la lluvia
y el verde invisible de la clorofila hiere mi voz
con el olor de las flores
aún los duendes invisibles del invierno
rondan mi memoria
y más allá del horizonte de mis ojos
un niño descalzo llora su hambre

martes, diciembre 02, 2008

RESEÑA DEL LISTIN DIARIO (PERIODICO DOMINICANO)

RESEÑA DEL LISTIN DIARIO (PERIODICO DOMINICANO)

Presentan libro de poemas Espejismo de luna llena



ANGEL PERALTA
Santiago.-

Como un homenaje al amor a la primavera y a la vida, el poeta Domingo Acevedo presentó recientemente, en Casa de Artes, su obra cumbre Espejismo de luna llena, libro de hermosos poemas que nacieron al fragor de la lucha del autor por construir una sociedad más justa.
Espejismo de luna llena es fruto de mis sueños, de lo que soñamos juntos bajo el cielo estrellado de largas noches de ausencia, guitarras y voces tiernas, donde se fueron trenzando las palabras que dieron forma a este libro dijo Domingo al poner a circular la obra.
Acevedo, poeta residente en Santo Domingo, recibió el calor y apoyo de los poetas y artista de Santiago que llenaron una de la salas de exposición de Casa de Artes. La obra fue comentada por los poetas locales José Marcelo Espinal y Enegildo Peña, quienes se refirieron al rostro político de Espejismo de luna llena donde Acevedo construye la memoria de su poesía desde un profundo compromiso que lo agiganta en este mundo carente de ideas y ajeno a la humanidad. A Domingo Acevedo le correspondió por muchos años ser el jefe de la seguridad del dirigente político Ramón Almánzar, quien estuvo presente en el acto de puesta en circulación de libro.
Pese a la persecución y al sagrado compromiso de proteger la vida Almánzar, la inspiración siempre acompañó al poeta que en momento difíciles viajó por campos, montañas y ciudades. En casa de seguridad, en un auto veloz hacia algún lugar del país, en la clandestinidad de un patio donde bajo los almendros florecidos de lunas llenas, y estrellas fugaces nos juntabamos a compartir en un canto los sueños, y allá al final del callejón estaba mi casa, refugio de los combatientes anónimos y de los poetas callejeros del barrio. declamó Acevedo.

BREVE COMENTARIO A ESPEJISMO DE LUNA LLENA

BREVE COMENTARIO A ESPEJISMO DE LUNA LLENA

POR: JOSE R. ESPINAL MARCELO

La obra de Domingo Acevedo surge con perspectiva de biografía e historia que no describe, más bien disuelve en la eternidad con palabras que marcan el rostro poético de Espejismo de Luna Llena.

Acevedo construye la memoria de su poesía desde un profundo compromiso humano que lo agiganta en un mundo cada día de menos compromisos, carente de ideas y ajeno a la humanidad.

El valor de la poesía de Domingo Acevedo parte del individuo y su circunstancia, el medio en el cual se hace y deshace se acentúa en lo que escribe, de las ideas que en la cotidianidad defiende, como esencia de su convicción humana.

El poeta construye sobre ruinas y costumbres con una pluralidad temática que detiene con curiosidad el sentido observador del lector ante emociones amorosas y sociales. Desde una utopía que puede tener nombre de mujer y olor de cambio.

Cazador de instantes que disuelve en el terruño de una lengua construida en el azul de ultra mar dibuja en la palabra conceptos procedentes de sus propias raíces: "He vuelto a vivir cerca del mar en los límites de mis ojos" (Pág. 53), "y en el conde a esta hora/ los vendedores ambulantes/ ya habían recogido sus tarantines/ y las tiendas cerrando sus puertas/ y sus pálidos trabajadores/ se fueron esfumando despacio/ por los intrincados laberintos de la utopía" (pág. 43).

Los inadvertidos parajes en que nace el oficio literario en Domingo Acevedo nos reafirma una proclamación de Ernesto Che Guevara: "El arte tiene que tener un compromiso humano", por eso borra cualquier reflejo de aditamentos o de exquisitos adornos y prefiere el rastro existencia de la palabra "he seguido tus huellas más allá de las cenizas" (pág. 27), lo que evidencia una evolución constante en las preocupaciones expresivas.

Con "Espejismos de Luna Llena" el poeta se ha propuesto jodernos y mamarnos la vida, pues procura producir elementos de recepción de acogida, de crítica, de repulsión, de aceptación, de odio, de amor de lo que usted decida sentir, decir o pensar luego de leerlo.

"Espejismo de Luna Llena" es un anticipo sin ITBIS a una propuesta que puede existir a partir de que usted lo lea, pues como refirió Alejo Carpintier: "Pintura que no ve nadie, es pintura que no existe. Música que no se disfruta es música que no existe. Libro que no es leído, es libro que no existe". Por tanto exhorto a comprarlo y leerlo.

Domingo Acevedo pone en circulación "Espejismos de Luna Llena", motivo de celebración, porque ahora el arte está entre nosotros, porque como en referencia a la Venus de Milo, indicara el camarada Lenin: "Deja de pertenecer al patrimonio de una cultura burguesa para descender a las calles y enriquecer la cultura de las masas y hasta con brazos de nuevo para empuñar un fusil si fuere necesario".




· El autor es comunicador y presidente del Círculo Cultural Alternativo (CIRCULA).
e-mail: josemarcelo@terra.com.do

ESPEJISMO DE LUNA LLENA

ESPEJISMO DE LUNA LLENA

Por Alfonso Torres

Que bueno es leer a un amigo, porque de alguna manera uno se encuentra con uno mismo, pues uno está también en el amigo; es más dulce cuando el amigo escribe bien y bueno, cuando tiene imaginación y creatividad.

Me regocijo cuando esto pasa y estoy jubiloso al tener en mis manos el libro Espejismo de luna llena, de Domingo Acevedo, un poemario desnudo, amoroso, de compromiso con la ternura y de entrega transparente; con lenguaje depurado y sobrio.

Domingo piensa como vive y vive como piensa; es un ser humano extraordinario, él se desviste para vestir el amor. Es un ser sencillo y diáfano y nos dice: nací junto al camino real, entre tiestos, conucos, carboneras y potreros.

Lo conocí en medio de las bregas políticas, construyendo utopías, despertando el sueño y colocando el sol por las madrugadas, pero jamás lo imaginé desandando en versos los caminos proletarios ni tejiendo a Marx para remendar a Lenin; y por supuesto, jamás lo pensé desnudando una flor para vestir con sus labios una mulata.

Hoy cuando tropiezo con éste su primer libro y leo la verde soledad del mundo quedó para siempre en mi corazón y entre las hojas muertas busqué desesperado el último suspiro de la vida para despertar la primavera de su sueño de silencio para que las flores no mueran jamás, es cuando comprendo que en aquél hombre de silencio y mirada campesinas, de palabras contadas, habitaba una raíz nerudiana.

En Domingo Acevedo tiene la poesía caribeña un exponente para trascender la frontera y su canto nos lleva a cultivar el pensamiento, pues se trata de una poesía trabajada, así en el siguiente texto: He visto los delfines del alba navegar en tus ojos hasta alcanzar los mares distantes del crepúsculo donde los dioses protegen la utopía para que no la roben los pescadores de sueños. Quiénes o cuáles son los delfines del alba? Cuál es la utopía? Quiénes son los pescadores de sueños?

No se trata de una metáfora intimista, del bardo enamorado, es que Domingo Acevedo trabaja la poética como Fabio Fiallo, desde la cuna del amor hasta las fibras de la patria herida y cuando dice los delfines del alba, alcanzar los mares distantes, donde los dioses protegen la utopía para que no la roben los pescadores de sueños, el autor refiere fuerzas que se imponen y abusan, atrapando los amaneceres y callando las voces de otros, matando los anhelos de otros. Está pensando en silencio en el 28 de abril del 1965.

Me alegra tanto masticar estos versos de Domingo, tan llenos de amor por el amor, por la naturaleza y por la patria. No puedo más que invitar a la lectura de Espejismo de Luna Llena.

jueves, noviembre 27, 2008

MANOS INVISIBLES


MANOS INVISIBLES

I
Manos invisibles van taponando las heridas del horizonte
Por donde se derrama la sangre luminosa de un cíclope herido
II
La tarde lentamente entierra en un cementerio de sombras
Los últimos residuos del sol
III
En el preámbulo de la noche
Un niño llora

domingo, noviembre 23, 2008

EL TIO JUAN Y EL TIO ALBERTO

Todavía el tío Juan y el tío Alberto
cabalgan paralelos hacia los pastos
de las distantes regiones del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
arrean a prisa su ganado
hacia los esplendorosos amaneceres de abril
antes que mayo con sus días fatigados bajo la lluvia los alcance
y tienda sobre el mundo su red cristalina y transparente
atrapando en sus delgados hilos de plata el curso inefable del tiempo
entumecido por el hielo reciente del invierno
que bajo el sol implacable de abril se derrite
después de un siglo de olvido
todavía el tío Juan y el tío Alberto cabalgan en el tiempo
erguidos sobre sus monturas van marcando sus huellas
sobre las horas trémulas de estos amaneceres recién hechos
de rocío y estrellas
van reventando el aire con la furia de sus foetes
cuyo sonido arrincona al ganado en un galope desenfrenado
hacia los pastos de las regiones distantes del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
no son más que fantasmas difuminados en el tiempo
un símbolo errante de nuestro pasado
que bajo los flamboyanes florecidos
todavía se pasean por los caminos perdidos de la memoria
_________________
La paz es el derecho que tenemos todos a una vida digna.

Domingo Acevedo

domingo, noviembre 09, 2008


Evidencia

Más allá del bohío
el olor vegetal de los hornos
evidencia que el hambre ronda
los días
SIRENAS DE SAL

Malecón de eternidad que el mármol salobre de las olas oxida
mar perdido en el horizonte nebuloso de la historia
puertos abandonados en los angares del olvido
barcos hundidos en un archipiélago de sangre
sirenas de sal
piratas tuertos del corazón
fantasmas devorados por el tiempo
látigo de azúcar en la espalda mutilada del futuro
murallas de arena
ciudad atrapada entre las luces y la nostalgia
siluetas aprisionadas en la telaraña de sus miedos
edificios de humo
calles que se pierden en los oscuros laberintos de las noches
y más allá de los sueños tres puertas siempre abiertas

RAYO DE ETERNIDAD

Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
TRES PEQUEÑOS POEMAS


I
Esta tarde de invierno
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
II
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
III
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer
TRE PEQUEÑOS POEMAS


I
Esta tarde de invierno
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
II
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
III
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer

martes, octubre 28, 2008


JUNTO AL CAMINO REAL

Nací en la esperilla junto al camino real en una casita de yagua con piso de tierra
bajo el cielo parpadeante de un amanecer salpicado por el rocío del otoño
impregnado por el olor reciente y vegetal de los hornos que ardían a fuego lento
más allá de los límites de la aurora
fueron las manos luminosas de Belén
las que con asombro me sacaron del vientre tibio y florecido de mi madre
las que lavaron mi piel recién hecha
las que me vistieron de ternura
y me depositaron junto a la hoguera anaranjada del amanecer
para que el frío de los inviernos remotos no salpicara de escarchas mi alma
para que mi piel siempre tibia no se derritiera en las noches
dejando un rastro invisible de mariposas muertas en la dermis arrugada del tiempo
La insignificante grandeza

Escribo mucho de mí, de mis ancestros, de la tierra donde nací. Quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas.

Decir que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer en nuestra memoria los abuelos, construyeron una gran ciudad.

De esa tierra que en mi corazón es un canto no queda nada, sólo recuerdos, recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia, recuerdos tan enraizados en mis palabras que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido, en donde la civilización enterró toda nuestra alegría.

En nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada ambicionaba nuestras tierras, que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso, que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie, la ciudad resplandecía en todo su esplendor, sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar, las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo, sus pomposos edificios preñados de sueños, sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba para no morir de pena atrapadas por la soledad, sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris, sus ruidosos automóviles ebrios de distancia y sobre todo sus noches bulliciosas, con sus casinos, donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles, sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella, donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por los túneles infinitos de la fantasía, el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte, las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos en un mundo ajeno y extraño, como extraño éramos nosotros en ese mundo y de nuevo volvíamos a nuestras tierras en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos, andar por los montes maroteando alguna fruta de lástima, arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío , cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas, de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí, de la crueldad del látigo en sus espaldas, de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad, de sus anhelos por volver al África y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre , tierra, en que a pesar de todo, siempre serán extraños.

Al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto, gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida, al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad dar un beso a mis padres, pedir su bendición, salir al patio y bajo las estrellas darme un baño de inmensidad y rocío y luego acostarme en mi hamaca, hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza que perdimos en el duro batallar contra la modernidad.

domingo, septiembre 21, 2008

Vestida de azul I

Así vestida toda de azul me acompañas en mis sueños,
viajas conmigo por los senderos del amor,
tan feliz que te desnuda y danza para mi bajo la luna
luego sudorosa y jadeante
corres hacia mis brazos
y en la soledad del tiempo
bajo las estrellas
arropados por las sombras de la noche
hacemos el amor

VESTIDA DE AZUL II

Busco tu rostro que la noche dibuja
en los pergaminos de la ausencia
la ciudad a esta hora empieza a desfallecer
herida por las luces y la soledad
en una esquina bajo la sombra un farol
una prostituta hace el amor a la nostalgia
ebrios transeúntes suben la escalinatas
de los sueños
y antes del amanecer
ante mis ojos sin ningún rubor
se suicidan
la ciudad
por sus calles de asombro te busco
entre los fantasma de la zona colonial
y te imagino vestida de azul
en los balcones de la alborada
diciéndome adiós para siempre

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