jueves, noviembre 27, 2008

MANOS INVISIBLES


MANOS INVISIBLES

I
Manos invisibles van taponando las heridas del horizonte
Por donde se derrama la sangre luminosa de un cíclope herido
II
La tarde lentamente entierra en un cementerio de sombras
Los últimos residuos del sol
III
En el preámbulo de la noche
Un niño llora

domingo, noviembre 23, 2008

EL TIO JUAN Y EL TIO ALBERTO

Todavía el tío Juan y el tío Alberto
cabalgan paralelos hacia los pastos
de las distantes regiones del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
arrean a prisa su ganado
hacia los esplendorosos amaneceres de abril
antes que mayo con sus días fatigados bajo la lluvia los alcance
y tienda sobre el mundo su red cristalina y transparente
atrapando en sus delgados hilos de plata el curso inefable del tiempo
entumecido por el hielo reciente del invierno
que bajo el sol implacable de abril se derrite
después de un siglo de olvido
todavía el tío Juan y el tío Alberto cabalgan en el tiempo
erguidos sobre sus monturas van marcando sus huellas
sobre las horas trémulas de estos amaneceres recién hechos
de rocío y estrellas
van reventando el aire con la furia de sus foetes
cuyo sonido arrincona al ganado en un galope desenfrenado
hacia los pastos de las regiones distantes del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
no son más que fantasmas difuminados en el tiempo
un símbolo errante de nuestro pasado
que bajo los flamboyanes florecidos
todavía se pasean por los caminos perdidos de la memoria
_________________
La paz es el derecho que tenemos todos a una vida digna.

Domingo Acevedo

domingo, noviembre 09, 2008


Evidencia

Más allá del bohío
el olor vegetal de los hornos
evidencia que el hambre ronda
los días
SIRENAS DE SAL

Malecón de eternidad que el mármol salobre de las olas oxida
mar perdido en el horizonte nebuloso de la historia
puertos abandonados en los angares del olvido
barcos hundidos en un archipiélago de sangre
sirenas de sal
piratas tuertos del corazón
fantasmas devorados por el tiempo
látigo de azúcar en la espalda mutilada del futuro
murallas de arena
ciudad atrapada entre las luces y la nostalgia
siluetas aprisionadas en la telaraña de sus miedos
edificios de humo
calles que se pierden en los oscuros laberintos de las noches
y más allá de los sueños tres puertas siempre abiertas

RAYO DE ETERNIDAD

Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
TRES PEQUEÑOS POEMAS


I
Esta tarde de invierno
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
II
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
III
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer
TRE PEQUEÑOS POEMAS


I
Esta tarde de invierno
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
II
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
III
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer

martes, octubre 28, 2008


JUNTO AL CAMINO REAL

Nací en la esperilla junto al camino real en una casita de yagua con piso de tierra
bajo el cielo parpadeante de un amanecer salpicado por el rocío del otoño
impregnado por el olor reciente y vegetal de los hornos que ardían a fuego lento
más allá de los límites de la aurora
fueron las manos luminosas de Belén
las que con asombro me sacaron del vientre tibio y florecido de mi madre
las que lavaron mi piel recién hecha
las que me vistieron de ternura
y me depositaron junto a la hoguera anaranjada del amanecer
para que el frío de los inviernos remotos no salpicara de escarchas mi alma
para que mi piel siempre tibia no se derritiera en las noches
dejando un rastro invisible de mariposas muertas en la dermis arrugada del tiempo
La insignificante grandeza

Escribo mucho de mí, de mis ancestros, de la tierra donde nací. Quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas.

Decir que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer en nuestra memoria los abuelos, construyeron una gran ciudad.

De esa tierra que en mi corazón es un canto no queda nada, sólo recuerdos, recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia, recuerdos tan enraizados en mis palabras que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido, en donde la civilización enterró toda nuestra alegría.

En nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada ambicionaba nuestras tierras, que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso, que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie, la ciudad resplandecía en todo su esplendor, sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar, las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo, sus pomposos edificios preñados de sueños, sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba para no morir de pena atrapadas por la soledad, sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris, sus ruidosos automóviles ebrios de distancia y sobre todo sus noches bulliciosas, con sus casinos, donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles, sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella, donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por los túneles infinitos de la fantasía, el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte, las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos en un mundo ajeno y extraño, como extraño éramos nosotros en ese mundo y de nuevo volvíamos a nuestras tierras en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos, andar por los montes maroteando alguna fruta de lástima, arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío , cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas, de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí, de la crueldad del látigo en sus espaldas, de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad, de sus anhelos por volver al África y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre , tierra, en que a pesar de todo, siempre serán extraños.

Al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto, gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida, al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad dar un beso a mis padres, pedir su bendición, salir al patio y bajo las estrellas darme un baño de inmensidad y rocío y luego acostarme en mi hamaca, hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza que perdimos en el duro batallar contra la modernidad.

domingo, septiembre 21, 2008

Vestida de azul I

Así vestida toda de azul me acompañas en mis sueños,
viajas conmigo por los senderos del amor,
tan feliz que te desnuda y danza para mi bajo la luna
luego sudorosa y jadeante
corres hacia mis brazos
y en la soledad del tiempo
bajo las estrellas
arropados por las sombras de la noche
hacemos el amor

VESTIDA DE AZUL II

Busco tu rostro que la noche dibuja
en los pergaminos de la ausencia
la ciudad a esta hora empieza a desfallecer
herida por las luces y la soledad
en una esquina bajo la sombra un farol
una prostituta hace el amor a la nostalgia
ebrios transeúntes suben la escalinatas
de los sueños
y antes del amanecer
ante mis ojos sin ningún rubor
se suicidan
la ciudad
por sus calles de asombro te busco
entre los fantasma de la zona colonial
y te imagino vestida de azul
en los balcones de la alborada
diciéndome adiós para siempre

domingo, septiembre 14, 2008

RUGE LA LUZ

Tumulto de colores
la tarde se inunda de primavera
oleaje de mariposas amarillas
estrellándose contra imaginarios acantilados
en tu mirada el viento clarea el horizonte
con un olor a flores fosificado en el tiempo
en lo infinito el sol parece una moneda perdida
ágata que se rompe en la mirada de un ángel
ruge la luz
al compás de los tambores del silencio
la noche hace su llegada triunfal

miércoles, agosto 27, 2008


NEGRA ANTILLANA



I

Negra Antillana
en tu sangre llevas el ritmo tropical
del caibe imperial
reina del mar y los caracoles
reina del amor y la ternura
reina de la melaza y del guarapo


II

Negra majestuosa
alegre y sensual
amo tu piel color aceituna
de la que te sientes orgullosa
por que sabes que es hermosa
de Africa un legado fastuoso

III

Negra dulce y encantadora
deidad que aún suspira
en el dolor de la historia
que los esclavos escribieron
con su sangre en américa

IV

Deidad que habita en las noches
alegres de los bateyes
y vive en los cañaverales
y en los cafetales en flor

V

Y permanece en los días
interminables de las zafras
donde su presencia dulcifica
la vida de los hombres
que hacen del duro trabajo
una cación de amor

VI

Negra Antillana
simple
inmensa
esencia de siglos
sueños de atabales
ritmo de tamboras
es amargo nuestro azúcar
pero dulces tus labios que anhelo

domingo, agosto 17, 2008

DESAPARECIDOS

En la Plaza de Mayo gorriones incesantes
lloran su eternidad de dolor
una larga procesión de ángeles
bajan las escalinatas del silencio
sinfonía de lágrimas a la nostalgia
oda por los que ya nunca jamás volverán
tango de sangre
luz que no se apaga

martes, julio 29, 2008

PESADUMBRE

Anoche los perros
ladraron tanto
que la luna
en su pesadumbre
se ahogó en el rocío

martes, julio 15, 2008

एक्सिलियो II



EXILIO II

Hoy añoro mi patria
desde la distancia más honda
que habita en mis recuerdos
mi patria herida
por el cristal frío del odio
herida por la humanamente
inhumana muerte
que persigue y aniquila
a los que levantan en sus manos
la bandera multicolor
de la esperanza
la muerte enseñoreada
en su incansable maldad
la que sin tregua traspasa
el tiempo
hasta el último aliento de la vida
la muerte regocijada
en su trono purpura
escupiendo azufre
sobre el fervoroso sueño
de la multitud
la muerte
la indomable muerte
la que se esconde detrás
de las bayonetas y los fusiles
la que danza alegre
al compás fúnebre de la sagre
la muerte
la infinita muerte
omnipotente
y omnipresente
la que aniquila y destierra
la muerte
hoy añoro mi patria
desde la ausencia más honda
de esa ciudad en la que habito
en México o Praga
en Paris o Costa Rica
en Chile o Argentina
las calles serán siempre
igualmente solas y tristes

A Roque Dalton

domingo, julio 06, 2008

Pedazo de luna derritiéndose entre los espejos oscuros
de las madrugadas
espada vencida por la gloria
relámpago anfibio
torbellino de sombras
tres naves carnívoras navegando entre las brumas de agosto
hacia las luces y las sombras de octubre
boca llena de una luz vegetal
trampa ancestral
junto al camino del ocaso un lirio solitario resplandece y muere
sonido de tamboras en la voz destemplada del tiempo
trapiche desolado
cañaveral herido por un sonido de cadenas rotas
danza victoriosa
litoral de cenizas
mil cadáveres mutilados chorrean sangre
sobre los pergaminos de la historia
lágrimas de cera en el rostro de la quimera
y más allá del resplandor amarillo de las olas que iluminan el amanecer
el alba tiende sus sábanas rosadas sobre un cielo tapizado de mariposas
ESPECTADORES DEL ALBA

Me abruma la terca agonía de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba
que marcan su espacio con el aroma inconfundible del hambre
todas las noches sobre las aceras dejan jirones de sus vidas
pasajeros de un tren sin destino
son victimas de una sociedad que en grandes vasijas de plata
lava en sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas por siglos de ausencia
cómplices de las prostitutas del Conde peatonal
bohemios del rocío y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en la mella frente al parque de las palomas
en noches de luna llena se desnudan y danzan hasta morir

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