Estamos gobernados por una mafia estatal que además de robarse el país, también se roban los sueños y las esperanzas de las personas comunes, condenándolas no sólo a vivir en la pobreza extrema, sino que además a través de sus organismos de seguridad las mantienen acorraladas en sus barrios y comunidades usando los mecanismos de la represión y el crimen