jueves, mayo 21, 2009

ALBORADA DE MARIPOSAS AZULES.

ALBORADA DE MARIPOSAS AZULES.


No fui más que un niño que siempre anduvo perdido en sí mismo, en los conucos lejanos del abuelo Ismael aprendí de la vida, todo lo que sé hoy, fueron los potreros del tío Juan mi escuela y en las lejanas regiones del rocío era donde podía mirarme al espejo y encontrarme tal cual era, un niño hecho de ceniza y barro con la mirada torva, perdida en el infinito que escribía todas las tardes en los pergaminos del viento su historia envejecida en su dolor vegetal.

Era toda mi alegría poder correr por el bosque hasta cansarme y terminar de bruces entre los arbustos mágicos de las tardes, hablar con los animales y los árboles, pasear en el viento más allá del horizonte y regresar en las nubes al lugar de donde nunca partí y encontrarme como siempre arrullado entre los brazos de mis padres, que me cubrían de la lluvia, que con su corazón de azucena iba dejando pedazos de cielo dormidos en mi piel.

Todas las tardes mi madre y yo nos sentábamos bajo la sombra del gran árbol azul a mirar como los pájaros ebrios de clorofila se escondía detrás de las murallas del horizonte, mientras una peregrinación de mariposas ancladas en los ventanales del ocaso agonizaban en la mirada quimérica de un ángel.

Hoy no hay más alegría que este canto bajo esta luna de jade. Por el camino del alba las huellas del rocío se evaporan entre los pies descalzos de un sol precoz que siempre en noviembre pasa de largo a esconderse entre los matorrales atardecidos de la distancia.

Alborada de mariposas azules heridas por los puñales del otoño, junto al fogón doña Lola hierve jengibre que ofrece al paladar para ahuyentar a los duendes del frío y en un rincón de la memoria, Cató todavía fabrica con sus manos de ternura los colores del amanecer.

En algún rincón de mi alma, la abuela Mama Tita recolecta los residuos perdidos de nuestro pasado y muchas veces imaginamos escuchar en la voz destemplada del viento, el lejano sonido de nostálgicas tamboras, grito de guerra, canto de amor, danza que en las noches aun nos libera del peso de una historia amarga. Mi voz abre puertas que el tiempo ha cerrado, de ellas salen nuestros antepasados y desfilan ante los ojos de nuestra memoria para después evaporarse en el aire fúnebre de los recuerdos.

Nací en esta tierra que tiene el color del olor del topacio, donde los colores vegetales de la primavera se levantan como una ola que inunda todos los rincones del bosque de mariposas, que al morir van dejando un rastro efímero de luz, arco iris coagulado en una lágrima.

Por el camino real, el tío Alberto regresa, parece flotar sobre la tenue oscuridad del atardecer, la tía Agustina en la ventana lo ve llegar, espera como siempre que él, lleve las vacas a los corrales, se dé un baño, vaya a la ventana, le dé un beso y luego se sienten todos en la mesa a cenar.

En las noches mi padre, como un fantasma se perdía entre las sombras hacia las carboneras a vigilar los hornos, para que el fuego no consumiera los sueños y así poder derrotar el hambre, que acechaba entre los resquicios de las horas más largas del verano.

Primavera insular, caserío perdido junto al bosque del olvido, flamboyán amarillo, anacahuita de cristal, bajo los limoncillos florecidos, la tía Tatín con su escoba arrincona contra los espejos de la tarde las cenizas que deja el otoño en la mirada de la tía Aurora, que aún busca en su interior el camino de regreso al paraíso que nos robó la modernidad, ignora ella que morirá arrinconada contra sus sueños sin volver a ver el sol desde los ventanales primaverales del alba.

Domingo Acevedo

miércoles, abril 29, 2009

ANAQUELES DEL ALMA

ANAQUELES DEL ALMA

Mis padres en un éxodo interminable
poblaron las lluviosas regiones del sur
de ellos conservo en los anaqueles de mi alma
las cadenas que ataron su origen al olvido
los recuerdo en las tardes mirando el horizonte
buscando entre las sombras de la tarde
el sonido de alguna tambora lejana
nunca fueron felices
toda mi alegría es la tristeza que de ellos heredé
y en algún rincón de mi alma
la abuela mamá tita todavía recolecta
los residuos perdido de su pasado
la lluvia como siempre
va dejando huellas de sal sobre las paredes del silencio
teje mantos de sombras con los que se arropa la soledad
y aprisiona en las claras habitaciones del agua
la alegría de ese niño
que detrás de los espejos de mis ojos
no deja de llorar

miércoles, abril 22, 2009

CON ALAS EN LA ESPALDA

CON ALAS EN LA ESPALDA

Ese niño con alas en la espalda
y el cielo en la mirada
que todas las tardes como testimonio de su breve edad
me trae en su voz de pájaro
un ramillete de flores silvestres
tiene en la sonrisa
alegre la mirada
y un corazón de azúcar derretido en mis palabras
tierna la azucena en sus manos
como un relámpago perfuma el sendero
por donde sus pasos se alejan del ocaso a la aurora
a llenar de ternura mi alma

A Guaroa Acevedo mi hijo.

miércoles, febrero 04, 2009

TESTIMONIO

Quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas. Decir que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer nuestros abuelos, construyeron una gran ciudad.

De esa tierra que en mi corazón es un canto no queda nada, sólo recuerdos, recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia, recuerdos tan enraizados en mis palabras que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido, en donde la civilización enterró toda nuestra alegría.

En nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada ambicionaba nuestras tierras, que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso, que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie, la ciudad resplandecía en todo su esplendor, sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar, las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo, sus pomposos edificios preñados de sueños, sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba para no morir de pena atrapadas por la soledad, sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris, sus ruidosos automóviles ebrios de distancia y sobre todo sus noches bulliciosas, con sus casinos, donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles, sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella, donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por lo túneles infinitos de la fantasía, el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte, las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos en un mundo ajeno y extraño, como extraño éramos nosotros en ese mundo y de nuevo volvíamos a nuestras tierras en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos, andar por los montes manoteando alguna fruta de lástima, arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío , cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas, de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí, de la crueldad del látigo en sus espaldas, de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad, de sus anhelos por volver al África y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre , tierra, en que a pesar de todo, siempre serán extraños.

Al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto, gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida, al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad dar un beso a mis padres, pedir su bendición y acostarme en mi hamaca, hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza que perdimos en el duro batallar contra la modernidad.

viernes, enero 02, 2009

PAREN EL DRAMA DEL DOLOR DE UNA INJUSTICIA

NO AL GENOCIDIO DE ISRAEL CONTRA EL PUEBLO PALESTINO, EL MUNDO NO SE PUEDE HACER COMPLICE ANTE EL ABUSO DE UNA NACION TAN PODEROSA COMO LO ES ISRAEL CONTRA LA POBLACION CIVIL PALESTINA, LA INDIFERENCIA ES UN VERGUENZA QUE OFENDE LA CONCIENCIA DEL MUNDO DIZQUE CIVILIZADO.

ARICULOS DE PERIODICOS

miércoles, diciembre 24, 2008

ANGEL DE CRISTAL

En la breve soledad del eco de mi voz
habita un ángel de cristal .

viernes, diciembre 19, 2008

TESTIMONIO DE MAYO

Testimonio de mayo

He vivido atado a los recuerdos
a los momentos irrecuperables de mi infancia
a las mañanitas memorables del rocío,
a los días inolvidables de la primavera
a las noches esplendorosas de luna llena
aún tengo pegado en la piel
el claroscuro resplandor
de los días interminables de mayo
y el olor de los potreros guía mis pasos
por el camino de los conucos
hacia la soledad inmensa de la lluvia
y el verde invisible de la clorofila hiere mi voz
con el olor de las flores
aún los duendes invisibles del invierno
rondan mi memoria
y más allá del horizonte de mis ojos
un niño descalzo llora su hambre

martes, diciembre 02, 2008

RESEÑA DEL LISTIN DIARIO (PERIODICO DOMINICANO)

RESEÑA DEL LISTIN DIARIO (PERIODICO DOMINICANO)

Presentan libro de poemas Espejismo de luna llena



ANGEL PERALTA
Santiago.-

Como un homenaje al amor a la primavera y a la vida, el poeta Domingo Acevedo presentó recientemente, en Casa de Artes, su obra cumbre Espejismo de luna llena, libro de hermosos poemas que nacieron al fragor de la lucha del autor por construir una sociedad más justa.
Espejismo de luna llena es fruto de mis sueños, de lo que soñamos juntos bajo el cielo estrellado de largas noches de ausencia, guitarras y voces tiernas, donde se fueron trenzando las palabras que dieron forma a este libro dijo Domingo al poner a circular la obra.
Acevedo, poeta residente en Santo Domingo, recibió el calor y apoyo de los poetas y artista de Santiago que llenaron una de la salas de exposición de Casa de Artes. La obra fue comentada por los poetas locales José Marcelo Espinal y Enegildo Peña, quienes se refirieron al rostro político de Espejismo de luna llena donde Acevedo construye la memoria de su poesía desde un profundo compromiso que lo agiganta en este mundo carente de ideas y ajeno a la humanidad. A Domingo Acevedo le correspondió por muchos años ser el jefe de la seguridad del dirigente político Ramón Almánzar, quien estuvo presente en el acto de puesta en circulación de libro.
Pese a la persecución y al sagrado compromiso de proteger la vida Almánzar, la inspiración siempre acompañó al poeta que en momento difíciles viajó por campos, montañas y ciudades. En casa de seguridad, en un auto veloz hacia algún lugar del país, en la clandestinidad de un patio donde bajo los almendros florecidos de lunas llenas, y estrellas fugaces nos juntabamos a compartir en un canto los sueños, y allá al final del callejón estaba mi casa, refugio de los combatientes anónimos y de los poetas callejeros del barrio. declamó Acevedo.

BREVE COMENTARIO A ESPEJISMO DE LUNA LLENA

BREVE COMENTARIO A ESPEJISMO DE LUNA LLENA

POR: JOSE R. ESPINAL MARCELO

La obra de Domingo Acevedo surge con perspectiva de biografía e historia que no describe, más bien disuelve en la eternidad con palabras que marcan el rostro poético de Espejismo de Luna Llena.

Acevedo construye la memoria de su poesía desde un profundo compromiso humano que lo agiganta en un mundo cada día de menos compromisos, carente de ideas y ajeno a la humanidad.

El valor de la poesía de Domingo Acevedo parte del individuo y su circunstancia, el medio en el cual se hace y deshace se acentúa en lo que escribe, de las ideas que en la cotidianidad defiende, como esencia de su convicción humana.

El poeta construye sobre ruinas y costumbres con una pluralidad temática que detiene con curiosidad el sentido observador del lector ante emociones amorosas y sociales. Desde una utopía que puede tener nombre de mujer y olor de cambio.

Cazador de instantes que disuelve en el terruño de una lengua construida en el azul de ultra mar dibuja en la palabra conceptos procedentes de sus propias raíces: "He vuelto a vivir cerca del mar en los límites de mis ojos" (Pág. 53), "y en el conde a esta hora/ los vendedores ambulantes/ ya habían recogido sus tarantines/ y las tiendas cerrando sus puertas/ y sus pálidos trabajadores/ se fueron esfumando despacio/ por los intrincados laberintos de la utopía" (pág. 43).

Los inadvertidos parajes en que nace el oficio literario en Domingo Acevedo nos reafirma una proclamación de Ernesto Che Guevara: "El arte tiene que tener un compromiso humano", por eso borra cualquier reflejo de aditamentos o de exquisitos adornos y prefiere el rastro existencia de la palabra "he seguido tus huellas más allá de las cenizas" (pág. 27), lo que evidencia una evolución constante en las preocupaciones expresivas.

Con "Espejismos de Luna Llena" el poeta se ha propuesto jodernos y mamarnos la vida, pues procura producir elementos de recepción de acogida, de crítica, de repulsión, de aceptación, de odio, de amor de lo que usted decida sentir, decir o pensar luego de leerlo.

"Espejismo de Luna Llena" es un anticipo sin ITBIS a una propuesta que puede existir a partir de que usted lo lea, pues como refirió Alejo Carpintier: "Pintura que no ve nadie, es pintura que no existe. Música que no se disfruta es música que no existe. Libro que no es leído, es libro que no existe". Por tanto exhorto a comprarlo y leerlo.

Domingo Acevedo pone en circulación "Espejismos de Luna Llena", motivo de celebración, porque ahora el arte está entre nosotros, porque como en referencia a la Venus de Milo, indicara el camarada Lenin: "Deja de pertenecer al patrimonio de una cultura burguesa para descender a las calles y enriquecer la cultura de las masas y hasta con brazos de nuevo para empuñar un fusil si fuere necesario".




· El autor es comunicador y presidente del Círculo Cultural Alternativo (CIRCULA).
e-mail: josemarcelo@terra.com.do

ESPEJISMO DE LUNA LLENA

ESPEJISMO DE LUNA LLENA

Por Alfonso Torres

Que bueno es leer a un amigo, porque de alguna manera uno se encuentra con uno mismo, pues uno está también en el amigo; es más dulce cuando el amigo escribe bien y bueno, cuando tiene imaginación y creatividad.

Me regocijo cuando esto pasa y estoy jubiloso al tener en mis manos el libro Espejismo de luna llena, de Domingo Acevedo, un poemario desnudo, amoroso, de compromiso con la ternura y de entrega transparente; con lenguaje depurado y sobrio.

Domingo piensa como vive y vive como piensa; es un ser humano extraordinario, él se desviste para vestir el amor. Es un ser sencillo y diáfano y nos dice: nací junto al camino real, entre tiestos, conucos, carboneras y potreros.

Lo conocí en medio de las bregas políticas, construyendo utopías, despertando el sueño y colocando el sol por las madrugadas, pero jamás lo imaginé desandando en versos los caminos proletarios ni tejiendo a Marx para remendar a Lenin; y por supuesto, jamás lo pensé desnudando una flor para vestir con sus labios una mulata.

Hoy cuando tropiezo con éste su primer libro y leo la verde soledad del mundo quedó para siempre en mi corazón y entre las hojas muertas busqué desesperado el último suspiro de la vida para despertar la primavera de su sueño de silencio para que las flores no mueran jamás, es cuando comprendo que en aquél hombre de silencio y mirada campesinas, de palabras contadas, habitaba una raíz nerudiana.

En Domingo Acevedo tiene la poesía caribeña un exponente para trascender la frontera y su canto nos lleva a cultivar el pensamiento, pues se trata de una poesía trabajada, así en el siguiente texto: He visto los delfines del alba navegar en tus ojos hasta alcanzar los mares distantes del crepúsculo donde los dioses protegen la utopía para que no la roben los pescadores de sueños. Quiénes o cuáles son los delfines del alba? Cuál es la utopía? Quiénes son los pescadores de sueños?

No se trata de una metáfora intimista, del bardo enamorado, es que Domingo Acevedo trabaja la poética como Fabio Fiallo, desde la cuna del amor hasta las fibras de la patria herida y cuando dice los delfines del alba, alcanzar los mares distantes, donde los dioses protegen la utopía para que no la roben los pescadores de sueños, el autor refiere fuerzas que se imponen y abusan, atrapando los amaneceres y callando las voces de otros, matando los anhelos de otros. Está pensando en silencio en el 28 de abril del 1965.

Me alegra tanto masticar estos versos de Domingo, tan llenos de amor por el amor, por la naturaleza y por la patria. No puedo más que invitar a la lectura de Espejismo de Luna Llena.

jueves, noviembre 27, 2008

MANOS INVISIBLES


MANOS INVISIBLES

I
Manos invisibles van taponando las heridas del horizonte
Por donde se derrama la sangre luminosa de un cíclope herido
II
La tarde lentamente entierra en un cementerio de sombras
Los últimos residuos del sol
III
En el preámbulo de la noche
Un niño llora

domingo, noviembre 23, 2008

EL TIO JUAN Y EL TIO ALBERTO

Todavía el tío Juan y el tío Alberto
cabalgan paralelos hacia los pastos
de las distantes regiones del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
arrean a prisa su ganado
hacia los esplendorosos amaneceres de abril
antes que mayo con sus días fatigados bajo la lluvia los alcance
y tienda sobre el mundo su red cristalina y transparente
atrapando en sus delgados hilos de plata el curso inefable del tiempo
entumecido por el hielo reciente del invierno
que bajo el sol implacable de abril se derrite
después de un siglo de olvido
todavía el tío Juan y el tío Alberto cabalgan en el tiempo
erguidos sobre sus monturas van marcando sus huellas
sobre las horas trémulas de estos amaneceres recién hechos
de rocío y estrellas
van reventando el aire con la furia de sus foetes
cuyo sonido arrincona al ganado en un galope desenfrenado
hacia los pastos de las regiones distantes del rocío
ellos habitantes de las remotas soledades del sur
no son más que fantasmas difuminados en el tiempo
un símbolo errante de nuestro pasado
que bajo los flamboyanes florecidos
todavía se pasean por los caminos perdidos de la memoria
_________________
La paz es el derecho que tenemos todos a una vida digna.

Domingo Acevedo

domingo, noviembre 09, 2008


Evidencia

Más allá del bohío
el olor vegetal de los hornos
evidencia que el hambre ronda
los días
SIRENAS DE SAL

Malecón de eternidad que el mármol salobre de las olas oxida
mar perdido en el horizonte nebuloso de la historia
puertos abandonados en los angares del olvido
barcos hundidos en un archipiélago de sangre
sirenas de sal
piratas tuertos del corazón
fantasmas devorados por el tiempo
látigo de azúcar en la espalda mutilada del futuro
murallas de arena
ciudad atrapada entre las luces y la nostalgia
siluetas aprisionadas en la telaraña de sus miedos
edificios de humo
calles que se pierden en los oscuros laberintos de las noches
y más allá de los sueños tres puertas siempre abiertas

RAYO DE ETERNIDAD

Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
TRES PEQUEÑOS POEMAS


I
Esta tarde de invierno
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
II
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
III
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer
TRE PEQUEÑOS POEMAS


I
Esta tarde de invierno
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
II
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
III
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer

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