jueves, septiembre 16, 2010

POR EL OTRO LADO DEL CAMINO

POR EL OTRO LADO DEL CAMINO

Amanece, en el cielo las estrellas se resisten a ceder su espacio al azul intenso del limbo que las va apagando con sus manos aterciopelada, el alba borda de colores el horizonte y el canto de los pájaros es un grito de alegría en el viento. Cantan los gallos y el rocío en el pasto semeja un rosario de pequeñas diademas, que se derriten con los primeros rayos del sol.

Por el camino real, el olor a café se escurre en el viento más allá de los bohíos y los caminos se van llenando de pasos que se alejan hacia los conucos donde la esperanza florece en las batatas, los plátanos, la yuca, el maíz, los gandules y las demás especies que se cultivan en la Esperilla.

Por el otro lado del camino las vacas del tío Juan y el tío Alberto se alejan hacia las lejanas regiones del rocío y mi padre, solitario leñador se pierde entre las trocha invisibles del tiempo, hacia donde los sueños se deshacen entre las cenizas de los hornos vegetales que arden más allá del alba.

Ya amaneció, un tropel de niños solitarios se alejan alegres por el camino, hacia la única escuela del pueblo, en donde un maestro, sin más herramientas que la ternura, intenta describir con palabras el mundo de más allá de la alborada, incrédulos los niños miran con lástima al maestro que hace garabatos en la nada, tratando de dibujar máquinas increíbles, que caminan solas, que vuelan y pueden navegar por los ríos y el mar.

¿Qué es el mar profesor?
El mar, es una inmensa laguna que parece no tener fin, con peces de colores, calamares gigantes, delfines juguetones y ballenas migratorias que en las noches habitan en la luna.

¿Qué es un río profesor?
Es un largo camino de agua que lleva a ninguna parte.

Para los niños que han vivido toda su vida perdidos en su inocencia, todo lo que el maestro les decía no era más que una absurda tontería, para ellos su mundo se reducía a los conucos, los potreros y el bosque inmenso, más allá del sol no hay más que árboles y pájaros fantásticos y animales gigantescos que se tragan de un solo bocado a las personas. Por eso nos está prohibido alejarnos más allá de los límites ancestrales.

Cuando los padres se dieron cuenta de que el maestro hablaba a los niños de esas absurdas tonterías, lo echaron del pueblo, él le dijo con pena, que todo intento por silenciar la verdad era inútil, no había remedio, no tenían a donde ir, ya era demasiado tarde, la modernidad se los tragaría irremediablemente.

DOMINGO ACEVEDO.

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